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A partir de esa primera cogida, mi obsesión pasó a convertirla en una puta, eso sí, una puta de mi exclusividad.
Ese día en su casa luego de lo relatado en “Mi cuñada, mi difícil obsesión (I)”, ella me dijo que había disfrutado mucho, pero que se encontraba muy confundida y turbada. Ante su duda mi respuesta fue dulce, pero cargada de seguridad y que no dude que me iba a pedir ser mi hembra y que no se tenía que enloquecer que su boquita era mía, ya que según ella se la había desvirgado con semen. Entre nosotros creo que alguna verga en su boca se había tragado, así que este era un jueguito de mujer recatada y de esas que no toman lechita, cosa que no demostró en la práctica je je!!!!. Lo que si aparentaba que su tiempo de abstinencia había concluido, ya que según ella hacia un año que no mantenía relaciones sexuales
Pasaron varios días sin vernos hasta que mis suegros nos invitaron a cenar, en la casa se encontraba toda su familia, incluso su hermano, cuando ella llegó la miré embobado, se había ido con un vestidito amarillo sin mangas, cosa que dejaba ver o mejor dicho imaginar que no se había puesto corpiño, además que se observaban sus lolas muy libres.
Me dio un efusivo beso en la mejilla, en realidad sentí que sus labios rozaban los míos.
Durante la comida se sentó al lado mío y yo quede en el medio entre mi señora y mi cuñadita, esta me rozó como al pasar una de las piernas y la situación me puso al mango, podía observar las piernas bronceadas y me imaginaba esa peluda conchita empapando sus bombachas como en nuestro primer encuentro.
En un momento dado, mi suegra requirió un voluntario para ir a la cocina a buscar la comida y mi cuñada, que era la más cerca de la puerta, se ofreció como voluntaria, yo haciéndome el distraído, me ofrecí a ayudarla, esto fue bastante natural, ya que normalmente lo hago, ni bien cruzó ella la puerta, mi vista venía clavada en su trasero, y la puerta se entorno le puso una mano en el medio de su culo, ella se dio vuelta y le di un beso bien caliente, mientras deslizaba mis manos por debajo del vestido y comprobaba que la muy turra estaba calentita, ya que tal me lo imaginaba, su bombacha estaba empapada de sus propios jugos, ella me dijo que la cortemos, que se iban a apiolar que algo pasaba, pero yo le dije que quería saborear mejor la comida así, que con un dedo le corrí las bragas y se lo introduje en la conchita hasta el fondo, luego se lo retire, me lo llevé a la nariz, lo olí y le dije que estaba muy sabroso.
Mientras tomábamos las cosas en la cocina le pregunté qué color de bombachita tenía, me dijo que rosa, yo mentí y le dije que era mi color preferido y que se la tenía que sacar y dármela así podía oler todas las veces que quisiese ese olor a hembra, Ella me dijo que estaba loco!!, que no se iba a quedar, sin bombacha y que el vestido era demasiado corto y que se podían dar cuenta de que ella estaba en bolas, yo haciéndome el ofendido le dije "parece que no te importo ya que no querés correr ningún riesgo por mí y yo soy el que se está jugando todo por vos", agarré una bandeja y me fui.
Deje la bandeja sobre la mesa y me senté. Al rato apareció ella, en verdad estaba radiante y para colmo me venía de la mano un vaho embriagador de sus flujos o hablando mal y pronto un fuerte olor a concha, tal es así que temí que mi mujer se diese cuenta. Ella dejó la bandeja y se excusó de la tardanza diciendo que el horno estaba un poco bajo así que había tenido que esperar un poco más.
Habían pasado un par de minutos, cuando rozó mi brazo derecho e imperceptiblemente tiro mi mano en su dirección, me di cuenta que quería darme algo, y ante mi sorpresa puso un bollito en mi mano derecha, yo miré disimuladamente y vi que había una diminuta tela de color rosa entre mis manos, esto me puso al palo, tenía la bombacha de mi cuñadita en mi mano derecha y a mi mujer sentada a mi izquierda, lo más disimuladamente que pude deposité su ropa interior dentro del bolsillo de mi jean, mi instrumento estaba por explotar, imaginándome a mi cuñadita en bolas a pocos centímetros míos.
Cuando mi señora fue a llevar los platos y a preparar el postre, deslice mi mano en forma accidental por el muslo de mi cuñada y le llegué a su peludita, me gustaba la situación, en la mesa delante de su familia y yo metiéndole y resolviéndole su coñito a gusto y mirando la cara de ella que sufría por no demostrar lo que estaba pasando y tratando de mantener una situación normal, cuando apareció mi señora fue su salvación pues ya tenía las piernas abiertas al mango y yo temía que en algún momento soltase algún gemido así que le afloje la presión, quedó con la cara roja, tal es así que mi suegra le preguntó si se sentía bien, yo me reía y disfrutaba por dentro, incluso pensando "si mi suegra supiese porqué está así la nena".
Luego de los postres, mis suegros dijeron que se iban a ir a descansar un rato y se retiraron a su cuarto, el resto de la familia, excepto mi cuñada partió hacia la plaza y yo permanecí en el living pretextando que me quedaba leyendo el diario.
Espere unos minutos, no sea que se le ocurriese venir a buscar algo y luego me dirigí al sofá, en donde se encontraba el objeto de mis deseos, mi cuñadita, le di un beso de lengua y le exploré hasta su gargantilla, enseguida encendió los motores, le puse una mano en su muslo y la subí rápidamente hacia su sexo, ella como un acto reflejo abrió sus piernas y me facilitó que le introduzca un dedo en su mojado sexo, al rato ya estaba empapada, baje lentamente y me arrodillé entre sus piernas a esa altura ya estaba despatarrada y con la pollera por su cintura, comencé a olerle su sexo, cosa que la excitó mucho, pues lanzó un agudo gemidito, entonces le dije "Tené cuidado que vas a despertar a tus viejos", era un placer tenerla en esa situación al mango de calentura y tenerse que controlar para que no nos sorprendan.
Metí mi lengua en su clítoris y comencé a movérsela lentamente abrevando de ese néctar de abajo hacia arriba y en círculos, veía su cara de goce y calentura y más me excitaba...al rato le pregunté si estaba muy caliente y me dijo que sí, entonces le dije que ahora me iba a mostrar como se hacía una buena paja para mí, ella contestó que no sabía qué hacer y yo le dije no importa ya te vas a dar cuenta, busca tu placer, y ahí a pocos centímetros de mi vista tenía el chocho de mi cuñada y ella jugando con sus deditos primero tímidamente y luego casi desesperada... tal es así que ante sus gemidos y por miedo a ser descubiertos le tuve que estampar un fuerte beso de lengua para disimular los mismos y me perdí el momento de su acabada, eso sí cuando fui hasta su sexo, lo tenía empapado, entonces le dije que lo probara y se llevó un par de dedos en forma muy sensual hasta su boca y los saboreo, esto me puso el palo a mil, me incorporé y le ordené que me bajara el cierre del pantalón, el pene salió de la bragueta buscando liberarse y sin que tuviese tiempo a reaccionar la tome de la cabeza, ella comprendió el gesto y comenzó a mamármelo, pero esta vez con más destreza, yo la bombeba como si fuera en su sexo, le dije que quería que la hiciese desaparecer dentro de su boca y no sin dificultad se la mandó a guardar, realmente estaba para cualquier cosa, en ese momento me saltó la lechita en su boca, cuando sentimos un ruido en la puerta de entrada, ella salió corriendo hacia el baño con unas gotas de semen en la comisura de sus labios y toda desarreglada y yo me subí la bragueta y traté de arreglarme lo mejor posible… era mi señora que regresaba de la plaza, cuando la puerta se terminó de abrir yo ya estaba leyendo un diario, pero con un olor a sexo de su hermanita que mataba, afortunadamente ella no se dio cuenta de nada y nos cruzamos en el pasillo con Cecilia que volvía del baño.
En el camino le metí una mano en sus nalgas y le dije "no tomes compromisos el próximo fin de semana que las vas a pasar conmigo, incluso cama adentro", pero esto es parte de otra historia.
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