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En esta oportunidad quiero contarles una situación que me tocó vivir cuando por casualidad me topé con una prima que no conocía en casa de mis padres. Yo llegaba para disfrutar de unas merecidas vacaciones junto a mi familia y como se imaginaran grande fue mi sorpresa cuando en el living encuentro a mi tía Celestina conversando con mi madre.
—Jorgitooooo Querido! Fue su primera reacción
—Hola tía que sorpresa!!! Como estas tanto tiempo? Exclame de inmediato ya que siempre nos gustaba que nos viniera a visitar, pero esta vez me traía una sorpresa que jamás en mi vida me olvidaría.
Al instante nos abrasamos muy fuerte, luego bese a mi madre también y los comentarios de siempre por supuesto eran elogiando mi estatura y mi pinta que dentro de todo no estaba nada mal.
—Qué lindo que estas Jorgito!!! Que linda sorpresa que estés acá!! Me decía tiernamente.
—Bueno gracias tía, vos porque sos como mama que siempre me ve lindo, les replicaba mientras veía que ambas miraban hacia las habitaciones.
—Sabes una cosa?, Esta vez no vine sola. Me dijo por lo bajo con una cara de picara.
En ese momento apareció de golpe una hermosa mujer con una enorme sonrisa para darme un beso de bienvenida, yo me quede congelado ante tanta belleza, de inmediato nos miramos y sentí correr un frio por todo mi cuerpo. A lo que solo atine a tomarla de la cintura y decirle ¡hola! porque sus ojos verdes me encandilaban como dos luceros y estos hacían juego con el color rojo de sus labios carnosos que dejaban ver una dentadura blanca como la espuma y a ambos se nos llenó el corazón de felicidad porque en ese instante sentimos una atracción mutua que nunca olvidaríamos.
Si bien sabia de la existencia de mi prima Miriam nunca había tenido la oportunidad de verla personalmente, solo algunas fotos del tipo postal que enviaba la tía de vez en cuando daban razón de su existencia, pero nunca me hubiera imaginado que se convertiría en una mujer tan hermosa y simpática que de pronto presentí que aquellas vacaciones no serían para nada aburridas.
Mientras conversábamos entre todos la observaba y realmente parecía una princesa, tenía apenas 18 años pero a juzgar por su cuerpo parecía de mayor edad, su vestido era del tipo top (sin hombros) y el fruncido de su escote marcaba perfectamente sus grandes pechos mientras el ciñe de su cintura resaltaba sus caderas para terminar en una falda corta, donde mostraba unas pierna gruesas al igual que sus tobillos y esto me excitaban pensando como seria ver su cuerpo totalmente desnudo.
Después de compartir con ellas una agradable charla me retire a mi habitación con la intención de ducharme y cambiarme de ropa mas cómoda, cuando volví ella miraba televisión en el living y rápidamente sentí el impulso de invitarla a pasear para que conociera un poco la ciudad.
—Miriam querés salir conmigo a conocer un poco? Le dije intentando seguridad en mi voz
—Ay si Jorgito voy con vos! exclamo rápidamente.
cuando salimos me tomo de la mano y yo me sentía orgulloso ante la gente que pasaba mirándonos porque realmente una mujer como ella era para lucirse, realmente era hermosa y ambos teníamos la misma altura así que todo el barrio decía que hacíamos una linda pareja aunque no sabían cual era nuestro vinculo.
Al día siguiente mi tía me pidió si la podía acompañar a Buenos Aires para visitar una sobrina que hacía mucho no veía y como mi alzadura continuaba intacta, era capaz de ir hasta el fin del mundo junto a Miriam.
Llegamos hasta Villa Ballester y desde allí la invite a conocer un poco la capital mientras mi tía se ponía al día con su sobrina ahijada de todo lo acontecido en su ausencia.
Tomamos el tren y como la vi tan nerviosa a lo desconocido la abrase y de ese modo realizamos todo nuestro paseo, mirando vidrieras o visitando lugares importantes, fuimos al cine y a tomar algo hasta que se hizo la noche y consideramos que ya era hora de volver.
Durante el regreso no conseguíamos asientos hasta que vimos uno y corrimos hacia él, ella prefirió que yo me sentara y luego se sentó en mi pierna, Diríamos que no era muy liviana pero me gustaba tomarla de su cintura y ella me abrasaba del cuello.
Cuando llegamos a la estación ya había caído la noche así que continuamos abrasados hasta la casa, su perfume aún estaba intacto y al verla como disfrutaba yo trataba de retardar nuestros pasos para disfrutarla un minuto más.
Una vez adentro y durante la cena comentaba contenta por donde habíamos andado, luego nos quedamos mirando una película mientras su prima nos preparaba una cama para dormir. Yo dormí en el suelo mientras que mi tía y Miriam descansaban en una cama grande.
Esa noche no me podía dormir pensando en ella, su tierna sonrisa y lo bien que nos sentíamos juntos daba la pauta que habría algo más entre nosotros. No quería apresurarme ni pensar en un noviazgo pero aunque era mi prima me costaba reprimir mis deseos de tenerla en mis brazos.
Yo había roto hacia poco con una novia que tenía y ella tenía un novio según me confeso, pero aún no se sentía segura con él ni mucho menos para entregarle su virginidad sin estar enamorada.
Cuando volvíamos a mi casa tomamos un colectivo y ella se sentó conmigo, durante el viaje me tenía agarrado de la mano y cuando que se había dormido me anime a abrasarla pero ella con una sonrisa acepto mi brazo y se hecho sobre mi pecho para descansar mejor.
Al día siguiente continuamos nuestra rutina de paseo disfrutando de los hermosos días que hacían y muchas veces mi tía nos reprochaba por qué volvíamos tan pronto a la casa.
—Ya están de vuelta? Pero vayan a divertirse un poco no sean tan caseros.
Y de nuevo partíamos hacia la calle aunque mas no sea a caminar sin rumbo fijo.
Cuando llego el fin de semana ambos nos preparamos para ir a bailar, y mientras yo me vestía con mi mejor ropa de gala, ella se puso un hermoso vestido de gasa color cereza con unas sandalias doradas que me dejaron mudo.
Ya en el boliche nos sentamos en un reservado y allí tomados como siempre de las manos mantuvimos una fluida conversación durante varios minutos o horas no sé porque sin darnos cuenta el tiempo pasaba a nuestro alrededor dejándonos cada vez más enlazados por el amor que iba surgiendo como una nube que nos envolvía.
Cuando comenzaron a sonar los lentos nos dirigimos a la pista, allí la abrase contra mí para bailar como dos enamorados propiamente dicho. Su perfume me cautivaba y nuestros rostros se rosaban uno con el otro, separándonos apenas en algún momento para mirarnos y esbozar una sonrisa de aceptación. El movimiento de sus caderas me excitaba hasta la locura cuando mis manos acariciaban suavemente su cintura para acompañar sus sensuales meneos.
De pronto la música de despedida nos indicaba que el baile había terminado y sin más nos dirigimos a la salida para disfrutar de una noche maravillosa que nos acompañaba mientras caminábamos despacio y abrasados rumbo a casa. En el trayecto seguimos conversando hasta que automáticamente la misma conversación nos llevó a un terreno donde sin saberlo ambos lo deseábamos pero sería yo quien tenía el derecho de hacérselo saber.
—Sabes Miriam…me gustas mucho, susurre en su oído
—Yo te quiero Jorge. Fue su respuesta inmediata y para mí fue tocar el cielo con las manos
—Hermosa!!! No podía dejar de decirte lo que siento por ti. Exclame y ambos nos unimos en un beso apasionado y loco.
Cuando llegamos al zaguán, nos volvimos a besar pero metí mi mano por debajo de su falda y acaricie sus piernas llevando el contorno de sus caderas para tomarla de uno de sus muslos y traerla hacia mí, mientras besaba su cuello ella se desvanecía en mis brazos hasta que nuevamente nuestros labios se encontraban en un beso desesperado y tibio como el flujo de su vulva que latía como un corazón lleno de amor.
En menos de un minuto ya tenía sus bragas en la mano y seguía acariciando la pelusita de su
Panochita mientras se retorcía en movimientos desesperados apretando mi mano entre sus piernas. Era virgen aun y no quería romperle el himen porque sabía las consecuencias posteriores y no quería que me recordara como su primer hombre aunque las circunstancias estaban dadas para un momento de pasión y locura que nunca olvidaríamos durante nuestras vidas.
—Ay me duele Jorgito. Me decía cuando en la desesperación quería hundir mis dedos en su vagina con la intención de penetrarla.
—Hay perdón mi vida mejor lo dejamos.
—No! no no noooooo me reclamaba pensando que yo desistiría
Mientras mi pija quería abrirse camino a toda costa rompiendo mi pantalón, me baje a su pubis y le empecé a pasar la legua muy suave, aun hoy recuerdo el olor de su flujo que brotaba de su pequeña raja como el agua de un manantial. Me tomaba de los pelos mientras yo clavaba mis garfios sobre sus gordos muslos y ella gemía de placer desesperada sintiendo mi lengua como la enloquecía.
—Mi amor déjame que te la ponga entre las pierna aunque sea!! Le dije cuando sentí que mis ganas habían llegado a la cima. Sintiendo su suave piel en mis manos la traje hacia mi mientras colocaba mi Berga caliente entre sus piernas para que me la apretara, y unidos en un beso eterno acabe sobre su piel una enorme cantidad de semen imposible de sostener más.
Cuando retire mi pija sostenida en mi mano aun goteaba y allí fue cuando me enamoro su actitud al bajarse a lamer mi glande que aun goteaba y palpitaba con pequeños espasmos de placer.
Después nos abrasamos de nuevo y yo saque mi pañuelo para limpiar sus piernas chorreadas de semen.
Esa noche no pude dormir pensando en ella, todo había sido más que hermoso y aunque me había sentido débil a sus carnes igual me sentía satisfecho de haberla bañado en leche y después ese acto de compasión que había hacia mí lo había llenado todo.
Al día siguiente ya nos considerábamos oficialmente novios y nuestros besos a hurtadillas nos auguraban otra noche de amor intenso.
Ese día pasamos la mañana haciendo mandados y por la tarde nos fuimos a pasear al lago, nos tiramos bajo las plantas para hacernos unos mimos y hablar de lo acontecido en la noche anterior pero a pesar de nuestra poca intimidad era increíble su entrega obedeciendo a mis locos pedidos para verla sin sus bragas a la luz del día, abriéndome su Panochita mojada de placer. Y tapándonos con una manta me chupaba la Berga en pleno día
Mi tía Celestina estaba súper contenta de nuestra afinidad y siempre nos incentivaba a que saliéramos a pasear y disfrutáramos juntos el mayor tiempo posible.
Esa noche cansados de caminar tanto nos quedamos a mirar la televisión en el living esperando a que todos se fueran a dormir para seguir con lo nuestro, de pronto cae mi tía al living y dice.
— Que están mirando chicos? Y a la vez nos pregunta
— Puedo mirar mi novela? A lo que yo exclame de inmediato
—Si tía mírala si querés
—Ustedes vayan a mirar la otra tele. Nos dijo como una orden y yo más que feliz porque la otra tele estaba en mi pieza que quedaba en el fondo de la casa.
Ambos tomamos por el pasillo y con nuestra mirada cómplice sonreímos y nos dimos un beso.
Entramos y yo por precaución cerré la puerta con llave, luego fui a su encuentro para besarnos esta vez más relajados, me acosté y tomándola de la mano le di lugar para que se acostara junto a mí.
Nos empezamos a besar mientras ella acariciaba mi pecho y mi abdomen, luego bajo a mi sexo y se quedó en esa zona hasta que sintió que mi bulto crecía cada vez más.
—Sácalo mi amorcito, me decía por lo bajo
Sin dudarlo me desprendí el pantalón antes sus ojos expectantes dejando al descubierto una pija dura como un garrote mientras ella sin vacilar se tiro sobre mí y agarrándome con ambas manos comenzó a besarla suavemente mientras me miraba complacida de lo que estaba haciendo.
Su pequeña boca parecía esforzarse al máximo para regalarme una hermosa chupada que había soñado desde el primer momento que la vi. Yo le pedí que me dejara alcanzar su culo para poder acariciarlo y sin decir una palabra se acomodó para que yo pudiera meter mi mano dentro de sus bragas y acariciar sus muslos por dentro y recorrer su blanca zanja en busca del orificio marrón que tanto anhelaba
Minutos después me la subí arriba y nos internamos en un sesenta y nueve de locura donde cada uno hacia lo suyo siempre cuidándonos de no hacer demasiado ruido. El panorama con que se deleitaban mis ojos era insuperable, su hermoso culo estaba al alcance de mis manos y lo disfrutaba hundiendo mi dedo mayor para probar su reacción, pero solo me respondía con sus dulces gemidos dándome la pauta que le gustaba por ahí.
En un momento me hice a un costado e intensifique mis masajes sobre su ano y exclame
—Sabes… Miriam quiero que seas mía de alguna forma, y la verdad no te quiero desvirgar tu Panochita porque aun eres joven y eso lo tienes que hacer con el amor de tu vida. Nosotros somos primos y no deberíamos hacer esto.
—Pero entonces no me querés amor? Me dice con lágrimas en los ojos
—Claro que te quiero y te deseo mi amor y quiero estar dentro de ti pero…. Quiero hacerte la cola mi vida, te la deseo con toda mi alma
—yo hago lo que vos me pidas mi amor.
Al decirme así me dio pie para seguir adelante y uniéndonos en un beso continúe con mi propósito.
Me levante y fui hasta la cómoda para sacar un pote de crema y mientras ella se torcía para chuparme la pija yo masajeaba y probaba mis dedos uno a uno en su culo para poder agrandarlo
Luego me subí sobre sus muslos y pase mi pija súper erguida por su blanca zanja mientras ella me levantaba la cola en busca de nuestra inminente unión.
Cuando logre encarar mi glande dentro de su orificio suspiro mansamente con una carita incomoda por el dolor de la penetración.
—Te duele mi amor? Le pregunte enseguida tratando de no hacerle daño
—Un poco mi amor pero quiero que sigas
Saque mi pija para agregarle más crema mientras ella me ofrecía su hermoso culo abierto con ambas manos, el espectáculo era maravilloso y mi morbo crecía a pasos agigantados, encare de nuevo su ano y esta vez fue directo hasta el fondo sin escalas. Ella mordía la almohada para no gritar mientras que una vez adentro espere quieto a que sus tripas se adaptaran al pedazo intruso que la invadía.
Cuando me dijo que estaba lista la empecé a serruchar muy despacio disfrutando al máximo sus carnes que se estremecían ante cada empujón.
Ella apenas se quejaba y cada vez sentía más excitación al contacto de nuestra piel que ardía de deseos.
Los movimientos fueron cada vez más fuertes sacándome de la razón para entrar en una lujuria incontenible al verla jadear y alentándome todo el tiempo para que le llenara el culo de leche. Yo no me hice esperar porque realmente no aguantaba la presión de sus músculos que exprimían mi verga para secarla por completo.
Cuando acabe ambos estábamos transpirados y nuestra unión permaneció por un largo rato mientras mis manos la recorrían toda con caricias y besos que se complementaban.
Cuando nos desprendimos un olor a mierda invadió la habitación, pero realmente no me importaba porque todo había sido maravilloso.
Luego de lavarnos nos quedamos en la cama hasta la madrugada, y me costó que se fuera a su cama pues ella tampoco quería dejarme.
Durante todo ese mes nuestros encuentros eran diarios, inclusive había logrado que tomara mi leche por las mañanas cuando iba a despertarme y ambos estábamos felices.
Lo triste vino después cuando llego el día en que se tenían que marchar y tanto ella como yo estábamos destrozados, en un momento nos quedamos solos en la sala de espera de la estación y aunque se me partía el alma le dije
—Quiero que sepas que te amo con locura, pero lo nuestro no puede ser, lo único que deseo es que seas muy feliz pero no vuelvas más te lo pido por favor!! Porque no quiero que suframos de nuevo.
Ella me abraso, lloro y en el último segundo de nuestra despedida me dio un beso al que respondí con toda la pasión que sentíamos en ese momento. Realmente no me había dado cuenta de la imagen que transmitíamos pero muchos años después en una de las tantas llamadas que me hacia mi tía para saludarme me dijo
—Sabes Jorgito? Miri nunca pudo ser feliz
Vos eras su hombre ideal y a mí me hubiera gustado que ustedes estuvieran juntos
—Pero tía… vos lo sabias?
—Claro que lo sabia!! No soy tonta, ustedes se amaban y hacían una hermosa pareja
—y como esta ella?
—Bien… pero sigue sola y no quiere saber nada con nadie, al menos por ahora.
Quede en llamarla más tarde y así lo hice, cuando escuche su voz todos los recuerdos volvieron a mi mente, pero ya había pasado toda una vida y los sentimientos que un día fueron prioridad hoy solo eran gratos recuerdos a los que ella culpo como un hermoso recuerdo de adolescencia. Solo me dijo unas palabras que me llenaron el corazón y que tal vez mi error como adulto fue inducirla en la lujuria que yo sentía en aquel momento.
—Jorgito para mi fuiste mi primer hombre siempre y quizás tu pudiste superarlo, yo no!
Hoy llevo separada los mismos años que tú tienes de casado, pero no te culpo porque en ese momento ambos sentíamos un amor profundo y me entregue a ti porque lo deseaba.
Así fue nuestra última conversación, pero ir más allá de las normas en ese momento significaba pasar por una cantidad de filtros en contra de nuestra relación, que no podría soportar.
El primero sería mi tío que quizás al saberlo me mataría a palos por haberle tocado la nena, lo segundo serian mis padres porque éramos primos hermanos y eso significaba un enorme tabú y vergüenza para el resto de la familia y tercero la sociedad que nos vería como dos perverso que llevarían el castigo de Dios y hasta quizás la cruz de tener hijos degenerados por nuestro vinculo.
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