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"Yo quería vivir una fantasía con mi mujer sin saber que ella ya la había hecho realidad en mi ausencia."
En primer lugar les contaré lo siguiente: soy un hombre de 45 años y mi esposa de 44, pero a decir verdad, mi mujer mantiene casi el mismo cuerpo bonito de cuando era joven. Ella es bajita, delgada y de tez trigueña bronceadita. Sus senos son de tamaño normal y todavía están paraditos ya que a mis tres hijos no les dio mucho el seno, tiene una cinturita pequeñita y las caderas son anchas con unas nalgas montaditas y unas piernas torneadas, es decir, es bastante atractiva para su edad a pesar que no aparenta 44 años.
Cuando yo estaba trabajando en un sitio lejos de mi provincia, venía cada 45 días a mi casa donde la encontraba lista para ser agasajada como toda mujer. Una vez en la cama le dije que si no me había engañado en todo este tiempo, respondiéndome que nunca.
Pero una vez yo le comenté que tenía una fantasía pero siendo ella muy conservadora no la iba a aceptar, me dijo que se la contara y se la conté, diciéndole con temor de que no le gustara la idea: mira, tú tienes un rabito que cuando usas pantalón apretado de color blanco con esa tanguita también blanca me doy cuenta como los hombres te miran por atrás y un día estando en la playa tomando cerveza (ella no bebía en ese entonces), estabas recostada en la baranda con el culito elevado, me percaté que tipo con apariencia de militar de unos 25 años estaba cerca de nosotros y no te quitaba los ojos de tu trasero. Bueno, me hice a la idea esa noche que ese tipo te empezaba a perseguir cuando yo me iba de viaje y tú lo aceptaba en la casa y esperabas que todo mundo se duerma para abrirle la puerta y el resto ya te lo imaginas.
Bueno amigos, su respuesta nunca la imaginé, me dijo: te voy a contar algo que coincide con tu fantasía, ese muchacho es un soldado de la Marina de Guerra y vive justo enfrente de nuestra casa, precisamente en la casa de la señora que alquila cuartos para hombres solteros, pero lo que te voy a decir no quiero que lo tomes a mal porque no te lo había confesado, pero ahora que quieres esa fantasía, yo una vez casi la cumplo totalmente, faltó poquito. Verás, ese muchacho todas las noches cuando tu estás de viaje, se acerca a la casa y como sabes, al lado venden cerveza, se sienta en el banquito cerca de la ventana y se la pasa ahí solito. Apenas me asomo a la ventana o a la puerta, me saluda cortésmente y se pone nervioso.
Un día sábado, ya tenías un mes de haberte ido, me sentía bastante alterada sexualmente por la falta de sexo contigo y me dije, mi marido jamás se va a enterar y decidí que esa noche le iba a coquetear descaradamente para ver hasta donde él llegaba en sus pretensiones. Coincidentemente esa noche, los niños se antojaron que quería dormir con su tía y sus primos a lo cual yo accedí gustosa. Bueno, a las 9 de la noche él puntualmente se acercó al banquito cerca de la puerta y me hice como que recién me asomaba. Antes de eso me había puesto la bata blanca que me regalaste para andar en la casa pero que más parecía tentadora por que era bastante transparente y debajo me puse la tanguita blanca que tanto te gusta. Para que decirte que la bata es cortita y cuando me asomo se me eleva y se nota el comienzo de mis nalgas, pero debo decirte que la puerta esta cerrada y él me dijo, señora que lindo es verla, dichosos mis ojos, esta vez le sonreí coquetamente y le dije que no mienta.
Como nunca antes le había respondido estando solos en el portal, se animó y se levantó, yo le dije que se quedara sentado donde estaba porque los vecinos iban a pensar mal de mí, pero ya estaba con unas tres cervezas adentro y me dijo, señora bonita, yo solo quiero hablar con Ud., tenga la seguridad que no le voy a faltar el respeto y para demostrárselo me voy a ir con unos amigos a seguir tomando a otro lado apenas ellos vengan y siguió sentado. En ese momento llegó mi hermana y pidió ropa para los niños, entré al cuarto y abrí la puerta para entregársela, pero y desde adentro, no salí. Se fue mi hermana y dejé la puerta entreabierta a propósito. Yo estaba asomada, pero arrodillada en la silla de comedor ya que soy bajita como tú sabes y me puse a conversar con la vecina bochinchera, de reojo me percaté que el chico abría un poco la puerta quedando mi cuerpo justo en la mirada de él. Cuando a la media hora de estar ahí la señora se despidió y decidí conversar con el soldado, que por cierto es muy guapo y atlético.
Para sorpresa mía le acepté un vaso de cerveza (y fíjate que no bebo), el se levantó y se quedó ahí parado, pero noté que miraba mucho hacia dentro de la casa y no a mí, me pareció raro y le dije, no tengo muebles caros ni finos, él me dijo, usted adorna esta casa con su presencia. En eso llegan los amigos y se van, diciéndome, princesa, guárdeme esta cerveza que aún está entera porque ya cerraron el local de al lado, le dije, se la pongo en la nevera amigo y le sonreí. Ahora pienso que él entendió otra cosa. Cuando se fueron, miré hacia atrás y lo que vi me dejó helada. En la pared que queda a un costado de la ventana a donde yo estaba arrodillada hay ese espejo grande que compraste y me vi reflejada en él, notando que desde el banquito donde se sentaba mi amigo se me veía todo el calzón en vivo. Ahora entiendo porqué le empecé a notar ese tremendo bulto entre las piernas.
Como a las 12 de la noche, me decidí a acostarme, aunque no tenía sueño, deseaba que tú estuvieras en la casa para que no me entraran malos pensamientos, cuando escuché que golpeaban despacio la puerta. Al abrir la ventana, me encontré con mi querido amigo un poco más tomado pero aún en buen estado. Lo vi guapísimo en ese momento y la mente se me empezó a dañar.
Me dijo, no sea malita, vengo a ver la cerveza. Al pasársela no entró por la ventana y tuve que abrir la puerta y me dijo es usted un ángel y se atrevió a darme un beso en la mejilla, me asusté mirando a todos lados pero a esa hora ya no había ningún vecino. Bueno esposo, me dijo mi mujer ¿te sigo contando?. Respondí, si no hiciste nada malo continúa, pero ella se sonrió y dijo, no se que es malo para ti amor, tu querías esta fantasía, ahora tienes que oirla para ver si hice mal o bien.
Bueno dijo mi querida flaquita, el soldado me dijo que se iba nuevamente a seguir bebiendo por otros lados peligrosos y que le guardara el reloj y la esclava, al cogerlos me tomó de la mano, empujó la puerta y dijo permiso, entrando y poniéndolos encima de la nevera, diciendo por favor conversemos un ratito, aún es temprano y no hay nada malo en ser amigos. Te prometo que yo ya estaba decidida a todo, al fin y al cabo tú nunca te ibas a enterar. No dije si ni no y él se sentó en el mueble.
En ese momento me dije, voy a hacer lo que nunca había pensado hacer, es decir, voy a coquetearle y cuando haya peligro le pido que se vaya. Bueno me senté frente a él un poco alejada y me dijo, señora usted me tiene loco, no se que me ha hecho, ayúdeme, me asusté y le dije que se fuera a la casa y me dijo, la vecina me conversó que estaba solita y eso es peligroso, alguien puede forzar la puerta y entrar a robar o algo peor, que es peor le dije yo, y dijo la pueden violar. Sinceramente me sonreí y coquetamente respondí, quien me va a querer violar a mí habiendo tantas mujeres bonitas en la calle. Bueno eso fue todo, el muchacho me quedó viendo fijamente y dijo, yo al ser ladrón no la violaría señora sino que la amaría como nunca antes lo han hecho y me clavó la mirada en las piernas subiendo poco a poco ya descaradamente hasta encontrarse con el paisaje que adrede yo le estaba mostrando, mi tanguita blanca (la bata se me había subido a propósito) y como tú sabes soy muy peluda y los pelos se me sales hasta de los calzones grandes.
El amigo empezó a mostrar un aumento en su pantalón ya sabes en que parte y una mancha húmeda, estaba hecho aguita y yo también aunque por pudor no lo demostraba. Aquí empezó todo, le dije que iba a traer un vaso para su cerveza y me demoré porque fui al baño a lavarme, tenía empapada la tanga.
Al regresar me dijo que si podía oir música y lo complací con la condición que se fuera terminada la cerveza. Esta vez me senté en el mismo mueble pero un tanto separada de él y me puse las manos detrás de la nuca y me recosté, la bata se me subió más y yo imaginaba lo que estaba mostrando a esa mirada lujuriosa. El no aguantó más y me dijo que se iba tomándome de la mano y levantándome a lo que accedí. Al decirme nos vemos me dio otro beso en la mejilla y me tomó de la cintura pegándome a su cuerpo, le dije que por favor se fuera y no me soltaba hasta que logró besarme en la boca a lo cual no correspondí enseguida, pero él insistía con sus besos y me dijo, si me correspondes uno solo me voy (a todo esto me tenía fuertemente apretada y sentía ese bulto enorme pegado en mi sexo. Le correspondí el beso y siguieron otros y otros hasta que se sentó en el mueble y me puso encima de él, yo forcejeaba sin muchas ganas de que me suelte.
En ese momento cerré los ojos y me dejé llevar por el deseo reprimido y le dije que si me gustaba mucho pero yo era casada, dijo que no me preocupara que solamente me iba a hacer la mujer más feliz esa noche. Bueno mijo, me puso de pié y me bajó la bata lentamente hasta que esta cayó al suelo, mirándome con deseo me dijo, que rica tanguita y es llena de pelos bonitos, me hizo dar la vuelta para verme las nalgas y me bajó la tanguita con los dientes, yo todavía estaba asustada pero me sentía tan mujer. Cuando de pronto el muchacho se baja el pantalón y sale un tremendo animal casi el doble que el tuyo, que hermoso espectáculo. En este momento me acordé que no había tomado pastillas anticonceptivas y se lo dije. Me entendió y respondió, está bien pero no me digas que no me coma ese huequito que tienes entre las nalgas, pegué un salto y dije que no, diciéndome, si te duele no lo hago.
Tanto y tanto acepté y me arrodilló en el mueble pero con las nalgas brotadas hacia fuera para que él me viera el huequito, esto casi lo mata, lo besó como cien veces y mientras tanto me sobaba la vagina que estaba empapadita. Cuando sentí su pene en mi rabo me dio tanto gusto que le dije apúrese que puede venir alguien lo que era mentira pero resultó cierto. Justo cuando me metió esa cabezota sentí dolor y placer al mismo tiempo. Se demoró casi tres minutos en metérmelo todo, pero cuando empezábamos los dos a movernos ya fuera de si, llega el carro de mi hermana pitando a decirme que los niños querían venirse a la casa.
Apuradamente saqué mi rabito de ese tremendo miembro (que nunca antes había sentido) y le dije que se esconda hasta que ella se vaya. Bueno el se fue rápido y me dijo que así no hayamos hecho nada ya me había penetrado y que fue riquísimo sentir esas nalgas en sus bolsas. Por muchas noches me masturbé pensando en él y de que como me habia gustado por primera vez en mi vida sentir sentir deseos que me rompan mi rabito, ya que tu lo haces pocas veces y me duele, pero esta cosa enorme me hizo sentir en tres minutos tanto placer. Bueno si te interesa aún tu fantasía de ti depende hacerla realidad, Le dije déjame pensarlo y después hablamos, respondiéndome, no te hagas el bravo que estás que me mueres de las ganas de verme que otro hombre me haga todo y más de lo que tú me haces, y ella tiene razón.
El fantasioso
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