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Categoría: Incestos

Mi historia (3° parte)

Hola, sigo contándoles mi historia.



Los juegos con mi primo José continuaron. Ahora que habíamos descubierto lo rico que era frotarse sin ropa no perdíamos ocasión para hacerlo. Las visitas a la finca de los abuelos estaban llenas de oportunidades para nosotros y no veíamos la hora de escondernos y comenzar con nuestros juegos. Mi primo me bajaba el short y el calzoncito y también su short, me apoyaba contra una pared, me ponía su pene en mi conchita y comenzábamos a frotarnos. Era una sensación tan deliciosa que a pesar de los años que han pasado no he podido olvidar esos cortos momentos de placer que siempre nos dejaban con ganas de repetir.



Sabíamos que lo que hacíamos estaba mal y que de descubrirnos, nuestros padres nos iban a medio matar. Pero era tal vez ese miedo a ser descubiertos lo que le dio siempre el extra a las ganas de continuar con el sexo entre nosotros y nos obligaba guardar el secreto sólo entre los dos. Así pasó algún tiempo, ya teníamos 7 y 8 años y parece loco pero nadie sospechó nunca de nosotros, pero hasta la mejor racha se acaba y fuimos descubiertos.



La tragedia se desató un día como cualquier otro. Mi primo quería que nos escondamos en un cuarto que estaba vacío a un costado de la casa de los abuelos pero a mí me parecía que estaba demasiado cerca de la casa y convencí a José de ir detrás de los tendales, que siendo sábado, estaban llenos de ropa y sábanas secando al sol. Para allá nos fuimos y detrás de un muro pequeño nos acomodamos.



Ese día yo llevaba falda y sólo la levanté un poco e hice a un lado mi calzoncito. Mi primo sacó su pene y me lo comenzó a frotar en toda la conchita. Ya desde esa época yo me humedecía muy rápido y bastaba con que mi primo se me acercara para que mi conchita se mojara, por eso su pene resbaló con mucha facilidad, pero, cosa que nunca había pasado antes, mi primo al presionar metió la cabecita dentro de mi vagina. Era un pene de niño, aún pequeño y no me causó dolor, sólo placer. Mi primo estaba alucinando. “Qué rico, qué rico” decía y de pronto escuchamos la voz de mi madre: “Niños. ¿Dónde están?”. El miedo nos ganó y salimos disparados aun arreglándonos la ropa. Para nuestra mala suerte mi mamá nos vio y ya se imaginarán, nos dio la gritada del año. Me encerró en el cuarto que nos habían asignado en la casa de los abuelos y ahí me explicó cómo era que nacían los niños y lo peligroso de lo que hacíamos mi primo y yo. Afortunadamente no pasó a mayores pero nos empezaron a vigilar más de cerca y por algunos años no pasó nada entre mi primo y yo. Seguimos con los juegos normales de niños de nuestra edad con nuestros primos y hermanos.



Supongo que nuestros padres pensaron que sólo fue una etapa entre mi primo y yo y poco a poco el incidente quedó en el olvido y se relajó su vigilancia hacia nosotros. Años después, una casualidad hizo que volviéramos a caer en nuestros incestuosos juegos, pero esa es tema de otra historia.


Datos del Relato
  • Autor: More
  • Código: 52984
  • Fecha: 09-12-2018
  • Categoría: Incestos
  • Media: 5
  • Votos: 1
  • Envios: 0
  • Lecturas: 3123
  • Valoración:
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