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Categoría: Infidelidad

Mi Geisha

Mi Cuento es una historia común, de una vida sin pesares, dedicada
especialmente al sexo y completamente satisfecha.
Yo me disculpo, si con esto defraudo a muchos lectores pero a veces la vida puede ser maravillosa.
Yo me casé en mi segundo año de la universidad. Mis padres eran y todavía
lo son, sumamente conservadores y expresan los valores morales orientales. Un día me anunciaron que mi matrimonio había sido arreglado.
Cuatro meses de noviazgo vía internet y teléfono mediante, mas un manojo
de cartas, para más la muchacha parecía atractiva. Y casi sin querer, allí me encontraba yo, aterrizando en Tokio, con una familia entera esperándome.
Un mes después regresaba a Buenos Aires, recién casado y con mi novia a cuestas. Ella trajo su ropa tradicional. Pero una vez subidos al avión, fue al sanitario, y la cambió por una mini falda azul y un top para el infarto.
Alquilamos un departamento, a mi me faltaban cuatro años de universidad,
así que mi esposa Jun-Ly, tuvo suerte de conseguir trabajo de traductora, en una compañía japonesa muy grande. Desde muy temprano supe que ella no se satisfaría sexualmente solo con mi compañía, así que también comencé a explorar otras posibilidades.
Su primera revelación vino antes de lo que suponía, fue luego de decirme: - ¡Hoy tuve un día grandioso!.
-¿Qué pasó hoy? Pregunté mientras la miraba de reojo por encima de los libros de medicina.
- Conoces a Javier, mi jefe, ha estado coqueteando conmigo todo el tiempo, hoy me llamó a su oficina y escuetamente me dijo, que si yo se lo chupaba,
allí mismo me doblaría el sueldo y luego me promovería.
-¿Y Qué pasó? investigué.
- Cuando acepté, se echó atrás y dijo que era demasiado premio por un solo trabajo.
- El hombre es astuto, contesté.
-Así que le pregunté, lo que quería exactamente, a lo que él repuso, que debería estar a su disposición cada vez que él lo requiriese.
Básicamente, le dije que eso no sería factible, ya que estaba casada, pero que no dudara, que sabría satisfacer sus necesidades, si él hacía realidad sus promesas.
Estuvimos de acuerdo, así que me arrastré debajo de su escritorio y tu sabes bien como me gusta mimarlo, me dijo mi esposa muy entusiasmada.
- Amo chupar la verga, agregó con descaro.
Jun-Ly supo en ese momento que nunca tendría problemas en sus correrías eróticas, siempre que fuera con mi aquiescencia.
A tal punto que la animé entusiastamente, sobre todo pensando en la recompensa financiera. Ella me acusó de ser insensible, acusación a la
que hice caso omiso.
Un ejemplo de esta situación, ocurrió al regreso de un viaje con su jefe, ella estaba ávida por mostrarme la ropa nueva que él le había comprado, pero se dio cuenta rápidamente de mi falta de entusiasmo.
- ¿Que es lo que te tiene molesto? Preguntó
-Me van a aplazar en anatomía y eso va a terminar con mi carrera, respondí angustiado.
-¿Cómo puede ser? Si te estás esforzando tanto, dijo.
-Cada esfuerzo que hago, no parece impresionar al profesor Garcé, es como si me tuviera rechazo. -Todo es tan subjetivo, lamenté.
Yo atraje a mi esposa bonita y sexy hacia mi regazo y le planté dos besos en el cuello. Ella pudo apreciar la protuberancia en mis pantalones.
La llevé en andas a nuestro dormitorio. Mi esposa se quitó velozmente el
vestido y como era su costumbre no traía nada debajo.
-Simplemente sigue intentando, me aconsejó Jun-Ly, antes de empalarse
encima de mi miembro rígido.
-Ya me olvidé del profesor Garcé, dije, mientras admiraba la hermosa cara de mi esposa.
Ella estaba sentada frente a mi, montando mi órgano, sus pechos rebotaban juguetones con el vaivén, pero se mantenían firmes y erectos.
Sabes que Javier me pidió que posara delante de él y de un cliente susurró.
-Realmente, yo contesté.
- No sé por qué, pero me excito mucho cuando hago un streep-tease delante de los hombres, creo que tengo algo de exhibicionista.
No me importó nada, al contrarió, me excitó muchísimo. Mi verga se envolvió completamente en los pliegues calurosos de ella.
Jun-Ly me dijo: , - A los hombres blancos les fascina mi cuerpo, yo apenas escuché esto me corrí inmediatamente.
Nos quedamos charlando y ella se ofreció para cambiar mi nota en anatomía, cosa con la que yo no estuve muy de acuerdo, ya que no era cuestión de andar ofreciéndola por cualquier parte, aunque estuviera
acostumbrada a brindar placer.
Pero a sugerencia de ella, le pregunté dócilmente al profesor Garcé, si podíamos tener una charla privada en su oficina.
Él dudó por un momento y luego de mal humor rugió -¡Sí, venga a verme luego!, - Su trabajo es un desastre.
-Ésta es la razón por la cual me atrevo a pedirle esta audiencia, profesor.
Esa tarde, temprano, me presente a su oficina y al golpear su puerta, se escuchó un: – PASE, que atronó el ambiente.
¿Hay algo que pueda hacer para cambiar mi nota en su curso?, pregunté.
Su oficina estaba apiñada de libros , pero estaba ordenada y limpia.
-¡Ha!, la verdad que dudo, que haya algo que pueda hacerse, el profesor
dijo esto con un gesto de resignación es sus ojos. Él empezó a mirar sus papeles, esperando que yo desapareciera.
-Señor, si me permite tengo una proposición que hacerle, dije.
- Desaparezca de aquí, no creo que usted tenga ninguna proposición interesante que hacerme, -¿No estará intentando sobornarme?, ¿Cierto?
dijo bruscamente.
Yo puse dos fotos digitales sobre su escritorio. Mi esposa estaba sonriendo en ambas imágenes, una en el baño y el otra en la cocina. Ella por supuesto
estaba muy sexy y sin ropa en ambas.
- Mi esposa está de acuerdo en dormir con usted, todas las noches que usted venga a casa a darme una mano, le dije.
Me quedé bien quieto en la silla esperando su reacción.
El profesor estuvo durante algún tiempo callado. De pronto sonrió tímidamente y dijo: -Éste va a ser un gran compromiso para mí, que sólo será viable con el esfuerzo de ambos y por supuesto el de su esposa.
- Definitivamente, le dije. Ahora estaba relajado como gato fuera de la bolsa.
-Durante las próximas tres semanas, hasta que el trimestre termine, iré a su domicilio a diario y me quedaré a dormir con ustedes.
-¿Eso es entendible y aceptable?,dijo.
- Eso será fantástico, le dije. Si quiere comenzamos esta misma tarde
- De acuerdo, hoy empezamos repuso con entusiasmo.
A las siete de la tarde llegó bien arreglado, parecía otra persona, recorrió
junto a mi esposa el departamento, ella lo hizo sentir cómodo de inmediato
dándole la recorrida del brazo. No muy a menudo consigo ver a mi esposa en acción así que me quedé esperando. Cuando regresaron la erección era
claramente visible dentro de sus pantalones grises.
-¿Te gustaría una cerveza, Carlos?, Jun-Ly dijo en manera amistosa.
Ella ya estaba intimando, llamando con su primer nombre a mi profesor.
-Sí, por favor, dijo él echando una mirada recelosa a su alrededor.
– El lugar es pequeño pero muy acogedor, apuntó.
Él estaba intentando manejar la situación de la mejor manera posible.
-¿Estas casado?, mi esposa le preguntó.
-Divorciado, Contestó lacónicamente.
Jun-Ly llevaba puesta una polo sin mangas que acentuaba sus pechos, su
cabello, castaño, como de seda, descansaba sobre sus hombros.
-Permítanme los dos, voy por algo más cómodo, dijo ella y caminó hasta el dormitorio.
Quedamos los dos solos y aprovechando la ocasión le dije:
Maneje la situación como a usted le parezca profesor.
-Sí, gracias, contestó. Él ya no estaba agresivo conmigo.
Extrañamente esto me puso contento.
Jun-ly salió llevando puesto simplemente un sostén deportivo y un cinturón de cuero ancho. El Profesor Garcé disfrutó la vista de sus glúteos y su coño
prolijamente rasurado. Jun-Ly le alcanzó una cerveza, al tiempo que le inquirió: -¿Estas muy apurado?, - porque me gustan las cosas lentas, agregó
-Toma todo el tiempo que deseas, planeo pasar toda la noche respondió.
Yo me hice de una cerveza, mientras mi esposa preparaba la cena.
Cuando la cena estuvo lista, el profesor y yo nos sentábamos uno de cada lado y Jun-Ly en la cabecera.
El profesor estaba degustando el pollo trozado condimentado con verduras,
y parecía estar agradablemente sorprendido con la hospitalidad .
Después de la cena, el Profesor Garcé estaba ávido por conseguir las cosas prometidas. Mi esposa se había quitado el sostén y limpió la mesa llevando puesto el cinturón de cuero únicamente. Él la ayudó con la cocina y me dejaron solo en el sofá, sorbiendo mi tercer cerveza.
En la cocina, él manoseó sus pechos. Jun-Ly siguió limpiando y dejando todo en orden antes de acostarse.
-Me voy a acostar, dije en voz alta.
Fuera de la alcoba, yo podría oír a mi esposa y el profesor muy divertidos
-Yo limpié mas que vos, así que ahora son todos tuyos, dijo ella.
-Está bien pero quítate ese cinturón feo si quieres. Cuando ellos entraron finalmente en la habitación el también se había quitado la ropa.
El velador con su luz amarillenta me permitió ver su cuerpo de mediana edad, Ella se escurrió suavemente de sus manos y se fue al baño.
El se sentó desnudo en el borde de la cama. Ella regresó con una sonrisa cómplice y se metió dentro de las sabanas.
Él la abrazó y con su boca chupó hambrientamente los pechos. Mi profesor
se acostó en la cama junto a mí.
Ella acarició sus pelotas y le plantó con su boca unos besos amorosos chupándole la cabeza bien gorda. -¡OH! Esto es grandioso, murmuró. Cuando parecía que iba a hacerlo llegar rápidamente al climax, ella dejó el jugueteo y le dijo: - ¡Ahora es tu turno!
Ella se colocó sobre él, de rodillas, con las piernas abiertas y puso el sexo en su boca, Cuando mi esposa empezó con el vaivén se retorció de placer
El profesor pareció ser un hombre experto porque la hizo venir muy pronto al orgasmo.
-Entra en mí, ahora, dijo
El profesor, estaba disfrutando la escena, al lado de él, un marido cornudo,
quedaba de lado en la cama, mientras su esposa desnuda lo llamaba a él para penetrarla. El placer de lo prohibido es dulce, pero el morbo que
despierta tomar la esposa de otro en la presencia de él y con su aquiescencia debe haber sido ciertamente mas delicioso.
Cuando él se sumergió dentro de ella, sentí el gruñido sordo e inequívoco
de penetración, él se movió velozmente, mirando alternativamente mi cara y la de mi esposa. Cuando él terminó con gran fuerza. Mi mujer
parecida estar extasiada bajo su ataque.
- Así, quiero follar toda la noche, ella apenas murmuró en voz baja.
Ver a mi esposa con otro hombre siempre me había enviado un estremecimiento al bajo vientre y esto no era en nada diferente. Bajo las sabanas, mi libido había saltado a la vida y mis manos lo acariciaron instintivamente.
El profesor aumentó su ritmo y se estremeció cuando explotó dentro del
coño caluroso de mi esposa. Yo también acabé con una puñeta furiosa que llenó mis manos de esperma.
Se besaron por mucho tiempo apasionadamente, lenguas que bailaron entre sí frenéticas, luego el sueño hizo estragos y se apoderó de nosotros.
Era el viernes por la mañana. Yo no tenía clases, pero fui a la biblioteca para repasar la materia. El profesor pasó y me dejó trabajo. Jun-Ly tenía que ir con su jefe a ver un cliente, así pasó el día y quedaron por delante tres fines de semana enteros.
La mayor parte del tiempo estuvimos desnudos, ya me había familiarizado con la figura de su pene encorvado, pero me alegré cuando las tres semanas pasaron. Y me puse más contento y feliz cuando vi que al fin mi nota había mejorado.
Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
  • Media: 5.19
  • Votos: 64
  • Envios: 5
  • Lecturas: 4328
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
martha rivera
invitado-martha rivera 04-07-2004 00:00:00

si,las hay y bastantes.es una forma de ser feliz y gozar el sexo

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