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"Mi esposo se enojó porque me emborrache, me dejo ahí y se fue a la casa, conocí a unos hombres y cogí con ellos."
Mi esposo se enojó porque me emborrache en una fiesta, me dejo ahí y se fue a la casa, siempre había hecho lo que él había querido en nuestros 10 años de casada y siempre me decía lo mismo pórtate bien, no hables demasiado, cuida tus modales, son mis clientes.
En fin aproveche esa noche en que no iba a ver gente muy importante para él y que muy pocos lo conocían y decidí comprarme para esa noche un vestido un poco más sexi y sensual.
No soy tan fea, ni tengo tan mal cuerpo, además creo que todas tenemos derecho a sentirnos admiradas por lo menos una vez en la vida, y desde que salimos ya iba peleando por mi vestido que aunque era largo y de dos piezas, decía que el escote era muy pronunciado y que la abertura del vestido que llegaba poco arriba de la rodilla, era de piruja.
Creo que no era para tanto, se que ha trabajado mucho para darnos comodidad pero yo también tengo derecho a lucirme.
Reconozco que esa noche bebí en exceso y mientras estábamos en la mesa vi a un par de señores de muy buen ver y discretamente brinde con uno de ellos, poco después uno de ellos se me acerco y me invito a bailar, voltee a ver a mi esposo que molesto y con un gesto de desaprobación que ignore, acepte.
Empezamos a bailar y sin querer rose su pene con mi mano, con lo mareada que estaba eso me éxito muchísimo, en ese momento me dijo; “tu acompañante ya se va”, me dio tan fuerte el calor, ya que nunca había estado ni sentido a ningún otro hombre que no fuera mi esposo, y con una voz entre nerviosa y excitada le respondí; “a no importa”.
Poco después me llevo a su mesa y después de tomar otro trago me invito a bailar a la disco que había en el hotel, de inmediato yo le dije que sí, pero me dijo que estaba acompañado por un amigo.
Inocentemente le dije que lo invitara, nos fuimos a la disco, cuando llegamos note de inmediato que estaba casi llena de puras jóvenes con minifaldas y escotes pronunciados.
Nos sentamos en una mesa y trajeron unas copas, la mía me tome casi de un trago, viendo las piernas y los escotes de esas muchachas, pensé que aun tenia piernas y senos firmes y porque no mostrarlos.
Así que me levante y solo les dije; “voy al tocador”, como todos unos caballeros se pusieron de pie.
Cuando llegue al baño me quite las medias, la falda y el brasier, y me quede con el puro jersey del conjunto que era lo suficiente mente largo para pasar por mini falda, no traía tanguita porque mi esposo jamás me hubiera permitido comprármelas pero creo que mis pantaletas no desmerecían.
Cuando llegue a la mesa se volvieron a poner de pie pero los dos me miraron de pies a cabeza, por primera vez en mi vida me había sentido deseada, al quitarme el brasier el escote se había pronunciado aun mas, y al sentarme lo corto del jersey, dejaba ver casi todo mi muslo.
Sobre la mesa ya había otra copa para mí, la que me empecé a beber también rápidamente, uno de ellos me invito a bailar, yo ya estaba con un descaro excesivo, así que baile con los dos alternadamente y no dejaba pasar la ocasión para rosar sus penes con mi cuerpo, incluso sentí la de uno de ellos dura y eso me excitaba más.
Cuando pusieron música lenta y mientras bailaba con uno de ellos muy pegadito iba sintiendo como se endurecía su pene, me miro a los ojos y me beso durísimo, sentí como su lengua buscaba la mía y me succionaba con tanta fuerza, como si me quisiera comer, jamás me habían besado así.
Yo estaba muy excitada por el baile y los besos, dulcemente me susurro al oído; “vamos a mi habitación”, sin pensarlo acepte, me recalco que iba a venir con nosotros su amigo que si eso no me molestaba, estaba tan excitada que sin pensar acepte.
Cuando entramos a su habitación, inmediatamente sentí como uno de ellos se acerco por atrás, me tomo por la cintura y me empezó a besar el cuello, poco a poco fue subiendo sus manos hasta que fuertemente agarro mis senos frotándolos en círculos, mientras me pegaba su pene en mis nalgas, sentía claramente como poco a poco se iba endureciendo.
Cuando quise voltear para besarlo, vi que su amigo ya no traía zapatos, ni saco, ni corbata, el ahora se me acerco y de inmediato me empezó a besar con gran fuerza, luego, luego sentí que ya traía bien parada su cosa.
Me puso sus manos por debajo de mi jersey agarrándome las nalgas y me untaba su pene en mi pelvis, poco a poco me fue levantando el jersey hasta que me lo saco por la cabeza, después de arrojarlo, me empezó a mamar mis senos con tanta fuerza que me lastimaba, pero estaba tan excitada que se lo permití.
Mientras mordía y chupaba mis pechos, bajo su mano y sobre mi pantaleta me empezó a sobaba delicadamente la vagina en pequeños círculos que me saco mi primer gemido.
Vi cuando se acerco el otro que ya estaba en calzoncillos, me separo de él y me sentó en el vértice de la cama, de inmediato se arrodillo y asiendo a un lado mi pantaleta empezó a meter su lengua en mi vagina, solo escuche que dijo; “peludita, de estas ya casi no hay”, mientras me mamaba la vagina, sentí como sus manos empezaron a bajar mis pantaletas, yo levante mis piernas para cooperar.
De inmediato volvió a meter su cara entre mis piernas, apoye mis brazos en la cama y abrí las piernas lo mas que podía, ofreciéndole toda mi vagina para que pudiera meter su lengua lo más profundo que pudiera, se me acerco el otro ya totalmente desnudo, me puso su pene cerca de mi boca.
Lo tome con una mano y sin dudar me lo metí en la boca chupándolo con todas mis fuerzas, pocos instantes después ya se lo estaba lamiendo desde su cabecita hasta sus huevos los que me metí varias veces en mi boca.
Sentí como el que me mamaba la vagina, levanto mis piernas y empezó a pasear su lengua en mi ano y poco después como me metía un dedo, nunca me habían hecho eso, sentí delicioso y reaccione chupando y mamando con más fuerza la verga que tenía en la boca.
El que me estaba mamando la vagina, se puso de pie y obligándome a mover mi cuerpo, tuve que dejar de mamar la verga que tenía en la boca, me acomodo para que quedara en cuatro patas sobre la cama.
Pero ahora él me puso su verga cerca de mi cara, la vi detenidamente, era un poco más negra que la otra pero casi del mismo tamaño, en cuanto me la metí en la boca, se la empecé a mamar y a chaquetear.
Casi de inmediato sentí como el otro me abrió más las piernas y puso su duro miembro en mi vagina, empecé a sentir como poco a poco me iba penetrando la vagina.
No podía dejar de exclamar mi satisfacción con fuertes gemidos, y no era para menos, ya que tenía una verga deliciosa a la que en cada chupada le sacaba un jugo que me sabia delicioso, y la otra me hacía gozar en todo momento mientras me hacia el mete y saca en mi vagina.
Nunca había gozado el sexo como en esos momentos.
Después de unos minutos entre mis jadeos y los gemidos de aquel al que se la estaba mamando, cuando escuche que uno de ellos dijo; ”ahora me toca a mí”, sentí como salió tan enorme cacho de carne de mi vagina, mientras veía como se alejaba tan exquisita verga.
Casi de inmediato, tuve a la otra frente a mí, la tome con una mano y con cierto temor me la acerque a la cara, como nunca había mamado una verga después de que esta me había penetrado, para mí era desconocido su olor y sabor.
La mire, la chaqueteaba y mientras me animaba a metérmela en la boca, sentí una lengua en mi culito y pocos instantes después sentí con un dedo me penetraba el ano, sentí tan rico y me excite tanto, que sin pensarlo más, me introduje esa verga en mi boca.
De inmediato empecé a saborear una mezcla de mis jugos vaginales y los propios de esa verga enrojecida por mi vagina, me la sacaba a momentos para poder jadear un poco por lo delicioso que sentía como un dedo jugueteaba con mi ano.
De repente sentí como el pene de este cuate intentaba penetrar mi ano, me dolía mucho, tuve que dejar de mamar esa verga y sin soltarla, trate de aguantar el dolor hasta que me terminara de penetrar.
Solo resistí por unos segundos el dolor, así que preferí moverme para sacarme la cabecita de su verga, que creo que fue lo único que me pudo penetrar y le dije; “quiero seguir gozando y me lastimas mucho, mejor cógeme por adelante”.
No muy conforme pero acepto y casi de inmediato sentí como penetro su verga de un solo jalón en mi vagina y empezó el mete y saca, me volví a meter la verga del otro en la boca y a saborear sus huevos y su pene impregnado de mis jugos, al menos llevaba cuatro orgasmos, los que nunca había tenido en una sola relación.
Después de unos minutos empecé a sentir como la verga que me penetraba quería entrar más adentro como preámbulo a descargar su semen, y en efecto casi de inmediato sentí un choro caliente que parecía interminable, tuve que dejar de mamar para gemir mientras tenía otro orgasmo que acompañaba a tan ardiente leche.
Cuando me la saco, el otro me pidió que me pusiera boca arriba, levanto y abrió mis piernas para meter su verga en mi vagina, lo tuve que ayudar con mi mano para encontrar el camino a mi vagina, que de inmediato penetro con gran fuerza, me la metía y sacaba abriendo mis piernas para que me entrara mas y mas tan rica verga, ya no podía dejar de jadear, iba a tener otro orgasmo y lo aguantaba para tenerlo junto con la leche que me soltaría este cuate, y así sucedió, fue extraordinariamente excitante.
Mientras recuperaba el aliento, me la saco y pensé en el exquisito coctel de esperma que había quedo dentro de mi vagina, para mí fue el momento más erótico que había vivido.
Poco después nos empezamos a vestir en medio de comentarios calientes, algunas carisias y besos, se ofrecieron a llevarme a mi casa y me negué, solo me acompañaron a tomar un taxi en la puerta del hotel que por supuesto ellos pagaron.
Cuando llegue a mi casa cerca de las cinco de la mañana y entre a mi recamara vi que mi esposo me esperaba despierto con su pijama de franela, me miro asombrado al verme con la minifalda improvisada y con un escote muy pronunciado y me dijo; “así te atreviste a andar por ahí”, y yo le respondí aun eufórica por el alcohol; “si y qué”.
Trastabillando, entre al baño y me puse de inmediato mi camisón de franela, no me quise bañar por temor a que sospechara, estaba tan enojado que estaba segura que no me cogería esa noche.
Pero aun así cuando me acosté puse mi mano sobre su pene pensando que sería increíble el tener tres diferentes leches en mis entrañas, pero él se negó.
Con el tiempo le fui platicando como me había exhibido en minifalda esa noche, y ahora en nuestras fantasías me pregunta que si me atrevería a salir con el vestida como piruja, le he dicho que sí, que para mí es muy es muy excitante sentirme admirada.
Lo hemos estamos planeando, que si se da, lo relatare, pero lo que el aun no sabe y ni se lo imagina, fue lo rico que cogí esa noche con esos dos increíbles hombres que ni siquiera sus nombres supe por eso no los digo.
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