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Categoría: Maduras

Mi estreno con una cuarentona

Por fin después de varios intentos, mis padres accedían a dejarme ir al apartamento de Vilassar sólo para poder estar con mis amigos. Se que era muy joven, pero no pensaba hacer nada malo, o a lo mejor sí.



-¡Cuidado con la moto!, ¡no rompas nada, déjalo todo limpio, llama cuando llegues!, si necesitas algo pídeselo a Rosa o a Paquita.



Una vez en el apartamento me sentía un hombre independiente, capaz de todo. Tenía muchas posibilidades, montar una fiesta, llevarme a alguna amiga del pueblo, tenía dinero un apartamento precioso con vistas al mar y nadie podía controlarme.



Cuando llevaba allí unos 10 minutos tumbado pensando que hacer y por donde empezar, sonó el timbre.



Extrañado abrí la puerta y allí estaba la vecina.



Hola guapo me ha llamado tu madre y me lo ha contado todo, la verdad me siento responsable de ti. Por cierto que cambio has dado eres todo un hombre.



No, no se preocupe yo me puedo apañar.



De eso nada, a comer y a cenar a mi casa.



Pero… es que he quedado con unas amigas para cenar.



Vale hoy lo acepto pero mañana te quiero en mi casa a comer



¡De acuerdo!



Era Rosa la locura de la urbanización 45 años rubia con ojos azules, siempre súper maquillada, unos pechos descomunales y muy morena de piel, realmente me recordaba a Pamela Anderson de los Vigilantes de la Playa. Todos los padres de los apartamentos estaban locos por ella, desprendía morbo, siempre que necesitaba ayuda todos se ofrecían, y la verdad creo que menos mi madre todas las mujeres la odiaban y sobre todo le tenían una envidia terrible.



La noche del viernes, al final fue un fracaso. Una de mis amigas se encontraba mal, la otra no se que problema tenía con un exnovio, y mis amigos que no querían gastar porque estaban de ahorro.



Me dio la sensación de que era el padre de todos cuando realmente era el más pequeño del grupo. Total a las 12h. ya estaba de vuelta. Cuando llegue al rellano intente no hacer ruido pero note perfectamente como Rosa me observaba por la mirilla. Pensé que estaba apuntando la hora para pasarle el parte a mi madre.



Vi un rato la tele y me fui a dormir a ver si tenía suerte y soñaba con Rosa. A la mañana siguiente me levante temprano y decidí ir a la piscina hasta la hora de comer



Finalmente me dormí de espaldas en la tumbona, hasta que una mano me toco, era Rosa.



¡Que haces, te estas abrasando! Sube ahora mismo a comer que te vas a despellejar.



Me puse la camiseta, y la seguí como un perrito faldero. Me dijo que me diese una ducha de agua dulce en su casa que me pondría una crema muy hidratante que ella tenía que evitaría la posible quemadura.



Me duche con agua muy fría y ya empezaba a notar como la espalda me ardía. Ella llamo a la puerta y me dijo no te vistas que te voy a dar la crema. Me puse una toalla en la cintura y la seguí, me llevo a su habitación y me tumbo en la cama.



Note algo extraño ella se había cambiado, llevaba un albornoz blanco y una especie de zapatos de tacón abiertos por detrás. Pensé que no se quería manchar con la crema pero la verdad el albornoz no estaba bien atado y dejaba ver parcialmente sus pechos. De repente mientras se preparaba note como tenía una erección fortísima menos mal que estaba de espaldas sobre la cama. Ella me puso la crema y empezó a masajearme la espalda mientras me decía:



Tienes un cuerpo precioso, que espalda más ancha, que músculos.



La verdad me dio la sensación que más que un masaje me estaba metiendo mano, además la cantidad de crema que me estaba poniendo era excesiva, de repente:



date la vuelta,



pero si por delante no estoy quemado,



tú date la vuelta que seguro que luego también te molestará el pecho.



No sabía que hacer ¿se daría cuenta de la erección?. Me di la vuelta y note perfectamente como lo primero que miro fue el bulto que tenía en la toalla, cerré los ojos y deje que me pusiera crema mientras me acariciaba, por que realmente aquello eran más caricias que masajes.



De repente note que su mano entraba por la toalla, y le pedí perdón por aquello que no lo había podido evitar. Ella me puso un dedo en los labios mientras me indicaba silencio. Se sentó a mi lado y abrió la toalla mirando fijamente mi polla como si nunca hubiese visto una, yo mire también, y creo que nunca la había visto tan tiesa, parecía que estaba a punto de explotar, unas gotas cristalinas empezaban a salir y ella lentamente las retiro con su dedo que después chupo, empezó a masturbarme con su mano lentamente apretando cada vez más sus dedos para intentar alcanzar todo su grosor.



Le dije varias tonterías que se me ocurrieron en aquel momento que aquello era un sueño una fantasía, y de repente se agacho y lentamente la introdujo en su boca, primero una parte, después intento abrir la boca al máximo y se la trago toda.



Aquella lentitud de movimientos me estaba sacando de mis casillas, tenía ganas de empujarle la cabeza y metérsela hasta la garganta, mientras se la metía en la boca con mucha parsimonia sus ojos me miraban amenazantes.



Entrelace mis dedos con su pelo, pero sin hacer fuerza, y ella puso su mano sobre la mía y empezó a empujar su cabeza.



Realmente yo ya veía las estrellas, y le empecé a avisar de que me iba a correr, ella me dijo que si quería en su boca o en la cara, y realmente no supe que contestar, me puso de pie y ella se puso de rodillas, mientras con lentitud chupaba mi polla, la sensación de placer era inmensa pero creo que lo mejor era su mirada hacía mis ojos, una mirada de vicio, de suplica, de morbo.



De repente note unas convulsiones y casi sin darme cuenta empecé a correrme como un animal, disparaba a su cara, su pelo sus ojos su boca, aquello parecía un surtidor que no terminaba nunca.



Dios que imagen ella completamente manchada por mi leche y yo allí de pie con temblor de piernas. Me tiré sobre la cama y creí que me iba a morir de placer ella salió de la habitación supongo que a limpiarse. Volvió encendió un cigarrillo a mi lado y me dijo eras virgen verdad. Yo confesé que sí que me había tocado muchas veces pero que nunca había llegado a eyacular, y que aquello era fascinante.



Ya estas listo, otra vez?



Mi polla había recuperado la erección.



Se quito del todo el albornoz y empecé a tocar sus pechos eran maravillosos con una piel muy suave, ella se apretaba los pezones y de repente empezó a masturbarse con mi polla frotándola contra su sexo, la verdad aquello estaba muy húmedo, ella después la puso en camino y yo de un golpe se la metí toda.



Más despacio bestia con este aparato no puedes ser tan brusco.



Empezó ella desde arriba a marcar el ritmo, cabalgaba y yo veía como sus pechos botaban mientras sentía un gusto tremendo. Estaba dentro de una mujer por primera vez en mi vida.



Me corro



¡Aguanta cabrón!, sólo un poco más



Ahhh (empezó a gemir y temblar)



¡Correte ahora!



Los ojos se le salían de las orbitas y gritaba como una loca. Caímos los dos sobre la cama, y nos quedamos adormilados.



Cuando desperté ella no estaba en la habitación, habían pasado varias horas y estaba en el salón esperándome, me dijo la comida se ha quedado fría, no te preocupes me quedaría un mes sin comer con tal de repetir lo que ha pasado hace un rato.



Ella me dijo que no se lo dijera a nadie que estaría mal visto una mujer mayor con un chico tan joven, que aquello sería nuestro secreto. Le dije si lo repetiríamos algún día y ella contesto que follaba mejor que muchos machos de 30. Comí algo mientras ella se arreglaba, ya que había quedado con unas amigas, me senté en el sillón y creo que empecé a pensar en aquel fin de semana, y lo que podían cambiar las cosas en cuestión de horas.



Cuando salió arreglada quede impresionado una camisa negra y una falda negra con bastante vuelo a la altura de las rodillas, unas sandalias de tacón altísimo, el pelo recogido en una cola, y como siempre muy maquillada.



¡Estas de película!



Ella señalando mi bulto:



¡eres una máquina! ¿como es posible que tengas ganas otras vez?



La abrace y allí mismo en el salón empezamos a besarnos, me comí su pintalabios y la puse de cara al sillón mientras le levantaba la falda sobre la espalda, le quite el tanga e intente penetrarla por el culo, ella dio un respingo y me dijo,



- no, no es posible, necesito ayuda,



(Despareció un instante y regresó con la crema hidratante)



-hay que lubricar porque si no duele mucho, (se puso crema en la mano y me unto la polla con ella)



Después se puso en el culo, y llego a meterse dos dedos, con crema.



- yo marcaré el ritmo, tú no empujes.



- Déjame, lo haré con cuidado



Metí primero la puntita y cuando empecé a entrar,



-para, para,para,( aquella espera se me hizo interminable),



Después sentí como ponía su culo más hacia mi polla y seguí empujando, un poco atrás un poco adelante hasta que casi conseguí meterla toda,



-pellízcame los pezones



- no así no, con fuerza. ¡Hazme daño!



-¡Follame niñato, follame como a una mujer!



- ¡Rómpeme el culo!



La verdad tanto grito me hizo reaccionar y empecé a follar con todas mis fuerzas cuando la tenía casi fuera, un empujón y se la metía otra vez hasta los huevos, ella empezó a enloquecer, y mientras me gritaba



jodeme cabrón, destrózame, haz lo que quieras conmigo,



De repente un grito más agudo y note como se estaba corriendo arañaba el sillón de piel, como si lo quisiese romper, se dio la vuelta se sentó en el sillón y de un golpe se metió mi polla en la boca y empezó a chupar como si se la quisiese tragar, le dije que me corria e intente separarme pero ella no me dejo, se la metió más adentro y no me dejaba escapar, vacié toda mi corrida en su garganta, y se lo trago todo enseñándome después con la boca abierta como no quedaba nada.



Llamó a sus amigas les dijo que llegaría con retraso de unos 30 minutos. Después me miro y me dijo vete ya por que me tengo que cambiar otra vez, y como te guste el modelito me vas a estar follando toda la noche.



Mi vida cambió tras ese fin de semana, deje de ser niño.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 7
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