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Categoría: Incestos

Mi hija y el MSN - Parte 4

Al día siguiente me encontraba en mi oficina pensando en todo lo que había sucedido. Había despertado con un sentimiento de culpa muy temprano por la mañana y Cristina aún dormía desnuda exponiendo su maravilloso cuerpo ante mí. Sin querer posar mis ojos en ella, me bañe rápidamente y me fui a la oficina para intentar avanzar con los pendientes pero no podía apartarla de mi mente. La sensación de penetrar en esas carne fresca, joven, y prohibida aún seguía acosándome con una mezcla de culpa y de lascivia. Para cuando terminé mi segundo café de la mañana la culpa se había esfumado y sólo quedaba un irrefrenable deseo de que todo aquello se volviera a repetir. Cuando finalmente fui a comer a la cafetería del edificio y regresé a la oficina, vi que había recibido un mensaje de voz. Al abrirlo, escuché la preciosa voz de Cristina, diciéndome que no había nada en la alacena para comer.

Por las acciones de los días anteriores, había olvidado pasar al supermercado para comprar los víveres. Le marqué y enseguida me contestó:

-Hola

-Hola mi amor. ¿Cómo estás?

-Ah, hola Papi. Muy bien. No sentí cuando te fuiste…

-Sí, tenía algunos pendientes y quise llegar temprano a la oficina. Lo siento.

-No importa. Oye, no te quería molestar pero muero de hambre…

-Sí, entiendo. Manda pedir una pizza. El teléfono está en el refrigerador y ahí algo de dinero en mi buró. Toma lo que necesites para que la compres…

-Okay, Pa. Ahoríta les llamo. ¿Llegas tarde hoy también?

-No, hoy estoy temprano en casa.

-Qué bien. A ver que se nos ocurre hacer

-Está bien. Nos vemos, amor. – Apenas colgué me percaté que mi verga estaba erguida en mi pantalón con sólo escuchar su voz. Me senté y me puse a revisar un caso para tratar de quitarme la erección pero todo era inútil. Pensé en ir a jalármela al baño de la oficina pero no me pareció muy prudente ya que siempre estaba concurrido. Finalmente, casi como un autómata, tomé mi laptop e ingresé al Messenger con mi cuenta falsa con la esperanza de hallarla en línea. Apenas ingresé y vi el mensaje que me había dejado. Por la hora deduje que lo había escrito justo antes de tomar mi llamada.

-Querido amo. La noche estuvo increíble. Vimos una película juntos, obviamente erótica y vi que se le paraba la pija mientras la veíamos. Yo sabía que no podía hacer nada por el así que me conformé con traer un plátano de la cocina y le mostré como se come una rica polla. El pobre alucinaba al ver cómo su niñita devoraba semejante ejemplar de fruta. Se calentó tanto que pues pasó lo que tenía que pasar, pero no te preocupes. No falté a mi promesa. El me hizo venir metiendo un dedo muy goloso que me hizo ver estrellitas. Ya te contaré el resto después. Lo único que sé es que quedé rendida y me quedé profundamente dormida y hoy que desperté él ya se había marchado al trabajo. Espero que no te moleste pero hacía tanto calor anoche que me tuve que dormir desnuda, y como le había prometido que dormiría en su recamara, pues… en fi, está entrando una llamada, creo que es él. Me conecto más tarde, mi amo. Besitos.

Sudando de ansiedad, escribí:

-Hola…

Habían pasado unos 5 minutos cuando recibí la respuesta

-Hola querido amo. ¿Viste lo que te escribí?

-Si. Ya lo leí. Vi que te divertiste anoche. Qué puta eres!

-Si, ya lo sé, jijiji

-Que estás haciendo ahora?

-Estoy esperando al de la Pizza. Es que ordené porque muero de hambre.

-Como sabes que es él de la pizza y no ella?

-Es que siempre viene el mismo muchacho.

-Está guapo?

-Pues no mucho la verdad. Es flacucho y un poco sucio cuando viene…

-Tú crees que te dejaría la pizza gratis?

-Creo que no.

-Yo creo que sí. Con tus encantos seguro lo logras

-Que estás tramando amo?

-Nada complicado. Ya ves como soy.

-Explícame.

-Usas laptop?

-Si. ¿Por qué?

-Necesito que la pongas en la sala frente a la entrada lo más cerca posible, junto a la barra

Cuando le di enter, me di cuenta que había cometido una indiscreción porque no se supone que yo supiera había una barra junto a la entrada de la casa.

-Y para que haría eso?

-Porque quiero que le pidas que te deje la pizza gratis y quiero ver que lo cumplas.

-¿Y si se niega?

-Ofrécele otra manera de compensarlo.

-No querrás decir que quieres que tenga sexo con el de la pizza…

-No, como crees. Sólo quiero que se la chupes y hagas que se venga en tu boca.

-Estas loco.

-Lo sé. ¿Lo harás?

-¿Tengo acaso otra opción?

-Creo que no. La otra alternativa es que te lo cojas pero necesitarías un condón.

-No, con la mamada es suficiente, amo cachondo. De verdad que eres un depravado.

-Jajaja, eso sí. Ve a prepararte y aquí te espero. Qué llevas puesto?

-El uniforme escolar.

-Ve y ponte algo más cómodo y que lo haga sudar.

-Cómo qué?

-Algo que haga que se le pare la verga con solo verte.

-Ok, ya sé. Déjame prepararme antes de que llegue

-Me quedé esperando un momento. Sentía pulsaciones en mi pene y estaba duro como una piedra. En algún punto llamé a mi secretaria y le dije que iba a estar en una videoconferencia así que le pedía que no me molestara nadie por la siguiente hora. Ella, diligentemente, asintió y cerró mi puerta poniéndole el seguro. Apenas había salido cuando escuché el característico sonido de un video llamada entrante. Corrí apresurado para aceptarla (video de una sola vía, recuerden) y vi la puerta de la entrada con una claridad suficiente para lo que pretendía. De pronto apareció el rostro sonriente de mi hija en la pantalla y dijo al micrófono

-“Ahora si ya estás contento, amo cachondo?”

-Todavía no. – Escribí con el teclado.- Muéstrame como estas vestida

-“Está bien, ve lo que haces usar” Dijo mientras se alejaba de la pantalla para que pudiera verla por completo. Traía un short diminuto de licra con una blusa ligera que llegaba arriba del ombligo. Estaba deliciosa. Seguramente el de la pizza se daría un agasajo visual cuando llegara.

-Estás caliente?

-“Para serte sincera, no mucho.” Me dijo cuando se acercó a leer lo que había escrito. ”No me apetece mucho chupársela a un desconocido…

-Entonces que él también te haga el sexo oral. Escribí

-Pero, eso ya es demasiado…

-No. No lo es. Si te calientas con la mamada que te dé te lo puedes coger pero solo con condón

-Y si no quiero coger?

-Entonces no tienes que hacerlo. Sólo tienes que hacer esas dos cosas que te dije y hazlo cerca de la cámara para que yo pueda mirarte.

-Está bien. Lo que tú digas

-Te quieres coger al vejete de tu padre?

-No le digas así, no es un vejete. Es un hombre maduro bastante atractivo y sabes que sí, anhelo sentir como me penetra…

-Sigue

-Quiero chupársela y ver cómo disfruta mientras lo hago. Recorrer esa verga dura y gruesa con mi lengua, acariciando su cabecita, para seguir hasta sus huevos…

-Uff, me calientas. – Le dije. Y realmente lo estaba haciendo.

- Yo también. Me excita imaginarlo encima de mi, poseyéndome abriendo mi conchita con su verga mientras me mojo todita para él.

-Sigue, dime más…

-Quiero sentir cómo se empieza a mecer mas violentamente en mi y que me llene mi cintura, mi pubis, mi estómago con su lechita caliente y espesa…

En ese momento sonó el timbre de la puerta. Seguramente era el de la pizza.

-Es tu momento, disfrútalo.

-Tú, disfruta el show pervertido. - Me dijo

-Aun no estás caliente?

-Un poquito. – Me dijo mientras se dirigía a la puerta.

Cristina abrió la puerta y tímidamente se asomó un muchacho flacucho de unos 18 años cuando mucho con una pizza en sus manos. Cristina la tomó y la puso en la barra cerca de la laptop. El muchacho seguía parado en el umbral de la puerta.

-Ven. Tienes cambio?

-Pues la verdad no. – Dijo el muchacho. – No nos dejan traer dinero por…

-Ven, cierra la puerta.- Le dijo Cristina y el muchacho cerró y se acercó un poco indeciso.

-Creo que no tengo el dinero que me dejaron para la pizza.

-No me diga eso… me van a regañar en la pizzería.

-Diles que después volverás por el dinero cuando regrese mi papá por la tarde.

-Es que no se va a poder. Me van a regañar

-¿Que sugieres entonces? – En este punto, Cristina estaba frente a él enseñándole su precioso cuerpo. El joven no podía apartar la mirada de sus tetas.

-Pues no sé. Voy a tener que llevarme la pizza…

-Pero me muero de hambre, anda, no seas malito. Déjame que te compense por el problema pero no me dejes sin pizza.

-Como que me darías? – Dijo el muchacho más envalentonado por la abierta coquetería de Cristina.

-Tú dime. Cuanto crees que valga tu pizza?

-No lo sé

-Te propongo algo. Creo que tu amiguito quiere decirme algo. – Dijo Cristina tocándole por encima del pantalón ante su obvia erección. – El joven dio un respingo.

-Perdón es que usted está…

-No te preocupes. Sólo déjame que te ayude con ese pequeño problema. Puedo?

El joven sólo asintió.

Cristina, hábilmente le quitó el cinturón y bajó sus pantalones holgados junto con su truza. Como un resorte, la verga del joven salió de su escondite apuntando hacia arriba. Desde mi perspectiva se veía toda la acción y Cristina estaba estratégicamente colocada para dejarme ver todo.

-Alguna vez te han pagado una pizza con una mamada? – Dijo Cristina mientras se arrodillaba ante el joven quien solo negó con la cabeza. Estaba en la luna y su cabeza de abajo había tomado por completo el control. Por mi parte, yo había ya liberado mi verga y me la acariciaba lentamente, mientras veía a mi hija engullirse aquel pedazo de carne con cara de viciosa. Aunque lo negara, había quedado excitada con la plática anterior y se veía que empezaba a disfrutar con su tarea.

De pronto, el muchacho tomó una actitud más activa y agarró a Cristina por los cabellos para que sus cabeceos fueran más profundos. Cristina se empezó a ahogar ante tanta enjundia y le empezaron a salir ríos de saliva por la comisura de sus labios. Realmente se la estaba cogiendo por la boca. Finalmente, Cristina tomó un respiro para poder descansar de aquella invasión masiva en su garganta.

-Ten puta, ya no quieres más verga, hija de la chingada? – Dijo el muchacho con voz enronquecida. No supe cómo iba a reaccionar ella ante esta actitud tan osada. Me quedé a la expectativa sin saber a ciencia cierta si mi pequeña corría peligro.

-Si, si quiero. Dame esa rica verga. _ Dijo adoptando el papel de sumisa y abriendo de nuevo la boca.

-Quítate la pinche blusa de mierda. – Le dijo el muchacho.

En silencio procedió a quitarse la blusa. No traía sostén. El muchacho le ayudó a levantarse y empezó a besar sus pechos. Primero empezó con uno, luego el otro y finalmente los dos al mismo tiempo. Cristina gemía de placer mientras sus pechos eran succionados por esa boca ansiosa.

-Quítate el resto de la ropa. – Le exigió el joven pizzero. Cristina aún en silencio se quitó el short y su ropa interior quedando desnuda frente al sujeto. Verla ahí desnuda enfrente del tipo, con su linda mata de vellos oscuros adornando su rajita me hizo sentir un ramalazo de placer tal que tuve que apretar el pene con fuerza para no eyacular. Estaba tan excitado como ellos. El tipo acercó una silla y le ordenó que se sentara. Ella obedeció y él se abalanzó a comerle su conchita abierta como un manjar exquisito a su disposición. Al principio sus gemidos eran quedos pero a medida que el joven seguía dándole sexo oral, sus gemidos se volvían mas intensos al punto que temí que se llegaran a escuchar con los vecinos. De pronto ella se quedó inmóvil en la silla, con los ojos cerrados y sus labios fuertemente cerrados. Estaba disfrutando de un prolongado orgasmo ante los embates de la lengua del afortunado joven.

-Te viniste verdad putita?

-Si. – Dijo ella quedamente.

-Quieres que te coja?

-Si. Repitió ella con la misma voz.

-Pídemelo.

-Cógeme por favor.

-No me convences. Tienes que intentarlo mejor o te voy a dejar así…

-No, no te vayas.

-Entonces hazlo

-Cógeme por favor. Méteme esa rica verga tuya.

-Así vas muy bien. Sigue. Porqué quieres que te coja?

-Porque me gusta mucho tu verga, cógeme te lo suplico. Necesito sentirte dentro de mi…

-¿Porque eres qué?

-Soy una puta?

-Si. Dilo fuerte.

-Ay, si, soy una puta y quiero que me la metas toda

-Más fuerte.

-Soy tu puta, méteme la verga, anda cógeme para que sientas a esta puta como goza por ti

Mientras ella decía esto, el joven quitó la silla y la recostó en el piso, aun en mi campo de visión y se terminó de quitar la ropa. Sentí el impulso de decirle que se pusiera condón pero me di cuenta de que no podía hacer ni decir nada.

El joven se recostó y se puso entre sus piernas. Recorrió su tripita con la punta de su verga y la pasó por los vellitos de su pubis, casi pude sentir la humedad de esos vellos que había disfrutado la noche anterior. Su olor de sexo descontrolado, excitante a mas no poder y me dio una oleada de celos y excitación combinados. Se habían movido por tanto ajetreo y sólo veía la parte superior del cuerpo del joven.

- Espera. – Dijo Cristina.

- Que pasó? – Dijo el joven con impaciencia

- Necesito que te pongas un condón

- No tengo. Así lo tendremos que hacer

- Si no lo tienes no puedo hacerlo. Si quieres te ayudo a terminar

- No putita. Tengo los huevos hinchados, y tengo que cogerte

- Lo siento. No puedo hacerlo así. De verdad lo siento.

El joven de mala gana se levantó y le dijo

-Está bien. Qué es lo que propones?

-Te la chupo hasta que te vengas en mi. En mi boca o en mis tetas si quieres?

-Yo quiero cogerte…

-Y yo quiero que me cojas, de verdad. Quiero tenerte dentro de mi y sentir como te vienes pero no puedo hacerlo sin

-Ya se, ya se. Está bien, llégale. – Dijo poniendo su verga parada frente a ella.

Cristina empezó de nueva cuenta a chuparla con ansia mientras se tocaba los senos con ansia. Esta vez pude ver como se comía ese trozo de hombre como si fuera una golosina, su cara de viciosa y finalmente el hilo de semen que salió de su boca cuando finalmente explotó el joven dentro de ella exhalando un largo suspiro y una palabrota para no variar. Cristina abrió su boca y, sabedora de que yo estaba observando, me mostró la carga del muchacho dejando que escurriera por la barbilla hacia sus senos y sus tetas. Mientras yo veía esto, me la jalaba furiosamente sintiendo la antesala de un orgasmo acumulado en mis huevos pero aún inseguro de salir.

A lo lejos, el muchacho terminó de vestirse y tras un apresurado “Hasta luego” salió cerrando la puerta tras de sí.

-Acaríciate tus tetas con la leche. – Le escribí

Haciendo una pose voluptuosa, dejo que todo el semen terminara de escurrir en sus tetas y las empezó a embarrar con sus manos acariciando sus pezones firmemente parados. Finalmente exploté en una venida maratónica y apretando los labios para no gritar me agité en el sillón donde me encontraba una oleada de semen cayó en la alfombra de mi oficina mientras, con los ojos cerrados veía pasar imágenes de Cristina comiéndole la pija al tipo, Cristina desnuda ante mi, el tipo comiéndole el coño mientras ella se venía…

-Ahora amo. – Dijo Cristina acercando un trozo de pizza a la pantalla. – Si no te molesta, voy a comer.

Con la mano que no sostenía la pizza, recogió los restos de semen que aun quedaban en sus tetas y haciendo un hueco con la mano, lo puso sobre su rebanada de pizza. Acercó el trozo de pizza con los redondos trozos de pepperonni y los blancos restos del esperma encima y guiñándome un ojo lo empezó a devorar.

Bon apetite – Murmuré y cerré la conexión del Messenger.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 10
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