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Hace algunos años me encontré con una persona que marcó mi vida y hoy por hoy mi actual esposa, en aquella época ella estudiante de universidad, a decir verdad, era una chica muy delgada, sin embargo, tenía una cola muy redonda y una cinturita que marcaba muy bien en sus prendas de vestir y además en aquella época me gustaba mucho abrazarla porque la alcanzaba a enganchar toda. La verdad lo que más me gustaba de ella era su rostro, ella de tez blanca, unos ojos negritos y además el cabello castaño, y el carisma de una mujer muy impresionante y alegre, la verdad una carita hermosa hasta su piel irradiaba una suavidad muy especial.
Cuando nos conocimos ella había terminado una ruptura de una relación pasada, y la verdad siempre me sentí como el clavo que saca otro clavo, como si ella me hubiese aceptado como su novio solo por olvidar al anterior, pero a mí eso no me importó solo seguí conquistándola y al parecer si hice un espacio en su corazón. Algún tiempo más tarde me enteré que ellos nunca habían terminado, solo que se habían dado un tiempo, por un problema y los malos entendidos, después aparecí yo en la vida de ella y seguimos, recuerdo que algunas veces ella trataba de recordarlo y yo como si nada.
En fin… pasaron los años, nos casamos, formamos una empresa de impresiones de pantallas de publicidad, y nos encargamos ahora de nuestra hija Antonella y aquí es donde empieza la verdadera historia.
Ahora mi esposa Ana es una mujer muy sexy, tiene 28 años conserva aún su cintura y por supuesto ahora desarrolló más su cuerpo, tiene unas piernas hermosas, su rostro conservado, unos pechos bien puesticos para su cuerpo, ella no es muy alta mide 1:65 más o menos y sigue conservando una figura delgada, y su cola ahora es más impresionante y bien puesta. Además de una piel suave como siempre.
Por mi parte, yo me considero un hombre normal, no estoy ni muy gordo ni muy delgado, trato de vestirme bien, aunque no atraigo mucho las miradas de las mujeres, por el contrario, mi esposa si lo hace con las miradas de todos los hombres, y obviamente muchos sienten envidia de que yo tenga una esposa así, y he llegado a escuchar comentarios algo así como ese tipo es una basura para esa mujer tan espléndida. Pero la verdad no me importa, durante mucho tiempo no he tenido dudas de mi esposa que se fuera a fijar en otro hombre.
En alguna época nuestra empresa tuvo un problema jurídico por derechos de autor de unas publicaciones que hicimos, y nuestra crisis financiera había llegado a un punto de alto peligro, así que lo más adecuado era contratar a un abogado experto en el tema que nos sacara de este lio a mi esposa y a mí.
Pero que pequeño es este mundo, el abogado ideal para este proceso que había llegado a mi oficina era nada más y nada menos que el ex novio de juventud de mi esposa, y eso después de una ardua selección de personajes.
Aún recuerdo esa tarde mi esposa trabajaba en planta y yo en la oficina y de repente golpearon en mi sitio de trabajo.
— adelante, puede pasar.
— Mucho gusto mi nombre es David, soy el abogado que ustedes citaron para las acciones jurídicas de su empresa.
Quedé impactado, el hombre era un tipo muy alto y muy robusto, cuando me apretó la mano una fuerza salió de él, como si reconociéramos los dos nuestro pasado y a la mujer que él ya no tenia y que ahora era mía.
El tipo media como 1:80 tenía unas manos enormes y una cara del tipo playboy, además que era medio moreno y de ojos verdes, su traje de corbata hacía notar sus músculos en brazos y piernas, pero nosotros nos dedicamos al negocio y a resolver dudas, y los problemas de la empresa.
Pero la persona más adecuada para estos trámites no era yo, ya que quien manejaba todo el papeleo era mi esposa, así que en ese mismo instante llamé a mi esposa.
Cuando ella entró a la oficina abriendo la puerta, lo miró de espaldas y obviamente no lo reconoció, de inmediato yo le señale a él.
— David ella es mi esposa.
Él se puso de pie a saludarla y cuando los dos se encontraron la mirada hubo un momento de suspenso, el cual tuve que romper diciendo:
— Ella es Ana mi esposa.
A lo cual David dijo:
— no sé, pero te conozco de algún lado.
Y Ana respondió:
— Yo también te he visto de alguna parte.
Ella con una sonrisa pícara y él sin quitarle los ojos de encima, ni a su rostro ni a su cuerpo. Pero sin duda los dos sentían alegría de encontrarse de nuevo, sabían que sus mentes estaban unidas otra vez.
Por supuesto Ana seguramente quedó fascinada por el hombre que se había encontrado, porque la noté nerviosa, con respiración rápida, y por ocasiones se sonrojaba ante la mirada del tipo.
Y yo les dije a los dos en la oficina.
— Ana… David… ustedes tendrán que trabajar juntos para salir de este lio, y espero muchos resultados de los dos.
A lo cual David respondió con una voz fuerte y varonil, mirando a mi esposa.
— será un placer.
Y ella solo agachó la mirada y se sonrojó.
Me estaban matando los celos al ver todo el momento, no podía contenerme de la rabia, porque a los dos se les marcaba el deseo insaciable desde ese instante y no podían controlarse, pero de amor.
Sin embargo, la prioridad era salvar a la empresa y David era el indicado, por precaución a los dos les aparté un espacio en mi oficina con un escritorio para que allí trabajaran, y así fue ellos siguieron trabajando, y lo normal en ese trabajo es que él la llamara, a lo cual mi esposa de forma muy cortes le respondía. Mientras estábamos en la oficina, David decía unos chistes que hacían reír a cualquiera, incluso a mí, pues el tipo era muy amable y divertido, pero lo que fue más constante era que siempre se encontraban las miradas de ellos por tiempos cortos y se hacían guiños, terminando riendo los dos.
Mi esposa siempre se ponía vestidos al cuerpo, escotes que le dejaban ver sus hermosos senos redondos y bien formados, cuando estaba en el trabajo con pantalones jean su cola se marcaba, y si no era con esos pantalones se ponía vestidos de gala mostrando hermosas piernas y siempre trataba de lucir mejor, pero era por él, porque antes no lo hacía muy seguido, su maquillaje, todo lo hacía por él.
Pasaron unos meses, y el problema de la empresa se resolvió dejándonos a nosotros como ganadores en el juicio. Cuando salimos victoriosos, a ellos dos les dije que hicieron un buen trabajo y a David por supuesto le di mis agradecimientos extendiéndole le mano, y a mi esposa un beso enfrente de él, pero vaya casualidad, mientras me acerqué a mi esposa, ella se puso todo fría conmigo y David mirándonos estaba muerto de celos, se le notó porque empuñó su mano mientras yo me acerqué a mi esposa, la verdad fue un beso muy desconcertante. Seguido de un momento de silencio.
Después de eso les dije a ellos:
— pero aquí no acaba todo, para festejar que alcanzamos esta meta nos vamos a ir de paseo y a disfrutar de esto, ¿están de acuerdo?
David respondió inmediatamente:
— me parece una buena idea, debemos festejar hasta el máximo esto.
Lo dijo mirando a mi esposa, y entonces ella sonrió diciendo:
—sí, tienen razón, vamos a disfrutar de esta última vez con el mejor compañero de trabajo que he tenido —y todos reímos.
Creo que mi esposa en el momento del beso y en ese instante, sabía que no quería de dejarse de ver con David y esa última vez debería de disfrutar porque ella lo sentía y David también, había un sentimiento vivo entre los dos y seguramente no iban a dejar pasar la oportunidad disfrutando esos últimos instantes, además que los meses anteriores se dedicaron a conquistarse en el trabajo.
El plan fue ir a un parque acuático campestre con toda la empresa, a mi hija la dejaríamos en casa de mi hermana, lo hice pensando en mi esposa para pasar tiempo con ella en las noches, disfrutaríamos todo el día de las atracciones acuáticas y después haríamos una noche de fiesta en la disco del lugar.
Y así fue, nos reunimos en el lugar todos en familia, hasta David porque había establecido amistad con muchos empleados de la empresa, entramos al lugar y era inmenso, un lugar para el disfrute de todos, y como a nadar íbamos todos, nos pusimos nuestras prendas de baño.
Lo que más se destacó entre todas las mujeres fue mi esposa quien traía un diminuto bikini negro apenas dejaba tapando su zona vaginal, y su sostén solo tapaba los pezones de sus pechos dejando ver sus senos por los lados por encima y por debajo. Unas piernas blancas muy ricas, unas nalgas que estaban bien suelticas cuando ella corría, solo separadas por un hilo, y su cadera muy formadita como ella la había tenido siempre.
Tenía puesta una moña en cola de caballo y se pintó los labios rojos, sin duda estaba muy sexy.
Y por parte de los hombres se destacó desde el principio David, quien estaba muy musculoso, brazos, piernas, cola y era el único hombre que tenía un diminuto traje de baño azul de esos que parecen narizonas, y al parecer estaba muy bien dotado porque se le notaba que su pene se recostaba gigante hacia un lado, apretado por la prenda de baño.
El no solo fue la atracción de las mujeres de los compañeros de trabajo, sino de todo el sitio. Y por supuesto mi esposa estaba encantada y más cuando él se acercaba a charlar con ella.
Los demás hombres y mujeres normal, pantalonetas y trajes de baño que no dejaban mucho que desear.
Fuimos pasando el día haciendo juegos en las piscinas, yo abrazaba a mi esposa, pero ella se sentía muy molesta que hiciera eso, mientras David solo nadaba y charlaba con la gente y por supuesto con mi esposa y conmigo. Pero hubo un momento que, si me impactó, fue cuando un empleado propuso hacer una competencia en la piscina y se trataba de escoger una pareja y nadar de un lado a otro de ella con la mujer a la espalda y el campeón gastaba las cervezas para todos, pero mejor les dije:
— Como jefe lo mínimo que podría hacer es gastarles esta competencia, así que voy por las cervezas, ustedes solo compitan.
Salí de la piscina por las cervezas, y cuando llegué ya estaban en competencia, no me esperaron, todos estaban con sus mujeres y como yo no estaba, mi esposa se hizo con David, su primer contacto cuerpo a cuerpo. Me quedé mirando como competían, mi esposa iba abrazada a la espalda de David mientras éste nadaba y riendo, diciendo “vamos David vamos”. Cuando llegaron a un extremo de la piscina, al momento de dar la vuelta para regresar se enredaron y los dos se hundieron en el agua, por un rato, pero se agarraron de nuevo y siguieron de vuelta al extremo donde inicio la competencia.
Cuando llegaron a la meta les dije:
—¡¡felicidades acá están los campeones!!
Mientas ella se abrazó al cuello de David, muy muy feliz, y éste la agarró de la cintura dándole una vuelta en el sitio, fue impresionante ver como él la agarraba de la cintura con ese brazote y al mismo tiempo elevándola y con el otro brazo arriba, mientas ella estaba colgada de él.
Así que les entregué las cervezas y celebramos todos.
En todo el tiempo que estuvimos ahí, ellos no se dejaron de mirar, pero ahora él no solo mirándola a los ojos, sino que también apreciaba su cintura, sus caderas, sus pechos, su cola que estaba como para comérsela.
Y ella a su vez se portaba muy sensual con él, creo que no le importaba nada más, solo mostrársele y ponerse más sexy, además que ella le tenía plantada la mirada y mordiéndose los labios por instantes.
En fin, el día se acabó y llegó la noche, era la hora de la fiesta.
Con mi esposa fuimos al cuarto a cambiarnos, yo me puse roma normal de paseo, pero ella se estaba poniendo muy sexy, tenía un vestido blanco como en tela y a mi parecer solo era una camisa grandota que le cubría hasta media pierna, pero muy pegadita al cuerpo, esta prenda tenía un cinturón grueso que estaba marcando su cintura, y además dejaba descubierta toda su espalda y por delante tenía un escote muy sexy, el vestido iba con ella, se puso tacones y también se soltó el cabello y largo y castaño que tenía que le llegaba hasta la cola, estaba realmente sexy.
Cuando llegamos a la entrada de la discoteca había una fila inmensa, tardamos como media hora en entrar, pero esta discoteca estaba extraordinaria, tenía una pista de baile gigante y mucha gente ahí concentrada, buscamos a nuestros amigos, nos tardamos un poco, pero como el paseo era de empresa muchos empleados nos dijeron dónde estaban ubicados, fuimos al lugar y había una mesa donde estaba David y un par de chicos más, mi esposa dijo:
—Mira ahí esta David, ¿nos sentamos con él?
—de acuerdo —respondí.
Nos dirigimos a la mesa y saludamos, David fue el único hombre que se paró para saludar a mi esposa, y le apartó un lugar al lado de él y yo quedé del otro lado.
Entre charla y charla y bailando, pasó la noche, eran como las tres de la madrugada, y ellos seguían con sus miradas coquetas. Hubo un instante en que nuestros compañeros se fueron, y solo quedamos los tres, mi esposa, David y yo y mientras él la sacaba a bailar una pieza, yo otra.
Pero cuando bailaba conmigo ella se sentía incomoda y cuando estaba con David se reía y se encontraban sus miradas.
De algún modo ver a mi esposa seduciéndolo me daba una sensación excitante, pero al mismo tiempo sentía muchos celos.
En un momento me dirigí al baño y ellos fueron a bailar, pero lo curioso es que él la llevó al otro lado de la pista, en vez de ir al baño los seguí. Y oculto entre la sombra los empecé a mirar, ella estaba totalmente anclada al cuello de él, y él la agarraba de su cintura y la apretaba hacia él, bailaban muy apretados, su sudor se miraba desde lejos. Me impresioné al ver a mi mujer así de entregada a David, y se sentía como él la olía y ella a él. Teniendo muy cerca sus bocas, y sus narices frotándose de lado a lado, me acerqué un poco más a escondidas, me puse detrás de una cortina que separaba unos sitios VIP de la disco, ellos justamente del otro lado, siguiendo con lo suyo. Él después encontró la boca de mi esposa y se besaron durante un largo tiempo de la manera más apasionada, parecía que no se querían soltar, de repente terminó la pista y ellos en lo suyo.
David le dijo a mi esposa:
—no he dejado de pensarte todos estos años, te necesito a mi lado, solo era un tiempo el que nos distanciaríamos, te quiero mi amor.
Mi esposa se quedó callada durante un instante y respondió.
— Yo también te he querido todo este tiempo, y no sabes la alegría tan grande que me dio volver a encontrarte y ahora no te quiero dejar ir, una vez nos dijimos “para siempre” y te he querido así mi zarco.
Todo mientras se miraban fijamente y abrazándose fuertemente, y continuaron besándose; eso me mató literalmente no sabía qué hacer. quedé en shock.
Y quería saber, muerto de celos y de rabia, hasta dónde llegaría esto; pero no hice nada para pararlos.
Y en ese instante inició la otra pista de la canción. Sabía que debía de regresar a la mesa, sin embargo, ellos se adelantaron y no pude llegar a tiempo sin que ellos se den cuenta, entonces cuando ellos encontraron la mesa vacía se regresaron a bailar al mismo lugar.
De repente él le dijo al oído, supongo que salieran de ahí, y ella solo hizo un SI en forma de señas.
Salieron cogidos de la mano de la discoteca, se intercambiaron un par de besos en el camino, y yo como sombra oculta atrás de ellos.
Y en otros momentos se detenían a abrazarse y a besarse por ratos largos y seguían caminando.
No sabía hacia a donde se dirigían, pero yo seguía detrás.
Entonces se encontraron con la mesa de comidas del lugar, que esta estaba a esa hora sin nadie y con unas pocas luces prendidas, era una mesa muy bonita, que para dar sombra durante el día tenía unas telas blancas, colgantes. Entonces él la invitó a subirse en la mesa, y parados en el sitio de comida se envolvieron en las sábanas besándose y besándose.
El la acariciaba como ella a él, y yo mirando todo, de repente las telas de la mesa se descolgaron y los dejaron tapados y él entonces comenzó a besarle el cuello, ella solo inclinó hacia atrás su cabeza y después él tocando las piernas de mi esposa, levantó el vestido llagando a mostrar él la rica cola de mi esposa, e inmediatamente ella le quitó la camisa.
Se tendieron en la mesa envueltos entre sábanas. La desvistió toda, dejándola solo en ropa interior y él se quitó sus pantalones. Se besaron aún más y más, mientras ella se retorcía de pasión. Entonces le quitó el sostén dejando a la luz las hermosas tetas de mi esposa, las miró por un momento, a la una le puso su enorme mano y a la otro le puso su boca, chupando el pezón rosadito y pequeño de mi esposa; después de un rato de estar en esas, él bajó hacia su entrepierna y le quitó la tanga, admirándola la volvió a besar a la boca, la tenía totalmente desnuda, y mi esposa se encontraba mojada completamente.
Él a su vez se quitó la ropa interior dejando a la mirada de mi esposa un grueso y enorme pene de 20 cm, un pene venoso, y lubricado, en la cabeza; mi esposa solo esparció el lubricante, sobre el resto del mismo, él se abalanzo sobre mi esposa a encontrar su boca mientras mi esposa abría las piernas; entonces el la tomo de sus caderas acercándola a la pelvis de él, donde se encontraba el enorme pene, puso las piernas de mi esposa en sus hombros y empezó a jugar a meterle la puntita en la vagina lubricada de mi esposa, después empezó a introducirle la cabeza del pene y sacarla, mientras mi esposa tenía cerrados los ojos y sus labios mordisqueados, después él se fue sobre ella metiéndole la mitad del pene una vez, se lo saco y se lo volvió a meter pero esta vez todo, y en ese instante ella solo lo apretó de la espalda de David, y él fue en busca del cuello de mi esposa.
Esos movimientos se empezaron a repetir una y otra vez y cada vez más fuerte, ella estaba entregada totalmente a él, recibiendo todo su musculoso cuerpo; y el a ella dándole placer que yo jamás le he dado.
Pasando los minutos los movimientos eran más intensos y hasta la mesa rechinaba; entonces el quito las piernas de mi esposa de sus hombros y ella lo engancho, besándose con lujuria que hasta a mí me dejo perplejo, el sudor de sus cuerpos iba y venía, estaban bañados en él; de repente él la puso boca abajo con las piernas estiradas y se le monto en la cola, penetrándola por la vagina y mi esposa solo se dejó llevar muerta de excitación, mientras él estaba golpeando su trasero, sus manos estaban una sobre los pechos de mi esposa y la otra sobre su ombligo, y mi esposa giro su cabeza hacia atrás lo miro con una carita de soy tuya, y el la beso apasionadamente.
Pero no acababa aun ahora él era el que iba a disfrutar de los movimientos de ella, porque se recostó en la mesa y mi esposa se montó sobre su pene dejándose caer y penetrar lentamente, y empezaron otra vez los movimientos, primero despacio y después con intensidad impresionante se sentía como sus cuerpos daban palmadas, ella seguía cabalgando sobre el mientras él le tocaba los senos, entonces ella se recostó sobre él, y él le la apretó de la espalda, tanto el uno como el otro se movía intensamente hasta que la vagina de mi esposa se llenó de líquidos, ella se había venido… ella paro sus movimientos, pero el abajo le seguía penetrando con más intensidad, mi esposa solo se dejó llevar, y entonces con fuerza el hizo como sentarse y mi esposa encima quedo sobre su pelvis quieta los dos estaban quitos y penetrados no se movieron para nada, solo seguían besándose con sus cuerpos unidos él se echó atrás otra vez sin sacar la el pene de la vagina de mi esposa pero ya no seguían con tanta intensidad solo hacían movimientos pequeños pasando algunos ratos, él también se había venido.
Lo impresionante de todo es que ellos no querían apartarse ni despegarse, un rato mi esposa penetrada se recostó sobre el pecho de él y él solo la abrazó, pero sin soltarse ni de apartar sus órganos sexuales.
Y empezaron otra vez a besarse y a hacer los movimientos esta vez con menos intensidad, pero se les notaba el amor, hasta que se vino dentro de ella y ella le agarro las nalgas y lo dejo ahí adentro todo y el amanecer empezó a llegar, un último beso se dieron de gratitud, diciéndose:
—¿seguimos para siempre?
—para siempre.
Eso me dio a entender que sus encuentros no iban a parar.
Después ellos se cambiaron, y cuando ya estaban vestidos él se fue a su cuarto y ella se quedó mirando sentada en una silla de la mesa; entonces Salí de mi escondedero diciéndole de manera casual:
— Hey donde estabas, te he estado buscando.
A lo cual ella respondió...
— No tu dónde estabas te perdiste toda la noche, cuando llegamos con David a la mesa te desapareciste.
Me quería hacer ver como el culpable.
Después de que ella me había echado la culpa de que donde me escondí o donde me desaparecí en la fiesta, resolví contarle que estuve como sombra detrás de ella.
— me dejaste sola. Decía
— No… cuando yo regresé a la mesa ustedes no estaban. Respondía yo.
Ella tratando de ocultarlo así que.
—mira Ana yo sé que David fue un ex novio tuyo, y no pensé que fueras capaz de hacerme esto.
—David y yo? Estás loco, es verdad que fuimos novios, pero eso fue hace años.
—fui tu sombra durante esa noche en la fiesta y vi todo lo que pasó.
Ella se quedó muda. Y después de un momento me respondió.
—es que a David siempre lo he querido, a ti te quiero, pero no es lo mismo, entiende David es para mí una persona súper especial, y un día nos prometimos muchas cosas, muchos planes que no he podido olvidar. Contigo tengo mi hija y la quiero criar en una familia, claro si tu aceptas...
—¿entonces todavía somos familia? Respondí... Con una tristeza que me derrotaba.
— Si… dijo ella... Pero ten en cuenta que David es una persona muy importante en mi vida y durante estos últimos meses me he dado cuenta que aun siento cosas por él. Mira te propongo que seamos una familia, para que la niña no sufra, y lo de David que quede entre el tú y yo. A él le voy a contar que tú sabes de esto, y miremos lo que el destino quiera para nosotros.
— ¿pero aun sientes algo por mí? —Le dije…
—Tú eres el padre de mi hija, y me siento rara porque no te quiero dejar ir, que te quede claro.
Esas palabras le dijeron a mi yo interior que aun podía conquistarla como la última vez hace años, tal vez pueda recuperarla.
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