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Mi jefe

Nunca me ha caido muy bien mi jefe. Aun así, creo que es el hombre con el que más sueños eróticos he tenido. Debe ser por eso que no me agarda mucho, siento una contradicción entre mi razón y mis instintos. De cualquier forma, un día tuve que quedarme trabajando hasta muy tarde, en el computador de su oficina. Él no estaba, obviamente, y yo estaba sola allí. Sólo estaba el nochero que se encuentra lejos del lugar. Alrededor de las 20:00 hrs. siento que se abre la puerta de la oficina y entra él. Me saludó con un beso en la cara y me dijo que que bueno que estuviera ahí porque él tenía, también, que quedarse trabajando hasta tarde. Entró en su oficina y no salió hasta largo rato después. Con el pretexto de ver lo que estaba escribiendo, se inclinó detrás de mí. Yo sentí su repiración muy agitada en mi cuello y por supuesto que eso hizo que me excitara bastante. Sentí como, bruscamante los líquidos comenzaron a fluir por mi vagina. Acercó sus manos a las mías me giró (las silla en que estaba era giratoria) puso mis manos en su pene (encima de su pantalón), mientras él se iba abriendo la bragueta y dejaba ver su fenomenal "aparato". Acercó mi boca a ese monumeto y me tomó las manos, sin dejar que lo tomara con ellas. A medida que se la chupaba iba creciendo de un tamaño que antes nunca había visto. Lo mamé de arriba abajo y viceversa, le chupé sus huevos y lentamente le fluía líquido que, yo, totalmente caliente tragaba. Sus quejidos eran increíbles. De pronto se detuvo para cerrar la puerta: "Para que no nos pillen infragantis" -dijo-. Me tomó y, suavemente me sacó la blusa y me chupó los pechos como un maestro. Lentamente, primero, abarcándolos todos con su lengua (debo decir que dios me dio un gran par de senos). Me mordió los pezones al mismo tiempo que me metía casi completa la mano en la vagina, que chorreaba líquidos lubricantes.
Su exitación llegóa a tanto que, violentamente, me arrancó el pantalón y con ello todo lo que seguía cubriendo mi vagina. Acercó su cara y comenzó a darme langüetazos magistrales en el clítoris, en los labios y metió su lengua dentro mío. Nos tiramos al suelo e hicimos un perfecto 69. Luego yo me puse sobre él e introduje todo su miembro en mí. Éste era tan grande y grueso que me dolió un poco y lancé un gemido potente. Parece que él se excitó tremendamente porque comenzó a levantar frenéticamente sus caderas. Acabamos juntos. Antes de que terminara de expulsar su semen, giré y lo puse sobre mis pechos para quedar bañada de su líquido. La erección no cedió en lo más mínimo. Sin consultar siquiera, me penetró por el ano (nunca lo había hecho). Comenzó a cabalgar, al mismo tiempo que me refregaba el clítoris violentamente. Yo estaba lista y dispuesta para mi segundo orgasmo y el primero prooducto de una relación anal. Cuando acabé di un grito tan grande que él, no olvidando dónde estabamos, me tapó la boca. Pero yo seguía gimiendo. Sacó el miembro de mí y lo metió en mi boca nuevamente. Se lo chupé frenéticamente. Ahora era él que gritaba. Cuando iba acabar, le mordí fuertemente el glandes y gimió profundamente. Acabó dentro de mi boca y yo disfruté plácidamente esa bebida. Nos quedamos tendidos en el suelo, preparándonos para una nueva batalla. Mi relación con él, cambió del cielo a la tierra. Ahora nos juntamos una vez por semana a disfrutar el uno del otro. Ambos tenemos pareja, que amamos, pero no podemos dejar de tener estos encuentros clandestinos llenos de placer.
Datos del Relato
  • Categoría: Varios
  • Media: 6.33
  • Votos: 30
  • Envios: 3
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