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Muy buenas a todos, este es mi primer relato, lo escribí hace varios años para otra página, pero el sistema no me permitió subirlo así que lo deje por ahí guardado en el ordenador. Casualmente lo encontré y lo subo tal y como lo redacte en aquella ocasión, espero les agrade.
Que tal esta es una historia muy excitante que me paso con mi expareja, aclarando que esta historia es un 90% real y el resto es fantasía mía o bien situaciones imaginadas por mí para ofrecer al lector un enfoque lo más erótico posible, aunque las acciones pasionales si sucedieron y son la base de esta historia. Empezaré por describirnos, me llamo Héctor, tengo 28 años, soy docente en una preparatoria pública del centro de México, mido 1.75 m, un poco grueso sin ser gordo gracias a la práctica casi diaria de baloncesto, y lejos estoy de ser un galán, sin embargo, creo no estar tan tirado a la calle. Ella se llama Laura, es una chica de 23 años, fue madre de mi hija a los 20, aunque tardó, pudo recuperar la figura que tenía antes del embarazo y que me volvía loco, es delgada, mide 1.60 m, de rostro es una chica normal, aunque para mí es un poco guapa, cabello negro lacio a media espalda, pechos medianos, gracias a la maternidad le crecieron, cintura pequeña y su mayor atributo desde siempre es su trasero, un par de nalgas firmes, bien formadas y paraditas, con unas caderas que hacen juego de manera perfecta, que cuando se pone leggings o pantalones ajustados no hay varón que no voltee a verla.
Ahora si a la historia que nos distrae, éramos una pareja joven con la firme convicción de formar una familia estable y más aun con la llegada de nuestra hija, sin embargo una serie de situaciones sobre todo económicas nos llevó a volver cada quien a nuestras casas paternas, por la vergüenza del fracaso financiero, decidimos que la razón oficial de la separación sería una infidelidad mía, y ello trajo el aborrecimiento de su familia. En resumen es que la separación no alejó también sentimentalmente, y dos años después ya con mi trabajo de docente y una mejor proyección para el futuro me acerque a ella y a mi hija nuevamente, pero con dudas sobre nosotros, dudas que también tenía ella y me las hizo saber, solo convivía con mi hija y nadie decía o hacia nada por volver a vivir juntos, sin embargo si había insinuaciones sexuales entre ambos, hasta que un día nos vimos solos sin nuestra hija y terminamos en un hotel con una sesión de sexo desenfrenado, como queriendo sacar todas las ganas acumuladas, así seguimos con nuestros encuentros y entendimos que lo que nos unía era el sexo, no deseábamos estar juntos como pareja pero si saciarnos las ganas. Nos volvimos una especie de amigos con derechos, y poco a poco fuimos intimando más en estos menesteres, más que cuando estábamos casados.
Fui aquí donde dio un giro esta relación, cierto día después de una deliciosa sesión apasionada, ella recostada en pecho, empezamos a platicar del tiempo que nos separamos y que nos perdimos del buen sexo, se dio la siguiente conversación:
H: Dime la verdad ¿en el tiempo en que estuvimos separados, no lo hiciste con otro?
L: Claro que no, porque la separación me afecto y sobre todo por la lactancia de la niña que me perjudico mucho, tu viste como me puse de esquelética, ya ni quien se me acercara como antes.
He aquí que de inmediato capte la insinuación, se tal vez fue sin querer pero me despertó la curiosidad y por qué no, el morbo de saber si se había acostado con alguien más, cuando novios o incluso cuando vivíamos juntos.
H: ¿O sea que antes del embarazo cuando se te acercaban varios hombres, sobre todo en tu trabajo si te acostaste con alguien más?
L: ¡Claro que no!, por quien me tomas.
H: Mira, creo que nuestra relación nos ha permitido tenernos aún más confianza que antes, no podemos celarnos porque no somos pareja, y quedamos en algún momento compartirnos nuestras fantasías, mismas que como esposos tal vez jamás nos hubiésemos revelado. Y una de las mías es verte o saber que lo hiciste con otro, no importa que fuese cuando estábamos juntos. Anda cuéntame detalles y prometo que no escucharas de mí ni un solo reproche.
L: Ok, lo hare, ¿Recuerdas al proveedor que seguido me invitaba a salir, y que cuando le conté que me había casado lejos de insistir, lo hacía aún más? Y que me dijiste que hablarías con él, lo cual nunca hiciste y ahora entiendo por qué - me dijo ella con una leve sonrisa-, resulta que una de las muchas ocasiones en que no ibas por mí por tu trabajo de ese entonces me invito por enésima vez, solo que ese día habíamos peleado, así que acepte ir con él por un café, creí se iría sobre mí, queriendo seducirme o algo así, pero no, fue caballeroso y respetuoso, al final solo me pidió mi número y si podría volverme a invitar a salir, a lo cual respondí que tal vez.
El tipo en cuestión se llama Rafael, era en ese tiempo un hombre entrado en los 40, alto, conservado físicamente, la verdad bien parecido y tenía buena presentación, era agente de ventas y la imagen cuenta mucho para los clientes. Total que después de mucha conversación llegó la parte interesante.
H: ¿Qué más pasó? ¿Te acostaste con él?
L: Después insistirme que saliéramos otra vez, le dije que no porque me podrían ver y causarme problemas contigo, él muy astuto me invitó al departamento que rentaba cuando venía la ciudad, con dudas pero acepté, al llegar me ofreció una copa de vino y la recibí, empezamos platicar de nuestras vidas, me contó que era casado, pero su familia estaba en otra ciudad, su hijo más grande tenía 18 años, hasta le bromee que podría ser mi suegro, pues en ese tiempo tenía 19 años, fue cuando recién nos habíamos casado, pero con una sonrisa maliciosa me dijo que sería una verdadera tentación tener una nuera tan linda y sabrosa como yo.
Yo ansioso le preguntaba casi con desesperación.
H: ¿Qué más?
L: Me puso nerviosa el comentario y su mirada así que de un trago me bebí el vino y le pedí otra copa, el gustoso me sirvió y seguimos platicando, ahora de mí, me preguntó cosas banales, hasta que llegó a las preguntas íntimas, me puse aún más nerviosa, pera las tres o cuatro copas de vino que llevaba me desinhibieron un poco. Le conté que nos hicimos novios mientras tú estudiabas la carrera y yo la prepa, que fuiste el primer hombre en mi vida y que te amaba y era feliz contigo por que eras el mejor. Me pregunto que como podría saber si eras el mejor si no había estado con nadie más, tenía razón, no dije nada y baje la vista, en eso vi su entrepierna que se notaba un evidente bulto, no sé si él noto mi mirada ahí, pero tomándome de la barbilla me vio directo a los ojos y me dijo que si no tenía curiosidad de estar con otro hombre para tener una conclusión determinante. Su mirada, el vino y el momento, me habían excitado mucho, así que solo cerré los ojos y deje que él hiciera lo que tenía que hacer, y tal como lo pensé, me besó, primero un beso tierno, que poco a poco fue subiendo de intensidad, hasta que paso a ser un beso apasionado, prácticamente nos devorábamos, mientras el empezó a tocarme por encima de la ropa, en ese momento, lo paré, le dije que no era correcto, que tenía que irme, a pesar de que estaba sumamente caliente, me levante y me fui de su departamento.
H: ¿En verdad te fuiste de ahí en ese momento?
L: Si, así sucedió, no tienes por qué dudar de mí.
Le pregunte incrédulo y si tenía que dudar porque sé que cuando se excita es difícil que se arrepienta, si lo sabré yo, además esa combinación con vino la ponen sobradamente cachonda. Así que le insistí a que me dijera la verdad pero no lo logré. Así que no quise insistir, lo que me importaba en ese momento era bajar la gran erección que tenía, así que me lance sobre ella y empecé a besarla con desesperación tocando su vagina totalmente mojada, no cabía duda que su relato la excitó.
H: Mira como estas, a ti también te calentó tu historia y eso que no me contaste todo.
No dijo nada solo cerro los ojos y disfrutó de mis dedos en su sexo y mis besos en sus senos, que por cierto es una de sus puntos más débiles, cuando se los chupo dando pequeñas mordidas en sus duros pezones gime como si la estuviera penetrando y se desata completamente. Pero quería que castigarla por no decirme la verdad.
L: Ya Héctor, ya métemelo, lo necesito.
H: No hasta que me cuentes todo, y quiero la verdad.
L: No hay nada más que contar- se enderezo viéndome directo a los ojos- sino me crees mejor aquí le paramos.
Sabía que mentía pero no quise que el momento terminara.
H: Ok te creo- Seguí con mis caricias para calentarle nuevamente- que mojada estas, ¿Quieres que te meta la verga putita? – le encanta que le diga palabras fuertes cuando lo hacemos-.
L: Si, métemela, ¡cógeme!
H: Pero primero chúpamela, quiero ver mi pene en tu boca y que me mires a los ojos.
No se hizo de rogar e inmediatamente se colocó a gatas en medio de mis piernas para empezar la labor oral que también lo sabe hacer, empezó a darle besos en la punta, con la lengua recorría el tronco una y otra vez hasta que se lo metió a la boca y puede sentir su calor, mientras levantaba la vista para verme a los ojos, con una mirada llena de lujuria, como me encanta verla así, y sé que a ella también la pone muy cachonda. Aun con la calentura de su relato quise probar un juego a ver si cooperaba.
H: De lo que se perdió tu amigo, tan bien que lo haces, lástima que no pudo disfrutar de tu boquita mamadora.
Al oír lo que dije, paró la felación, pero no se lo saco de la boca y con la mirada me demostró que era evidente que se preguntaba la intención de mi comentario.
H: Te creo que no pasó nada- por supuesto no creí- pero no me vas a negar que te calentó tu amigo y que te hubiera gustado acostarte con él, te conozco y sé que lo deseas- ella seguía estática con mi pene en su boca- así que vamos a jugar, imagínate que ese pene que tienes en la boca es el de él.
La tomé de la cabeza y la hice que siguiera chupando, ella solo cerró los ojos y siguió con su labor, aun con más esmero, si cabe. Era un hecho le encantaba el juego. Después de unos minutos de hacerme ver las estrellas con su habilidad oral, se me encimó para montarse sobre mi pene que casi me dolía por lo duro que estaba.
L: huuum!! – gimió al sentarse completamente.
H: ¿Te gusta putita, eso deseabas?
L: Siiiii, te deseaba tanto Rafa, necesitaba tente dentro de mí.
H: Vamos, muévete, muéstrame de que eres capaz, como se la haces a tu marido – le decía totalmente metido en el papel-
L: ¿Eso quieres? Te mostrare de lo que soy capaz.
Girándose sobre mí, dándome la espalda, tomando mi pene con su mano se inclinó hacia adelante y empezó a jugar con él en la entrada de su conchita. Yo no podía más y se lo hice saber.
H: Vamos mamita si sigues así harás que me venga.
L: No corazón, se ve que eres un madurito que sabe controlarse y que me dará lo que necesito hasta dejarme satisfecha- sabía que es muy caliente al coger, pero sus respuestas pensando que es otro, me sorprendían pero me calentaba.
Se enderezó y se dejó caer sobre mi verga, lanzó un gemido y empezó a moverse riquísimo, como sabe hacerlo, en círculos, adelante y atrás, saltando sobre mi pene, valla que es fuego puro.
Cuando bajo el ritmo por el cansancio la jale hacia a mí, para poder tocarle los senos, que son su debilidad, como dije, no son grandes, pero caben bien en mi mano y si le pellizcan los pezones mientras tiene adentro el pene es seguro su orgasmo y en esta ocasión no fue la excepción.
H: Toma mi putita casada, que le encanta coger mientras su marido trabaja, quien te viera tan puta.
Le decía porque sabía que le excitaba mientras ahora yo bombeaba de abajo para arriba con todas mis fuerzas pellizcando sus pezones. Provocando una deliciosa sinfonía de gemidos y frases que de recordarlas me encienden, para terminar con un gran orgasmo el cual grito con todas sus fuerzas.
L: aaaaaahhhhh, si Rafa cógete a tu putita casada que le pone los cuernos a su esposo con un maduro casado que coge riquísimo, aaaaahhhhh.
L: Mas, papito, mas, cógeme, méteme duro tu vergota que ya me viene, ahhhhhhh papiiiiiiii rico no pareeeessss, aaaaaahhhhhh.
Cuando hubo terminado de venirse tuve que parar para no llegar yo también, tenía que aprovecharla en la posición que más me gusta, apenas se estaba reponiendo la pose boca abajo, y tras de ella, jalándola hacia mí para que parara bien ese rico culazo que se carga, ella solo se dejaba hacer, no desperdicie ni un segundo y se le hundí hasta el fondo.
H: Toma zorra, te voy a dejar bien abierta para que tu marido sepa que andas de puta dando las nalgas a otros.
L: Aaahhh si papi castígame por puta, pero solo contigo, con ningún otro he engañado a mi marido, dame Rafa como me calientas papito, dame rico.
Plafff, le di una nalgada en una de sus ricas nalgas.
L: Mmmmmmm si papi, delicioso.
Le di unas a las cuales solo respondía con gemidos que me excitaban cada vez más.
H: ¿Me vengo zorrita, me vengo, donde los quieres?
L: Adentro papi, quiero sentirlos adentro de mí, dámelos todos mmmm.
Una vez más no esperaba la respuesta, estaba consciente de que era un juego, pero me preguntaba si ella dejó o dejaría que Rafal le eyaculara dentro. Son pensamientos que pasan a velocidad de vértigo, y asi los deje que se fueran y me dispuse a darle lo que me pedía.
H: Tomaaaa, ahhhhhhh.
L: Siiiii, que rica lechita, déjalos todos, no la saques.
Y ella empezó a mover la cadera en círculos, con un ritmo que parecía que estaba exprimiendo hasta la última gota de mi néctar.
Con mi pene con aun un poco de dureza le di un último envión con el que le saque un gemido riquísimo.
L: aaaaaahhhh, que rico coges Rafita, me encantó ser tu putita.
Y se desplomo en la cama, yo hice lo mismo, sin duda era el mejor polvo en mucho, muchísimo tiempo. Estaba rendido pues ya lo habíamos hecho antes de la conversación que desato esta lujuria.
Lo que vino después, fue una plática que no hará más que aburrir al lector.
Esta historia tiene tres partes, y como adelanto les puedo decir que si me concedió la fantasía de verla haciéndolo con otro. Si al lector le agradó y quiere saber en que termina, háganlo saber para continuar, acepto con agrado recomendaciones para la escritura de mis historias. Gracias.
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