MI INICIO AL EXHIBICIONISMO
Soy una mujer muy afortunada pues estoy casada con un hombre estupendo comprensivo y que además está muy bueno. Yo tengo 38 años muy bien llevados, Soy Andaluza, mi marido dice que soy muy guapa, alta, morenaza de melena larga y rizada, con unos pechos naturales bastante grandes, largas piernas, muslazos increíbles y un culo de infarto, brasileño y respingón. Para que os hagáis una idea mi esposo me compara con la heroína del comic erótico DRUUNA dice que tengo bastante parecido físico, ya podéis tener una idea de cómo soy.
Me considero buena profesional en mi trabajo y estar al día a pesar de los muchos títulos que poseo siempre requiere estar aprendiendo algún curso nuevo.
Mi esposo y yo disfrutamos de muy buena comunicación, pues nos contamos casi todo ya que no es celoso la confianza es mutua por ese motivo puedo contaros mi morbosa experiencia con su consentimiento pues él está al corriente de todo y disfruta mucho.
Ocurrió la semana pasada, en la academia de quiromasaje a la que asisto. La clase estaba bien concurrida, 16 alumnos casi todo mujeres, pero 4 chicos jóvenes, además del profesor, un hombre bastante serio en su trabajo.-
El profesor solicitó como de costumbre un cuerpo para realizar los temas de masaje y estiramientos que se debían tratar. Como suele ocurrir no se ofrecía nadie debido al reparo al ser la mayoría mujeres. Me fastidia mucho que ocurra esto y vayan de puritanas. Ya que suelo ser muy lanzada y nada retraída, y mejor así ¡La verdad! A mi esposo le encanta le gusta que sea más bien fresca, y lo soy ¡Vaya si lo soy! me encanta que ser así de golfilla, es más mi esposo me incita a que sea mucho mas dice que a ver si así se despierta y exploto mi lado súpergolfo pues cualidades no me faltan. Sería para los dos muy morboso y excitante.
Bueno, al tema, Sin pensarlo dos veces me ofrecí y sin ningún reparo me desnudé delante de todos, ante la perplejidad de los asistentes. Quedando solo un minúsculo tanga negro me tumbé en la camilla con una toalla pequeña cubriéndome las tetas.
Después de varios minutos de masaje y explicaciones, el profesor iba con bastante cuidado por la zona de las tetas, tapadas con la toalla para no hacerme sentir incomoda, ¡Nada más lejos de la realidad! Al percatarse de la limitación del profesor, firmemente y sin vergüenza quité la toalla sobre mis grades tetas para que pueda trabajar mejor, quedando al descubierto debido a la diferencia de temperatura mis tiesos y grandes pezones.
Ante el nerviosismo del profesor lo tranquilicé, diciendo sin reparos que no hay problema, adelante con la clase. Ahora sí que podía el profesor masajear sin contratiempos.
Después de varios masajes sobre mis tetas y estiramientos de la parte superior, seguí las instrucciones del profesor, me situé de espaldas y en cuclillas, sobre la camilla y flexionaba el tronco abajo estirando los brazos al frente, estirando todos los músculos de mi espalda y mis glúteos, permitiendo así que mis tetas al colgar y presionar sobre la camilla sobresalieran en gran parte por los lados. Al mismo tiempo que se elevaban y abrían mis nalgas de mi moreno culazo.
A parte del profesor, nadie hablaba, el silencio era total. Después de varias explicaciones sobre los estiramientos y músculos implicados de las que ningún tío seguro ni se enteró, pues ya debían estar todos con la poya a reventar.
Dándome de nuevo la vuelta sobre la camilla el profesor llego a la parte inferior, mis piernas. Soy muy flexible debido al ejercicio que con frecuencia realizo. El profesor ya entusiasmado y con toda confianza sobaba y masajeaba, estirando, abriendo a tope mis muslos, estirado mis músculos abductores al máximo, abriendo mis piernas totalmente dejando en primer plano el diminuto tanga que apenas podía contener mis abultados y carnosos labios de mi coño depilado que fácilmente se percibía a través de la fina tela .Nadie habla el silencio continua. El espectáculo está servido. Allí estaba yo de golfa, abierta a tope de piernas exhibiéndome delante de varias personas 5 de ellos tíos, ¡seguro que babeaban!, sus poyas deberían estar a punto de estallar, ¡que morbo!.
Seguro que todos se masturbaron después del espectáculo y creo que continuaran así por mucho. En fin, después de haber contado todo a mi marido pues se que le excitan mucho estas historias mías no pudo hacer otra cosa que follarme en la mesa de la cocina, abierta de piernas, tal cual le explicaba, aunque no me duró nada debido al re calentón, joder ¡Menuda corrida pegó.!
PD: El golfo de mi marido dice que vez que le da vueltas al asunto y recuerda el tema siempre acaba de la misma forma, cascándosela.
Un beso
Druuna.-