~Siempre que iba a darle de comer al perro de mi vecino, un labrador, me festejaba y me hacia fiesta de la alegría de que había llegado, por eso el día de mi cumpleaños pensé en el. Mi nombre es Cecilia,´soy casada y sin hijos, y ahora que cumplí 28 años, decidí festejarme, ya que mi esposo viaja muy seguido y vivimos lejos de la familia y tengo pocas amistades.

Ese día me arreglé para sentirme bien y diferente a los demás días, estaba algo exitada por la falta de sexo, cuando fuí a darle de comer a lancelot, que así se llama el perro, entre a la casa de mi vecino, y enseguida me recibio saltando de alegría, eso me hiso sentir bien, y se lo agradecí con caricias, cuando le serví su comida me agaché un poco para poner el plato en el piso, enseguida sentí como introdeujo su cabeza por debajo de mi vestido y como acercó su hocico a mi trasero, dí un respingo y me separé de él.

Me alejé para que comiera, pero no se separaba de mí, me recosté en una de las paredes del pasillo que dá al jardín, algo asustada, pero mas exitada de lo que estaba, esa experiencia era nueva para mí, aunque no desconocida porque no desconozco el concepto de la zoofilia.

Me decidí a intentar que lo volviera a hacer, pues me sentía festejada por mi única compañía que era lancelot, me voltié pegada a la pared y levante un poco mi vestido, sin decir nada, el perro se acercó a olfatear mi trasero, inmediatamente me empecé a mojar mas de lo que ya estaba, tuve un orgasmo tan rico que me escurrió por las piernas.

Empecé a caminar con el perro detrás de mí, para juguetear, me subía el vestido y le decía si le gustaba mi trasero, sin pensarlo más, me giré y me lo subí de adelante dejando que me viera mi entrepierna cubierta por mi pantaleta mojada, por donde se me sale mi bello púbico, ya que no le gusta a mi marido que me rasure, se acercó y me olisqueó mi cubierta pañocha, abrí un poco las piernas para disfrutar esa aventura y me volví a correr, solté mi vestido y seguí caminando pensando lo bien que lo estaba pasando y si me decidía ó no a continuar.

Como estaba tan caliente, me quité el vestido, el perro se acercó y se sentó frente a mí, parecía que disfrutaba el streep tease, le dije que yo sería suya y que el sería mi regalo, continué desabrochamdome el brassier dejando mis senos moviéndose libremente, despues me quité mi pantaleta y la tiré al jardín, la que inmediatamente corrió lancelot a oler y lamer, dejándola destrozada, yo me quedé quieta en el pasillo, volteó a verme y se acercó empzando a lamerme directamente mi raja, la que le abrí con mis manos para poder disfrutar completamente de su larga lengua, la que me introdujo hasta dentro lo mas profundo de mi cuerpo.

Despues de varios orgasmos y él intentando montarme, decidí entrar a una recámara para que no me arañara con sus patas, me senté a la orilla de la cama con las piernas abierta, el se acercó, me lamió, y no esperó mas subiendo sus patas delanteras a la cama, me acomodé levantando y abriendo las piernas para que me introdujera su grueso pene, lográndolo casi de inmediato, por lo lubricada que estaba, disfruté su violenta introducción, lo abracé pegandolo a mi cuerpo disfrutando su pelambre pegado a mi piel.

Lo sentí como mi amada pareja como cuando iba al hotel con mi novio, e instintivamente lo besé, sintiendo la nueva experiencia de la asperesa de su lengua en mi boca, así fuí penetrada por lancelos aproximadamente 20 minutos, hasta que sentí su bola incharse y venirse intensamente dentro de mí y no cuento la cantidad de orgasmos que tuve, porque cuando se voltió y nos quedamos pegados, me seguí viniendo.

Cuando se despegó, lamió su verga y después lamió mi coño, algo confusa por lo que había pasado, arreglé la recámara y el pasillo, me puse el vestido recogiendo mis interiores rotos, me despedí de lancelot y le dije que mañana volovería.

Esto se ha repetido cada vez que lo tengo que cuidar. es mi secreto y aventura.

Gracias por brindarme un espacio para desahogarme y por el tiempo compartido en mi relaro.