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Mi historia con el joven Javier - 2ª parte

Mi historia con el joven Javier  - 2ª parte (Continuación de Hace tiempo me puso los cuernos)



 



Tras mi primer encuentro, fuera del prostíbulo con Javier, quedamos para el día siguiente a las 7,30 de la tarde, como ya saben había arreglado que mi hijo se quedara a dormir en casa de su amigo Alberto y de esta forma  (si llegaba el caso) poder pasar toda la noche con Javier. En esta ocasión sí le quería poner a cien al chico y estar juntos haciendo el amor, para ello quería provocarle y ponerle muy caliente.



A las 6 de la tarde comencé a prepararme, me puse de ropa interior un conjunto negro de encaje y transparente y para resaltar más mi cuerpo una talla 95, prácticamente dos tallas más pequeñas que la actual mía, mis braguitas al ser pequeñas a parte de transparentarse toda mi raja me la apretaban apareciendo dibujada en ella, por los lados y por la parte de arriba se me salían parte de mi pelambrera lo que me hacía más provocativa y guarra. El sujetador  al ser más pequeño me realzaba mis pechos, teniendo prácticamente la mitad de ellos fuera de las copas del sujetador y por la parte de debajo de la copa también se me salía algo mis pechos, la parte donde estaba mis pezones al ser transparente no ocultaban nada con lo que se me podía ver toda la aureola de los mismos, realmente era mu sexi y excitante.



Encima y dado que a final de Mayo, ya hacía calor, me puse una faldita ni corta ni larga (quería insinuarme pero a la vez parecer una señora) quedándome su parte inferior como a unos 15 centímetros por encima de mis rodillas y con una abertura que montaba una parte de la raja en la otra, abotonada al final de esta abertura con un botón (así cuando me sentara se abriría y podría verse si me hacía la tonta bastante arriba e incluso quizás mis bragas). El atuendo lo finalizaba en la parte superior de mi cuerpo con una blusa negra de gasa semitransparente, que insinuaba pero no enseñaba nada, (dando lugar a la imaginación de cada uno), dejándome los tres botones últimos desabrochados.



Me mire al espejo y me vi perfecta, creo que a mi joven amante le gustaría y le aumentarían las ganas de tenerme entre sus brazos.



A las 7,00 de la tarde cogí mi coche y me dirigí hacía su casa en Alcobendas.



Al llegar, aparque el coche a unos 100 metros del portal de su casa y fui andando, al llegar miré el reloj eran las 7,40, me había retrasado 10 minutos de la hora acordada (lo había hecho a costa) con el fin de que se impacientara y así le entraran más ganas de verme. Toque el portero, y al poco oí su voz:



“Si ¿quién es?



Le conteste:



“Soy yo, Esperanza, me abres”



Apretó el botón y el portal se abrió, subí a su piso y no me dio ni tiempo a tocar el timbre, ya me estaba esperando en la puerta. Entramos y lo primero que hizo, tras cerrar la puerta fue apoyarme contra ella y darme un beso ,en toda mi boca, de campeonato, (prácticamente me quedo sin respiración) al que yo le correspondí con todas mis ganas, así estuvimos un ratito dándonos nuestras lenguas y recorriendo nuestras manos por todo nuestros cuerpos.



Tras deshacernos de nuestro morreo, agarrados de la cintura pasamos al salón donde sentándonos juntos en el sofá, lo primero que hizo fue preguntarme:



“¿Has arreglado lo de tú hijo, té podrás quedar esta noche conmigo?



Le contesto:



“ Pues….., ¿tú qué crees?, no , no me ha sido posible”



Le mentí, para ver que me decía. Entonces me contesta:



“Joder, que pena, con las ganas que tengo de estar contigo y sobre todo de pasar una noche abrazándote, amándote, haciendo el amor, pero bueno otra vez tendremos más suerte. Ya que no va a poder ser hoy no quiero perder tiempo aprovechemos el tiempo”



Entonces le digo:



“No seas tonto, ha sido una broma, si, si lo he arreglado dormirá en casa de su amigo Alberto, así que tengo todo el tiempo que tú quieras para estar contigo, por eso no tengas prisas las cosas todas a su tiempo y saboreándolas”



Cuando decía esto me di cuenta que mi falda al sentarme se me había abierto y dejaba ver parte de mis muslos y el comienzo de mis bragas, precisamente la zona que tapaba mi coñito. Y la blusa si me agachaba un poquito hacía delante o me giraba mostraba bastante de mis tetas. El se debió de dar cuenta porque le mire hacia su entrepierna y ya mostraba un buen bulto. Se me olvido deciros que él solamente llevaba un pantalón corto de deporte y una camiseta, por lo que su sexo era fácil apreciarle bajo su pantalón y más si estaba tan caliente como parecía.



Él a oír esto me cogió mi cara y dándome un beso me dijo:



“Que mala eres, ya pensé que era verdad y no podría tenerte toda la noche”



A la vez que me daba el beso deslizó su mano derecha hacía mis piernas y con su palma fue acariciando todo mi muslo hasta llegar a mis bragas, pasando sus manos por encima de ella notando toda la forma de mi raja (dado la estrechez de las bragas), me pasaba una y otra vez su mano por ella, apretando y acariciando mi rajita con su dedo índice, como insinuando que me lo metía, así estuvo un rato ( me estaba calentando y no quería, quería ser yo la que controlara en todo momento la situación) y al tratar de meterlo por dentro de las bragas, le agarre la mano y le dije:



“Espera un momento, no tengas prisa, tenemos mucho tiempo, la noche es larga, tranquilo”



Le aparte un poco de mí y le hice que se recostara al respaldo del sofá, después le fui pasando mi mano por encima de la camiseta por todo su torso y pecho deteniéndome un poquito y jugueteando con sus pequeños pezones, después baje la mano y la metí bajo la camiseta haciendo la misma operación que antes, pero esta vez ya directamente en sus carnes. Notaba como se le aceleraba la respiración y mirando de reojo a su entrepierna veía como él bulto que formaba su miembro se iba haciendo cada vez mayor. Le pregunté:



“Te gusta, quieres que siga….”



Me contesta:



“Si me gusta, continua no pares, quiero que hoy me enseñes muchas cosas y esto que me haces me está encantando”



Cojo la parte inferior de su camiseta y se la subo hacía arriba, sacándosela por su cabeza y dejándole todo su torso desnudo. Reanudo de nuevo mis caricias por su pecho y acerco mi boca al mismo y comienzo a darle pequeños besos por todo él, al llegar a sus pezones se los chupo con mi lengua y juego un rato con ellos, esto parece gustarle, siento como se estremece. Entonces sin dejarle de besar y lamer sus tetillas bajo una de mis manos hasta el bulto que se marca en su entrepierna y comienzo a acariciársele, noto el tamaño y grosor de su pene, duro tieso y caliente, se lo manoseo una y otra vez, insinuó como si fuera a meter mi mano dentro pero cuando retiro un poco el elástico de su pantalón de deportes le dejo y vuelvo a pasar la mano por encima del mismo, en una de las pasadas noto que esta húmeda la tela del mismo, miro y veo una mancha de humedad en el pantalón, le  empiezo  a  sentir excitado y vuelvo a preguntar :



“-¿Té gusta cariño? ¡Cómo noto tu polla! Debes de estar muy caliente.”



Le oigo decir:



“Si, siii, sigue así que gusto que placer me das, aaahaaa….”



El aprovecha y me comienza a acariciar mi espalda y va pasando su mano hacía mi parte delantera, pasando su mano por encima de mis pechos, sobre todo por la parte libre del sujetador, el cabrón del niño me está comenzando a calentar , noto la humedad que comienza en mis entrañas, noto como se me humedece el coño. Le dejo unos momentos más y cuando se dirige hacía mis piernas  le digo:



“Oh, cachorro mío, acaríciame mis piernas, no dejes de acariciar mis muslos…sube hacia arriba y tócame mi coño. ¡Me estás poniendo cachonda perdida!”



El comienza a manosearme todo mi muslo y como le he dicho a tocarme mi coño, se le nota su poca experiencia pues aprieta mi almeja demasiado, entonces le digo:



“Despacio, suave, cariño, pasa tu mano suave y juega con tu dedo sobre mi raja por encima de mis bragas, a las mujeres no nos gusta que nos traten con brusquedad (aunque en algunas ocasiones nos excite esa forma de trato), acaricia mi clítoris, me está empezando a gustar, sigue así, así cariño, aprende a tocar y calentar a una mujer, poco a poco”



Yo a la vez que le digo esto, le saco su polla de su pantalón, es hermosa, dura tiesa , se nota que está a tope, es una preciosidad de 23 centímetros de larga por 6 de ancha (y el chaval todavía está desarrollándose, es decir que a lo mejor dentro de dos o tres años solamente siguiendo el curso de la naturaleza le aumenta de tamaño), le comienzo a deslizar mi mano arriba y abajo con una de mis manos a la vez que con la otra le sigo acariciando todo su cuerpo. Acerco mi boca a su falo, le voy dando lamidas todo lo largo de él para al llegar a su capullo deleitarme acariciándole la parte de su punta. Me la meto en mi boca, la entro y la saco, paro un momento y le pregunto:



“¿Te gusta, sigo o paro, dímelo tú, cariño ¿Quieres que tú leona siga  mamándote tu pollita? ¿dime quieres o no?.”



El contesta, muy excitado:



“Síiii, si iiiii quiero, no pares cariño, no pares, me gusta, me encanta, sigueeee”



Yo le contesto:



“Si mi amor, siii, pero tú no dejes de sobarme mi coño ni mis pechos, me excita y me estas poniendo muy caliente, siiiii….ohooo, asíiiiii, muy bien sigue asiiiii”



Diciéndole esto de nuevo me meto su polla en mi boca y comienzo un mete y saca como si me follara la boca, noto que se tensa y como me aprieta mis pechos y sobre todo mi almeja, el no aguanta más y le está viniendo su orgasmo, de pronto le oigo decir:



“Oohhoo, sigue , sigue no pares soooo puuutaaaaa que bien me lo haces, que placereeeee…..me corrroooooohooo, no aguanto másssss  toma tragaaaaa todoooooo es tuyo ooooooo que placereee, que gustooooo”



Yo noto como me va llenando mi boca de su esperma, me lo voy tragando, pero es tal la cantidad que no puedo y me empieza a salir por la comisura de mis labios, esto me calienta muchísimo, su corrida me ha puesto a cien, ahora soy yo la que estoy como un volcán. El deja de tocarme mi cuerpo y se deja caer hacía atrás en el sofá. Yo cojo me levanto y sentándome a su lado, le dejo descansar unos minutos, mientras para no enfriarme comienzo a masturbarme. Cuando ya le veo más tranquilo y relajado le digo:



“Javier, por favor, yo te he hecho disfrutar a ti, ahora hazme disfrutar tú a mí. Como ahora estoy haciendo de tú profesora, es conveniente que sepas que cuando estés con una mujer una vez que has conseguido tu placer no debes dejarla a ella a media, tienes que procurar hacerla llegar a ella también a su orgasmo, de esa forma serás un buen amante. Y dicho esto por favor, quiero que me hagas correrme chupándome mi coño, pero sin quitarme las bragas. Sepáralas y con tú lengua comienza a comerte mi almeja, por favor que ya no aguanto más, además como me dijiste en la casa de putas, te gusta saborear el sabor de mi coño y el olor del mismo”



Entonces, me abro bien de piernas, me subo mi falda hasta mi barriga dejando al descubierto mis bragas (ya todas mojadas y marcándome mi almeja). El se arrodilla entre mis piernas y con sus manos separa hacía un lado mis bragas, acerca su boca a mi coño y comienza a pasar su lengua a lo largo de toda mi raja, sube una y otra vez de arriba abajo, me gusta, me está calentando, pero no para lo suficiente en mi clítoris por eso le digo:



“Javier, lo estás haciendo muy bien, pero cuando subas a la altura de mi clítoris, entretente un rato en él, succiónamelo, pasa tu lengua por él unas veces deprisa otras me lo haces más despacio a la vez que absorbes de él hacía dentro de ti, esto gusta mucho a las mujeres y las haces llegar al séptimo cielo”



El me hace caso y comienza a poner en práctica mis indicaciones, es un buen alumno, pues en poco tiempo me está haciendo ver el cielo, es maravilloso que artista es con su lengua, que bien me la mama, como me come mi breva toda mojada, estoy soltando muchos jugos, parece como si me estuviera meando, el no se retira se los traga, se ve que le gusta su sabor,  y continua con su caricia bucal, estoy a punto de llegar, le sujeto la cabeza, se la aprieto contra mi sexo y me empiezo a correr , enlazo un orgasmo con otro a la vez que empiezo a lanzar gritos y palabras de placer:



“Aahaaaa, aaasiiii, que bien lo haces, como haces llegar a esta madura al cielooooo, no pares sigueeee me corrooooo…..ooohooooo, no puedo más , no pareseess…eesss, te gusta la coooññaaaa de esta putaaa, soyyyy  tu putaaaaa no pareesss cabroooonnnnn…….”



Al terminar mi corrida, le suelto su cabeza que le había estado sujetando para que no me dejara de lamer, me tiro hacía atrás y cogiéndole de su mano le hago sentar a mi lado y le doy un morreo en su boca, saboreando su lengua y su cavidad bucal con el sabor de mi corrida. Después le pregunto:



“¿Te ha gustado? ¿Has disfrutado?, ¿has cogido buena nota de cómo se hace?.



El acariciando mi cara y mis pechos me contesta.



“Si mi amor ha sido fantástico, me has hecho disfrutar como nunca lo había hecho, eres la mejor profesora del mundo, me gusta cómo me estas enseñando y sí, si tomo buena nota de todo. Ya verás como las próximas veces a medida que me vayas enseñando cosas nuevas no vas a necesitar repetírmelas, te voy hacer llegar, como tú dices al séptimo cielo”



Oído esto, le digo:



“Son las 10,00 de la noche Javier, ¿Qué tienes pensado que hagamos? ¿Salimos a cenar? O has pensado que preparemos algo aquí y después …..seguimos , o…… quieres que me marche ya?”



El me contesta:



“Lo que tú quieras, aunque yo preferiría preparar algo aquí y después….. de marchar nada, seguir con lo nuestro, esta noche es nuestra”.



Entonces cogiéndole de la mano le dije:



“Bueno llévame a la cocina, a ver que tienes y que podemos preparar”



Nos dirigimos a la cocina, me saco un poco de todo  y me puse a preparar una cena con lo poco que tenía en el frigorífico. Mientras lo preparaba estuvimos hablando, me dijo que para el 10 ó 15 de Junio acabaría el curso y que se tendría que marchar todo el verano a su pueblo, que eso le entristecía mucho, ahora que estaba conmigo y que le gustaría quedarse y estar juntos antes de irse, pero que no podía quedarse porque entonces sus padres empezarían a preguntarle cosas y a lo mejor estropeaba el poder estar junto el curso siguiente. Que prefería sacrificarse un mes o dos y tener todo el curso siguiente solo para nosotros. Que no obstante procuraría ver si se podía escapar algunos días al medio. Y que si así era, me lo haría saber para que yo tuviera tiempo de preparar mi estrategia para poder estar juntos. El piso no lo dejaba, pues lo habían alquilado por año y lo iría renovando el alquiler, si todo iba bien hasta que él acabara la carrera.



Yo le dije:



“No te preocupes Javier, veras que pronto pasa el verano y volvemos a estar juntos. No sé si en estas dos semanas que faltan para que te vaya voy a poder tener algún día libre para vernos, (no le mentía, pues tenía trabajo precisamente esas dos semanas en casa de Marisa, ya no solo de puta sino que tenía que gravar dos películas. Las historias en casa de Marisa ya os la contare en otras entregas que dedicaré solamente a mi etapa que ejercí de prostituta y rodé películas porno en esta casa, no quería que Javier supiera que seguía ejerciendo el oficio más viejo del mundo, pues el chico me interesaba y como tenía pensado dejar de practicarlo cuando acabara mi compromiso con Marisa , mejor si no se enteraba), la verdad es que me encantaría, pero por si acaso eso no es posible quiero que esta noche sea inolvidable”.



Mientras se hacía la cena, le dije:



“Como quieres que cenemos, como estamos (es decir vestidos.-el con su camiseta y su pantalón de deportes – y yo como había venido de casa) o más cómodos”



El me dijo:



“Mas cómodos, quiero verte como dios te trajo al mundo, monumento de mujer”



Al oír esto, yo comencé hacerle un estriptis particular. Comencé a moverme insinuante, lleve mis manos al botón de mi falda y desabrochándola, la deje que fuera cayendo lentamente, apareciendo todas mis piernas desnudas y mis bragas transparentes de encaje negras, donde se me veía y se  dibujaba en relieve toda mi raja  (por la estrechez de las bragas me marcaba todo) y se veían los pelos sobrantes de mi pelambrera que salían por los laterales de mis bragas y por la parte superior de las mismas. Entonces paré y le pregunté:



“Javier, tengo una curiosidad y quiero que me la conteste, pues haré lo que a ti más te guste. Que te gusta más que me corte la pelambrera de mi coño y este lo tenga con poco pelo o incluso afeitado y lo mismo de mis axilas o que siga como lo tengo ahora”



El me dijo:



“Mira Esperanza, a mi me gusta mucho como lo tienes ahora, me han excitado siempre las mujeres con bastante pelo en su sexo y sobre todo en sus axilas, pero si a ti no te gusta o no estás a gusto con ello, no me importa si te lo quitas, yo lo que quiero es estar contigo y tenerte”



Yo le contesté:



“Si es verdad que te excita verme con la pelambrera de mi sexo bien cuajada y mis axilas o sobacos con pelos, me los dejaré para darte gusto a ti. Pero este verano aprovecharé ya que tú no estás, para depilarme las axilas y cortarme un poco los pelos del coño, por si voy a la piscina o playa que no se me salgan por el bañador, no quiero llamar la atención y me trate de guarra”.



Dicho esto continúe con mi estriptis, me fui desabrochando poco a poco lo botones de mi blusa que me quedaban, dándome la vuelta me la fui bajando por mi espalda, hasta que al llegar a la altura del comienzo de mi culo, deje caer la prenda. A él se notaba que le estaba gustando, pues se notaba que se estaba de nuevo calentando al ir aumentándole el bulto bajo su pantalón. El me seguía mirando y se quito su camiseta dejando su torso desnudo y me decía:



“Sigue, que me está gustando”



Yo entonces le digo:



“Perdona, tengo que dejarlo, la cena ya está y si tardamos más se nos va a quemar lo poco que tenemos”



No quería estar desnuda completamente cenando, pues estaba segura que le excitaría más verme y desearme como estaba, con mi ropa interior, que insinuaba y casi mostraba todo aunque se viera a través de la transparencia, eso excita más a cualquier hombre que mostrarte desnuda del todo.



Preparamos la mesa (una mesa pequeña de cocina) y coloqué la cena en medio de ella. Nos servimos y nos sentamos uno frente al otro. Comenzamos a comer y le pregunto:



“¿Te gusta lo que he preparado?



El me contesta:



“Está muy bueno, guisas muy bien”



Y yo le digo:



¿O te gusta quizás más esto?”



Al decir esto atravieso mi pierna por debajo de la mesa y con mi pie descalzo le empiezo a pasar por encima de su pantalón, masajeándole su polla. Así sigo un rato, hasta que la deslizo por lo largo del interior de su muslo para después meterlo entre el hueco que deja su pantalón y su muslo y llegar con los dedos de mi piel a tocar su polla. Entonces el contestando a mi pregunta dice:



“Esto también me gusta mucho “



Entonces imitándome, se descalza y hace lo mismo que yo, primero a lo largo de todas mis piernas, para entretenerse encima de mis bragas a la altura de mi raja, frotándome su pie una y otra vez hasta ponerme caliente. Abandona esta posición e igual que había hecho yo mete los dedos de su piel entre la braga y mi cuerpo llegando hasta mi raja, donde con mucho arte va metiendo poco a poco el dedo gordo de su piel que me invade la zona más intima de mi cuerpo. Esto me está comenzando a calentar, entonces él me pregunta:



“¿Y a ti te gusta? ¿Aprendo pronto o no?



Y mirándome con una picara sonrisa, sigue hurgando en mi coño con su dedo gordo y yo hago lo mismo con mi pie en su polla. Esto nos está calentando a los dos, yo noto su polla cada vez más grande y noto (y supongo que él lo siente) como mi coño se va mojando y como fluyen mis jugos a medida que él me sigue masturbando con su pie. Dado nuestro estado nos comemos la cena con unas ganas devoradoras, más que por hambre por las ganas de acabar cuanto antes para poder disfrutar de nuevo uno del otro.



Cuando acabamos la cena y ya más calientes que un horno ambos, nos levantamos para retirar la mesa, lo dejamos en el fregadero y solamente dejarlo, me vuelvo hacía él y le pego un morreo de campeonato, al abrazarle contra mi cuerpo, siento en mi bajo vientre su polla dura que me roza  y con disimulo se la coloco para que roce mi sexo por encima de mis bragas. Pego mis pechos a su torso desnudo para que él pueda sentir mis pechos y pezones endurecidos por mi calentura, me restriego sobre él, quiero que nos calentemos cuanto más mejor, quiero tenerlo a tope y que él me tenga a mi salida perdida, quiero hacer locuras con este joven casi niño.



Entonces le digo:



“¿Tienes ganas?, ¿me deseas?, ¿quiere que sigamos la clase?”



El me contesta:



“Si mi amor, estoy muy caliente, quiero poseerte, quiero que me enseñes como se trata a una mujer en la cama. Quiero demostrarte que aprendí bien la lección que me distes cuando te visite a casa de Marisa y estabas de puta. Me vuelves loco Esperanza,  sabes que me gustas mucho y que las maduras como tú me encantan, yo sé que tu coño está también hirviendo y que como la gallina vieja estas fabricando en el interior de él el mejor caldo que se pueda probar en el mundo”.



Entonces le cojo de la mano y le digo:



“Tienes razón, me tienes como un volcán y tú también estas que arde, vamos a tú cama”.



 Yo quería seguí llevando la batuta de la situación y con lo caliente que me tenía y conociéndome dudaba de poder conseguirlo, entonces le dije al llegar a la habitación:



“Donde está el cuarto de baño, necesito ir a él, tú espérame, no tardo. No te arrepentirás de la espera, te prometo una noche maravillosa”



Fui al servicio al entrar comprobé algo que me sospechaba cuando estaba abrazada hacía un momento a Javier. Me bajé la braga y al despegarla de  mi pubis noté la humedad que, ya incluso por fuera de la prenda, traspasaba. Me apoye en la pared y allí me masturbé de forma desesperada, bruscamente, desesperadamente, de pie, con mis bragas bajadas, sacado por un pie, y mis tetas aprisionadas en mi sujetador el cual por mi calentura me oprimía y cogí y me las saque fuera de las copa del mismo. Amasando mi clítoris, llevando al máximo el ritmo, no tardé ni tres minutos en correrme brutalmente, sacando la lengua al aire, la cabeza alzada, faltándome el aire.



Aún con la respiración entrecortada, tomé un trozo de papel, y limpié como pude los flujos que se habían desbordado de mi vagina. Me subí de nuevo mis bragas y entre mis pechos en las cazoletas del sujetador y salí ya más tranquila, con la cabeza más serena para poder manejar y llevar la situación al terreno que yo quisiera, pues sabía que con lo caliente que le había dejado en su habitación podría manejar a Javier a mi gusto.



Me encaminé hacia la habitación donde me esperaba mi joven amante. Al entrar a la pieza lo vi acariciándose su pene, se sorprendió dejo de meneársela y se la volvió a meter en su pantalón. Entonces le dije:



“Javier, no te asustes ni te cortes, si ya nos lo hemos visto y hemos hecho esas cosas y mejores juntos en otras ocasiones,  conmigo vas aprender lo que es el sexo. Vas a ver que es mucho más divertido que masturbarse”.



 



Me acerque a él y dándole un beso en los labios manejando la situación, le metí la lengua en su boca mientras le  susurraba:



 



“Tranquilo, esto no va a doler. Déjate llevar y disfrútalo”



 



Le saque su pantalón de deportes, pasando mis  manos por su espalda. El seguía inmóvil, sin poder hablar. Le acabe de bajar el pantalón, y al cogerlo para dejarlo lo noté que estaba todo mojado. Estaba manchado por un gran chorro de semen, seguramente de cuando estuvimos jugando en la cena o de cuando estuvimos abrazados antes de ir al cuarto. Entonces le dije:



“ Mmmm, espero que te quede un poco más”.



 



Mi  mano le agarró sus testículos masajeándoselos,  él estaba inmóvil, sin poder moverse, como una estatua, de la tensión que le producía el placer. Me separé  de él, y llevándolo a la cama  le tendí  en ella y le dije:.



 



“A ver, vamos a pajearte. Te gusta?



Y comencé a masturbarle despacio. Su mano derecha se movió hasta mi  hombro, y fue bajando lentamente hasta tocar mi pezón por encima de mi sujetador. Se me puso  duro mi pezón, casi muero con el contacto. Mis aureolas grandes le miraban como dos ojazos, me volvió a tocar, y entonces yo suspire diciéndole:



 



“ Mmmm, eso me gusta, tócalos, despacio…así”



 



Mientras, mi mano le pajeaba pasando de su pene a sus testículos, se le notaba que  sentía un gran ardor, estaba a punto de correrse, explotó, su leche brotaba como una fuente. Yo entonces me incliné, abrí la boca y me bebí con un deleite como nunca había tenido toda su corrida. Entonces le dije:



 



“Por Dios Javier, estás muy caliente, y tienes mucha leche dentro que hay que sacar. Ahora voy a mostrarte mi sexo, para que aprendas cómo nos gusta a las mujeres que nos toquen”.



 



Nos sentamos en el borde de la cama, me recosté de espalda y bajando mis bragas me las quité. Abrí mis piernas y dejé a la vista mi estrecha vagina (aunque ya no era la de antes de comenzar a estar con Carlos y ser pupila de la casa de putas de Marisa, esto había hecho que se hiciera un poco más grande, pero aun seguías siendo estrechita), rodeada de una inmensa maraña de pelos oscuro. Tomé su mano y comencé  frotarla por encima de mis  labios vaginales, despacio de arriba abajo. El podía sentir la humedad de aquella chocha de mujer experimentada, que estaba deseando sentirle dentro, pero que quería enseñar a este niño como se debe tratar a una mujer para hacerla disfrutar. Si no hubiera sido por la masturbación que me hice en el servicio no hubiera podido aguantar y le hubiera hecho que me poseyera en ese momento perdiendo todos mis papeles y el disfrute de ver como de nuevo nos deseábamos y hacer que llegáramos a alcanzar (dosificando nuestras calenturas) el máximo placer. Yo guiaba su mano muy despacio y le decía:



 



“¿Te gusta? ahora mete tu dedo. Despacio, mmmm, así, sí, mete dos dedos. Vamos, mete y saca, eso, eso es asiiiii”.



 



El se  dejaba llevar, estaba masturbándome, sus dedos podían sentir mis flujos, yo me retorcía, me deleitaba. Abrí más mi vagina con mis manos y le dejé a la vista un hermoso botón hinchado, rosado como un pequeño pene, era mi clítoris, diciéndole:



 



-“Lo ves, tócalo, frótalo, mmmm ahhhh, así, increíble, arrodíllate y bésame la chocha. Deja que mi clítoris entre en tu boca y salga, despacio, frótalo con la lengua, mmmmm... “



 



Su boca reaccionó al contacto con aquella mata de pelos y carne tan jugosa, se la quería comer entera, pero yo apreté con mi mano su cabeza contra mi sexo. El sin saberlo me estaba haciendo gozar en grande, yo comencé a gemir y a respirar fuerte, se me estaba acercando mi orgasmo, de pronto saliéndome de mí me oír decir:



 



“Me vengo, ahhh, ahhh, síiiii, no pareeee….ess, sigueeeeee…”.



 



Mi chocha explotó en un líquido tibio y sabroso que él se tomó lamiendo todo muy despacio. Yo me retorcía de placer teniendo unos espasmos, arquee mi espalda cayendo al final tendida en la cama y le dije:



 



“Ufff, eso estuvo excelente, ahora vamos a hacerlo, quiero que seas tú el que disfrute, ven aquí conmigo”.



Bueno como me estoy alargando un poco, vamos a dejar la continuación para otra entrega, por favor si os ha gustado enviarme vuestros comentarios.


Datos del Relato
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