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Categoría: Incestos

Mi hermanastro y yo (1)

Este relato forma parte de una experiencia vivida al 100% y tendrán algunas partes que poco a poco las estaré subiendo. Esperando de que sea de su agrado.



Empezaré presentándome, me llamo Catalina, soy una chica alta de 1.71, delgada con senos medianos y firmes, caderona y con una cola envidiable. Vivo con mi familia, mi padre se había divorciado de mi mamá por sus infidelidades y quedó con mi custodia, años después se casó con ahora mi madrastra con la que me llevo muy bien, ella tiene un hijo de 2 años mayor que yo, Sebastián, él es mucho más alto que yo, es atlético por ende tiene un cuerpo bien definido y es muy guapo diría yo, nunca he sentido ninguna atracción hacia él hasta ese día que les estaré relatando a continuación. Vivíamos en una casa muy moderna de dos pisos y nuestros padres casi no pasaban ahí ya que ellos tenían su propia casa en otra ciudad por trabajo, prácticamente esa casa era solamente de mi hermano y yo por nuestros estudios.



Era un sábado muy caluroso por la tarde, iba regresando de una salida con mis amigas, subí las escaleras que conducía a mi habitación, pero antes del mío estaba la habitación de Sebastián, nunca había tenido ningún problema y nos llevábamos muy bien, solo que últimamente lo había sentido raro y me miraba con otros ojos. Había pasado frente al umbral de su puerta y lo vi acostado con solo su bóxer puesto viendo la TV.



-¿Qué haces hermanito? Wow, después de todo te has hecho todo un hombre.



-La verdad nada, solo acalorado, justo iba a tomarme una ducha. Y tu hermanita tampoco estas nada mal.



Al verlo semidesnudo más el calor del día había nublado mi mente, me sentía atraída hacia él, no sabía lo me pasaba, estaba confundida y no quería notarme rara así que traté de lucir lo más calmada posible.



-Oh... De acuerdo, ve a ducharte y luego vendré con bocadillos para acompañarte.



-Sí, espérame hermanita -dijo entrando al baño, había dejado la puerta entreabierta.



Ya en ese punto estaba muy nerviosa, no sabía qué era lo que estaba sintiendo, y es que después de todo Sebastián era un hombre hecho y derecho. Me sentía tan rara que tomé la decisión de espiarlo mientras él se duchaba... Quería verlo, quería ver su espectacular cuerpo, no solo él me veía con otros ojos sino que yo también comencé a verlo de otra manera. Me acerqué a la puerta y lo veía duchándose ya que la puerta corrediza de la ducha era transparente, estaba muy nerviosa, tenía miedo de que me fuera a descubrir hasta que Sebastián me llamó, me asusté muchísimo pensando en que me había descubierto.



-Cata, ¿podrías pasarme las cosas que dejé encima de la cama? Se me han olvidado.



-Sí, claro Sebas -respondí disimulando que estaba sentada en su cama, estaba muy nerviosa, no sabía cómo reaccionar. Cogí sus cosas y entré torpemente al baño haciendo caer algo y golpeándome.



-Hermanita, ¿estás bien? -había salido de la ducha y por el apuro había salido desnudo.



-Estoy bien... creo que rompí tu perfume.



-No te preocupes por eso hermanita, lo importante es que estés bien.



Cuando finalmente reaccioné me di cuenta de que estaba completamente desnudo y Sebas al ver que había notado eso agarró una toalla que estaba colgado y se cubrió. Ya en ese punto estaba muy excitada y confundida, me había sonrojado como un tomate así que me levanté y salí de su habitación.



Pasaron algunos días después del incidente y no habíamos tocado el tema para nada, actuábamos como si nada hubiera pasado, ya era fin de semana nuevamente y Sebas había quedado con sus amigos para salir y no iba a regresar hasta muy de noche así que planeé una noche de relax solo para mí. Luego de tomarme una ducha salí en toalla hacia la cocina por un jugo y vi a Sebas entrando a la casa.



-¡¿Qué haces aquí?! Pensé que no regresarías hasta muy de noche -estaba muy sorprendida.



-Sí, solo que se me había olvidado la billetera y vine a verla. Y tú, ¿qué haces en toalla?



-Pues me acababa de duchar y vine por un jugo. Creía que estaría sola.



-Ve a ponerte algo, yo te paso el jugo a tu habitación -entré a mi habitación dispuesta a ponerme ropa quitándome la toalla, estaba desnuda- hermanita, no había del que te gusta así que te traje este... -se había quedado tonto al verme desnuda.



-¡Vete, me estoy vistiendo!



-¿Y qué tiene? Somos hermanos -dijo acercándose más a mí.



-Basta hermano, esto que estás haciendo no está bien y me estás confundiendo.



-¿Confundiendo? ¿Sientes algo por mí?



-No, no es que sienta algo por ti, es solo que últimamente he estado un poco loca y no sé en lo que estoy pensando.



-Yo sé lo que piensas -me dijo tomándome de la cintura y acercándome hacia él-te dejaré de tarea para que lo vayas descubriendo -y sin más me soltó y salió de la casa.



Estaba completamente sorprendida por lo que acababa de pasar, no sabía cómo reaccionar ante él el resto de nuestras vidas, no podía creer lo que estaba sucediendo. Traté de calmarme un poco en los siguientes días y habíamos entrado en vacaciones, como no teníamos nada más que hacer y nos daba mucha flojera salir a algún lado decidimos que nos quedaríamos en casa viendo pelis y cosas así.



-¿Qué haremos esta noche? -pregunté.



-Pues veremos una peli como siempre, ¿lo veremos en tu habitación o en la mía?



-Mejor en la tuya, no quiero limpiar después jeje



-Típico de vos -dijo torciendo los ojos.



-Jejeje... soy tu hermana, ¿no?



Fuimos a su habitación y me acosté en su cama mientras él ponía la película, después de un rato comencé a sentir lo mismo que había sentido la otra vez, teniendo a él a mi lado, sintiendo su calor era suficiente para volverme loca nuevamente y de tanto verlo ya ni estaba prestando atención a la película. Quería pensar en otra cosa, pero no podía.



-Oye hermanito, ¿te acuerdas de que cuando éramos más pequeños jugábamos a las cosquillas? -le comencé a tocarle las costillas.



-Pues sí y siempre salías perdiendo -mientras decía eso me puso encima de mí y comenzó a hacerme cosquillas.



-Ya basta, sabes que no aguanto mucho con las costilla jajajaja -estaba tratando de zafarme y en un frenesí de impulsos lo tumbé y también comencé a hacerle cosquillas.



-Jajajaja, hermanita, sabes también que tengo muchas cosquillas, para ya.



Estaba tan emocionada que no había sentido que su pene se estaba poniendo duro en mi entrepierna, cuando él se fijó que yo ya había notado su pequeña erección agarró mi cintura para que yo sintiera más y yo que estaba tan caliente por la situación comencé a rozar mi entrepierna con su miembro aun atrapado debajo del pantalón, cada vez me iba agitando más y más, y ya estaba comenzando a gemir producto de las roces.



-Hermanito, lo que estamos haciendo está muy mal, tenemos que parar.



-Pero hermanita, nos estamos disfrutando y eso es lo que importa-aun seguíamos con el vaivén de roces.



-¿Y nuestro padres?



-No importa eso, lo importante es el ahora.



Me acostó en la cama y comenzamos a besarnos, bajó sus besos desde mi cuello hasta mis pechos, la ropa estaba estorbando el momento, nos desvestimos mutuamente y se puso nuevamente encima de mí. A este punto estábamos completamente excitados, con nuestros cuerpos súper calientes como si fuéramos a quemarnos, nuestros besos apasionados y el roce de nuestros cuerpos nos ponía a mil y ya no había nada en este mundo que nos fuera a parar, Sebas me comía a beso hasta que su lengua llegó a mis muslos y finalmente a mi vagina, pasaba su hábil lengua en mis labios vaginales, bajaba hasta mi ano y subía a mi clítoris, cada vez que hacía eso se acercaba más y más a mi tan deseado orgasmo. Agarraba de su cabeza para que no parara hasta que llegué a mi orgasmo, era tan intenso y por primera vez sentí que me estaba orinando que más tarde descubrí que era un squirt.



-Uyyyy hermanita, parece que lo has disfrutado mucho, ¿eh? Ahora es mi turno-dijo acostándose en la cama, mientras más miraba su pene más me sorprendía, era enorme y sentía miedo a que me lastimara. Lo tomé con las manos, lo miré aún más sorprendida por el tamaño. Empecé dando besitos en todo su faro pasando después a lamerlo como si fuera un helado y finalmente me lo metí a la boca, o traté hacerlo, era muy grande, cada vez iba metiéndolo más y más adentro por la excitación de él, empujaba mi cabeza para que entrara todo su pene, cada vez iba más rápido y se iba hinchando más de lo que estaba, entonces supe que iba a acabar y así fue, descargó una inmenso chorro de semen que llegó hasta mi garganta y tuve que tragármelo todo.



-Hermanito, fuiste muy intenso, ¿qué iba a pasar si nos descubrían?



-No nos iban a descubrir, ya sabemos que nuestros padres casi nunca regresa. Pero... oye, esto no ha acabado, esto es el inicio de una larga relación.



(Espero que les haya gustado, este primer capítulo es un poco más lento y aburrido, pero les prometo que los siguientes capítulos serán intensos.)


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 3
  • Votos: 3
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2028
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