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Hola me llamo Sandra, tengo 32, mi esposo es muy bueno, trabaja en marina mercante y a veces está de viaje dos meses o más, yo me aburro mucho pues no me gusta salir sin él, donde tengo más oportunidades de fiestas es en mi trabajo, pues siempre celebran cumpleaños y otras festividades como año nuevo, aniversarios. El problema es que las pocas veces que he ido, siempre mis compañeros de trabajo, incluso los casados sabiendo que mi esposo está de viaje no pierden la oportunidad para intentar sacarme un plancito, y lo malo es que insisten e insisten, tanto así es que he tenido que mandar a volar a más de uno, al final ya no me gusta ir a esas reuniones, la verdad es que en algún momento con el licor, y la compañía de un compañero guapo he tenido la tentación, no lo voy a negar pues una no es de piedra, pero el problema es que lo que ocurre en una fiesta al día siguiente todo el mundo lo sabe en la oficina corregido y aumentado.
A mi prima Luz la conozco desde niña, en la adolescencia salíamos juntas con nuestros enamorados y hacíamos toda clase de locuras de juventud, después ambas nos casamos, ella se divorció, pero siempre nos reuníamos para conversar o tomar un trago, esa noche me llamo para decirme que su empresa estaba de aniversario, y que tendrían una cena en un salón del Marriot, que es un hotel de lujo, eso sería el próximo sábado, que ella tenía un pase gratis, pero que su mamá no podía ir, y quería saber si yo me animaba, yo me alegre, pues en algún momento fui a su trabajo y la mayoría de los que trabajaban con ella eran personas mayores, y como era una cena de gala de hecho iban con sus esposas. Mi prima se alegró y me dice
-Sandra tienes que vamos a ir elegante y provocativas para los viejitos se mueran de ganas. Ja ja.
El día sábado, nos quedamos en encontrar en el lobby del hotel, yo me puse un minivestido plateado, que resaltaba con mi pelo negro lacio solo con tiritas en los hombros, dicho sea de paso era verano y me sentía muy cómoda.
En el lobby del hotel me encontré con mi prima que es rubia y tenía un vestido rojo, que le quedaba muy bien. Nos saludamos y entonces ella comenzó mirar al suelo, como que quería decirme algo.
-Sandra te vas a molestar conmigo, pero sabes la cena de la empresa se suspendió, parece que había problemas de fondos, bueno pero no todo está perdido, un amigo ecuatoriano ha llegado a Lima, no lo veía hace años y justo me invito a la discoteca de este hotel, él ha venido con un amigo así que todo está perfecto, no me mires con esa cara, yo sé que estas recontra aburrida con tu esposo de viaje, pareces una monja, además no vamos hacer nada malo, vamos a bailar, tomar unos tragos y después a casa, vamos no digas que no, te acuerdas cuando salíamos antes de casarnos.
La verdad es que me quede con la boca abierta, la verdad es que tenía ganas de bailar, así que me quede mirándola con una sonrisa, ella lo tomo como un sí, y tomándome de la mano me llevo al ascensor.
Cuando llegamos al piso de la discoteca, entramos, allí nos dieron el alcance, dos hombres altos y robustos, tendrían como 45 años, eran súper altos para nosotras que éramos chaparritas aun con los tacos con las justas le llegábamos a los hombros, estaban súper sonrientes y saludaron a Luz con un beso en la mejilla, ella me presento con ellos, se llamaba José y Paco, los dos eran de tipo bien blancones, pero estaban bien bronceados, entramos a la disco y me contaron, sobre todo Paco que eran ingenieros, que vinieron a Lima para terminar un trabajo, que habían estado dos semanas y mañana se iban de regreso, llamaron al mozo y pidieron vodka, nos trajeron 4 vasos grandes con mucho hielo, la verdad es que yo solo tomo cerveza y muy poco, y la verdad es que hace un año que no tomaba, pero la verdad es que el calor era grande.
-Vamos Sandrita pruébalo, sino te gusta te pedimos una cerveza -me dice Paco, probé el trago y lo encontré bien suave, parecía una limonada con gaseosa, lo que si estaba recontra helado y con el calor que hacía estaba perfecto, brindamos por Ecuador y Perú, y lo acabamos de un solo tirón, nos pusimos a conversar sobre nuestro trabajos Paco no se despegaba de mí, seguro que mi prima no le había dicho que yo era casada, y la verdad es que él tampoco me lo había preguntado, pidió un segundo trago tan helado como el primero, la verdad es que si al principio estaba un poco molesta con mi prima por el cambio de planes, y un poco nerviosa después de terminar el segundo vaso me sentía súper alegre y pilas.
-qué bueno que viniste Sandrita, luz nos había dicho que tenía una prima, pero nosotros pensamos que era fea, y tú eres una mamacita, estas como para comerte, sino venias me hubiera quedado sin bailar, a todo esto la orquesta esta buena bailemos.
Y sin más me tomo de una mano y me llevo a la pista de baile, estaban tocando un merengue, la verdad Paco era un bailarín, hace años que no bailaba así, pues a mi esposo no le gusta bailar, salvo en compromisos muy importantes, y a mi si me aloca bailar, saben que en el merengue el hombre toma a la mujer de la cintura y se menean cuerpo con cuerpo, y Paco lo hacía maravillosamente, sentía como que por momento me estrechaba más a su cuerpo, yo le seguía el juego, y cuando trataba de pegarse demasiado me escapaba dando una vuelta.
-Que rica cinturita Sandrita y que rico cuerpito -con lo alto que era al hablarme miraba hacia abajo y de hecho se estaba ganando con mis senos, mirándome me decía. -Como no te conocí hace dos semanas las locuras que hubiéramos hecho, pero nos queda toda esta noche -ese era el momento para decirle que gracias por los cumplidos pero que era casada y que en una hora tenía que irme, pero Uds. creen que me salía una sola palabra, nada, yo sonreía y sonreía como una idiota, al darme una vueltita vi a mi prima Luz que estaba bailando muy divertida con José, se dio cuenta que la miraba y sonriéndome me dio un guiño, me vinieron a la mente recuerdos cuando éramos solteras, pero las cosas habían cambiado yo era una mujer casada, bueno ella era libre por ser divorciada.
La orquesta empalmo el merengue, con una cumbia con la que sudamos y nos moríamos de calor y sed, al regresar a la mesa nos esperaban vasos llenos de líquido y hielo, con la boca seca nos los acabamos en un santiamén, el mozo trajo otra ronda, Paco seguía conversando muy cerca de mi cara, sentía el calor de su aliento casi me hablaba en el oído.
-Sandrita eres una diosa, me vuelves loco, vámonos a mi casa a continuar esta fiesta, solo nosotros cuatro.
Entonces sentí como su mano se deslizaba, y sujetaba mi cintura, en otras circunstancias me hubiera molestado, lo hubiera mandado volar y me hubiera ido, pero la verdad es que no hice nada de eso, que iba a decir después de lo bien que se había portado, además él se estaba comportando como cualquier hombre que sale con una mujer soltera y libre, pues yo no le había dicho que era casada, en cierta forma era mi culpa. Sabía que tenía que hacer algo me sentía débil, seria por los dos meses que no veía a mi esposo, seria por los 4 tragos que ya me hacían dar vueltas la cabeza, pero la verdad es que no me disgustaba lo que me decía y hacia, tenía que hacer algo, lo único que atine fue a levantarme tomarlo de la mano y decirle -Vamos a bailar.
Para mi mala suerte la orquesta comenzó a tocar, una salsa sensual del grupo Niche, "Hagamos lo que diga el corazón" y el no perdió la oportunidad de sujetarme por la cintura y pegar nuestros cuerpos, mi mente decía que era una mujer decente y que debía separarme, pero mi cuerpo no me obedecía y se dejaba llevar, sentía que todo me daba vueltas, de pronto su cara estaba pegada a la mía, podía sentir como su corazón latía a 100.
-No Paco no sigas no sigas.
-Sandrita no me puedo controlar, como dice la canción hagamos lo que diga el corazón, y también nuestros cuerpos.
Todo me daba vueltas, pero no me despegaba de él, sentía mas bien que mi cuerpo buscaba pegarse más ,la música continuaba, cuando sentí unas palmadas en mi espalda, era Luz, que me decía,
-Sandra ya es hora de irnos.
Él estaba caminando hacia la puerta de la mano de José, al verlos Paco me miro a los ojos, yo no dije nada, no sé qué expresaba mi mirada si un ruego para que me dejara o para que me llevara donde él quisiera, el entendió lo segundo, y tomando de la mano salimos de la discoteca.
CONTINUARA.
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