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Categoría: Maduras

MI EXPERIENCIA CON JUAN

Mi esposo siempre me dice que estoy bien buena y eso me anima a conservarme en buena forma. Soy de pelo rubio, ojos café oscuros, piernas muy bonitas y una sonrisa muy agradable. El sigue diciéndome que soy una mujer que se ha hecho ella misma y que cualquier esposo estaría muy orgulloso de ella.

Es gracioso el efecto que una persona puede tener en otras. Por ejemplo, fíjense en esta historia:

He estado casada durante diez o mas años con el mismo hombre. En los dos últimos años ha tenidos fantasías conmigo viéndome hacer el amor con otro hombre.

Siempre le conté como tenía sexo con otros hombres mientras hacíamos el amor pero no sabía que lo excitaba tanto.

Mientras mas hablaba yo del tamaño de pene de estos hombres mas se excitaba mi esposo. De tanto preguntarme sobre el tamaño del pene de estos, si eran mas grande que el de él, si lo hacían mejor que él, me entró una curiosidad por este tema.

Bueno, después de varios años hablando del mismo asunto, decidí que era necesario comenzar de inmediato a hacer realidad estas fantasías.

Una noche mientras hacíamos el amor mi esposo me comenzó a hablar sobre una de sus historias eróticas.

Me habló de un amigo suyo que había estudiado con él en la universidad, de nombre Juan, muy famoso entre las chicas porque decían que lo tenía grande.

Hay que reconocer que Juan siempre era caliente, por las fotos que veíamos. Pronto llegaría de visita al pueblo, dentro de algunas semanas. Poco a poco mi esposo comenzó a llenarme la cabeza de cosas: lo bueno que sería estar con él en la cama y me hablaba de todas las mujeres de la universidad que siempre querían meterse el enorme huevo de Juan.
Entonces me di cuenta de que si yo pensaba lo mismo que las muchachas él se iba a excitar tanto que eyacularía rápido, acabando bien sabroso cuando hiciera el amor conmigo debido a estas fantasías.

Pasaron varias semanas y seguíamos hablando de Juan mientras dormíamos. Decíamos que era mejor un huevo más grande que el de mi esposo. Ya la idea me parecía buena. Así que cuando vi el buen efecto que le producía a mi marido, por fin acepté hacer el amor con Juan, si se presentaba la situación y el momento adecuados.

Según mi esposo, era difícil hablarle a Juan sobre el asunto, y decirle que hiciera el amor conmigo, pero un día mientras almorzábamos con Juan se le ocurrió una idea:

- “Juan, ¿alguna vez has hecho el amor con una mujer casada mientras te ve el esposo?”

- “No, en realidad nunca he hecho esto pero me parecería muy curioso. No le vería nada de malo. ¿Por qué preguntas eso?”

- No, por nada- le dijo mi esposo. – ¿Qué es lo que están tratando de decirme?

- Bueno, Lisa y yo hemos estado jugando con la idea de que hagamos un trío.

Hubo un breve silencio y Juan dijo:

- Les diré que en lo que a mi se refiere, no sería capaz de estar con tu esposa mientras tú ves todo. ¿A ustedes les parece buena la idea? Me parece que estás bromeando. Me gustaría cogermela. Tiene las piernas mas bonitas que alguna vez haya visto.

Los dos días siguientes mi esposo estuvo muy excitado pensando en esa posibilidad. Estas cosas que hablábamos en la cama ahora nos gustaban tanto, que cuando hacíamos el amor él acababa sólo con mencionarle el nombre de Juan.

Finalmente me preguntó: - Lisa, tú sabes que sería muy difícil hacer cualquier cosa si yo estoy viendo. Quisiera saber si podrías quedarte sola con él.

Le contesté: - ¿Sabes? en realidad es mas fácil para mi. No se por qué pero es mejor así.
Entonces tomamos la decisión: hacerlo de esa manera.

Teníamos que decidirnos ya mismo. Mi esposo me dijo: - Ok. Está bien. Mañana hablo con Juan.

Al día siguiente mi esposo le preguntó si quería quedarse solo conmigo. Juan le contestó que le encantaría y que prometía tratarme bien, como la dama bella que era y darme lo que mejor merecía.

Me dio la noticia esa noche temblando como una hoja. Con lo excitado que estaba pareciera que era a él a quien iban a coger. Los dos días siguientes no pensaba en nada mas que en eso hasta que por fin llegó el tan ansiado momento.
Era sábado por la tarde y se paseaba por la casa como un padre preocupado por sus hijos. Luego tocaron a la puerta como a las 7:55 de la noche… era Juan.

- Hola, Juan. ¿Cómo estás?
- Nervioso pero estoy listo.
- Voy a buscar a Lisa.

Yo tenía una blusa muy sexy y mi esposo me dijo que lucía fantástica!!! Me llevó desde el cuarto hasta la sala en donde Juan estaba esperando. Me encantó la mirada de alegría cuando me vio con la blusa. Mi esposo me dio un beso de despedida y me guiñó un ojo. Luego se retiró.

Después mi esposo me dijo que cuando se fue toda clase de pensamientos le pasaron por la mente: - ¿Qué tal que algo salga mal? ¿Qué tal que se fugue con ella? ¿Qué tal que…

Por fin se relajó y dirigió a la casa de algunos amigos con la intención de regresar bien tarde por la noche.

Mantuve la calma a pesar de la situación hasta que salió y la puerta se cerró. De repente me di cuenta que esto ya no era un cuento de los que siempre hablábamos cuando nos acostábamos, ¡todo era real!

Estaba temblando cuando le pregunté a Juan si quería tomar algo. Su respuesta fue rápida y con nerviosismo. – Si, una cerveza.

- Ya te la traigo- Le entregué la cerveza y se sentó en una silla reclinable mientras recibía la cerveza con una mano. Suavementente me atrajo para sentarme en sus piernas. Casi inmediatamente sentí su duro huevo presionando contra mi culo y me di cuenta de que ya no estaba tan nerviosa, mas bien, lista para todo.

Nos besamos y su lengua penetró en mi boca mientras sus manos exploraban mis senos a través del sostén. Le regresé el beso y nuestras lenguas se apresuraron a tocarse entre si. El huevo se le ponía mas grande como si buscara liberarse de sus pantalones. Juan entró en acción: Tomó un trago de cerveza y dijo:

- Vamos al baño- Casi en el instante lo llevé al baño de mi esposo lista para mostrarle a Juan lo bien que tira la esposa de su amigo.

Cuando entramos al cuarto me tomó en sus brazos y me besó con una pasión que no había experimentado en mucho tiempo. Se apartó un poco y lentamente quitó mi delgada bata y me besó en los hombros. Luego me quitó la pantaleta y allí estaba yo parada desnuda frente a este hombre a quien acababa de conocer.

Otra vez me besó con pasión para llevarme cargada hasta la cama y lamerme, besar y chuparme las tetas. Se sentía maravilloso.

Luego se puso de pié y comenzó a quitarse toda la ropa para colocarla a mi lado, y me besó los pezones. Estos estaban duros como una piedra y mi cuca la sentía como si deseara que me hicieran el amor ya mismo. Comenzó a bajar en la cama para lamerme la cuca ya húmeda. Yo contenía la respiración para no gritar. Pensé que yo haría todo el show pero él me dominaba y eso me encantaba.

Luego sucedió lo esperado: Un orgasmo corrió por todo mi cuerpo y grité: - cógeme, cogeme…por favor, cógeme!! Se colocó sobre mi y a pesar de que tenía el huevo presionado contra mi, no sabía si lo tenía grande.

Apretaba la cabeza del huevo contra mi cuca y cuando me entró, gemí de felicidad.
Era el huevo más grueso que alguna vez me habían metido y mientras mas se metía mas rico lo sentía. Cuando sentí que lo metía y sacaba de nuevo me di cuenta que también era el mas grande que había sentido alguna vez. Me daba duro todo el tiempo hasta que grité de éxtasis en el momento en que me tocó en lugares a donde nadie había llegado nunca.
Otro orgasmo me invadió y me di cuenta que esto era solo el comienzo.!!!

El huevo de Juan me penetraba la cuca caliente y yo coloqué las piernas alrededor de su culo para hacer que me diera mas duro. Yo estaba disfrutando el momento y su huevo.

– Por favor, acaba ya!!

Me daba cada vez mas duro y pude sentir su huevo mas grande hasta que finalmente explotó en una inundación de su propio semen que ocasionó otro orgasmo que me apretó la cuca y me la dejó convulsionando como nunca antes la había sentido.

Cuando nos acostamos, respirábamos con dificultad y comencé a bajarme para probar el huevo que me había dejando tan satisfecha. Cuando mi lengua ya iba a tocárselo sabía a semen y le apreté las bolas. Nuestra tranquilidad fue interrumpida por el teléfono que sonó fuertemente.

Juan se levantó y contestó rápidamente:

- ¿Aló?

- Hola Juan, ¿cómo te va?

¡Era mi esposo! - Todo está bien. Nos vemos como a las doce de la noche- Asi contestó Juan y colgó.

Mi esposo estaba llamando por teléfono mientras yo le mamaba el huevo a otro hombre. Juan parecía un poco brusco pero a mi lo que me importaba era su huevo. ¡Que me diera todo lo que pudiera! Ya lo tenía bien limpio de tanto lamérselo, lo besé en la boca mientras le hacía la paja con la mano.

Nos quedamos un rato acostados allí hablando sobre la situación. Me preguntó si estaba contenta y me dio risa. Le dije: - ¿Qué crees tú?

Sonrió y me dio un largo beso, bien duro mientras me tocaba los senos dedicando especial atención a mis pezones, haciéndolos girar cuando los agarró entre el pulgar y el índice. Otra vez tenía el huevo bien duro y se hinchaba con el latido de su corazón.

Acostado sobre mi estómago, me apartó las piernas y se dirigió a mis rodillas. En segundos sentí una presión contra la cuca ya encogida y otra vez me lo tenía metido. Como se movía lentamente lo que yo sentía era maravilloso. Su huevo era mucho mas grande que el de mi esposo y esto obviamente ¡era la diferencia!

Poco a poco aumentó los empujes y me preguntó si su huevo era mas grande que el de mi esposo a lo cual contesté: - Claro que si, mucho mas grande.

- ¿Y es mejor…? -

- Si, mucho mejor…me encanta!!!...¡Cógeme! - le dije.


La velocidad aumentó con cada palabra que le dije, su huevo parecía un pistón de automóvil que entraba y salí de mi cuca. Yo estaba segura de que alguien podía oir el golpeteo de nuestros cuerpos cuando el huevo se hundía mas y mas hondo. Entonces comencé a gritar:

- ¡Cógeme …cógeme mas duro…cógeme! ¡Asi!!

Sentía un calor por todo el cuerpo que venía de la cuca. Juan le metió con mas fuerza y otra vez me acabó adentro con su dulce semen. Nunca había yo sentido que me echaran tanta leche. ¿De dónde sacaba tanta? Caímos rendidos con nuestros cuerpos sudorosos y no pusimos a dormir.

Me desperté y lo besé ligeramente en el cuello y los hombros. Había sido como un sueño y quería que nunca terminara. Primero me agarró un pezón y luego el otro con la boca para chupármelo suavemente hasta que se pusieron duros de nuevo. Sentía un dolor entre las piernas porque estaba irritada.

Pero aún así, me seguía entusiasmando el huevo de Juan, tan grueso y bello, ¡penetrando fuertemente en mi cuca de nuevo! Esta vez lo hice acostar de espalda, yo arriba. Lentamente bajé mi cuchara hasta su enorme huevo y me lo metí: Yo no podía saber, pero se sentía y veía maravilloso cuando hundido desapareció en el interior de mi cuca.

Me acariciaba los pezones de vez en cuando. Lentamente, mas lentamente, subí hasta que la punta estaba casi a fuera, y luego para adentro hasta que se metió completamente de nuevo. Seguía tocándome los senos mientras estaba arriba de él y de vez en cuando me apretaba los pezones, aumentando mi placer. Luego me comencé a mover lentamente, lo mas lento que pude hasta que me volví loca. Incapaz de controlar este movimiento por mas tiempo me lo metí furiosamente, lo mas rápido que pude, afuera y adentro, y lo mas fuerte que podía. Era un dolor que me producía placer y que nunca lo había experimentado antes.

Eso parecía yo: ¡un animal, una verdadera puta bien caliente singando bien duro! Se vino otro orgasmo…y otro. Llegaban tan rápido y seguido que no podía distinguir entre uno y otro, ni controlarlos.

Después Juan se encargó: me acostó de espaldas, apartó una de mis piernas y la otra la llevó hasta su pecho. Ahora si me estaba metiendo el huevo bien hondo, mas que antes, con esa nueva posición. ¡Me estaba rompiendo la cuca!!

- ¡Ahora te toca a ti putica! ¡Te voy a coger hasta que te desmayes!

Continuará
Traducido por Marcos Urbina
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Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 4.66
  • Votos: 59
  • Envios: 4
  • Lecturas: 3561
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