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Categoría: Confesiones

Mi jefe el maduro

Quiero contarles esta riquísima experiencia que tuve con mi jefe de 60 años.
Tengo 20 años, soy color caramelo, tengo el cabello chino, tengo unas tetas enormemente deliciosas, un culo bien paradito y un cuerpo bien torneado.
Les cuento...
Conocí a Javier cuando entre a trabajar como su secretaria ya que el es contador y yo soy su auxiliar.
La verdad es siempre me han gustado mucho los hombres maduros, me excitan mucho este tipo de hombre.
Desde que empecé a trabajar con él cada vez que se me acercaba mi conchita se mojaba muchísimo con solo tener rose con el; así que cuando él se encerraba en su oficina (Ya que en el despacho sólo estábamos él y yo) me empezaba a masturbar metiéndome los dedos pensando hasta que me corria.
Un día dio la casualidad de que lleve un vestido un poco corto que tenía volado, estábamos los dos en mi escritorio y me levanté para ir al baño lo cual el me acompañó hasta las escaleras ya que el baño estaba en el segundo piso pero el no subió se queden en el primer escalón cuando noté que su mirada estaba hacia mis nalgas lo cual me excito muchísimo y me metí al baño y me masturbe metiendo los dedos hasta correrme riquísimo. Al día siguiente me atreví a llevar al trabajo un vestidito mucho más cortito debajo de mis ricas nalgas me puse una braguita chiquitita roja y entré a su oficina, le pregunté por una carpeta la cual yo sabía que estaba enfrente de su escritorio hacia abajo lo cual provocaba que yo me inclinara así que me empine permitiéndole ver mis riquísimas nalgas y mi conchita con mi braguita roja, cuando él me dice,
-Que rica tanguita te pusiste hoy, está muchísimo mejor que la de ayer
Entonces me volteé hacia él y le dije
-¿Te gusto papito? Me la puse pensando en ti, así que el me llamo y me dijo que fuera hacía él y que me sentara en sus piernas orden que obedecí como la puta caliente que era, cuando me senté me empezó a besar tan Rico que mi conchita estaba derritiéndose por sentir su vergota, y saco mis pechos y los empezó chupar tan Rico que los mordía, los lamía quería comérselos, así que me dijo,
-A ver putita ábrete quiero ver cómo te tocas cómo cuando lo haces allá abajo.
Así que me quede sorprendida pero me subí a su escritorio me abrí de piernas y comencé a tocarme enfrente de el, en ese instante él se acercó como loco y empezó a chuparme mi conchita tan rico que cuando me metió sus dedos me corri, así que el saco su vergota que estaba bastante grande y me la metió de golpe, dándome duro y riquísimo que me volví a correr pero ahora muchísimo más rico, mientras él estaba chupandome las tetas delicioso, de pronto me dijo
-Abre tu boca putita
Así que me arrodille y se la empecé a mamar hasta que se corrio en mi boca llenándome de su riquísima leche.
Después me vestí y me dio el día libre para que valla a casa a bañarme, desde entonces cogemos todos los días en la oficina tan Rico que no lo cambio por nada.

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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