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Categoría: Infidelidad

Mi ex (Segunda parte)

Hola queridos lectores, aunque han sido pocas las valoraciones, me han pedido que continúe con mi historia, pues bien, continuaré. Después de aquella sesión tan deliciosa de sexo, tuvimos que enfrentar la realidad y reconocer que el juego nos gustaba, que no tenía nada de malo y se hizo costumbre jugar roles diferentes de vez en cuando, el tema de Rafael era abordado en ocasiones alternadas para no hacerlo aburrido, además que pensaba que tal vez en alguna situación de suma excitación ella me contaría todo, lo cual no paso, no por la buena.



He de reconocer que se volvió una obsesión para mi saber que paso realmente con el mentado Rafael, no quería saber si paso o no, yo sabía que sí ocurrió, lo que comía por dentro era el morbo de saber cómo fue ese encuentro sexual con el segundo hombre en su vida, que pensaba ella, que sentía y como disfrutaba. Ante la negativa rotunda y persistente de confesarlo, tuve que recurrir a una técnica poco ortodoxa, en una ocasión que hubo fiesta con unos amigos, la invite y aceptó, así que desde que llegamos le empecé a dar de beber, poco a poco hasta que ya estaba casi ebria y por supuesto caliente, no fue difícil casi no toma y cuando lo hace se marea rápido, así que el alcohol, los besos y caricias que nos dábamos en ciertos momentos y las insinuaciones de la cogida que le daría después de la fiesta la pusieron como lava ardiente.



Era el momento y nos retiramos dela fiesta, no hizo falta preguntarle si quería ir al hotel, desde el pasillo se me abalanzó y con desesperación me empezó a besar, síntomas inequívocos de su extrema cachondez combinada con su ebriedad, le correspondía los besos y caricias, llegando a la recamara nos desnudándonos mutuamente, ya en la cama sin preámbulo ni nada la penetré.



L: Aaaahhhh, si papi rico, así cógeme, te necesitaba tanto dentro de mi mmmmm



Era mi oportunidad y la aproveche.



H: ¿Te gusta? ¿Así te lo metió Rafael?



L: Siiii, así me cogió, así me la metió



H: ¿Te gustó cuando te cogió esa vez en su depa?



L: Siii, fue maravilloso la tiene muy rica.



H: ¿Lo gozaste como la puta que eres?



L: Mucho, me la metió riquísimo, dame más aahhhh cógeme rico papito, me encantas mi reeeeyyyyy mmmmm.



Lo tenía, el plan salió perfecto, lo confeso y estaba grabado, por si se quería retractar. Guarde el celular y me dedique a darle una cogida deliciosa, con la calentura que me proporcionó su rebuscada confesión. Al lunes siguiente la busque, pase por ella al salir de su trabajo y unas calles adelante en un paraje solitario me estacioné, platicamos y le mostré la grabación, para no contar toda la conversación, primero se enojó por grabarla, después lloró pidiendo perdón, hasta que finalmente la pude convencer que no tenía por qué llorar ni pedir perdón, al contrario le agradecía que sin ella saberlo me cumplió una de mis más grandes fantasías sexuales, lo único que le pedía era que me contara con detalles lo sucedido, que no omitiera nada.



L: Estas loco, como te puede excitar saber que me acosté con otro hombre y más aún cuando recién nos habíamos casado –con un poco de tristeza en el rostro– creo que lo mejor fue separarnos, solo nos une el sexo, riquísimo no lo niego, pero como matrimonio hubiésemos fracasado.



L: Muy bien si quieres saber que pasó te lo diré, no tiene caso seguir negándolo, tampoco he de negar que lo disfruté como no te imaginas, no solo fue una, en realidad fueron cuatro veces las que me acosté con Rafael y en cada una gocé como una puta –esa palabra me sonó fuerte en la cabeza, porque una cosa es que las diga cuando lo hacemos y otra así en una conversación sin sexo– pero sin duda esa primera vez en su departamento fue la mejor.



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Aquí empieza su relato, pero para facilitar la lectura, lo escribiré omitiendo mis intervenciones que fueron muchas, sobre todo haciéndole preguntas sobre detalles de lo acontecido, como por ejemplo, si comparó el tamaño del pene de Rafael con el mío, que le decía ella o cosas que me intrigaran para conocer los pormenores, por lo tanto relataré la historia en primera persona para que todos los detalles preguntados por mí, aparezcan como genuina confesión de ella, además sería como si Laura de primera mano le confesara al lector tan excitante acontecimiento, esperando lo escuche y se excite como yo lo hice. Espero lo disfruten tanto como un servidor.



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Como te había contado fui a su departamento, todo fue cierto, nos besamos, me excité, y me paré para irme porque sentí remordimiento a pesar del calor interno que me invadía, pero la verdad es que no me fui como te conté. Él se levantó del sillón tras de mí y justo antes de salir del departamento me tomó de la mano y me pidió que lo perdonara.



R: Laura, por favor perdóname, no quise ofenderte, sé que eres casada y por lo tanto prohibida pero eres irresistible.



L: Lo siento Rafa, pero esto no puede ser, amo a mi esposo y él no se merece que le haga algo así, él es el mejor marido del mundo.



R: Y dale con lo mismo, cómo puedes asegurarlo, en primera como te había dicho, no has estado con otro hombre, no puedes asegurar algo que no has comprobado, y en segunda, ¿Sabes a donde está ahora mismo tu esposo?



L: Claro que lo sé, fue a Puebla a la sucursal de su trabajo, pero viene en dos días.



R: ¿Y sabes con quien está? ¿Está en su hotel y con quién? ¿Quién te asegura que no está con otra mujer mientras tú defendiéndolo? Tú aquí reprimiendo tus deseos, porque es evidente que me deseas como yo a ti ¿O no?



Sus palabras solo hicieron que estallara en llanto, pero lo que no tenía claro es que si mis lágrimas eran porque tenía razón en que no sabía dónde ni con quien estabas, además recordé la gran pelea que habíamos tenido esa mañana; o si realmente lloraba porque me descubrió, sabía que lo deseaba, que quería estar con él, y eso me hacía sentir débil y vulnerable.



R: No llores pequeña ven, siéntate un rato para que te calmes no te puedes ir así.



Me llevo al sillón, me sentó y se sentó junto a mí, me dio a tomar de la copa que deje en la mesa de la pequeña salita, el sorbo me supo gloria. Me abrazó y yo me recargue en su pecho, con la mano derecha me abrazaba y con la izquierda me acariciaba el cabello y las mejillas, mientras tanto nuevamente tuve a la vista ese bulto que se mostraba en su entrepierna, y la libido que hace unos momento tenía nuevamente despertó, esa combinación de sus caricias, su cuerpo junto al mío, su perfume, el vino, pero sobre todo ese bulto que se dibujaba me tenían declaradamente cachonda, sentía mi vagina súper húmeda, era una excitación jamás experimentada, estaba sola con un hombre 24 años mayor que yo, y lo deseaba a pesar que jamás me atrajeron los hombres mayores. Supongo que cada uno de sus movimientos estaba calculados y sabía bien como llevarme, sus años no eran en vano.



R: Haría cualquier cosa por no verte llorar, para devolver a tu rostro esa sonrisa que nos cautiva a todos en tu oficina, quiero ver a la Laura alegre de siempre.



L: ¿Y qué harías para eso?



R: Lo que sea necesario, no solo para ver a la chica risueña y alegre de siempre, sino para conocer a la Laura que tienes oculta y que desea salir.



Llena de lujuria lo miré a los ojos, casi como retándolo a que me tomara, el último gramo de pudor que tenía me limitaba a iniciar yo, pero le dejaba claro que estaba dispuesta a todo, a todo.



L: Pues te la presento, esta es la Laura desconocida para ti, tú decides si la quieres conocer.



R: Por supuesto, la conoceré afondo.



Y me beso apasionadamente, nada que ver con el beso tierno con que inició anteriormente, este era un beso cargado de deseo, y por supuesto deseo muto pues yo le correspondía entrelazando nuestras lenguas, aumentando la carga sexual que teníamos. Sus manos empezaron a tocarme, primero me tomo de mi trasero y me apretó contra él, pude sentir su dura verga, el gran bulto que se le veía ahora se sentía imponente y eso que aún estaba en su guarida. Al sentirlo gemí fuerte sin dejar de besarlo.



L: mmmhhhhmmmm.



Luego paso una de sus manos por el frente para tocar mi vagina por encima del pantalón azul de mezquilla que me quedaba súper ajustado, mientras su otra mano me masajeaba un seno sobre la blusa blanca de botones que tenía. La calentura que tenía era tanta que no pude reprimirme más y le empecé a tocar el pene por encima del pantalón, mientras Rafa hábilmente con una mano me desabotonó la blusa y metiéndola bajo mi brassiere empezó a tocarme los senos y pellizcarme los pezones ya de por si duros como rocas, y bien sabes que esa es mi debilidad.



L: mmmmhhhhhh siiii.



R: ¿Te gusta?



Me dijo mientras me quitaba la blusa y el sostén y se pegaba a mis senos, con su lengua jugueteaba sobre mi pezón, me lamía delicioso, luego lo metía en su boca y succionaba o me daba pequeños mordiscos que me provocaban dolor y mucho placer, sabía muy lo que hacía, mientras con la otra mano me estrujaba el otro pecho y pellizcaba mi pezón, lo hizo alternadamente con una maestría sin igual.



Después de varios minutos de recrearse con mis senos me beso nuevamente de una forma apasionada, mientras desabrochaba mi pantalón y lentamente lo bajaba, costándole un poco de esfuerzo por lo ajustado que lo tenía a mis piernas y mi trasero sobre todo. Me lo quito con todo y zapatos dejándome solo en la tanga negra que llevaba y que sabes que me encanta usar. Me hizo darme la vuelta.



R: wooooow eres una diosa



L: ¿Lo dices en serio?



R: Por supuesto pequeña –me encantaba que me llamara así, me hacía sentir más el morbo de estar con un hombre mayor.



Como agradecimiento lo abrace por el cuello y lo besé, un beso pasional de lengua como los que me prenden mientras le desabotonaba la camisa la cual con su ayuda se quitó al igual que la playera, dejándome ver un cuerpo aun conservado, nos besamos otra vez mientras él me tomo de las nalgas y me cargó para llevarme a la única recamara del pequeño departamento. Una vez dentro me acostó delicadamente sobre la cama y nos seguimos besando y el recorriendo cada centímetro de mi cuerpo con sus hábiles manos, sobre todo mis senos y mi vagina que solo la cubría la pequeña tela de la tanga, la cual no fue necesario más que hacerla un lado para que metiera un dedo que empezó a moverlo en círculos, luego dos, elevando mi calentura, hasta que le pedí que me hiciera suya, si seguía masturbándome me haría acabar y hubieras ido rico pero yo deseaba acabar con él dentro de mí.



L: No aguanto más, te deseo, te necesito, hazme tuya yaaaa.



R: Tranquila pequeña, no llevamos prisa, tu esposo no está.



L: No, pero tengo que llegar a casa, mis vecinos son muy fijados y no llegar a dormir me traerá problemas, además me tienes ardiendo.



Comprendiendo que tenía razón y ante todo es un caballero no queriendo causarme problemas se puso de pie junto a la cama y empezó a desabrocharse el pantalón, yo quise imitarlo quitándome la tanga que era la única prenda que aún tenía puesta.



R: No, déjala, me excitas tanto verte con esa tanga, tienes un trasero precioso y con esa prenda se ve aún más excitante, mejor desnúdame a mí.



Solo se bajó el pantalón quedándose con el bóxer, creí que el a su edad usaría calzones abuelito jajaja, pero fue una grata sorpresa verlo con esa prenda que se me hace sexy pero sobre todo por el bulto que se notaba, estiraba al máximo su ropa interior.



Estaba nerviosa, era el segundo miembro viril que tendría tan cerca, tú fuiste el primero y el tuyo era el único que conocía, las películas y revistas que me enseñaste a ver no contaban para mí, este el segundo pene real que tendría tan cerca… y tan adentro.



R: ¿Qué esperas pequeña? No me digas que te estas arrepintiendo porque tu respiración y tu mirada dicen lo contrario.



Sus palabras me sacaron de mis pensamientos, me senté a la orilla de la cama mientras él seguía de píe, la atraje hacia a mí, tomé su bóxer de ambos lados mientras el corazón me latía a mil por hora, su pene erecto impedía que bajara con facilidad su prenda, por fin lo hice y salto como impulsado por un resorte o como si tuviera vida propia, ahí estaba ante mí, otro pene en vivo y en directo, seré sincera, me pareció hermoso, era casi del mismo tamaño que el tuyo en cuanto a lo largo, pero en grosor si era notable la diferencia.



R: ¿Qué piensas hacer ahora, tele vas a quedar viendo toda la noche?



No podía articular palabra, yo, una chica joven de apenas 19 años, recién casada y enamorada de mis esposo, quien había sido el único y a quien le había sido fiel, ahora estaba en el departamento de un hombre maduro que supo excitarme y que ahora tenía su hermoso pene frente a mí, ¿Qué iba a hacer? Ambos sabíamos que iba a hacer, solo estaba venciendo la última barrera de pudor y fidelidad. Después de un fuerte suspiro cerré los ojos y me abandoné al placer de este hombre y su pene.



Tú sabes cómo hago el sexo oral, contigo aprendí esas habilidades que tanto me reconoces, tú fuiste mi maestro pero ahora tenía que demostrar lo aprendido y me iba a esmerar. Empecé a darle besos en la punta mientras mi mano lo recorría de arriba a abajo, reconociéndolo y sintiendo su grosor y las venas que le saltaban de los lados, después lo recorrí con mi lengua por todo el tronco una y otra vez, llegando a sus testículos también fueron presa de mi boca, los succioné, uno primero y luego el otro, Rafa largo un gemido que me demostró que la hacía bien y lo confirmo.



L: aaaaahhhhh, es un gusto conocer a esta Laura, tiene unas habilidades magnificas, sigue, lo haces muy bien.



Fue un halago que me hizo sentir muy bien, una chiquilla de mi edad estaba a la altura de un hombre tan experimentado, así que sin más demora metí su pene a mi boca, me costaba trabajo por lo grueso pero logre llegar hasta la mitad, sabes que no me gusta comérmelo todo por las arcadas, así que hasta donde llegó me encargue de mover mi lengua lo más que podía para que el sintiera el masaje y que a ti te encanta, lo sacaba y le escupía la punta y lo volvía a meter, me sentía una puta de las películas porno que así lo hacen y me encantaba la sensación. Como no entraba todo con una mano tomaba la base del tronco y con la otra masajeaba sus testículos. Cuando sentí que se empezaba a tensar paré la felación porque no me gusta recibirlos en la boca.



R: ¿Por qué paraste? Estaba a punto de llegar en tu boquita, que bien lo haces niña.



L: Lo siento pero no me gusta el sabor del semen.



R: Ok, ya después te gustará ya lo verás.



Me hizo acostarme en la cama, me abrió las piernas y sin más fue directo a mi vulva, solo hizo un lado la tela de mi prenda íntima y me empezó a dar lengua, la movía riquísimo, me hacía gemir, subió sus manos y me apretujaba los senos y los pezones.



L: aaaaahhhhh que rico papito, que rico me comes, mmmmmm



Si con sus dedos me negué a mí misma el clímax esta vez fue diferente, me deje llevar por su habilidosa lengua y llegué a un delicioso orgasmo acompañado de mis gritos y la tensión de mi cuerpo que aprisiono su cabeza en medio de mis piernas y gritando su nombre.



L: ooooohhhh Rafaaaaaa.



R: Casi me revientas el cráneo, que manera de llegar, ¿Estas lista preciosa?



L: Si, estoy lista, por hoy soy tuya en cuerpo y alma, tómame.



R: Hay pequeño inconveniente pequeña, no tengo condones, te importa.



Normalmente cualquier mujer se habría negado, creo yo, pero estaba tan caliente y deseaba tanto hacerlo con él que no me importo que no usara condón sabiendo que no me cuidaba, al contrario la idea me excitó muchísimo más.



L: No importa, te dije que soy tuya y con tu mujer no creo que uses preservativo.



R: Me encantas, no te importa que te pueda preñar con tal de que te haga mía, eres tan… -hizo una pausa.



L: Puta, si Rafa, tú me pusiste así, quiero ser tu puta.



Lo dije sin pensar, víctima de la excitación, me arrepentí pero no había vuelta atrás, pensaría lo peor de mí.



R: Entonces te trataré como lo que eres –me lo dijo con una cara de lujuria que me asustó- serás mi puta y me complacerás.



Yo creo que mis ojos fueron muy expresivos.



R: Tranquila pequeña, no temas, todo lo que pase quedara entre nosotros y estas cuatro paredes, fuera de aquí esto nunca pasó, así que déjate llevar, muéstrame a la Laura putita que yo sabré como tratarla y darle lo que se merece.



Sus palabras fueron un bálsamo para mí, tanto así que yo misma abrí las piernas mostrándole sin vergüenza mi intimidad he invitándolo a lo que tanto deseábamos. No se hizo de rogar, se colocó entre mis piernas, se puso sus manos a un lado de mi cabeza y me besó, un beso tierno que me dio aún más confianza, mientras sentía su pene queriendo entrar en mi vagina que ansiosa lo esperaba, tanto así que yo misma lo tome y lo coloque en la entrada para que me penetrara, lo hizo de una sola vez arrancándome un gemido, mezcla de dolor por lo grueso con placer, sobre todo placer.



L: aaaaahhhhhh



R: Que húmeda y apretadita estas -poco a poco aumentó la velocidad de la penetración haciéndome gemir- ¿Te gusta?



L: Siiiiii, me encanta, que rico pene tienes amor, me partes.



R: Eres una puta, mi puta y tejaré bien abierta.



L: mmmmm si papi, soy tu puta, cógeme así rico aaahhhhh



Me tomo de los tobillos abriendo al máximo mis piernas mientras en no paraba de embestirme, yo no podía hacer más que gemir disfrutando de la rica cogida que me estaba dando Rafael, el dolor inicial desapareció con los primeros bombeos, la humedad de mi vagina lubricaba lo suficiente para que entrara y saliera con facilidad proporcionándome un gran placer.



Instantes después junto mis tobillos y con mis pantorrillas en sus hombros se inclinó para hacer más profunda la penetración, sabes que esa posición me encanta porque entra al fondo, no guante y empecé a mover mis caderas buscando yo ser quien se penetrara.



R: Que bien te mueves, así zorrita muévete, busca mi verga con tu panocha.



L: La tienes tan rica que tengo que buscarla mmmmmm si así rico mmmmm



La posición es rica pero me cansa rápido si yo me muevo.



L: Ya, ya me cansé.



R: ¿Cómo lo quieres ahora?



L: De perrito, esa me encanta.



Me coloque en posición, arqueando la espalda para parar más el trasero, moviéndolo despacio como invitándolo a poseerme, se colocó detrás de mí, con una mano me tomo de la cadera y me atrajo hacia él y con la otra tomo su miembro y lo empezó a recorres por mi vagina pasándolo hasta el canal de mis glúteos, eso me calentó aún más, deseando volver a sentirlo dentro de mí, cada que pasaba la cabeza por la entrada de mi conchita me hacía para atrás para ensartarme pero en no lo permitía. Le encantaba hacerme sufrir, se hacía desear y lo lograba a cada segundo lo deseaba más, necesitaba tener ese delicioso pene dentro de mí, sentir como me llena y me hace mujer.



R: ¿Lo deseas puta?



L: No seas así, sabes que lo deseo, te necesito.



R: Pídemelo como la puta que eres.



L: Cógeme Rafa, cógete a tu puta porque eso soy para ti, soy tu hembra en celo y tu mi macho.



R: Así si, te lo has ganado, para más el culo zorra, te voy a reventar tu panocha.



Sus palabras no hacían más que encenderme más y más, nunca había estado tan deseosa. Pegue mi cara al colchón para parar todavía más mi culo, tenía que complacer a mi macho.



R: así perrita, que obediente, ahora veras lo que es bueno.



Lo puso en la entrada y me tomo con ambas manos de la cadera y de un solo empujón me lo dejo ir atrayéndome hacía el, y me empezó a dar sin compasión, sentía un pequeño dolor por la brusquedad.



L: Aaaaahhhhhh, despacio papi, me duele.



R: Querías que te tratara como una puta, pues así se les trata, deseabas verga y ahora te aguantas y la disfrutas, porque lo estas gozando.



Tenía razón, le pedí que me cogiera como una puta y lo estaba disfrutando a mares. Así que tenía que portarme a la altura.



L: mmmmm aaahhhhhh si papito, cógeme como una puta, así mi rey que rico es tenerlo dentro, mmmmmm



R: Mueve ese culazo que te cargas mamita, ese que a todos vuelve locos, imagínate cuantos hombres quisieran tenerte así, meterte su verga y dejarte llena de mocos.



L: Si papi que rico, a todos se las daría, así como a ti, no pareeeesss aaaaaahhhhhh



Me vino un orgasmo bestial, sus palabras fueron el detonante para llegar al clímax, imaginarme a todos mis compañeros mirándome el culo, saber que todos ellos me quieren coger me hizo llegar así. Fue tanto el placer que cuando termine me deje caer en la cama, tratando de recuperarme.



R: Valla manera de llegar, eres lava ardiendo pequeña, perdón, eres muy caliente putita.



Ambos reímos, yo a medias porque aún me estaba reponiendo, pero él no quería perder tiempo.



R: Descansa, lo mereces, pero no dejaremos que se baje nuestro amigo.



Lo acerco a mi boca, era clara su intención y no podía negarle ese placer después del orgasmo que me regaló. Lo metí en mi boca y empecé a chupárselo, no con tanto esmero como antes pero tampoco yo deseaba que menguara su firmeza.



R: Esa es mi zorrita, estás desecha por tu venida pero aun así lo chupas de maravilla, sigue preciosa, lo haces muy bien.



Me decía esto mientras me tocaba la vagina, metiendo un dedo, después dos, como me quedó muy sensible sentí que me lastimaba y se lo hice saber, su respuesta me agradó.



R: Si mis dedos te lastiman, mi lengua no lo hará –se acostó boca arriba - ven aquí putita, comámonos.



L: Mmmmmm lo que tú digas mi rey.



Estaba dispuesta a complacer a ese hombre en lo que me pidiera, estaba completamente entregada a él, me coloqué sobre él quedando mi vulva justo sobre su boca y su pene frente a mi boca. Inmediatamente empezamos a devorarnos, provocándonos mutuamente olas de placer, sus manos en mis glúteos los abrían para que su lengua mayor campo de acción, su lengua iba y venía, entraba y salía, daba vueltas y yo me retorcía de placer, no gemía porque mi boca estaba muy ocupada dándole placer a mi macho, nuevamente recorría todo el tronco, de un lado, del otro, con mi lengua hacía círculos en la punta, lo metía y lo sacaba de mi boca, lo más turbaba con una mano y con otra acariciaba sus testículos con las uñas, ponía todo mi esmero. Estuvimos así por varios minutos, casi me hacía llegar nuevamente con su lengua pero él también estaba por venirse y eso no estaba en mi mente.



L: Woooow, que lengua tan traviesa tienes corazón, casi me haces llegar, pero no quiero hacerlo así.



Diciendo eso me giré sobre él, tomé su pene con mi mano para guiarlo a mi gruta del amor, la calentura me quemaba y quería aprovechar su saliva para que resbalara como cuchillo en mantequilla, pero recordé que él me hizo sufrir y tomaría venganza, empecé a jugar con su pene en la entrada de mi vagina, metía la cabecita y la sacaba, la volvía a frotar, el pobre Rafa levantaba las caderas para poder metérmelo pero yo le negaba ese placer, su cara era un poema, tener sometido a ese hombre maduro y experimentado con el deseo desbordado por los ojos me provocaba un gran morbo y me hacía sentir una gran mujer, capaz de complacer a cualquier macho.



R: Basta perra, no juegues así que te vas a quemar, mételo que es lo que tanto deseas,



Su fuerte voz sacó de mis pensamientos, y le obedecí, un poco por sumisa, pero sobre todo porque en realidad lo deseaba mucho. Lo coloque en la entrada para dejarme caer poco apoco, temiendo por el grosor, pero el al sentir que yo podría salirse, me jalo fuertemente, enterrando todo su miembro en mi estrecha cavidad, lo sentí más duro aun, era una barra de hierro ardiendo.



L: aaaaahhhhh, salvaje.



R: Siéntelo puta, eso te mereces por jugar con tu macho, aquí el que manda su yo, ¿Oíste perra? –Plafff, me dio una nalgada.



L: Mmmm si –musite quedo.



R: Muévete, me vas a sacar la leche con tu panocha.



La sola idea me entusiasmo y decidí que ese semen escurriría por mis piernas, saliendo de mi vagina a como dé lugar. Empecé a mover mis caderas para llegar a mi objetivo.



L: Si mi amor, te voy a exprimirla verga –le dije moviendo las caderas, adelante, atrás, en círculos– tócame los pechos papi, eso me enloquece.



Me tomó de las tetas, presionándolas, amasándolas, me haló hacia él para meterlas en su boca, succionándolos pezones de una manera que me hacía ver las estrellas.



L: así papi que rico, me encanta como me las chupas.



Plafff, otra nalgada, en esa posición para aún más el trasero y era más vulnerable para las nalgadas, que por cierto me excitan bastante.



R: No dejes de moverte puta, quiero que me exprimas la verga.



Me enderecé poniendo una mano en su pecho y otra detrás de mí recargándome en su pierna, empecé a moverme cuando él me tomó de las caderas ayudándome a aumentar el ritmo y acoplándonos de manera perfecta, proporcionándonos mucho placer para ambos.



L: Mis tetas papi, no las olvides, estrújalas, ayúdame a llegar.



Sin decir palabra me soltó de las caderas sin que yo bajara la velocidad, estaba a punto de llegar y no iba aparar por nada del mundo, mis pechos fueron presa de sus grandes manos, que no tenían compasión al pellizcarme los pezones, gemía fuertemente por el clímax que se acercaba y él no se quedaba atrás, no hablábamos, nos concentrábamos en disfrutar el momento. Me pellizcaba mis pezones y eso como bien sabes es un detonante para mis orgasmos.



L: Siiii, estoy cerca, así, mas, dame maaassss papito.



R: Yo también estoy cerca, no pares de moverte putaaa.



Me seguí moviendo lo más que pude, estaba cerca y el también, era el momento perfecto.



L: Vente mi amor, dámelos, lléname la panocha de tu leche.



R: Siiii, así perrita, que rico aprietas siento como lo exprimes no pares aaaaahhhhhggggg.



Largo un gruñido más que un gemido, mientras sentía como me llenaba de su leche, chorros y chorros salían e iban a parar en el fondo de mi matriz, por la tensión del orgasmo me apretó aún más mis sensibles pezones, lo cual me provocó el estallido de un orgasmo delicioso, tan intenso como el anterior.



L: aaaaahhhh mmmaaaaahhhhhh.



R: Así pequeña, vente conmigo.



Como siempre me sucede, me quede sin fuerzas y me desplomé sobre su pecho, el me acariciaba el cabello y la espalda, recuperando la respiración, mientras tanto su pene se reducía y lo saco, empezando a escurrir sus semen de mi adolorida vagina. Fue tanto y tan fuerte que sentía que me había irritado, pero poco me importaba, estaba satisfecha, la puta que hay en mi había recibido lo que tanto pedía.



R: Eres maravillosa Laurita, una ardiente mujer que no tiene complejos para dar y recibir placer.



L: Gracias, tú no te quedas atrás, sabes cómo hacer gozar a una mujer, pero ya es tarde y me tengo que ir.



No lo dije con mucha convicción pero era cierto debía retirarme para evitar problemas contigo.



R: Fue una experiencia maravillosa, pero aun nos faltó mucho por hacer.



L: ¿Más? Si lo disfruté muchísimo.



R: Pero no todo lo que te puedo dar ni lo que tú puedes ofrecer.



L: ¿Cómo qué?



R: Tu trasero por ejemplo, es divino y se me ocurren muchas cosas, pero lo dejaremos para la próxima.



¿La próxima? No sabía que decirle, una vez pasado el momento de éxtasis comienza a llegar el remordimiento, quienes lo hayan experimentado lo saben perfectamente, fue rico pero no me creía capaz de volver a engañarte, durante toda esta conversación me vestí, una vez lista pase al baño y me despedí, palabras más palabras menos nos despedimos y no acepte que me llevara a casa y no le confirme un nuevo encuentro, a estas alturas mi cabeza tenía miles de ideas.



Llegue a casa aun sintiendo como escurría aun parte de su esperma, por fortuna no fecundo ningún ovulo, me bañe y me acosté completamente relaja y satisfecha a pesar del remordimiento que ya sentía.


Datos del Relato
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