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Categoría: Confesiones

Mi esposa probó con otro tipo. La hizo acabar chupándole la vagina

Hace ya varios años que esto ocurrió y cada vez que lo recuerdo, me excito poderosamente.
Resulta que siempre con mi mujer íbamos juntos a realizar unos trámites por una vivienda que habíamos adquirido. Mi esposa es muy bonita y tiene un rostro que te invita a ratonearte. Es una mujer muy delicada y está riquísima.
En las oficinas siempre nos atendía un hombre mucho mayor que yo que después fue a ocupar el cargo de intendente de una importante comuna.
Cada vez que aparecíamos en el lugar, el tipo se ponía muy caliente. Yo me daba cuenta. Miraba a mi esposa con insistencia y con ese afán de poseer algo que nos enloquece. Se deshacía en atenciones para con ella y le decía que su simpatía le impactaba.
Al tiempo el hombre tomó posesión de su importante cargo y mi esposa fue a verlo por el asunto de la casa. El dijo que se ocuparía personalmente, que por favor volviera al otro día temprano en la tarde y ya le tendría definiciones. Cuando mi mujer me contó eso, sospeché que lo que quería el tipo era verla de nuevo y quizás algo más.
Cuando mi Jenny fue a verlo al otro día, le dijo en tono de confesión, que estaba loco por ella. Que no dormía, no comía. No podía concentrarse en su nueva función y todo porque se acordaba permanentemente de ella. Le dijo" Sos muy linda. Me tenés loco. La verdad es que cuando te veo me imagino miles de cosas y se me sube a la cabeza un rollo que me mata. Envidio a tu marido que puede tenerte cuando quiere y se muestra con vos en todos lados. Quiero que me des una oportunidad. No es una falta de respeto. Soy un hombre desesperado. Por favor. Pedime lo que quieras, pero dejame que esté cerca tuyo, muy cerca, dejame que te acaricie aunque sea la piel de tus rodillas."
Ante esa confesión, le propuse a mi esposa que probara. Lo que le dije no le gustó para nada y casi me mandó a pasear. Yo insistí. Le dije que eso me excitaba y que al final, a ella le iba a gustar. Mi Jenny tenía 30 años y como dije, volvía loco como ahora, a cualquiera.
Al final, me quiere tanto y somos tan unidos, que se dejó convencer.
Acudió a la cita una tarde de verano, temprano y en una calle céntrica donde el hombre la esperaba con el auto.
Llevaba puesta una minifalda turquesa que dejaba a la vista sus ricas y bronceadas piernas. Calzando unas sandalias blancas muy sexies no tan altas y vistiendo una especie de topcito de color rojo intenso. Todo contrastando muy bien con su pelo negro y largo con rizos, y sus ojazos negros con pestañas muy largas.
Me cuenta que cuando subió al coche, el tipo la vio y casi explotó."Mi amor-le dijo-Que belleza increíble. Estás preciosa. Me voy a volver loco"
Enseguida le dio un beso en la mejilla muy cerca de la boca y ella pudo sentir que estaba acelerado. Arrancaron y dijo que irían paseando hacia un lugar un tanto más alejado y solitario. Mi chica dijo que tuviera cuidado y que no intentara nada extraño porque gritaría. El tipo respondió que de ninguna manera sería capaz de faltarle el respeto.
Cuando se detuvieron en un paraje solitario a conversar, él le pidió que dejara que la bese. Mi esposa accedió pero con la condición de que fuera uno solo y delicado. El hombre la besó y no pudo contenerse. Quería comerle la boca y susurraba que eso lo enloquecía. Mi esposa ya estaba excitada y comenzó a gustarle lo que pasaba. Mientras él la besaba con pasión, le levantó el top y le acarició las tetas. Enseguida comenzó a chuparlas y mi Jenny entró en una calentura de aquellas. Con la otra mano, el hombre le levantó la pollera y con los dedos apartó la bombacha a un costado, comenzando delicadamente a masturbarla primero con un dedo, luego con dos y después fue con la lengua. Ahí le levantó las piernas y le quitó la bombacha. Mientras le chupaba los pies le decía "Mi vida. Qué rica concha que tenés. Yo sabía que que eso era de locura. Te la voy a comer, despacito. Que hermosura. Mh. Me vuelvo loco. Esto es algo especial. Sabés cuanto hacía que soñaba con chuparte la conchita y hacerte acabar? Hoy se me dio."
El tipo estaba arrodillado entre sus piernas abiertas en el asiento trasero del coche y le chupaba desde los dedos de los pies hasta el agujerito del culo. Le pasaba la lengua por los glúteos y acariciaba la planta de los pies de mi esposa como si quisiera acunarlos. Jenny me confesó que cuando la lengua del hombre rozaba su clítoris y después el orificio de su cola le venía un estremecimiento que la enloquecía. Deben saber que tiene una cola muy sensible, tanto que nunca pude penetrarla por ahí porque le duele mucho. Ella es una mujer que goza del sexo pero le cuesta acabar, por lo que necesita mucho tiempo de trabajo hasta que lo consigue. Me confesó que lo que le hacía ese hombre mayor en el auto le encantaba. Estaba frenética y transpiraba. Gemía con mucho placer y no quería gritar pues estaban en un lugar desconocido. Aunque se había propuesto evitar que la penetrara sentía un deseo loco de que le partieran la concha con algo grande y caliente. Mirando de reojo vio el tamaño del miembro y dedujo que era más grande que la mía. También pudo darse cuenta que él sabía hacerlo. Era delicado pero firme en su acción. Esa lengua la estaba haciendo ver la felicidad y nunca le habían chupado ahí de esa manera.
Aclaro que ella tiene una estatura más bien baja y eso les permitía estar cómodos dentro del auto que era bastante amplio.
Mi señora se dio cuenta que el tipo no aguantaba y que jadeando empezó a acabar. Tenía la pija afuera del pantalón y escupía leche a lo loco. Como ella estaba tan caliente le pidió que con los dedos y la lengua la hiciera acabar también. El tipo dijo que sí. Empezó a meterle la lengua entre los pliegues de la vagina y a la vez le hacía la paja con el dedo mayor. Mi mujer acabó a los gritos. Lo agarraba de los pelos y le decía “cómame la concha, déle, hágame acabar por favor porque no aguanto más.”…”Por favor, métame la lengua bien adentro. Qué áspera la tiene, me vuelvo loca. Se lo pido, chúpeme el clítoris porque me cuesta acabar, ayy por favor no doy más, quiero toda esa lengua y los dedos, ahora…ahora…qué rico!! Estoy acabando!! Ah si!! Deme su lengua, que rico! Hágame con el dedo, eso, eso, asi!!
El hombre estaba loco. Cuando mi esposa acabó, él le pidió que meara en su boca. Así es que bajaron del auto, el hombre puso una manta en el suelo y se tiró boca arriba. Ahí mi mujer se puso en cluquillas encima de él y le meó la boca y toda la cara. Como ella estaba atenta, pudo ver que su amante volvía a acabar como loco y ella le ayudó, agarrándole la pija y haciéndole una manuela descomunal.
A la noche cuando volvió a casa, me contó con lujos todos los detalles. Nos metimos al baño, y nos echamos un polvo de locura en la ducha.
Esto sigue. Hay más. Pero para después. Ojo. Es real.
Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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2 comentarios. Página 1 de 1
alejo1949
invitado-alejo1949 25-03-2017 02:57:38

tu mujer es muy caliente no juegues con fuego. La podes perder. Controlala mas

jocoso caliente
invitado-jocoso caliente 15-12-2011 00:00:00

La verdad es que me encanta la historia. es comun. y puede sucederle a cualquiera. Que rico tener una mujer así. Si. Los hombres mayores nos volvemos locos porque apreciamos la calidad. Disfrutala macho. Hacele todo lo que quiera y dejala coger con otro que se de el gusto.

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