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La semana previa a mi despedida se paso con normalidad. Solo me molestaba la incertidumbre de no saber a donde me iban a llevar o que íbamos a hacer.
Sabía que de mi despedida se estaba encargando dos de mis mejores amigas, Romí y Magui, y que probablemente, ya que ellas me conocían bastante, estaría más que divertida.
Me preguntaron si yo tenía algún tipo de reparo en algo, ya que es común que algunas chicas pongan condiciones. En mi caso mi único reparo fue que de salir, tratásemos de que fuese lejos de casa. Una nunca sabe con quién se puede cruzar.
El día anterior a la despedida me llama Romí y me dice que al otro día me pasaría a buscar por casa a las 12hs. Eso me dio la pauta de que iríamos a algún lugar alejado, ya que sino no tenía sentido que me pasaran a buscar tan temprano. Precavida me arme una mochila con unas mudas de ropa y espere al día siguiente.
A las 12hs aprox, me tocaron el timbre. Al bajar en el auto estaban Romí, Magui, y Jose. Según me dijeron, otro auto había salido ya con otras tres amigas más. Si bien yo había dado una lista de personas a invitar, finalmente, y por la lejanía del lugar, terminamos siendo menos chicas. Para los que leyeron el relato "La despedida de soltera de Lucila", Lu no vino a mi despedida porque estaba embarazada.
Al preguntarle a mis amigas a donde iríamos lo primero que me dijeron fue que no podía preguntar nada. Jose, que trabaja de azafata, saco una especie de antifaz, de esos que te dan en los aviones para taparte los ojos al dormir, y me obligo a ponérmelo. No habrán pasado 5 minutos y ya me sentía desorientada. Habían dado un par de vueltas y yo ya había perdido la orientación. Al principio había tratado de seguir el recorrido, pero luego desistí porque era imposible.
Las chicas hablaban entre ellas y a mí no me daban bola. Las pocas veces que trate de hablar no me contestaron o directamente me ignoraron.
Al rato, que calculo habrá sido una hora aprox, y cuando aparentemente estábamos en ruta, las chicas me dieron una botella con un líquido para beber. Al tomar me di cuenta de que se trataba de fernet preparado previamente. Estaba bastante fuerte, pero lo tome igual. Sabía que cuanto más me resistiese peor seria.
En eso suena el celular de una de las chicas y me doy cuenta de que hablaban con el otro grupo. Aparentemente ya habían llegado y estaba haciendo unas comprar o ultimando detalles. Mucho no pude entender, pero era obvio que hablaban de esas cosas.
El viaje siguió y por la forma de manejar era obvio que estábamos en ruta. Una vez que termine mi botella, inmediatamente me dieron otra. Yo iba atrás con Jose que en un momento me dijo que me sacara la musculosa que tenía puesta. La realidad es que no soy pudorosa, así que sin muchas vueltas me la saque. No tenía idea de si estaba al lado de un auto o que, tan solo me la saque. Quede ahí en tetas delante de mis amigas quienes empezaron a reírse. Jose me dio otra musculosa y me ayudo a ponérmela. No supe bien como era hasta un rato después. También me obligo a sacarme el short que llevaba puesto. Ni bien me lo saque me dio otro y también me ayudo a ponérmelo. Enseguida me di cuenta de que era bastante chico y que parte de mi culo quedaba al aire. Era un short de jean.
Pude notar como la bebida iba haciendo efecto en mí, y el no poder ver me estaba mareando.
En un momento veo que empiezan a disminuir la velocidad y salimos de la ruta. Ni bien se detiene el auto, y sin sacarme el antifaz, las chicas me indican que tenía que cumplir la primer prenda de mi despedida. La misma consistía en bajar del auto y mientras ellas cargaban nafta, yo tenía que entrar al minimercado a comprar cigarrillos y un par de bebidas. En eso me doy cuenta de que me abren la puerta, me ponen plata en la mano y Jose me empuja como indicándome que saliera del auto.
Al bajar del auto me autorizan a sacarme el antifaz, y ahí me doy cuenta cual era realmente la prenda. El short que me habían puesto apenas tapaba la mitad de mi culo. No lo hubiese llevado ni a la playa. Era realmente chico y estaba cortado burdamente. Arriba me habían puesto una musculosa blanca casi transparente. Estaba gastada y era casi como si no tuviese puesto nada. Se me veían perfectamente los pezones. Me agache para mirar a las chicas y se estaban cagando de risa las tres. Pero aun, el lugar donde habíamos parado no era una simple estación de servicio, sino un parador que hay camino a la playa en Buenos Aires. Estábamos en pleno Enero y había un movimiento importante en dicha ruta y por ende en el parador. Las chicas me tiraron un par de anteojos de sol y me indicaron que entrara. Me puse los anteojos, y resignadamente camine para la entrada. La gente se daba vuelta a mirarme. Cruce los brazos y trate de taparme las tetas como pude, pero el culo no había forma. Tuve que pasar por delante de un grupo de amigos, que me miraron de arriba a abajo pero no se animaron a decirme nada. Una vez adentro enseguida fui el centro de todas las miradas. En la caja había bastante cola, por lo que estuve por lo menos 5´ esperando para pagar.
Una vez comprado lo que me habían pedido salí dirigiéndome al auto. Mis amigas estaban paradas al lado esperándome monitoreando mis movimientos. En eso veo que cuando me acerco a ellas se vienen acercando tres chicos de nuestra edad. Se ponen a hablar con nosotras y obviamente mis amigas les dijeron que estábamos camino a la playa por mi despedida. Enseguida les brillaron los ojos y hasta bromearon con oficiar de strippers. Yo no decía nada porque no me dejaban. Solo escuchaba lo que ellos hablaban y trataba de taparme como podía. Iban a otro balneario, pero estaban relativamente cerca del nuestro. Eran un grupo de 10 amigos. Las chicas intercambiaron celulares y quedaron en hablar más tarde para ver si nos juntábamos. Antes de irse uno de los chicos mirándome de arriba abajo me desea “suerte” durante la noche.
Nos quedamos un rato ahí charlando con las chicas. Parecía que querían hacer tiempo. Ellas tomaban las gaseosas que yo les había comprado, y yo tomaba de nuevo fernet preparado. Estaba muy fuerte y ya me estaba asqueando. Las chicas se reían porque cada vez que veían que no tomaba me obligaban a hacerlo. Como era la única que tomaba era fácil darse cuenta si lo hacía o no. Tan solo había que mirar la botella para ver qué cantidad quedaba.
Nos fumamos un cigarrillo y nos empezamos a reír de viejas anécdotas. Lo estábamos pasando bien. Tan bien que yo ya me había olvidado de que estaba casi en bolas delante de un montón de gente.
Después de un rato nos volvimos a subir al auto y esta vez ya no me obligaron a ponerme el antifaz ya que el destino era conocido.
El viaje continuo de la misma manera. Ellas tomando gaseosa y yo tomando fernet. Me obligaron a bajar en otra estación de servicio para comprar unas galletitas, pero era más chica y solo pudo disfrutarme el vendedor, el playero, y dos autos que pararon a cargar nafta.
Alrededor de las 18hs estábamos llegando a la ciudad. Era la casa de los padres de Magui. Yo la conocía ya que habíamos ido varias veces. Es una casa bastante grande. Con tres cuartos, un jardín muy lindo, y dos baños. La casa está dentro de un bosque, por lo que está bastante aislada de los vecinos, aunque en esa época el movimiento de gente es intenso.
Una vez en la casa nos instalamos. Enseguida pude ver la gran cantidad de alcohol que habían comprado las chicas. La bañadera de uno de los baños estaba llena de botellas con hielo.
Enseguida agarramos un par de cosas, pusimos varias latas de cerveza en la heladerita, y nos fuimos a la playa a ver el atardecer.
Habremos estado una hora más o menos en la playa, pero como estaba ventoso y fresco nos volvimos a la casa. La casa igualmente está a solo 1 cuadra de la playa, por lo que la caminata era corta.
Al llegar a la casa Magui y otra de las chicas se pusieron a preparar la cena. La idea era preparar unas hamburguesas a la parrilla. En un momento noto que las chicas empiezan a hablar entre ellas, y que cada vez que yo me acercaba dejaban de hablar o se alejaban. Me estaba ocultando algo.
Mis amigas, sobre todo Magui y Romí, son bastante divertidas y desinhibidas. Si bien no saben todos mis secretos, saben bastante. Saben que soy de ir al frente y que no ando con muchas vueltas. Era obvio, al menos para mí, de que vendría un stripper y que eso era lo que trataban de ocultarme.
En un momento me indican que me siente en una silla, y con dos esposas me agarran una muñeca y un tobillo a la misma. No querían que me moviese. La mano que me dejaron libre era para que pudiese agarrar el vaso y seguir tomando. Cada tanto una de las chicas me servía más fernet o me daba una lata de cerveza. Yo me sentía totalmente mareada y hasta tenia sueño. La música empezó a sonar más fuerte y las chicas bailaban delante mío mientras también tomaban.
Yo había perdido noción de la hora, hasta que en un momento Romí me saca las esposas y me empieza a cambiar de ropa. Me saca la musculosa y me pone otra color negra, pero era bastante transparente. Estaba en tetas de nuevo. Me sacan el short de jean, que además de chiquito era incomodo, y me ponen una pollerita de tablas que había sido de la escuela secundaria de alguna de las chicas. Debajo de la pollera me hicieron sacar la tanga que llevaba y me pusieron una hilo dental mucho más chica. Adelante casi no me tapaba nada. Es más, era hasta incomoda de llevar.
En los pies unas all star mías color blancas, que evidentemente unas de las chicas había ido a buscar a casa en algún momento sin que yo supiese. Completaba la vestimenta una medias blancas con ligas.
Después de haberme disfrazado de una especie de colegiala puta, nos sentamos en el jardín a seguir tomando mientras se preparaban las hamburguesas.
Algunas de las chicas ya se habían empezado a bañar y cambiar y por la indumentaria me di cuenta de que la idea era salir a algún lado.
En eso Romí y otra de las chicas salen con la excusa de ir a comprar algo. Al volver, y antes de entrar, me vuelven a colocar el antifaz, por lo que quede a ciegas.
Las chicas comienzan a gritar y enseguida suben la música. El griterío y los aplausos eran bastante fuertes. Sabía que había un stripper dando vueltas y que por eso era el alboroto.
De pronto siento que alguien empieza a tocarme alrededor de la cintura, y me agarra de los hombros como para sentarme en una silla. Era un stripper. Aun no podía verlo pero podía sentirlo bailar cerca mío y cada tanto tocarme. En más de una ocasión sentí como me tocaba o rozaba mis tetas, o me pasaba su bulto por mi cara. Yo lejos de quedarme quieta trataba de interactuar. En eso trato de bajarme el antifaz, pero alguien me agarro las manos y me las puso atrás de la silla y con las esposas me dejo inmóvil. El stripper seguía manoseándome, y yo ya estaba entregada. Hasta había abierto las piernas para que llegado el caso pudiera tocarme ahí abajo. De pronto el griterío fue más intenso, y ahí supuse que se había sacado la ropa. No sabía cuanta ropa se había sacado porque no podía ver nada, pero por los alaridos algo había pasado. El stripper se sentó arriba mío, y empezó a chuparme el cuello. Con una de las manos me bajo el bretel de la musculosa, pero sin dejar mi teta al aire. De pronto siento una especie de tirón, que parecía romperme la musculosa. No supe que era, pero lo sentí varias veces. El stripper me manoseaba las tetas y en alguna oportunidad me toco la concha. ME pellizcaba los pezones y yo ya estaba realmente excitada. No me importaba que mis amigas estuviesen ahí, si el avanzaba yo también.
De pronto vuelvo a escuchar gritos de las chicas, y enseguida siento una pija golpeándome la cara. Me empecé a reír ya que al no verla ni tener las manos para tocarla me sentía totalmente indefensa. Cada tanto sentía un golpe en alguno de mis cachetes, o en la boca, pero me asustaba más que excitarme. Hasta que en un momento siento de nuevo gritos y un gusto a crema en mi boca. Se había puesto crema chantilly y me la estaba frotando por la cara. Las chicas empezaron a cantar y a gritar como arengándome a chuparla. Yo no tenía problemas, pero al no verla no podía hacerlo. En ese momento decidí dejar la boca abierta, si el flaco quería que se la chupase la iba a meter solito. Y así fue. Enseguida sentí como su pija entraba en mi boca. Simultáneamente a esto los gritos desaforados de mis amigas. Mucho no sentía ya que el sabor era a crema. No sé qué cantidad se había puesto, pero era como chupar un helado caliente. Como pude se la chupe. Cuando terminaba la crema sentía como se ponía de nuevo y yo volvía a chupar. Quería que me desataran las manos, pero no había caso. En eso lo escucho que me susurra algo al oído pero no puedo distinguir. Se ve que se dio cuenta y me lo volvió a decir, “si queres te la pongo acá o en la habitación”. Yo me empecé a reír y no dije nada. Quería que me cogiera, pero prefería la habitación. Mis amigas lo habían traigo y yo me considero bastante abierta, pero no estaba segura de querer que me cogiera delante de mis amigas. En eso siento que me agarra del brazo y me hace parar. Con una de sus manos me inclina la espalda dejándome parada con las manos apoyadas en el respaldo de la silla. Una de las chicas me agarro las manos, y quede un poco inmóvil. Ahí nomás siento como me empieza a franelear y frotar con su pija en los cachetes de mi culo. Es que la pollerita era demasiado corta y la tanga muy chiquita. Mis amigas gritaban, y yo estaba ahí entregada. En un momento siento como algo me penetra un poco, pero enseguida me di cuenta de que fue alguno de sus dedos. El stripper empezó a decirme cosas al oído como “así que la semana que viene te casas?, que diría tu futuro esposo si viese esto?”, y cosas por el estilo. A mí no me importaba, quería que me la pusiera de una. Habrá estado así franeleándome un rato hasta que siento que se aleja. Las chicas seguían aplaudiendo. No sé cuándo tiempo estuve en esa posición, pero ya me dolían las piernas. En eso siento que algo me penetra y era una pija. Al principio me quede, pero al sentir el preservativo me quede más tranquila. Era raro, se sentía diferente. Las chicas se reían. Hasta parecía torpe en sus movimientos. No habrá pasado más de un minuto hasta que me di cuenta de que me estaban penetrando con un consolador. No podía saber si era el stripper o alguna de mis amigas, pero una pija de verdad no era. De todos modos se sentía bien y trate de relajarme y disfrutar. En eso me lo sacan y me hacen sentarme de nuevo en la silla. Me dejan ahí unos minutos hasta que bajan la música. Yo seguía sin poder ver nada. Viene una de las chicas, me agarra de la mano y me lleva afuera donde estaba el resto. Ahí me sacan el antifaz. Enseguida mire para todos lados y no veo al stripper. Las chicas se reían ante mi asombro. Magui me cuenta que el stripper ya se había ido, que solo les había alcanzado la plata para que me franeleara un poco, y con la poca plata qué les había sobrado habían comprado el consolador. En eso me lo muestran. Ahí estaba arriba de una mesa, con el preservativo puesto. Nos empezamos a matar de risa. Yo estaba segura de que el stripper estaba escondido en algún lugar. Pero no, el tiempo me demostró que lo que me habían dicho era verdad. No lo podía creer. Estaba caliente como una pipa. Me habían dejado con las ganas. Encima había estado chupando una pija sin siquiera saber de quién era. No lo había visto. Había estado siempre con los ojos vendados chupándole la pija a un extraño sin siquiera poder mirarlo. Quedo como anécdota de la que todas nos reímos. Además, aquello que había sentido que me tiraba de la musculosa eran cortes que me habían hecho con una tijera. Así que ahora la musculosa no solo era transparente en gran parte, sino que también tenía cortes por todos lados lo que dejaba aún más al descubierto mis tetas.
Comenzamos a comer las hamburguesas y seguimos tomando aunque ahora a mí me dejaban tomar más espaciadamente. No era muy tarde, pero para eran como las 6 de la mañana. Realmente me sentía agotada.
Después de comer mis amigas comenzaron a organizar una nueva serie de juegos. Estos eran los típicos juegos de despedida de soltera, donde la agasajada tiene que ir cumpliendo prendas o realizando juegos y/o confesiones, además de ir tomando alcohol cada tanto.
En eso escucho que las chicas se empiezan a reír y a hablar entre ellas, hasta que me dicen que estaba viniendo un grupo de chicos a la casa. Obviamente el avispero se había alborotado y de pronto aquellas que aún no estaban arregladas o listas, corrieron a terminar de cambiarse.
Yo mientras tanto seguía ahí entre todas, vestida de colegiala puta, con el pelo sucio de crema chantilly y con mi culo y mis tetas al aire.
Al rato llegaron los chicos, eran 9. Enseguida los reconocí. Eran los que habíamos visto en la estación de servicio. Venían munidos de algunas botellas dentro de unas bolsas. Además de hielo y otras cosas. Parecía que la fiesta iba a ser ahí.
Enseguida al entrar me miraron de arriba abajo. Yo ya estaba bastante borracha por lo que solo atine a taparme un poco, pero era difícil lograrlo. Los chicos entraron y al principio se presentaron y acomodaron las bebidas en el baño. Uno de ellos empezó a preparar tragos y las chicas pusieron la música más fuerte.
En poco tiempo habíamos improvisado una pista de baile en el living y los que querían charlar o fumar lo hacían en el jardín. Yo me puse a bailar en medio con mis amigas. Ya no me importaba estar casi en bolas delante de los chicos. Es más, por suerte ellos en ningún momento me hicieron sentir incomoda. En un momento salgo al jardín a fumar un cigarrillo. Uno de los chicos salió y se puso a charlar conmigo. Se llamaba Javier y tenía 24 años. No recuerdo muy bien de que charlábamos, pero sí que nos estábamos riendo bastante. Al rato, y como yo tenía bastante frio fuimos adentro y enseguida se puso a bailar conmigo. Al principio tranqui, nada del otro mundo, hasta que en algún momento el baile se tornó un poco más “caliente”. Yo bailaba y el de una forma u otra me apoyaba o rozaba simulando ser sin querer. En algún momento me encerraban entre dos o tres de los chicos y aprovechaban para manosearme. Yo me dejaba, y esto parecía incentivarlos a avanzar un poco más. Al principio me tocaban un poco el culo, disimuladamente una teta, al rato, y con el alcohol más la luz, que algunas se habían apagado, las manos eran más explicitas. Así estuvimos bailando un rato, no sé cuánto tiempo pero sé que fue un rato largo. Alguna de las chicas ya estaba a los besos con alguno de los chicos. La fiesta era un éxito.
Volví a salir y de nuevo Javier salió detrás mío. Mientras fumábamos juntos se sumó otro de los chicos. Este fue un poco más directo y sin muchas vueltas me pregunto si quería tener mi última noche de soltera sexo con otro hombre. Empezamos reírnos de su sinceridad y a bromear con cosas de índole sexual. En un momento me empezó a besar. Yo no me resistí, todo lo contrario, respondí el beso. Mientras nos besábamos siento como me empiezan a tocar el culo. Al principio pensé que era este chico, pero después me di cuenta de que era Javier. ME doy vuelta y comienzo a besarlo. Mientras pasa esto el otro chico me empezó a tocar la concha por arriba de la tanga, y enseguida logro correrla para comenzar a masturbarme. Mientras yo besaba a Javier, su amigo me masturbaba. Empecé a manosear la pija de Javier y como podía trate de tocar la que tenía detrás mío. Uno de los chicos me manoseaba las tetas pellizcándome suavemente los pezones, que estaba casi al aire. En un momento alguien me subió la musculosa, dejando mis tetas al aire. El chico aprovecho esto y empezó a chupármelas. A mí no me importaba estar al aire libre con dos hombres casi desnuda. Era mi despedida de soltera y estaba disfrutándola. En eso aparece Magui y se empieza a reír. Su risa corto un poco el momento, y Javier pareció ponerse nervioso por lo que con la excusa de buscar unas cervezas se fue para adentro. Yo me quede charlando con Magui y este chico, no recuerdo de qué, pero enseguida Magui se fue para dejarnos solos. Ni bien se fue comenzamos a besarnos de nuevo. Me senté arriba de él y volvimos a lo de antes. El me agarraba el culo y con sus dedos jugaba con mi concha y ano. Suavemente metía los dedos y yo me contorsionaba de placer. Enseguida le baje el cierre del jean y me las rebusque para dejar la pija al aire y empecé a masturbarlo mientras nos besábamos y el hacía lo mismo conmigo. De pronto siento como mi mano comienza a pegotearse. Estaba acabando en mi mano. Ni bien siento esto me siento más fuerte arriba de su mano y comienzo a acabar yo. Tenía mi mano llena de semen, y no sé si producto de mi borrachera o que, no dude y me limpie en su remera. Automáticamente nos empezamos a reír y a bromear al respecto. Nos quedamos un rato ahí compartiendo un cigarrillo y una cerveza como si nada hubiese pasado. Cada tanto aparecía alguien que se nos sumaba en la charla.
Nos fuimos para adentro, pero yo sentía que aun necesitaba sexo. Quería que alguien me penetrara. Me puse a bailar con las chicas hasta que lo veo a Javier. De una lo fui a buscar. Estaba en la mesada que oficiaba de “barra” y le pedí una cerveza. Como las cervezas estaban en la bañera se fue a buscármela. Lo seguí.
Cuando llegamos al baño se sorprendió de verme detrás de él. Ni bien agarro las cervezas lo tome de una mano y lo metí en una de las habitaciones. Me parece que era el más tímido porque pareció quedarse muy sorprendido de mi acción.
Lo empuje en la cama y literalmente me tire arriba de él.
Comenzamos a besarnos. En poco tiempo él estaba desnudo, y yo chupándosela. Se la chupe con tantas ganas que no debe haber durado ni 5 minutos. Cuando estaba por acabar me quiso correr la cara, pero yo estaba tan excitada que me quede y me trague hasta la última gota de su semen. Cuando termino de acabar le dije, “más te vale que se te pare de nuevo porque ahora quiero que me cojas”. Por suerte el pendejo estaba más excitado que yo. Lo ayude un poco con la mano pero en poco tiempo ya estaba lo suficientemente dura como para penetrarme. Sin dejarlo levantar me corrí la tanga y me senté arriba de él. No me importo que no tuviese preservativo. Yo solo quería que me cogieran.
Por suerte como él había acabado hacia poco en esta oportunidad duro mucho más. Estuve montándolo un rato largo. En un momento Magui, que me estaba buscando, entro a la habitación y me empezó a sacar fotos. No me importaba, me deje. También vino uno de los amigos de Javier, pero Magui enseguida hizo que saliera. Después vi esas fotos y muchas otras que habían sacado durante la noche. Estaban las del stripper al que solo conocí por fotos….menos mal porque era horrible.
Solo le pedí a Javier que no me acabara adentro, así que cuando estuvo por acabar me aviso para que yo saliera. No sé cuánto tiempo estuvimos, pero yo debo haber acabado al menos tres veces. El semen de Javier quedo diseminado por mi pollera, y parte de mi musculosa.
Después de eso me acomode la ropa como pude y me volví al living. Algunas de las chicas seguían franeleando con los chicos. La fiesta estaba a pleno. Yo me puse a bailar en el medio y algunos se acercaron para repetir la rutina anterior. Bailarme cerca, apoyarme, manosearme. Pero yo ya había obtenido lo que buscaba, sexo…. Así que sin ser corta mambo seguí bailando y dejándome apoyar y tocar. Cada tanto salía a tomar un poco de aire, y alguno de los chicos, sabiendo lo que había pasado con sus amigos, me seguía tratando de conseguir lo mismo.
De a poco la fiesta se fue apagando. Javier vino a sentarse conmigo afuera y nos quedamos charlando un poco, indagando sobre la vida de cada uno. Ya era tarde, y salvo algunas/os que seguían haciéndose mimos, el resto ya estaba por su lado. Yo no tenía noción de la hora, pero me daba la sensación de que hacía dos días que no dormía…
Los chicos se fueron, y Javier me dejo su número de celular para que una vez en Buenos Aires lo llamara. La verdad es que nunca tuve intención de llamarlo y simule anotarlo en mi celular.
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