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Mi dulce Viviana (05)

Se ha ido Vivi, estoy solo nuevamente y realmente fatigado por las alucinantes experiencias que he vivido con ella. Vivi ha resultado insaciable en el sexo.



Desde que llegó hoy, a las 8.00 AM, hasta casi las 5.00 PM hemos tenido sexo, solo paramos porque debe realizar las tareas del hogar, claro que con mi ayuda. Pues sabrán que Vivi es la asistenta de mi casa, ella fue contratada este Lunes por mi esposa, para que le reemplace en las tareas del hogar, ya que ha tomado un trabajo para el gobierno y tiene que ausentarse todos los días desde temprano.



Como soy Diseñador Gráfico y trabajo en casa, conectándome vía Internet a mi central, me encargo de recibirla el día Lunes. Desde que llega manifiesta su afición por la lencería erótica y el sexo desenfrenado, en lo que trascurre su primer día me confiesa ser en realidad la Web master de mi servidor, posición que le ha permitido enterarse de lo que pasaba en mi matrimonio y otras cosas más, a la vez que me conocía y le gustaba mi manera de ser, llegando a enamorarse de mi, por eso aprovecha la necesidad de ayudanta y consigue el trabajo solo para estar conmigo, lográndolo.



Ella es una bella mujer de 25 años, natural de Iquitos, de piel canela, ojos color miel, sus labios rojos resaltan en una cara casi de niña, tiene un excelente cuerpo (98-60-100), donde destacan un par de generosos senos redondeados y plenos. Una breve cintura sirve como antesala a unas caderas majestuosas que se coronan con un culo fabuloso. Su cintura y nalgas forman un conjunto perfecto que visto por detrás tiene la figura como de pera. Esta forma es la ideal para mí, en estos pocos días he gozado bastante viendo su cuerpo, pues ella es fanática del sexo con toma posterior, puede ser anal o vaginal, aunque ella prefiere el primero.



El sexo anal le resulta gratamente preferido, pues sus orgasmos son más intensos teniendo mi verga en el ano que cuando se la coloco en la vagina. Ella me lo ha dicho claramente, con cierta vergüenza (talvez pensando que la censuraría), pero con mucho amor le hice comprender que no tengo inconveniente alguno en seguirle dando por su bello culo, pues sus redondeadas y duras nalgas son su mejor encanto y me agrada gozarlas siempre.



Mañana viernes debo viajar a Mancora por cosas del trabajo, ella me acompañará.



 



Viernes.-



Hoy viajo a Mancora, hermoso balneario al norte de Perú, para asistir a la Convención Anual de Diseño Gráfico, ella a aceptado acompañarme, haciendo las veces de mi esposa. Ayer hemos escogido lo que es ropa de baños y demás.



Me despierto temprano y después de un baño ligero, tomo mi maleta y salgo, despidiéndome de mi familia hasta el Martes.



Mi esposa recibirá a la supuesta Viviana, que va a ser reemplazada solo por estos días por su hermana menor Beatriz. Beati está enterada de todo y a aceptado ayudarnos en el engaño, por lo que espero no habrá problema alguno. Les diré que Beati a resultado ser una mujer tan bella como Vivi.



¿Compartirán los mismos gustos?. Espero poder averiguarlo pronto.



Llego al aeropuerto con la ansiedad de encontrar a mi bella acompañante.



¡Si, allí está!, esperándome cerca del Counter, enfundada en un ligero vestido a medio muslo de suave algodón estampado, esta resplandeciente a esta hora del día, indicio que le gusta levantarse temprano, me agrada que hasta en eso coincidamos.



Me recibe con un afectuoso beso, mientras que con disimulo le estrujo una de sus nalgas, con sorpresa la siento desnuda abajo del vestido, ¡no lleva calzón alguno!, le miro interrogándole con los ojos y me susurra:



- Salí muy rápido y no recordé ponérmelo. Lo siento.



- No hay problema, solo que creo vas a sentir un poco de frío.



- Pero tu me abrigas, ¿Sí?.



- Claro amor, ahora vamos a dejar el equipaje.



Lo hacemos y mientras nos llaman para tomar el vuelo, vamos a la cafetería a tomar algo.



Nos sentamos en una mesa cerca de los altos ventanales y pido dos cafés. Mientras traen nuestro pedido, conversamos de tonterías y suavemente pongo mi mano sobre sus muslos, al sentir mi contacto ella los separa, invitándome a la exploración. No me hago de rogar y mis dedos se introducen bajo su falda poco a poco, subiendo hasta lo más alto toco su escaso vello púbico, que ya esta húmedo. Mi dedo índice juguetea con su clítoris, mientras ella entrecierra los ojos gozando del masaje, introduzco el dedo medio en su húmeda vagina, y lo empiezo a mover en círculos dentro de ella, veo que le gusta por la forma como ajusta su vagina sobre mi dedo, dirige su mano a mi verga y la masajea sobre el pantalón siguiendo el ritmo con que estimulo su húmedo agujero. Siento espasmos sobre mi dedo, que está nadando en sus jugos vaginales, signo evidente de su orgasmo, quiero continuar dentro de ella, pero tengo que parar porque veo venir al mozo. Deja lo pedido y se va, retiro mi mano y con una mirada maliciosa enjuago mi dedo medio en mi tibio café, ella me mira hacer y sus ojos le brillan picaramente cuando levanto mi taza y me lo bebo, estoy tomándome sus jugos como desayuno.



Creo que el sabor de este café, no lo iguala ninguno.



Estamos en esto cuando llaman a los pasajeros de nuestro vuelo, salimos y pasamos por los controles respectivos, acomodándonos en nuestros asientos.



El vuelo resulta agradable, las tres horas que dura le permite a Vivi querer retribuir su orgasmo con un poco de sexo oral en el baño, aunque con un poco de escándalo por parte de la aeromoza, que nos sorprende con mi verga dentro de la boca de Vivi, pero sin pasar a mayores, felizmente.



Llegamos como a las 8.00 AM a Tumbes, hermosa ciudad a poca distancia de Mancora, tomamos un taxi, que en pocos minutos nos deja en la puerta de nuestro hotel. El paisaje que nos rodea es en verdad fabuloso, por un lado tenemos el mar, de un celeste intenso, roto ligeramente por el blanco de la espuma de sus pequeñas olas, al otro lado está una vegetación bucólica, casi selvática, que con variados tonos de verde contrasta con el azul intenso del despejado cielo. Y coronando todo esto, un sol inclemente que derrama sus rayos solares sobre todo lo que está bajo él.



La combinación es atrayente, llama a echarse sobre las blancas arenas de la orilla y gozar de la brisa refrescante, que permite tomar sol sin tener mayor dificultad. El problema vendrá más tarde, como nos constaría después.



El hotel es pequeño, pero acogedor y tiene todas las comodidades necesarias, nuestro alfombrada habitación es amplia y queda en el segundo piso, tiene un pequeño balcón con vista al mar, que deja entrar la brisa marina, el baño con tina es moderno y cómodo. La cama es King Size, parece en verdad una cancha de fútbol, será buena motivación para golear a mi cholita.



Vivi está encantada con nuestra habitación, se quita los zapatos para gozar de la suave alfombra y se deja caer en la cama relajándose.



Yo estoy gozando del paisaje de la playa de arena blanca que está a pocos pasos del hotel, pensando que como el Congreso se inicia recién mañana Sábado, el día de hoy solo para nosotros, con esto en la mente me doy vuelta y veo a Vivi echada en la cama con los ojos cerrados, las piernas recogidas y con sus manos sobre su entrepierna, dándose una hermosa pajeada, lenta pero incesante, se nota en su cara lo concentrada que está en las sensaciones, por lo que decido no molestar y sigo mirándola, compartiendo el gozo reflejado en su rostro.



Pasa unos minutos y después de un apacible orgasmo, abre los ojos y mirándome me dice:



- Mi amor, necesito que termines lo que comenzaste en Lima.



- Lo que tu digas mi amor, digo yo.



Me acerco y poniéndome de rodillas coloco mi rostro entre sus piernas, recorro con mi lengua toda su entrepierna, saboreando sus jugos, deteniéndome en su erecto clítoris, que se levanta entre los tersos labios menores, dejando al descubierto su pequeña cabeza, lo tomo entre mis labios, succionándolo cariñosamente, a una indicación de Vivi, lo empiezo a recorrer de arriba abajo delicadamente. En pocos minutos ella está gozando su segundo orgasmo. Terminado este, se da vuelta y poniendo las rodillas en la cama coloca el culo en pompa, dejando descubierto su insaciable ano, no hacen falta palabras, me está reclamando atenciones similares. Sin más me dedico a juguetear con este delicioso agujero del amor. Esta humedecido por los flujos vaginales, mi lengua lo recorre y se introduce dentro de él. Palpitando bajo mí estimulo, aprisiona mi lengua y la libera, mientras lo penetro lo más posible.



Una vez que siento que está lista a gozar su tercer orgasmo, desenfundo mi erecto pene y lo dirijo a su lubricado ano y sin más lo empiezo a meter, suavemente pero sin pausa, ella siente como la penetro hasta lo más profundo, no dice nada pero su respiración se acelera, signo evidente del placer que la invade.



Una vez que está con toda mi verga adentro, me detengo para dejar que se acostumbre a la sensación de llenura y empiezo el mete y saca, ella ajusta su esfínter sobre mi verga, estrangulándola y haciéndola crecer aun más dentro de ella, ahora es cuando empieza a usar la técnica anal que tan bien domina.



Estamos en esto por largo tiempo, pues ella no manifiesta intención alguna de dejarme salir de su interior y yo logro alargar mi orgasmo distrayéndome mirando por la ventana el bello paisaje, ella va logrando su quinto orgasmo (tercer anal).



Cuando siento la inminencia de mi orgasmo, retiro mi humeante verga de su ano, su agujero queda totalmente dilatado, liberando algunos gases atrapados, ella murmura: ¡Sorry!, no le respondo ensimismado en la visión de lo abierto que está su ano, me recuerda un abismo insondable del que no quisiera salir nunca, es una visión excitante. Sin perder de vista su oscuro agujero, me acuesto de espaldas sobre la cama, quedando mi erecta verga apuntando el techo, ella nuevamente adivina lo que quiero y se da vuelta, dándome la espalda, sitúa sus piernas a mis costados parándose sobre mí, y doblando las rodillas se sienta sobre mi verga, insertándosela hasta lo más profundo de su dilatado ano. Entra suavemente y ella se encarga de introducirlo hasta lo más profundo de su ser, una vez conseguido esto, empieza a mover sus caderas, dejo el ritmo y profundidad a su gusto. Yo he cambiado de paisaje, ahora solo veo su hermoso cuerpo subir y bajar sobre mí, veo como su goloso ano engulle mi dura verga, veo como sus poderosas nalgas se abren lo mas que pueden para dilatar más el ano y así poder acomodarse mejor todos mis 22 centímetros de verga, chocando con mi depilado pubis y como mis escasos vellos púbicos acarician lo profundo de su canal anal, apreció la armonía de sus caderas y cintura, estas visiones son suficientes para elevar mi placer al máximo y después de un tiempo razonable empiezo a derramar mi leche acumulada dentro de su intestino, inundándole toda, ella está saliendo del sexto orgasmo cuando al sentir como derramo mi semen dentro de sí goza del sétimo, que en verdad es el paroxismo, pues los espasmos del placer recorren su delgado cuerpo convulsionándolo inconteniblemente. Nuestro orgasmo ha sido apoteósico, casi apocalíptico, los dos hemos gozado como nunca antes lo hemos hecho.



Estas son las maravillas que hace el cambio de ambiente y la certeza de la privacidad.



Nos dejamos caer de costado, con mi verga aun dentro de ella, y abrazándola a mí, recibimos sobre nuestro cuerpo la agradable brisa marina, que actúa como bálsamo para nuestros fatigados cuerpos.



Pasan unos minutos y no desea salir de esta agradable posición, pero quiero hacer algo que me apetece, desoyendo sus protestas retiro mi verga de su ano y bajo mi cabeza colocando mi boca sobre él y empiezo a lamerlo delicadamente, refrescándolo con mi saliva, a la vez que voy bebiendo el poco semen que escurre de entre sus pliegues, siento que ella se crispa un poco al principio pero tomándole por las caderas no dejo que se retire, se da por enterada y se relaja, dejándome hacer, esto me da valor para aumentar mis lengüetazos y separando aun más sus nalgas introducirle mi lengua dentro de su colorada ano. Es así como deja salir más semen, que engullo presuroso. Ella agradece la atención con suaves ronroneos, indicio claro del gusto que siente. Una vez que no sale más nada de su ano, me detengo y vuelvo a echarme junto a ella, abrazándola y gozando del momento.



Pasado unos minutos y repuestos un poco, nos dirigimos al baño, donde mutuamente nos aseamos, sacándonos de encima los últimos rezagos de la ciudad, lo hacemos rápido pues queremos aprovechar el delicioso sol, nos preparamos para ir a la playa pues aun faltan tres horas para la hora del almuerzo.



Nos vestimos con algo ligero sobre nuestras breves ropas de baño y tomando el bronceador y toalla, salimos a la playa que está desierta a esta hora de la mañana (10.00 AM).



Me toma de la mano y así unidos caminamos por la orilla del mar, jugueteando y besándonos como dos enamorados. Nos dirigimos a la parte norte de la caleta, buscando un lugar agradable y protegido de miradas indiscretas.



Por ser los únicos, podemos escoger el mejor sitio, donde nos situamos y extendiendo nuestra toalla en la arena, nos echamos.



El sol está calentando fuerte, lo que nos anima a despojarnos de nuestra ropa y quedarnos en hilo dental, ella me pide que le aplique bronceador sobre su espalda. Se echa boca abajo, dejando a mi vista el armonioso conjunto de espalda-cintura-culo que tiene, solo interrumpido por las finas tiras del bikini.



Sus preciosas nalgas aprisionan entre ellas el tirante del hilo dental, acomodo esta solitaria tira para lograr una marca de bronceado equilibrada y libero el tirante de su prenda superior, dejando su espalda desnuda totalmente, ahora si está lista para el bronceador.



Echo un poco en ambas manos y colocándome sobre sus muslos esparzo suavemente el aceite sobre su delicada piel, aprovecho para darle un ligero masaje; recorro su espalda desde la nuca hasta su breve cintura varias veces, de arriba abajo y viceversa, mis dedos pulgares masajean los músculos de su columna, relajándolos y liberando tensión, siento el efecto pues se suelta aun más, una vez que logro esto en su espalda, bajo hacia sus nalgas, que totalmente al aire ya están tomando un ligero color rosado, las embadurno en bronceador con la acción conjunta de dedos y palma de la mano, las separo para aplicarle también "ahí", mis dedos ahora actúan sobre su sacro, de donde nacen sus nalgas que brillan por el aceite, estas se ven cual montañas de oro recortadas sobre el marco azul celeste del cielo, continuo el recorrido y estoy en sus piernas, primero están sus muslos, plenos de juventud y los que no presentan rastro alguno de celulitis ni grasa, son gruesos pero sin exagerar, sus piernas son la antesala perfecta para sus deliciosos pies, que con su tersura exquisita y delicado tamaño llaman a mirarlos. Sus piernas forman un conjunto muy agradable a la vista, resultan perfectas para ser enfundadas en medias de seda y pasear sobre zapatos de taco con hebilla al tobillo.



Terminada mi tarea me echo a su costado, boca arriba, poniendo al sol el impresionante paquete que se ha formado en mi entrepierna, mi erección es a duras penas contenida por el bikini.



Ella sabe como me ha puesto el masaje, pues mi verga a estado haciendo presión sobre su cuerpo todo el tiempo.



Estoy con los ojos cerrados tratando de calmarme, cuando siento que, abriendo sus piernas, se coloca encima de mí y dice:



- Ahora te toca a ti. Déjame que yo me encargo de TODO – remarca este todo de una manera muy sensual que me sugiere mucho.



Abro los ojos y veo su preciosos senos al aire, con los pezones duros, bailoteando sobre mi rostro. El sol da contra mis ojos por lo que los cierro nuevamente y me relajo, dejándola hacer.



Ha situado su entrepierna sobre mi paquete, apoyando clítoris sobre pene, se embadurna las manos con aceite bronceador y empieza a esparcirlo sobre mi torso con suaves movimientos circulares. Sus caderas acompañan el movimiento de sus manos, con un cadencioso vaivén, frotando su clítoris vigorosamente, siento que su orgasmo llega rápido y le aviso de mi cercana eyaculación, ella se retira solo para agacharse, engullir mi tranca y mediante hábiles lengüetazos hacerme terminar en su boca. Después de beber toda mi leche, me acomoda la verga en su sitio dentro del hilo dental, y bajándose de mí, regresa a su posición inicial, relajada y feliz. La sonrisa que se dibuja en sus labios la delata.



La "pequeña muerte" posterior a todo orgasmo nos hacer dormitar un rato, a la vez que tomados de la mano gozamos de los cálidos rayos solares, que empiezan a calentar la desierta playa. Pasada casi una hora, nos despabilamos y tomamos un chapuzón en las cristalinas aguas, regresamos y mientras nos secamos conversamos de cosas triviales.



Una vez con la piel seca, me pide que le aplique bronceador por la parte delantera, no me hago de rogar, y gozando de la suavidad de sus cálidos y desnudos senos los recubro totalmente de bronceador, lo mismo hago en su plano vientre, bajo el cual se perfila nítidamente su pubis angelical, recorro todo esto con mis manos empapadas de aceite de paso que las acaricio con ternura. Todo su cuerpo queda listo para recibir el sol.



Me hace ponerme boca abajo, pues ahora toca broncearme la espalda y culo, para este último será su primera vez, por lo que tiene especial cuidado al aplicarme bronceador, se entusiasma tanto que quiere empapar hasta el interior de mi ano, logro calmarla y quedamos listos para continuar la sesión de bronceado.



Cuando se vuelve a cumplir la hora, nos damos un ultimo remojon en el mar y acomodando nuestras ropas, recogemos nuestros cosas, para retornar al hotel. Realmente estamos hambrientos.



Estando en el cuarto, entramos los dos a la ducha, nos agrada bañarnos mutuamente, él enjabonarle me resulta placentero, su tersa piel me invita a tocarla y con mis dedos enjabonados recorro toda la superficie de su cuerpo, cuando estoy en esto noto la acción del sol en su cuerpo, tiene una delicada y erótica raya copiando su bikini, esa raya que circunda sus caderas y se pierde entre sus nalgas es fabulosa, yo tampoco me quedo atrás y tengo las nalgas coloradas, con la marca de donde estaba el hilo dental.



Después de apreciar nuestro proyecto de bronceado, nos aplicamos mutuamente loción humectante a todo el cuerpo previniendo posibles quemaduras solares, ella se esmera atendiendo a mi pene, le aplica sus cremas faciales para que mantenga su suavidad (según ella), mientras me alcanza un diminuto hilo dental de algodón blanco me pide que le escoja la ropa interior para ella: sin pensarlo mucho me decido por un poco de perfume en el cuello y muñecas.



Después de vestirnos bajamos a tomar nuestro primer almuerzo en Mancora.



- Gracias mi amor, más fresca no puedo estar- me dice con un gesto coqueto que remata con un beso.



Mientras bajamos las escaleras al primer piso, bajo mi mano por la curva de su culo y la meto por debajo de su mini, llego a colocar mi dedo índice en la entrada de su húmeda raja, está que hierve.



Estamos en el restaurante, aceptando la sugerencia del mozo pedimos la especialidad de la casa:



Ceviche de Langostinos, Ostiones al ajo y vino blanco.



Según él es lo recomendable para todo los recién casados.



Mientras preparan nuestro pedido, nos solazamos viendo por los enormes ventanales del restaurante que permiten una amplia vista de la playa, que poco a poco va poblándose.



Estoy embelesado por la vista y no me doy cuenta de cuando la mano de Vivi a empezado a jugar con mi verga, solo reparo en su accionar cuando está sacándola por debajo de pernera de mi corto pantalón, la holgura de este le permite hacerlo fácilmente, ella sujeta con su delicada mano mi lubricado pene, que ha despertado y erecto lucha buscando la vertical. Ella supuestamente está entretenida viendo la decoración del local, pero su mano no se detiene y continua con su masaje lubrico. Me siento realmente bien pues mi verga está siendo pajeada suavemente, pero se detiene al sentir él liquido preseminal, indicio claro de la inminente descarga de semen.



Me guarda el aparato, con cierta dificultad por la gigantesca erección que tiene, justo cuando vemos venir al mozo con nuestro pedido, mientras le susurro al oído:



- Estas en deuda conmigo- dice.



- Más tarde te cobras- responde.



Saboreamos los deliciosos platos y vino, resultan una perfecta combinación. Según dicen los percebes son afrodisíacos y podemos dar fe de eso, pues una vez terminado de almorzar, nos retiramos a nuestro cuarto, donde estuvimos haciendo el amor por casi dos horas, la poderosa erección de mi verga le exigió atenciones especiales, eyaculé en su boca, la empalé por el culo, se la metí en la chucha, se la puse en las tetas, hicimos de todo, y sin embargo no lograba apaciguar mi erección, pudo más el cansancio y cuando estábamos en pleno sexo anal por tercera vez, nos quedamos dormidos, manteniendo mi verga erecta aprisionada por su delicioso ano.



Al rato despierto, ella está aun mantiene mi verga aprisionada en lo más profundo de su ano y aprovecho esto para reanudar suavemente mi mete y saca, ella sigue dormida, pero cuando aumento el ritmo, despierta y se pega sus nalgas más a mí, no desea que se la retire, por lo que continuo dándole por su goloso ano, la vaselina que hemos usado me facilita el ingreso hasta lo más profundo de su recto, le estoy metiendo verga por un buen rato pero mi semen se resiste a salir. Le hago echarse boca arriba y poniendo sus pies en mis hombros le sigo dando por el ano, esta posición me permite ver sus preciosos senos moviéndose al ritmo del mete y saca, ella a comenzado a estimularse el clítoris con una de sus manos, mientras la otra se entretiene sobre uno de sus erectos pezones. La visión que tengo aumenta tanto mi carga erótica que por fin logro descargar mi semen en lo más profundo de su ano. Ella va por el quinto orgasmo, cuando siente mi caliente liquido en lo profundo de sus intestinos remata su tarde con un sexto. Me dejo caer sobre ella, manteniendo mi verga dentro, nos abrazamos y gozamos de la agradable sensación de paz que sigue a la satisfacción plena.



Al rato y llevándola en peso, con mi verga aun dentro de ella, nos dirigimos al baño, donde nos damos un agradable baño en la tina, nos deleitamos con la frescura del agua sobre nuestros cuerpos, nos reanima pero a la vez relaja, salimos del agua y nos dejamos caer en la cama, cansados pero felices de estar juntos.



Conversamos de simplezas, abrazados muy juntos, nuestros cuerpos son acariciados por la brisa marina que nos refresca y deleita con su agradable olor a mar, es una situación agradable y de la que nos cuesta salir, pero el tener sexo da hambre, por lo que pedimos al restaurante del hotel una macedonia de frutas y una botella de vino blanco, como son las 6.00 PM. lo consideramos nuestra cena.



El servicio al cuarto es rápido y en poco tiempo estamos saboreando nuestro pedido, sentados en la alfombra y desnudos nos vamos dando de comer mutuamente, ella no se conforma con los cubiertos ni sus dedos, por lo que opta por usar mi pene como palito chino para colocarse los pedazos de fruta en su golosa boca.



Tomando un poco de leche azucarada con la punta de la lengua me la embadurna en el glande, luego coloca un pedazo de fruta encima del dulce y empieza a lamer la leche que se escurre por el tallo de mi pene, sube por él llegando al glande, toma la fruta como su trofeo y se mete todo mi erecto pene en su tierna boca saboreando los últimos restos de leche, su lengua se entretiene en este juego por un rato, cuando se retira mi pene sale totalmente limpio pero inflamado como nunca.



No me quedo atrás y le hago que se ponga en cuatro patas, tomo una uva, la remojo en dulce, ella adivina lo que voy a hacer y sonríe, con más confianza coloco la uva en la entrada de su ano, gracias a la leche condensada entra fácilmente, ahora me retiro como a dos metros de ella y me siento en el suelo, ella entiende lo que quiero hacer y coloca su culo en pompa de espaldas a mí, ahora la reto a que me coloque la uva en mi abierta boca, sin moverse de donde está, acepta el reto pero con la condición que ella escoge su premio, acepto y me sitúo en el punto de recepción. Ella apunta mirando por entre sus piernas, su ano aprisiona la uva que se deja ver por entre los pliegues, mi boca está abierta y espera, sin avisar suelta su carga impulsada por un potente pedo que hace salir violentamente la uva, que sigue una curva balística perfecta y termina en mi abierta boca, claro que con una ayuda de mi parte, pues la tengo que buscar en el aire.



Ella aplaude gozosa su proeza y la felicito sinceramente, mientras saboreo la uva con más carga erótica de mi vida, ahora es cuando me reclama su premio.



Según nuestro trato, ella escoge:



- Compartir Dildo- dice.



Me deja totalmente intrigado, por lo que le pido que se explique.



Resulta que para este viaje ha comprado una serie de juguetes sexuales para estrenarlos juntos, uno de estos es el famoso "DILDO", mientras dice esto, lo va sacando y me muestra una enorme verga de casi 50 centímetros de largo y más gruesa que la mía, toda echa de silicona, pero su detalle simpático es que tiene glande en ambos extremos, ella me explica que es para compartirlo entre dos personas o para que una mujer se dé gusto por ambos agujeros a la vez. Le entiendo pues me lo demuestra introduciéndoselo ella misma.



- Pero aun no entiendo lo que quieres- le digo intrigado.



- Ponte de espaldas, que ya entenderás- me dice con una sonrisa maliciosa.



Lo hago con cierto recelo, el que se convierte en pánico cuando siento que me empieza a lubricar el ano con leche condensada y sin previo aviso empieza a meter una de las cabezas del monstruo bicéfalo dentro de mi lubricado ano, solo queda relajarlo pues debo pagar lo pactado. Una vez que tengo la mitad del aparato adentro, hace que me acueste de espaldas en la alfombra y ella empieza a encularse usando el otro extremo, para ella le resulta fácil pues su ano ya esta lubricado y dilatado, pero aun así las medidas del aparato son muy generosas y tiene que hacerlo despacio. Cuando está casi por la mitad se coloca mi erecta verga en la entrada de su lubricada vagina y termina de introducirse simultáneamente lo que queda de Dildo y pene. Ahora tiene sus dos huecos repletos y el gusto que siente se le nota en su bella cara, acomoda sus piernas a mi costado y se echa sobre mi pecho. Me besa desaforadamente, me hace que le estruje sus senos y pezones, la siento totalmente fuera de sí, pero no deja de mover sus caderas cadenciosamente, sus movimientos llegan a mi ano por medio del falo de silicona que tengo dentro de él, entra y sale de mis entrañas con la misma cadencia que ella le da, es algo fabuloso, mi próstata agradece el masaje y las sensaciones son tales que mi verga está erecta como nunca antes, siento el glande que parece un globo en lo más profundo de su vagina, ella está destilando jugos como nunca antes, se podría decir que su ano le está haciendo el amor al mío, resulta una variación realmente agradable.



Ella dirige y marca el ritmo del encuentro, sus orgasmos se suceden uno detrás de otro, creo haberle contado cuatro o cinco, la cosa es que cuando siento que me voy a venir, ella retira mi pene un poco de su vagina y dándole un apretón en la base del mismo, me retarda la descarga, repite esto un par de veces, alargando el goce, hasta que decide que quiere mi semen en lo profundo de su ano, nos desconectamos y dándome las espaldas, se sienta sobre mi amoratado pene que está en verdad gigantesco y de un solo envión se lo empuja hasta el fondo, quedando empalada sobre mí. Reinicia su movimiento de cadera, a la vez que con su mano sigue dándome por el culo con el Dildo, esto combinación hace que me llegue un orgasmo realmente explosivo, derramo litros y litros de semen en lo más profundo de su recto, inundándola toda, creo que le va a salir por la boca de tanta leche que le he derramado en los intestinos, pero felizmente no sucede, después de nuestro orgasmo se echa sobre mí y abrazados fuertemente nos dejamos caer de costado manteniendo nuestros cuerpos en contacto, hemos tenido un orgasmos ano-vaginal-peneano como nunca antes. Estamos realmente agotados.



Repuestos ya de nuestro último encuentro, nos aseamos y preparamos para salir al pueblo, debo ver a los colegas que ya deben estar llegando.



Ella me aplica un poco de crema a mi maltratado ano, es del mismo que ella usa para el suyo. Es un verdadero bálsamo para mi "chiquito".



Me elige un delicado hilo dental de tul lycrado blanco, que resalta mi bronceado y que más que cubrir, enerva mis intimidades. Para ella le elijo un conjunto blanco (brassier media copa e hilo dental de encaje) y unas medias negras de seda con elástico al muslo, zapatos de taco y un mini vestido blanco de tela Bali, muy suave y fresco.



Así vestidos, salimos del hotel y caminando nos dirigimos a la Sala de Convenciones, donde nos enteramos que todo va bien y que de los 40 inscritos, ya han llegado 30, el resto llegará en las primeras horas de la mañana. Todo va caminando según lo planeado.



Enterados de las buenas nuevas, nos animamos a visitar la discoteca del hotel, donde tomamos unos tragos y bailamos un par de piezas, especialmente baladas, ella gusta de pegarse a mi cuerpo y colocar una de mis piernas entre las suyas, casi montándose sobre ella, a la vez que mantiene su clítoris sobre mi muslo, friccionándolo suavemente.



Estamos abrazados bailando, ella tiene su cabeza reclinada sobre mi pecho. Mientras su mano juega con mis tetillas las mías recorren su cuerpo. Me gusta sentir su duro culo bajo la suave tela de su vestido, mi pene empieza a despertar de su letargo, estoy excitado por su juego con mis tetillas, la separo de mí y dándole la vuelta apoyo su espalda contra mi pecho y coloco mi erección contra su culo, haciendo coincidir mi verga con el canal entre sus nalgas, coloco mis manos sobre su plano vientre y la mantengo pegada a mi. Así acomodados bailamos un momento, pero ella no puede con su genio y dejando de bailar, me toma de la mano y se dirige a nuestra mesa, me hace sentar en uno de los sillones y sin más, saca mi erecta verga de mi pantalón y metiendosela en la boca saborea lentamente mi glande y comienza a mamarla como si fuese la última vez de su vida.



Me ha tomado por sorpresa, intento detenerla, pero no desiste, le digo que nos pueden estar viendo, que se puede armar un escándalo, pero no hace caso y sigue, solo dice que desea beber mi leche y hasta que no lo haga no se va a detener, esto me desarma y decido darle gusto lo más rápido posible, me concentro en las sensaciones y en pocos minutos estoy derramando mi leche en lo mas profundo de su garganta, ella la recibe golosamente y después de dejar limpio mi pene, se da por satisfecha y lo guarda.



Ahora es cuando me cuenta que el alcohol le excita la libido al máximo y la libera de toda vergüenza, por lo que me pide que le perdone lo echo:



- No tengo nada que perdonar, porque yo también he gozado, pero te pido Vivi que bebas solo cuando estoy contigo.



- Prometido- dice ella, dándome un beso húmedo para sellar el compromiso.



Por lo oscuro del local no hemos tenido testigos, pero aun así, después de un par de piezas más nos retiramos, ella solo puede llegar hasta las escaleras, el alcohol consumido la relaja tanto que tengo que llevarla en brazos al cuarto. La echo en la cama y con mucho cariño la desnudo, dejándole solo el hilo dental y las medias de seda, yo me quedo en hilo dental y haciendo espacio me acuesto tras ella, abrazándola, sintiendo su hermoso culo sobre mi ya dura verga, gozando del agradable contacto y de su tierno calor muy cerca de mí.



Será hasta mañana, me pregunto que tendrá pensado para los siguientes días, hoy he terminado con el culo adolorido, pero con un nuevo mundo abierto por delante (¿o por detrás?), ha resultado realmente lujuriosa e inigualable en el sexo oral y anal, tiene una insaciable curiosidad por todo lo que es el placer, no se detiene ante nada para darse y darme más placer.



Eso me agrada. Me siento muy bien con ella.



Pensando esto voy quedando dormido.



Lo ultimo que pasa por mi mente es que después de todo ¡Mejor....IMPOSIBLE!.


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