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Hola visitantes de este excelente portal, me he animado a narrarles un episodio de mi vida que ha resultado crucial para mí, se los cuento para compartirlo con ustedes.
Empezemos.
Soy Luis, 42 años, 80 Kg, 176 cm, ojos verdes, piel trigueña y físico medianamente fornido, Diseñador Gráfico de profesión, trabajo para una empresa extranjera vía Internet, por lo que no es necesario salir de casa muchos días de la semana. Estoy casado hace 18 años con Marina, de 42 también, 58 KG, 168 cm, ojos marrón claro, pelo negro, muy buen cuerpo, Ingeniera Industrial incorporada recientemente al mercado laboral de las PYMES, nuestro matrimonio está bien aunque con los típicos problemas de pareja dado el tiempo de convivencia.
Nuestra vida sexual estaba muy bien, demostrandonos en la cama el amor que sentíamos mutuamente. Marina siempre ha tenido un estupendo cuerpo, el cual me gusta recorrer hasta el último milimetro en nuestras encuentros sexuales, tiene un fabuloso culo, el que acaparó mi atención desde el primer momento que la conocí. Conviene aclarar que no solo es cuestión de tamaño, sino el conjunto que forman su breve cintura, amplias cadera y carnosas nalgas, que completan un precioso "culo de pera", aunque en lo que es senos deja un poco que desear (32B) pero aún así tiene lo suyo y me gusta apreciarlo, por eso desde el inicio de nuestro matrimonio le animé a usar lencería erótica diversa, regalándole diversas prendas que en verdad le quedaban perfecto, ella aceptaba usarla para mí, aunque con cierta apatía, que yo interpretaba como vergüenza, pensé que se iría acostumbrando hasta tomarle gusto, pero nunca llego a ser así.
Lo supe a ciencia cierta recien hace tres meses, coincidiendo con el inicio de su trabajo fuera de casa.
Desde ese día dejó de usar todo lo que fuese lencería erótica, llámese corselletes, portaligas, brasieres push-up, hilos dentales, medias con ligas de encaje, medias de red, etc, etc, etc. Y no fue por que ya no le quedase bien, nada más alejado de la realidad, estoy convencido que los embarazos le han mejorado el cuerpo, sino (según sus palabras) por "comodidad" y porque "parece que le hago el amor a la lencería y no a ella".
Aunque ahora que lo recuerdo, el dejar de usar lencería erótica fue de forma paulatina, hasta dejarlo totalmente, lo llegamos conversado un par de veces, pero "ya es una decisión tomada y no hay nada que hacer", no está de más decir que me ha costado bastante el asumir que ya nunca más le voy a ver puesto algo que no solo sea funcional, pero después de mucho mentalizar lo he aceptado, pero tengo que reconocer que me siento un poco frustrado.
Ella desde el principio de nuestro matrimonio se habia dedicado al hogar y a la crianza de nuestro hijos, pero estando nuestros hijos ya crecidos, Lucrecia 17 y Leoncio de 13, decidió aceptar la propuesta de trabajo, de tal manera que podríamos afrontar de mejor manera los gastos de universidad y colegio.
Por este motivo es que decidimos contratar a una asistenta, encargandose de buscarla ella misma. Felizmente la conseguió rápidamente haciendo uso de una agencia de empleos via Internet y que por lo acordado empezará mañana Lunes.
Lunes.-
Marina sale temprano por estar su trabajo fuera de la ciudad, por lo que soy el encargado de esperar y dar las instrucciones del caso a nuestra nueva asistenta.
Los hijos ya salieron a los estudios y al quedarme solo, prendo la Tv y me pongo a ver las noticias, rogando que no se demore la nueva ayudanta, pues tengo que hacer unas gestiones en el Municipio; felizmente que no dista más tres cuadras de casa y puedo llegar rápidamente.
Al dar las 8.00 AM suena el timbre, abro la puerta y me encuentro frente a "la cosita" más bonita que podrían imaginar, de unos 25 años, 1.70 mts., más o menos 50 kilos, 98-60-100 aprox., ojos color miel, nariz fina y recta, labios rojos y carnosos sin exagerar, pelo corto negro, ligeramente ensortijado, tez canela, senos grandes, cintura breve, caderas poderosas, culo respingado, piernas perfectas enfundadas en medias de nylon color negro. Lleva puesta una blusa, no entallada, que insinuaba un delicioso cuerpo, pero sin llegar a demostrar totalmente sus curvas, una falda negra, tambien holgada, a la rodilla, con corte posterior, zapatos de taco 8 color negro. Este último detalle me agradó sobremanera, no hay nada más hermoso que una mujer enfundada en un par de medias de negras usando zapatos de taco, me parece lo más erotico que hay.
"Buenos días, ¿domicilio de la familia Medrano?" me dice una voz suave y cálida, son una perfecta dicción y un acento propio de nuestra selva peruana, sus bellos labios esbozan una sonrisa.
"Si, buenos días, ¿qué se le ofrece?" digo cuando logro salir de mi embeleso.
"Soy Viviana M...., vengo de parte de la Agencia X, por el trabajo de asistenta", dice mientras me sonríe, mostrándome una fila de diente blancos perfectos, que despues trasforma en una cálida sonrisa, que me recalentó el cerebro.
"!Que bien!, pasa, te estaba esperando" digo esto mientras le franqueo el paso, logrando verle su fabuloso culo, y apreciar sus torneadas piernas.
Una vez cerrada la puerta y haber recuperado algo de mi serenidad, le digo:
"Soy Luis, Lucho para los amigos, la señora salió temprano al trabajo así que yo voy ha indicarte tus tareas"
"Ok Lucho, dime lo que tengo que hacer para empezar de una vez" – tomó confianza rápidamente, lo que me gustó.
"Primero te cambiaras de ropa, tenemos el uniforme que la agencia nos recomendó" – mientras decía esto le entrego la caja donde estaba el uniforme y zapatos de trabajo que ayer hemos comprado con Marina, son en verdad feísimos, pero son los únicos que había en la tienda.
Viviana echa una ligera mirada a la caja y volviendo a mirarme a los ojos, con un coqueto gesto, dice:
"Yo tengo mi propio uniforme, me gustaría poder usarlo ¿sino te incomoda?"
"Bueno, considerando que yo voy a ser el único que te lo va a ver puesto, pues mis hijos llegan a las 7.00 PM, que excede largamente tu hora de salida y mi esposa llegará pasadas las 10.00 PM, creo que no tendría ningún inconveniente en que lo uses".
"Pero creo que debes darle el visto bueno antes, ¿no?"
"Bueno, pero no creo que haya problema alguno...." – mientras digo esto camino en dirección del baño de visitas para abrirle la puerta, dándome vuelta continuo "... puedes camb....." , no logro terminar la frase pues me quedo mudo al ver que ha empezado a desabrocharse la blusa, mientras me mira con una hermosa sonrisa cómplice en los labios, la abre lentamente y me deja ver sus montañas de carne que pugnan por vencer la opresión del mini brassier que lleva puesto, que los mantiene turgentes y desafiantes, el tenue encaje negro permite ver claramente la aureola de sus pezones, que erectos se marcan por debajo del encaje.
Mientras me embelezo con la visión de sus senos, siento como mi verga despierta de su semi letargo y empieza a erectarse, ella (Viviana) no se detiene y dirigiendo su mirada a mi entrepierna repara en la reacción de mi pene, procede a bajar el cierre de su falda, dejándola caer a sus pies, rebelando una micro tanga negra, tipo hilo dental, en perfecto juego con el brasiere, por delante es un muy pequeño triangulo de encaje, que deja apreciar su pubis perfectamente depilado, que siguiendo la moda brasileña, mantiene solamente una delgada línea de vello púbico teñido de rubio, que realmente hace un hermoso contraste con su piel bronceada.
Agachándose coquetamente, levanta su falda y la coloca junto con su blusa en la silla que está a su espalda, al darse vuelta me muestra sus increíbles nalgas, entre las cuales pasa la delgada cinta que completa el hilo dental, esta se pierde dentro del profundo canal formado por sus dos redondas nalgas que tienen el mismo bronceado perfecto de todo su cuerpo.
Este hermoso culo reposa sobre dos largas y torneadas piernas, enfundadas en medias al muslo de nylon color negro, manteniendo la armonía con toda su ropa interior de una manera fabulosa, la misma que envuelve preciosamente a un cuerpo de playmate.
Tiene un culo de pera perfecto, creo que aún más definido que el de mi mujer. Pero de lo que si estoy plenamente seguro es que se maneja un precioso par de tetas lo que me permite afirmar que es un cuerpo digno de una pagina central de Playboy.
Un cuerpo que ahora se me muestra en su totalidad, y que en verdad supera a todos mis pronósticos.
Mientras realiza todo este proceso, no hemos pronunciado palabra alguna, alelado he caminado de espaldas y me he dejado caer en el sofá, sintiendo como mi pene ha reaccionado al estimulo visual, encontrándose ahora totalmente erecto en sus 22 cm, que pugnan por salir de su encierro, y que no logro ocultar pues estoy en realidad extasiado con el hermoso cuerpo de Viviana.
Ella, sin inmutarse, abre su bolso y saca cuatro prendas que se va colocando, primero es un portaligas de encaje y raso negro, que se coloca, sujetando sus medias con las ligas que tiene ex profeso, después se coloca una especie de micro falda de Lycra negra, que a penas ella se agacha deja al aire casi la totalidad de sus nalgas y por ultimo un mandilito y una cofia blanca que sirve de remate a su cabellera.
Una vez colocada esta última, se dirige a mí y me pregunta:
"Bueno, ¿qué te parece o prefieres el que tú compraste?"
Yo niego con la cabeza, mientras trato de cerrar la boca y articular alguna palabra.
"¡NO!, prefiero mil veces este, aunque creo que en blanco también te quedaría bien, ¿no?"
"Sí, así es, por eso cada día cambiaré de prendas y de color, hasta que tu decidas cual color es tu preferido"
"¡¡Excelente..!!" – dije, imaginándomela de rojo- "...entonces dejame indicarte por donde puedes empezar"
"¡¡Sí!!, pero creo que ya sé por donde debo empezar" – diciendo esto se acerca y poniéndose de rodillas entre mis piernas, me abre el cierre del pantalón sacando habilmente mi erecto pene, que agradece la liberación, con una suavidad infinita empieza a recorrerla con sus largos y suaves dedos, me parecen que los tiene demasiado suaves para ser asistenta, ella me mira a los ojos, y con mucha sensualidad me dice:
"Este es un beneficio que no figura en mi contrato... de haberlo sabido habria venido antes..." - dicho esto le da un beso en el apice del glande, comenzando a besarlo todo con mucha suavidad y firmeza a la vez, recorre todo el largo de mi cilindro de carne dándole pequeños besos y ligeros mordiscos, regresando al rojo glande que empieza a introducirse lentamente en la boca, mientras me da miradas llenas de deseo. Empieza un delicioso lengüeteo mientras su cabeza empieza a bajar y subir rítmicamente, cada vez introduciendo un poco mas de mi verga, hasta conseguir introducírsela toda, llego a sentir su campanilla chocando con la punta de mi verga.
Yo estoy en el sétimo cielo, gozando de la extraordinaria sensación, casi ya olvidada, de que me hagan el amor con la boca, siento subir y bajar sus carnosos labios, recorriendo mi miembro en toda su extensión, su lengua masajea mi glande y tronco, recibo descargas sensoriales nunca antes gozadas, es increíble la habilidad al usar su boca, me siento desfallecer por el gozo, siento que no podré retener mucho mi descarga de semen, pues hace una semana que no tengo sexo y mis testes están repletos.
"Cuidado Viviana, que tengo los tanques llenos y voy a reventar", logro susurar casi al borde de la descarga, tratando de retirarme de ella.
Levanta su cabeza de mi entrepierna y mirando a los ojos con sus hermosos ojos, sin dejar de mover su hermosa mano, me dice:
"No te preocupes, ese sería un buen regalo de bienvenida..." – dicho esto continua su trabajo, con mayor cadencia.
No me puedo negar a la invitación y me dejo llevar por el placer, empezando una descarga de semen que ella recibe con mucha valentía, digo valentía por la cantidad impresionante de lechada que libero y de la que no deja escapar ni una gota, escucho como deglute cada uno de los chorros de semen y veo como su preciosa garganta los va tragando, después de cuatro o cinco descargas incontenibles, empieza a ordeñar mi pene sacándole hasta la última gota de licor seminal, separa sus labios de mi amoratada verga y se estira hacia mí dandome un beso con lengua, pasandome de esa manera las últimas gotas de mi semen, me resulta agradable el sabor y agradezco el compartir.
Mi pene esta totalmente limpio y exprimido, pero todavía conserva una semi erección, que ella aprovecha muy sabiamente al montarse sobre mis piernas, frente a mí, y colocándoselo dentro de su calzoncito, entre sus labios vaginales.
Siento su húmedo coño, que baña mi pene con sus líquidos, refrescándolo y acogiéndolo con cariño y comodidad.
Es en esta posición que puedo empezar a besarle sus hermosos labios, recorrer cada milimetro de sus preciosos senos (los primeros de mi vida de esa magnitud), a la vez que recorro con mis manos su breve cintura, bajo hasta su duro culo y lo masajeo y estrujo, mientras mis labios recorren su cuello y devoran a besos sus tetas, buscando dejar descubiertos sus erectos pezones.
¿Pezones dije?, ¡NO!, mísiles por lo duros y grandes que son, caben perfectamente entre mis labios, los comienzo a besar y succiona con loca ansiedad, dejando salir pequeñas gotas de leche producto de la excitación que tiene, ella empieza a emitir sonidos de agrado, motivándome a seguir con mí estimulo, mientras una de mis manos ha descubierto la abertura de su ano, el cual se siente suave al tacto y responde a mis caricias dilatandose rítmicamente. No abuso del masaje anal, por la falta de lubricación, intento retirar mis dedos, pero ella se opone, pidiendome que se los meta, le digo que le haría daño si lo hago sin lubricación, ella toma mi mano y se la lleva a la boca, despues de humedecer mis dedos con su saliva, me dice:
"Así van mejor".
Retomo mi tarea en su lindo ano, le entran suavemente tres dedos y ella los goza por los suaves gemidos de placer que dá, mientras me mete su lengua lo más profunfo dentro de mi boca, jugando con mi lengua y masajeando mi paladar.
Mientras estamos en esto empieza a imprimir un movimiento de vaivén a sus caderas, logrando de esta manera que mi pene adquiera nuevamente su máxima erección, al darse cuenta de ello, lo guía con su mano a su coño, empalándose ella misma, de un solo envión y hasta los huevos.
¡¡No se detiene ante nada!!.
Así estoy, tengo a una rica hembra que acabo de conocer, vestida del modo que a mí gusta, pidiéndome que le haga el amor como siempre he deseado: ella empalada sobre mis piernas, con tres de mis dedos metidos hasta el fondo en su culo y su lengua recorriendo toda mi cavidad bucal; es cuando pienso que debo haber muerto y estoy en el paraiso.
Deja mis labios por un momento y empieza a recorrer mi cuello, bajando por él hasta llegar a mis tetillas, las que comienza a succionar con desesperación, estas se erectan como nunca, se sonríe por su trabajo y continua en lo mismo.
Yo estoy manteniendo mi mente lo mas alejada del acto, para procurar alargar el mutuo gozo, retardando mi eyeculación, lográndolo esto con mucho esfuerzo.
Me parece que ha pasado una eternidad cuando ella comienza a aumentar el volumen de sus gemidos, anunciando su orgasmo, llegándo a este en medio de convulsiones y gritos ahogados.
Se lo agradezco dentro de mí, pues las paredes del departamento son en verdad delgadas y los vecinos podrían "ganarse" con lo que estamos haciendo.
Después de su orgasmo, retiro mis dedos de su culo, que queda dilatado, y echándola en el sofá, la pongo en cuatro patas, con la firme intención de cogerla por el culo.
Ella adivina mis intenciones y se coloca en una posición mas cómoda y me dice:
"Mi amor, en mi bolso hay un poco de gel lubricante".
Cierto, felizmente que es una mujer precavida.
Mientras ella me observa por sobre su hombro, embadurno su culo con un poco de lubricante y coloco la punta de mi verga a la entrada de su dilatado ano, ella no pierde tiempo y sorpresivamente empuja sus caderas hacia mí enterrándose todo mi pene de un solo golpe, dando solo una exhalación de gusto, empezando ella misma a deslizarse sobre mi pene.
"¡Dios mío que rico culo tienes Vivi"" – digo en un susurro, sintiendo su apretada y caliente caverna.
"Espera un poco y sabrás lo que es rico, mi amorcito" – me responde en un susurro también.
Entonces empieza a apretar y soltar su esfínter sobre mi pene, aprieta cuando va de salida y relaja cuando entra, es en verdad una sensación increíble, me dan descargas de gozo que recorren todo el largo de mi pene, comenzando en el glande y terminando en mis huevos, fabuloso en verdad, pero cuando creo que había sentido todo y me aprestaba a soltar mi carga de leche, empieza a imprimir un movimiento de rotación a sus caderas cuando tiene todo mi pene adentro, de tal manera que le bato los intestinos con mi garrote, esto ya no lo puedo aguantar y en medio de calambres de gozo y estertores de placer, descargo mi semen en lo más profundo de su ano, mientras ella me acompaña con su segundo orgasmo.
Agotados, pero satisfechos nos dejamos caer de costado sobre el sofá, todavía con mi pene en su ano, ella no me deja sacarlo por quiere tenerlo dentro de si por un tiempo más.
La abrazo por la espalda, acercandola a mí, mientras jugueteo con sus pezones y clitoris que que no pierden su erección.
Le comienzo a dar besos en la nuca y espalda, eso la saca del sopor, empezando a mover el culo suavemente, me dá suaves besos y me dice que lo quiere otra vez por el culo. Le pido un pequeño "brake", para recuperarme, prometiendole que se lo haré apenas me recupere. Se queja un poco pues no quiere esperar mucho.
Se retira de mi pene semiflaccido colocandose un papel entre las nalgas para evitar manchar la alfombra con el semen que le resuma del ano y dandose vuelta se mete mi verga en la boca, no le importa los restos de gel y semen que tiene sobre él, la cosa es que se lo empuja todo dentro de su apetitosa boca, comenzando una limpieza a fondo, realizandola con mucho cariño y delicadeza.
Una vez terminado el aseo oral de mi pene, me toma de la mano y me lleva a la ducha, para darnos un baño, ahora es cuando comenzamos a conversar y me cuenta algo de su vida.
Nació hace 25 años, en Iquitos, ciudad de la selva peruana que tiene fama de cobijar a las mujeres más ardientes del Perú, a los diez años fue desvirgada por su hermano mayor, viviendo como amantes por tres años, hasta que sus padres decidieron enviarla a Lima, a la casa de su madrina, "para que pueda aprender algo útil".
Vivió con su madrina, viuda y sin hijos, por cinco años durante los cuales estudió Ingeniería de Sistemas en una prestigiosa universidad particular de Lima, donde frecuentó a muchachos de clase alta, con los cuales mantuvo relaciones muy selectivamente, ganándose una fama de puta cara, que la acompañó durante toda su carrera, la que terminó con notas excelentes gracias a los favores sexuales que les daba periódicamente a los catedráticos, por desgracia su madrina fallece y tiene que empezar a vivir sola, lo cual no es difícil por haber logrado conseguir un buen puesto en la IBM del Perú, claro esto fue por sus notas y por recomendación de su tutor (¿sexual?).
Pero el cuerpo pide siempre a lo que esta acostumbrado, por lo que en sus fines de semana trabajaba de call-girl, logrando redondear excelentes ingresos.
Hasta que se enamoró.
"¿Te enamoraste?, ¿recién?" – pregunté.
"Si" – responde.
"¿De quien? – pregunte cojudamente.
"De ti" – dijo mientras me toma mi pene entre sus manos, empezando a enjabonarlo con delicadeza.
"¿De mí, pero si recien nos conocemos? ¿Cómo puede ser?" – dije realmente sorprendido por su confesión, mientras enjuago sus redondos senos, terminado esto los comienzo a besar y a lamer hasta que estan perfectamente secos.
"Al fallecer mi madrina, -continua Viviana- conseguí un trabajo como webmaster en el servidor que usas diariamente, un día por error del sistema, tus e-mails terminaron en mi buzón, los que por curiosidad lei, es de esa manera que desde el comienzo me atrajo tu estilo jovial y desenfadado al tratar los diferentes temas del trabajo y de la vida diaria, por el correo que mantienes con tu esposa e hijos, lo que me permitió ir conociendote, te diré que me gusto tu manera simple y franca de enfocar todos los problemas, pasando con el correr de los diás sentia más afinidad contigo lo que con el tiempo se transformó en amor, así fue que supe de la decisión de tu mujer de no usar lenceria nunca más, y de que iba a trabajar nuevamente, asi mismo de que buscarian una asistenta, aproveché todo esto para elaborar una estrategia de acercamiento, que en verdad funcionó, ¿verdad?" – me dice esto a la vez que se mete mi empalado pene en sus deliciosa boca, succionandolo con cariño un parte de veces.
"En verdad eres increible, pero te agradesco por todo el trabajo que te has tomado, ¿pero no podrias haberlo echo de otra manera?" – mientras le empujo la cabeza para que se meta mas de mi pene en su suave boca.
"¡No!, esta tambien era mi fantasia secreta, ser la asistenta de un hombre maduro al cual en un rapto de lujuria lo seducia, fornicando con él hasta el cansancio." – me dice con los ojos llorosos por el abuso al meterse mi pene.
La levanto suavemente, le doy un beso en los labios y sentandola al borde de la tina me pongo entre sus piernas y empiezo a besarle sus deliciosos seno, bajo por su plano abdomen, continuado suavemente en direccion a su hermoso clítoris y vagina que esperan palpitantes mis besos.
Su caliente almeja está abierta, mostrandome su clitoris erecto entre sus rosados y depilados labios mayores. Empiezo a besarlo y aprecio su dulce sabor, seria dificil imaginarse los sabores que puede adquirir el clitoris de una mujer, que hace todo por estar y satisfacer a su macho.
.......
El resto es otra historia....
(continuará....)
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