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Mi jefa esa diosa

~Me llamo Alex y trabajo en una empresa como jefe de departamento y hace unos días se presentó la nueva jefa de personal, ósea mi nueva jefa. Se llama Marta, es una mujer joven de unos treinta y cinco años, rubia, estatura media, guapa, con un cuerpo que sin ser espectacular sí que llama la atención por estar bien formado, tiene un buen culo y sobre todo un par de tetas bien puestas con un tamaño medio (yo diría que una talla 90) pero erguidas y apetecibles. Era muy simpática y enseguida hicimos buenas migas.

Cuando íbamos al gimnasio, hablábamos de todo, incluidos temas sexuales, no teníamos vergüenza y éramos muy correctos los dos. Yo no sé ella, pero a mí me ganó enseguida, la consideré una buena amiga en poco tiempo. Era una mujer genial y no entendía como estaba sin pareja, cualquier hombre con dos dedos de frente la querría como pareja, si era un bombón?? y encima muy lista e inteligente.

Pero un día:

Habíamos estado haciendo deporte y al terminar nos dirigimos a las duchas, yo, comprobé que en el vestuario masculino no había agua, estaba cortada por avería. Después de estar un rato pensando que hacer, decidí entrar en el vestuario femenino y ver si Marta había terminado para que me dejara ducharme allí. Llame a la puerta y no me contestó nadie, entré despacio y llamé a Marta pero el vestuario era grande y con el ruido del agua no me oyó. Noté que al fondo del mismo había una ducha abierta y supuse que ahí estaba Marta.

Me adentré en el vestuario y observé que Marta había dejado la ropa usada en el suelo y que encima de un banco tenía la ropa que pensaba ponerse y rápidamente vi su ropa interior, era de color rojo, la braguita parecía de licra y el sujetador era de esos que tienen encajes y transparencias para mostrar esos ricos pezones. Por cierto los de Marta son pequeños y cuando se ponen duros son una delicia para la vista.

Estaba en medio de ese vestuario y no sabía qué hacer, si salir y esperar o adentrarme un poco más y arriesgarme a ser pillado por Marta, lo cual supondría un duro revés a nuestra amistad, pero como estaba súper excitado decidí avanzar más. Yo iba con un pantalón corto de deporte que apenas podía contener mi polla, si Marta salía de la ducha y me pillaba así tendría problemas.

Al acercarme más me di cuenta de que había dejado un poco abierta la puerta de la ducha y si me colocaba bien, podía observarla sin ser visto, cosa que hice y pude contemplar ese culo tan apetitoso puesto que estaba de espaldas.

Yo ya no aguantaba más y me saque la polla del pantalón y empecé un lento vaivén, mi capullo quedó libre y empezó a crecer ante tanto deseo, ella mientras tanto seguía de espaldas dejando correr el agua por toda su piel, pero una cosa me llamó la atención, tenía una mano en la entrepierna y la estaba moviendo, eso me hizo pensar que se estaba masturbando.

Se dio la vuelta y me di cuenta de lo buena que estaba, tenía unas tetas que ya quisieran muchas chicas de veinte años, eran perfectas tenían un tamaño ideal para cógelas con una mano y llevarse a la boca esos pezones rosados que en aquel momento estaban tan duros, el pubis lo tenía arreglado sin llegar a estar totalmente depilado , del cual sobresalían unos labios que pedían a gritos que alguien se los llevara a la boca y también pude ver como se tocaba el clítoris con un dedo y luego se introducía dos en su vagina, lo hacía con los ojos cerrados y mordiéndose el labio, se notaba que estaba tan excitada como yo. Primero lo hacía despacio, pero según avanzaba su deseo lo hacía frenéticamente, hasta que un arqueamiento de su espalda y un gemido que no pudo contener, anunciaba un tremendo orgasmo y pude ver como se corrió abundantemente, chorros de sus jugos más íntimos salían de forma incontrolada y lo que más me sorprendió fue que de sus labios saliera mi nombre.

Yo salí con la polla llena de líquido , estaba empapado, no faltaba nada para que me corriera, solo con pensar lo que había dicho Marta me volvía loco de excitación.

Cuál fue mi sorpresa cuando al entrar en mi vestuario de un grifo empezó a caer agua, alguien lo había dejado abierto, así pues, me fui a duchar.

Al entrar en la ducha deje la puerta entreabierta, ya que, a esas horas no entraba nadie, deje correr el agua y comencé a ducharme aunque ya había decidido que me iba a masturbar, lo haría pensando en Marta, pensando en lo buena que estaba, en cómo se había masturbado, en cómo me había nombrado en el momento del orgasmo, en cómo se había corrido, me iba a masturbar pensando en ella. Tenía la polla en todo mi esplendor. Empecé el movimiento, ya estaba lubricada, lo cual facilitaba el roce y en mi cabeza ya solo había sitio para Marta, era cuestión de minutos que llegara el orgasmo.

De repente oí un ruido, no muy fuerte, me pareció una puerta y me mantuve alerta, solo faltaba que entrara algún compañero y me viera así. Pero cuál fue mi sorpresa al ver la silueta de Marta a través de un espejo, había entrado en mi vestuario y se acercaba sigilosa a mi ducha aunque se mantenía a cierta distancia, vi perfectamente cómo se colocaba detrás de una columna pero a través del espejo podía verme claramente.

Entonces, me di la vuelta para que pudiera verme de frente y sin mirarla para no delatarme comencé la masturbación, como sabía que me estaba mirando me lo tomé con calma, subía y bajaba el prepucio lentamente, dejando el capullo al descubierto.

Mi polla tenía un grosor y una longitud un poco más grande de lo habitual, tenerla a ella mirando era un aliciente y cuando ya estaba seguro de que no perdía detalle, cerré los ojos y empecé a susurrar su nombre: Marta, que buena estás!, te follaría una y mil veces, me correría en tu boca, me encantaría metértela por ese culito que tienes!, déjame correrme en tus tetas!. Marta córrete en mi boca!, me dejarás comerme tu clítoris Marta?. Y esas tetas Marta, las puedo chupar?

No aguantaría mucho, me gustaría hacérselo todo y sabiendo que estaba allí, era demasiado para mí, hacía mucho tiempo que no me corría y sabía que la corrida sería abundante, me gire un poco para no mancharlo todo y pensando en que me corría en sus tetas, eyaculé como nunca lo había hecho, salían chorros de semen una y otra vez, lo puse todo perdido pensando que podía haberme corrido de verdad encima de Marta, donde ella hubiera querido, dentro de su coñito, quizás dentro de su culito, en su boca, en sus pechos, etc.

Lo poco que pude y quise ver, a través del espejo, fue la cara de Marta cuando eyaculé, era una mezcla de susto, deseo, ansia, vicio…

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