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Categoría: Incestos

Mi hermanastro y yo (2)

Después de lo que habíamos pasado aquel día, las cosas se volvieron cada vez más intensas, la facilidad que teníamos al vivir prácticamente solos era perfecto, hacíamos todo lo que deseábamos y el sentimiento era mutuo, cada vez estaba más segura de lo que estaba sintiendo aunque había veces en las que me sentía insegura ya que muy en el fondo sabía que todo esto no era correcto ni porque no estuviéramos conectados por sangre, nos habían criado como hermanos y así habíamos vivido todos estos años hasta ahora.



Había regresado a la casa un poco tarde por las clases, cuando entré, vi a Sebas en la sala esperándome con la cena que incluía con un buen vino, tenía la intención de que habláramos sobre nuestra relación y el cómo queríamos avanzar a partir de ese momento, yo por mi lado estaba muy nerviosa, no sabía cómo responder a eso, pero el hecho de que estaba sintiendo algo por Sebas hacía que quisiera tener más, ser toda suya y él todo mío.



-Hermanita, yo sé que todo esto es muy complicado, lo es incluso para mí, pero quiero ser algo más que tu hermano, quiero ser el hombre de tu vida.



-Sebas, sabes que no es lo correcto, nos hemos criado como hermanos y eso es lo que somos.



-Lo sé, lo sé, pero viéndote crecer día a día y tú que te volviste más hermosa, no podía ocultar el hecho de que siento deseos por ti y tampoco te lo ocultaré.



Estaba cada vez más convencida de que en verdad sentía algo por él, después de cenar, hablar y terminar toda la botella de vino, nuestros cuerpos comenzaron a tener efecto del alcohol, estábamos calientes y queríamos caricias mutuas, entrelazamos nuestros cuerpos, nos besamos apasionadamente, Sebas me besaba en la boca, mejilla hasta llegar a mi cuello, yo mientras tanto acariciaba su espalda, abdomen y finalmente a su pene que ya lo tenía a punto de romper los pantalones. Luego de tanta muestra de afecto, Sebas me cargó hasta su habitación para después desvestirme desenfrenadamente ya que no quería esperar ni un segundo más, yo en este punto estaba completamente embelesada, quería llegar hasta el final (era virgen y solo había llegado a masturbarme).



-Qué buena estás hermanita... ya no quiero esperar más, quiero todo de ti.



-Siii Sebas, quiero llagar hasta el final, no quiero que te detengas por nada del mundo.



-Dime hermanito... no sabes cómo me prende cuando me llamas así.



-Mmmnh... siii hermanito todo lo que quieras -a este punto ya estaba gimiendo porque Sebas estaba besando y acariciando todo mi cuerpo.



-Eso... quiero que me llames así, me estás poniendo a mil -mientras decía eso su mano ya iba bajando hasta mi vagina, primero me metió un dedo, lo iba metiendo y sacando primero suave y después más rápido, luego metió otro dedo (ya estaba muy mojada) y repitió el proceso- hermanita te voy a meter el tercer dedo, dime si te duele.



-Aaaaah... está bien, pero despacio, ¿siii?-estaba gimiendo cada vez más fuerte, estaba de verdad excitada, ya no me importaba lo que Sebas quería hacerme.



Una vez que Sebas escuchó mi respuesta comenzó a meter los tres dedos muy lentamente, y yo de lo mojada que estaba me estaba retorciendo de placer, él al notar mis reacciones cada vez iba más y más rápido arrancándome un gran orgasmo y nuevamente repitió el proceso, pero esta vez incluía la lengua, su hábil lengua pasaba por mi clítoris, bajaba a mis labios vaginales hasta llegar a mi ano, estaba así un buen rato subiendo y bajando su lengua y yo gozaba de un inmenso placer, después de todo eso había llegado a mi segundo orgasmo, sentía que ya no podía más, pero Sebas continuó.



-Hermanita, tienes un rico sabor, y veo que estás cansada, pero es mi turno y no me vas a dejar así... -se quitó la ropa y comenzó a rozar su pene pasando por la entrepierna hasta llegar a mi vagina, se sentía maravilloso cuando me lo pasaba por el clítoris y luego rozaba por mi entradita- ¿estás segura de esto hermanita? No te quiero lastimar.



-Está bien hermanito, no te preocupes, mira cómo me has dejado... ya quiero llegar hasta el final. Eso sí despacito... va a ser mi primera vez...



-Uuuuy hermanita, mira cómo me tienes tú también, si me dices cosas así no podré tenerte compasión...



-Mmmnh... Solo sigue hermanito... lo quiero todo.



-Después no te quejes eeeeh... -acto seguido me comenzó a meter la cabeza del pene despacio, sentía una mezcla de dolor y mucho placer, ya no me importaba nada, quería el ahora, luego fue metiendo poco a poco lo demás, estaba tan mojada que le fue muy fácil penetrarme por completo y empezó con el mete y saca despacio, después más rápido e iba intercalando. Por cada mete y saca lo iba disfrutando más y más, Sebas era un experto en eso, cada vez que tenía un orgasmo Sebas me penetraba más fuerte y pronto se iba acercando el suyo. Cuando comencé a sentir que su pene se iba haciendo más grande ya sabía que ya era su hora, las penetración cada vez iban más intensa hasta que estalló disparándome con un chorro abundante de semen en mi abdomen, no quería terminarse dentro por miedo a que me quedara embarazada.



-Mmmnh hermanito, mira cómo me has inundado con tu semen -estaba sorprendida.



-Es tu culpa por ponerme tan caliente, ¿y si nos vamos a duchar juntos?



-Me parece buena idea, vamos.



Mientras estábamos en la ducha, nos besábamos y nos acariciábamos como si fuéramos unos novios tórtolos, no queríamos separarnos ni del uno ni del otro, me besaba el cuello la espalda mientras me abrazaba de la cintura y yo le correspondía con besos apasionados, salimos del baño y nos dirigimos a mi habitación ya que el suyo estaba hecho un desastre y olía sexo, mucho sexo y nos acostamos completamente desnudos.



-Oye hermanito, si seguimos así... creo que voy a terminar enamorándome de ti. ¿Qué vas a hacer al respecto?



-Mmm... pues, estaría contigo para siempre... ¿no crees que sería buena idea? Después de todo yo si te amo y te deseo con locura -lo que había dicho me puso roja como el tomate, mi corazón latía muy fuerte, me escondí bajo la almohada, estaba tan avergonzada- hey, ¿por qué te escondes?



-Es que me da un poco de vergüenza, además aun no puedo creer lo que acaba de suceder hace un momento.



-Tranquila hermanita que habrá más para que nunca más pienses que es un sueño -dicho eso me dio un tierno beso en la boca y nos dormimos abrazados.



(Este es la segunda entrega de este relato de "Mi hermanastro y yo (1)", espero que les haya gustado y no duden en dejar comentarios para así yo poder mejorar mis relatos... Gracias.)


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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