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Categoría: Maduras

Mi encuentro con Vicky (pensando en Piru)

La vi por primera vez a la salida de un centro comercial en una mañana soleada, su aspecto maduro y la redondez de sus nalgas me hicieron recordar a Piru (esa madurita de las fotos en internet y de los relatos cachondos, que tanto me excita).



Le ayudé a subir sus compras en su camioneta y debo admitir la terrible erección que provocó a mi verga. Le expresé mi admiración por su sensualidad otoñal y ella me lo agradeció con una sonrisa prometedora. Allí mismo le tomé 2 fotos (siempre cargo una cámara digital) y ella me expresó su extrañeza de por qué una mujer de 49 años le parecía aún atractiva a un hombre de 30.



Nos presentamos, ella se llamaba Vicky y me dijo que estaba casada desde los 17 (es común que en la provincia mexicana las chicas se casen a temprana edad). Me preguntó cuál era mi destino y yo, tratando de prolongar ese trance que me provocaba, pregunté por donde iba ella. Vivía a las afueras de la ciudad, así que mentí al decirle que iba por allí. Ella, muy amablemente se ofreció a llevarme. (tuve que dejar mi auto compacto en el estacionamiento del centro comercial y posteriormente regresar por él).



Ya en su camioneta, charlamos de todo y quedamos de acuerdo para vernos el siguiente sábado..allí le sugerí que ese día dejara su vehículo en el estacionamiento y que saliéramos en el mío (en una ciudad pequeña la gente suele ser muy observadora).



Supe en boca propia de ella lo sola que se sentía, su marido, un próspero ganadero de la región, siempre estaba en viajes de negocios o descansando en sus fincas.



Al llegar a un cruce carretero, decidí bajarme de su auto y me despedí con un beso en su mejilla. Sentí el suave aroma que despedía su cuerpo y sin querer le admiré sus senos aún duros y firmes . Ella se dio cuenta y yo me justifiqué argumentando que eran muy bellos. No paraba de reírse y me comentó lo directo que era yo para decir las cosas y que eso le gustaba. Tengo la suerte de no ser un adonis, pero compenso esa "deficiencia" con mi simpatía y buena charla.



Esa misma tarde me sorprendió en extremo su llamada a mi teléfono móvil, bajo el pretexto de saber si había llegado bien a mi destino. Aprovechamos para ponernos de acuerdo y ultimamos detalles para la salida del sábado.



Acordamos ir a un parque casi solitario y me fui preparado con una botella de tequila, presentía que ese día nos la íbamos a pasar bien.



Pasé por ella al lugar indicado, estaba vestida con un blusa blanca con rayitas azules no muy llamativa y un pantalón de lycra ajustable que le resaltaba las nalgas y le marcaba sus muslos duros y su vagina madura.



Charlamos de todo mientras bebíamos tequila y le tomaba fotos, mientras hacia esto ella adoptaba poses muy sensuales. Pasada como una hora, nos sentamos en una banca del parque, quedando muy próximos nuestros labios.



No perdí oportunidad y le dije lo mucho que me gustaba y comencé a besarla con descaro. Ella... lejos de rechazarme me abrazó con fuerza. La empecé a tocar por todas partes, mis manos hambrientas de su piel morena la recorrían sin cansancio.



Ella apoyó su mano en mi verga y empezó a sobarla suavemente, noté como su temperatura corporal subía evidentemente.



Temiendo que algún vigilante del parque nos sorprendiera, la llevé a mi auto y sobre la parte posterior le bajé el pantalón hasta las rodillas, dejándome ver su pantaleta de encajes negros que ya mostraba señas visibles de la humedad que despedía.



Le rocié de tequila sus muslos, su cadera y su vagina húmeda. Empecé a lamer y a succionar esa vagina de fuego mientras mis manos jugueteaban con sus tetas erectas por la excitación. Vicky se abría de piernas y con sus manos jugueteba con mi cabeza como deseando que toda mi humanidad se hundiera en ella.



Yo la miraba de reojo y solo observaba su rostro colorado con una expresión de cachondez inimaginable. Pronto, su clítoris se hinchó gustoso al tacto de mi lengua y exploré cada milímetro de sus labios vaginales.



Me excitaba aún más escucharla decir entre quejidos frases como: "así papito, mámame bien rico mi cosita, cómetela es toda tuya....ayyyyyyy amorcito tanto tiempo ha pasado sin que nadie se ocupara de mi sapito.....chúpame amor.....asiiiiii que siento rico".



La hice venir con puro sexo oral, mi rostro estaba totalmente empapado de la mezcla de mi saliva y de sus jugos vaginales. Su orgasmo fue total, se vino con ganas, su cadera golpeaba mi rostro, mientras algunos pelitos de su pubis jugueteaban con mi nariz. No esperé más y nos dirigimos a un motel en las afueras de la ciudad. Camino al motel me dio la mamada de mi vida!. Se las ingenió para acomodarse sin que los conductores se dieran cuenta. Saqué la pinga y sentí su boca caliente..su lengua recorría mi verga mientras que con su mano derecha vertía el tequila y absorbía esa mezcla extraña, la sensación que me provocaba era indescriptible.



Me hizo venir justo antes de entrar al motel y se tragó gran parte de mis chorros de semen .



Ya en el cuarto, entré rápidamente a bañarme, me reclamó por no invitarla, así que salí a desnudarla y aproveché para tomarle algunas fotos más. Le enjaboné la espalda, la coloqué de espaldas a mí y la hice que se pusiera en "cuatro patas"...le comí el culito..se lo exploré de principio a fin, mi lengua fue cómplice y aliada.



Nos secamos de prisa y nos fuimos a la cama, allí siguió el "castigo", le seguí explorando ese culo maduro, me abría paso entre esas nalgas grandes, duras, otoñales, le ensalivaba con más ganas el hoyito....le metí mi dedo índice suavemente y con movimientos rítmicos y desesperantes se lo fui introduciendo más y más...



Ella me decía que jamás nadie le había metido mano a ese culito hermoso; mi verga cada vez estaba mas dura parada y latía de ganas de meterse en su conchita húmeda y deseosa de falo.



Vicky mantenía los ojos semicerrados y se dejaba querer, casi como una suplica me dijo "méteme ya esa rica verga que tienes, métemela toda, la quiero sentir ya", saqué un preservativo y le pedí ayuda; al principio no quería que lo usara, quería sentir mi verga tal como era.



Le argumenté lo cuidadoso que era en ese aspecto y ella, entonces, se encargó de colocarlo. Luego, se abrió de piernas cuan grande era y se acostó boca arriba. Le dí la última ensalivada y me auxilié de un lubricante (aunque no lo necesitaba, en realidad su vagina era un mar de jugos sensuales y excitantes).



La penetré de golpe, era tanta mi desesperación por poseerla. Subió sus piernotas sobre mis hombros para que la penetración fuera más profunda, empecé mis movimientos de pelvis en forma salvaje, luego los disminuí pausadamente, quería que ese momento se prolongara por siempre.



Vicky movía su culo experto de una manera que presionaba mi pinga, dándole un respiro y luego repetía el movimiento. Me excitaba, que una dama de clase como ella, estuviera allí cogiendo conmigo y diciendo palabras que nunca me imaginaría que las mencionara: "así papito cojéme rico, méteme toda la verga, soy tu putita, hazme venir papito, a ver mi flaquito, cojéme de a perrito quiero sentir como tu verga se me va hasta el fondo".



Acto seguido se colocó en esa posición y se la dejé ir despacio poco a poco, que disfrutara cada milímetro de verga.



El espectáculo que me ofrecían sus nalgotas maduras me ponía mas excitado, movía el culo cada vez más rapido, en circulos concéntricos, empezaba despacio, se aceleraba y luego disminuía la presión.



La estuve bombeando por largo rato, hasta que percibí las convulsiones que Vicky empezaba a experimentar.



Fue cuando se tomó con las manos en uno de los barrotes de la cama, sentí como apretaba el culo y como su vagina parecía ordeñarme y apretarme no solo a mi verga dura sino a mi entero. Volteó el rostro, trató de besarme mientras exclamaba: "me vengo, me vengo, papito, me vengooooooooo!!!".



Aquel orgasmo fue enloquecedor , segundos después sentí que estaba por derramarme así que salí rápidamente de su vagina y me quité el preservativo, la tome por los cabellos, la giré hacia mi verga que estaba a punto de explotar y le descargue chorros de semen en su boca, esta vez no lo tragó todo, sino que dejó que saliera de su boca y se lo untó como si fuera una crema rejuvenecedora sobre sus tetas y sobre su cuello, mientras mi verga golpeaba su cara, en mis últimos espasmos que sentía.



Nos besamos como si fuéramos dos colegiales que acabamos de conocer el sexo; una rara fantasía rondaba mi cerebro, tenía la impresión que acababa de cogerme a Piru (debo reconocer que fue una especie de inspiración para este encuentro).



Tuvimos dos cogidas más, el tiempo se pasó volando y tenía que llevarla a recoger su camioneta, ese día de sábado su marido iba a estar temprano en casa.



Desde ese día tenemos encuentros (cuidándonos de su marido) cada vez que estoy en la ciudad, ya que por trabajo estoy aquí cada ocho o quince días.



Estoy con Vicky en la cama pero sigo pensando en Piru, a quién no puedo quitarme de mi mente.


Datos del Relato
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