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Se encontraba cerca la fecha de mi cumpleaños número 23 y desde hacia días notaba a mi esposa un tanto extraña, hacia llamadas a escondidas, guardaba cosas en secreto, se arreglaba mas que de costumbre y en la cama se comportaba de una manera exquisita y salvaje, siempre hemos sido una pareja muy caliente, pero ella deseaba tener sexo a toda hora y a cualquier lugar, me despertaba a altas horas de la madrugada exigiendo de una manera muy sensual y cariñosa que la poseyera, a lo cual yo no podía negarme, caía rendido a sus placeres, amándonos de una manera loca y desenfrenada y varias veces llegaba tarde a mi trabajo, con sueño y cansado por estar complaciéndola, pero así era mi mujer, muy fogosa y ardiente, era una de las cosas que más me encantaba en nuestro año de matrimonio, su siempre disponibilidad a nuestros calientes y deliciosos encuentros sexuales.
El día de mi cumpleaños ella me llamo a la oficina diciéndome que me esperaba en casa hacia las 6 de la tarde, sabia que ella habría preparado alguna sorpresa y a pesar de que tenia una cita con unos amigos para tomarnos algunos tragos, la cancele y llegue puntualmente a casa, tan pronto me abrió la puerta comprendí por que me había casado con Mauricio, estaba más radiante y linda que nunca, se había mandado a peinar y usaba un diminuto vestido de seda color azul muy vaporoso, que dejaba al descubierto sus lindas y largas piernas, de inmediato me rodeo con sus brazos por mi cuello y se encaramo sobre mi dándome un delicioso beso, mis dos manos se posaron bajo su vestido para sostenerlo, aproveche para palpar su caliente y contoneado culo, acaricie la redondez y suavidad de sus nalgas mientras mi boca se abría para recibir su caliente y húmeda lengua, repasaba sus magnificas nalgas bajo una delicada tanga de encaje, su boca chupaba de una manera deliciosa mi lengua, la succionaba como un pequeño pene, acaricie una vez mas sus nalgas y palpe su gordo miembro doblado y acomodado entre sus nalgas contenido por su diminuto panty, su lengua se enroscaba una y otra vez a la mía, sentía mi verga latir bajo mi pantalón, aquel húmedo beso era interminable, su lengua recorría mi cara y volvía a introducírmela en la boca donde la recibía gustoso y chupaba, su aroma, su delicioso perfume y todo en ella me excitaba, luego de ese delicioso e interminable beso, mi esposa se separo de mi, la tome de la mano y la obligue a dar una vuelta, quería verla, lucirse para su hombre, bajo su corto vestidito note su diminuto panty azul claro de encaje y unas medias veladas claras sujetas con un fantástico y coqueto liguero, estaba hermosa!!!!!!!!!!!!!, radiante!!!!!!!!!.
Me tomo de la mano y me llevo a la sala que se encontraba en penumbras, apenas iluminada por unas cuantas velas y el fuego de la chimenea, en la mesa de centro había una botella de champaña fría y a su lado se encontraba mi pastel de cumpleaños, era una tarta de chocolate en forma de pene enorme, sus bolas estaban recubiertas por fresas y en el glande de color claro aparecían hermosamente distribuidas mis 23 velitas. Pedí un deseo y apague las velas, Mauricio me tomo de la mano y me sentó en el sofá de la sala, coquetamente y contoneando su magnifico culo se dirigió a servir la champaña, sentía mi verga despertarse, se sentó delicadamente en mis piernas a horcajadas de frente a mi, e hicimos un brindis por nuestra felicidad, nuevamente nuestras lenguas cual dos serpientes se buscaron ávidas de amor, queríamos demostrarnos cuanto nos amábamos y deseábamos, me sentía el hombre mas feliz y afortunado al tener a mi preciosura de mujer, mi mano nuevamente se poso bajo su vestido, sentía su calor, el calor de mi hembra, me dedique a acariciar sus nalgas y a tocar su doblada verga bajo el panty, nos chupábamos las lenguas de una forma salvaje, note su panty húmedo, su verga destilaba su liquido pre seminal, se estaba endureciendo y restregaba cadenciosamente su glande en su propio ano, aquello la volvía loca, palpe sus tetillas sobre el vestido, baje una tira y acaricie su erecto pezón, mi boca succionaba su tetilla, recorría su aureola sin dejar de presionar su miembro entre sus nalgas, estaba como poseído, aquella perrita me volvía loco.
Tomo una fresa y la llevo a sus labios carnosos ofreciéndomela, mi boca se abrió para recibirla, nos la comíamos por los extremos hasta que nuestros labios se unían, repitió muchas veces esta deliciosa cesión, terminábamos con nuestras lenguas húmedas unidas y luego de varios segundos me tomo por el cuello y fuertemente me penetro mi garganta con su apéndice bucal, estaba en el cielo, mis manos no dejaban de acariciar su hermoso y delicado culo, sentía mi verga explotar, le di vuelta sin soltar su lengua y la acomode en el sofá, recorrí su cuerpo hasta llegar a su sexo donde me detuve a aspirar su aroma, descorrí su delicada tanga y OH!!!! sorpresa, mi esposa se había depilado totalmente, ni un solo pelo aparecía en su miembro, bolas o ano, aquel espectáculo era maravilloso, baje sus pantys y me arrodille sobre el piso, mi amada separo sus piernas ofreciéndome su rica verga y su delicioso ano, mi boca se trago su polla húmeda y caliente, mi mano se apoyo en sus nalgas haciendo presión hacia arriba para poder introducirme mas su falo, su grueso falo, mi lengua recorrió su extremidad, palpo sus deliciosos testículos, los metía en mi boca una y otra vez halándolos, Mauricio suspiraba del placer, luego de una rica mamada me concentre en su hoyito, su delicioso y exquisito ano se me ofrecía como una flor, lo ensalive una y otra vez, separe sus glúteos hasta que mi lengua se poso en su ano, su olor era embriagador, mezcla de perfume y sexo, relamí su culo como nunca lo había echo, con rabia,, con deseo, acariciaba suavemente su ya erecta verga mientras mi cara se perdía en sus nalgas aspirando una y otra vez su aroma, mi lengua se introducía fácilmente en su delicioso agujero, la deseaba!!!!!
Mi verga estaba a punto de romper mi pantalón, me enderece y mi amada se abalanzo sobre mi desnudándome, tomo mi gruesa verga y de inmediato procedió a darle la más fantástica y deliciosa mamada, nadie me comía la verga como ella, solo mi esposa sabia lo que me gustaba, me encanta ver su boquita llena de mi grueso rollo de carne, chupaba mis gordas y repletas bolas muy suavemente, descorría mi pellejo con su manita sin soltar mi glande de su adorada boca, su lengua recorría mi grueso tallo arrancándome el mas delicioso espasmo, una y otra vez relamía mi cabeza ahora húmeda, recogía mis jugos y los chupaba con gran placer, la tome de los hombros y empecé un delicioso mete y saca de su boquita, su lengua se relamía de placer, mi polla ardía, su boca tragaba todo lo que podía, su manito apretaba mis huevos, sentía mi orgasmo cerca, decidí parar un poco, la levante y terminamos de desnudarnos completamente.
Esta vez nos acostamos en la alfombra cerca de la chimenea, tomamos otra copa, veía su delgado y delicioso cuerpo, notaba la redondez de sus nalgas, la firmeza de sus piernas, la erección de su gruesa verga, me acosté boca arriba cogiendo mi verga y llamándola, ella se sentó a mi lado, paso los dedos sobre la crema de la tarta y procedió a embadurnarme la verga con ella, su manito recorría mis bolas y mi tallo untándome esa crema, la sensación era maravillosa, se agacho sobre mi dejándome ver su ojete depilado y apetitoso, tomo mi verga con sus dos manitas y sentí como su boca la devoraba, subía y bajaba su cabeza deleitándose con mi embadurnada verga, mamaba como nunca, me enderece un poco y tome también algo de crema que aplique a su ojete, estábamos en un delicioso 69, esta vez deje que mis dedos untados de crema horadaran su ano, pego un pequeño respingo, volvió a realizarme aquella felación mientras dos de mis dedos hurgaban su delicioso y excitante culito, aquello la volvía loca, nos volvía locos, quite mis dedos y con mis manos separe sus nalgas observando su maravilloso hoyo, mi lengua como un dardo certero se perdió en su interior, chupaba su orto una y otra vez mientras me comía la verga, sudabamos a mares, quería poseerla ya, se volteo y esta vez esparció una cantidad mas abundante de crema en su ano y en mi endurecida y gruesa verga, se acomodo frente a mi, subió sus piernas y lentamente empezó a incrustarse en mi tranca, la crema era un magnifico lubricante, aquello era fabuloso, doblo sus rodillas dejándose caer suavemente en mi verga, subí un poco mi pelvis para ayudarla a incrustarse en mi ansiosa verga, lentamente mi verga se alojo totalmente en su rico ano, sus bolas rozaron mi vientre, Mauro empezó a mover sus caderas subiendo y bajando de mi polla, mi mano busco la suya y comencé a masajeársela cadenciosamente mientras sus nalgas aprisionaban mi verga, se reclino sobre mi pecho mordiéndome la tetilla, sentía mi orgasmo próximo, acelere mas mis movimientos sobre su verga, ella gemía y gritaba del placer, mi verga la taladraba, su lengua se enrosco en la mía mientras sentí mi mano húmeda, su semen caliente caía en mi abdomen y mi mano, en ese momento eleve mi pelvis y mordiendo su lengua descargue todos mis chorros calientes en su interior, la descarga fue fenomenal, ambos jadeábamos y Mauro acelero sus movimientos, sus nalgas se cerraron sobre mi verga exprimiéndola al máximo, su cabeza se desgonzó sobre mi pecho, pase mis manos por sus nalgas moviendo rápidamente mi verga en su ano, bese sus labios mientras sentí que su culo se liberaba de mi tranca y de su abierto ano mi semen caía en mis testículos, la apreté hacia mi y durante minutos nos chupamos las lenguas sintiendo su calor.
Mi esposa me susurraba dulces palabras al oído mientras mi mano acariciaba su redonda nalga, de pronto sonó el timbre, rápidamente me pare colocándome una toalla alrededor de mi cintura y fui a abrir la puerta, era Mario, un antiguo amante, de 36 años, alto, de bigote, espaldas anchas y fuertes brazos, hacia casi un año no lo veía, venia acompañado por una escultural morena que me presento como Cindy, muy alta y exuberante, nos saludamos de beso y los hice pasar a la sala mientras llamaba a mi esposa, ella me dijo que la visita de ellos era una sorpresa y vaya que me sorprendió.
Ella se coloco su vestidito sin nada debajo y salio a atender la visita mientras yo me duchaba, recordaba a Mario y nuestros deliciosos encuentros, tenia una verga fascinante, tan gruesa como la mía pero un poco mas larga, la añoraba, no pude evitar una erección recordando cuando mi boca se degustaba con aquel rico mástil, termine de ducharme, me vestí y fui a la sala, donde mi mujer les había ofrecido unos tragos, charlamos animadamente y mis ojos no quitaban la vista de la escultural acompañante de mi ex Mario, la conversación era muy animada, la música agradable y el calor de los tragos elevaba la temperatura.
Cindy resulto ser amiga de mi mujer, era una morena de ojos verdes, pelo corto negro y un cuerpo escultural, su pequeña falda dejaba ver sus contoneadas piernas y su blusa apenas contenía sus exuberantes senos, me pare y fui a la cocina a prepara una picada, estaba concentrado en mi labor, cuando sentí por detrás los musculosos brazos de Mario rodeando mi cintura, sentí su aliento en mi nuca y voltee mi cabeza para recibir un caluroso y húmedo beso, pensé que había olvidado el calor de su boca, pero aquel beso me excito, me voltee mirándolo a los ojos, sus bellos ojazos negros, mi mano se poso en su nuca y mi boca en la suya, recordaba sus deliciosos besos y durante un breve instante volví a revivir con su lengua, deseaba comérmela, lo atraje fuertemente hacia mi mientras el posaba sus manos en mis nalgas y nuestras lenguas se reconocían una y otra vez, adoraba su aliento, a macho a hombre, baje mi mano y palpe su bulto, alcanzaba a oír las risas de Cindy y mi esposa, sin pensarlo dos veces me arrodille en la cocina, desabotone su pantalón y mi mano se introdujo en su bóxer, sintiendo el calor y grosor de su rica y añorada verga, mi boca se abrió y su gordo glande me penetro, durante cerca de 5 minutos estuve palpando, observando, reconociendo, acariciando y chupando como nunca aquella enorme pija, blanca, resplandeciente y sin circundar, me entretuve en su gordo prepucio, mi lengua se posaba en su glande absorbiendo sus jugos, era una verga inmensa y gruesa, sus venas se marcaban perfectamente, su tamaño no podía compararse con la de mi esposa, era una delicia!!!!!!!!!!!!.
Mario estaba muy excitado, acariciaba mi pelo mientras mi boca como una aspiradora succionaba y tragaba todo lo que podía, recorría una a una sus gordas y peludas bolas, me extasiaba con aquel fenomenal trozote de carne, su derrame no tardo en llegar, sin anuncio de ningún tipo, agarro fuertemente mi cabeza, flexiono sus nalgas y un delicioso torrente de semen caliente inundo mi boca, me apure a tragar todo lo que podía, algunas gotas resbalaban por mi barbilla cayendo al suelo, limpie su polla lo mejor que pude y la guarde arreglándole la ropa, el agradecido volvió a besarme traspasándole alguna porción de su cremosa leche.
Apresuradamente nos dirigimos a la sala, mientras pasaba la lengua por mis labios recogiendo el último vestigio de su leche, me sorprendí al ver a Cindy arrodillada entre las piernas de mi esposa, su vestido le cubría la cabeza, sus ojos estaban semicerrados, nos sentamos al lado observando como aquella negra se comía la verga de mi mujer, era toda una profesional, chupaba primero muy suave y luego aceleraba sus movimientos, la gruesa pero corta pija de mi mujer desaparecía totalmente en la boca de Cindy, bese a mi mujer dándole mi aprobación a aquella caliente felación, Mario se coloco detrás de la morena levantando su faldita y dejando al descubierto un monumental, brillante y fabuloso culo, era una delicia, descorrió un poco su panty y su lengua se apodero de su ano, estaba visto que aquello era parte de mi regalo de cumpleaños y mi esposa había planeado todo.
Rápidamente me desvestí y me encarame sobre el espaldar del sofá ofreciéndole mi verga a mi mujer, quien abrió su boca y comenzó a chupar conservando el mismo ritmo que Cindy hacia sobre su mojada verga, Mario continuaba hundido en las deliciosas nalgas de la negra, alternaba mi vista de la boca de mi mujer a la boca de Cindy, aquella negra mamaba como nunca había visto, me deslicé por la silla quedando sentado al lado de mi esposa, Cindy entendió y de inmediato se apodero de mi gruesa y erecta tranca, que mamada!!!!!!!!!!!!, nunca nadie en mi vida me había comido la polla como aquella morena, sus chupadas eran fuertes y prolongadas, masajeaba mis huevos mientras su lengua recorría todo mi tallo, alternaba sus lamidas en nuestras pijas, pasaba de mi verga a la de mi mujer, las masajeaba y chupaba y pasaba de una a otra, arrime a mi mujer lo mas que pude uniendo nuestros glandes y aquella morena hacia enormes esfuerzos por tratar de meterse las dos vergas al tiempo en su boca, nuestros glandes resbalaban con nuestros jugos, observe a Mario desnudarse y unirse a nosotros, ahora la negra tenia tres vergas a su disposición, pensé por un momento que se retiraría, pero al contrario recibió agradecida la nueva tranca y su lengua ávida pasaba de un glande a otro con una velocidad increíble, volvía a repasar nuestras pollas, jamás había estado en algo igual, mi verga estaba a mil, ni que decir de la de mi mujer y la de Mario, los tres estábamos totalmente empalados, rápidamente Mario la desvistió dejándola únicamente en una tanga de licra blanca, sus negras y fuertes manos restregaban mi verga y la de mi mujer mientras su boca gozaba con el descomunal falo de Mario, luego de algunos minutos de estar alternándose las vergas en su boca y senos, me coloque detrás de ella, quería cogerme aquella concha negra, quite su panty y OH sorpresa, entre sus contoneadas piernas apareció una mandarria descomunal, una gruesísima y larga verga con dos bolas brillantes y enormes, aquella negra, la tal Cindy era un travestido, un delicioso y apetecible travestí con la verga mas fabulosa que haya visto.
Mi esposa se abalanzo diciéndome que era una sorpresa, estaba desconcertado pues no había visto un travestí tan voluptuoso y menos con esa descomunal verga, no sabia que hacer, Cindy se recostó cerca de la chimenea y su negro cuerpo brillaba haciéndola lucir muy sexy y apetecible. Mi mujer se sentó prácticamente en su cara ofreciéndole su polla y ano, yo me arrodille y de inmediato me apodere de su mandarria, poseía un olor dulzor, aspire su delicado aroma, mi lengua se poso en su protuberante y negro glande, abrí mi boca al máximo tratando de introducirme aquella enorme y negra morcilla, en ese instante sentí la caliente lengua de Mario en mi ano, era mi cumpleaños y lo aprovecharía al máximo, senti sus manos separando mis nalgas y su deliciosa lengua hurgando en mi ano, la sensación era deliciosa, yo como podía le daba lengua al descomunal tallo de Cindy quien continuaba ocupada alternando su lengua en el ano y polla de mi mujer, la tranca de Cindy era impresionantemente gruesa y larga, mi boca al máximo apenas podía alojar un poco mas de la mitad de su grueso tallo, Mario me arrancaba oleadas de placer, su lengua hacia mil malabares en mi ano mientras su mano acariciaba mi erecto miembro, levante la cara y vi la mirada cómplice y picara de mi mujer, sin soltar aquel negro mástil de mi boca la mire, comprendí que ella lo deseaba, deseaba ensartarse en aquella torre, nunca durante mi matrimonio he permitido que nadie se coja a mi mujer, su ano es solo mío, de vez en cuando permitía que chupara algunas vergas de mis amigos, pero su ano nunca, su mirada era de suplica, mientras descorría el pellejo de aquella rica monstruosidad le di mi aprobación, ella feliz se volteo dándome sus nalgas, la golpee suavemente, separo sus piernas y vi su orto palpitante y dilatado, Cindy había realizado una buena labor, escupí abundante saliva sobre la cabezota de la negra, tomo su grueso tallo y lo guié hacia el ansioso ano de mi mujer, ella se dejo caer y me sorprendí al ver como su esfínter se dilataba al máximo y sin ningún problema se engullía una gran porción de aquella barra, meneo sus caderas y de una fuerte estocada Cindy le introdujo la totalidad de su herramienta, en ese instante sentí el glande de Mario puyando por abrirse paso en mi ano, me aferré a las nalgas de mi mujer, separe un poco mas mis piernas y me prepare para recibir su estocada, de un delicioso golpe Mario introdujo su descomunal y grueso miembro en mi ano, la sensación era indescriptible, un corrientazo sacudió mi espalda, como añoraba aquella verga, no entendía como había podido vivir casi un año sin ella, sentí mi orto en llamas, sus estocada eran profundas y largas, sacaba completamente su tallo y volvía a introducirlo fuertemente, sus testículos aplastaban los míos, había vuelto a recuperar a mi Mario, era delicioso estar incrustado en aquella masa caliente de carne gruesa y fibrosa y ver como mi mujer subía y bajaba de la vergota de Cindy, de vez en cuando chupaba sus lisas bolas, aquello era mi mejor regalo.
Movía mis nalgas hacia atrás enterrándome mas la deliciosa tranca de Mario, el se aferraba a mis caderas arremetiendo con sus embestidas, sabia que su derrame estaba próximo, entonces a mi pesar me saco su reluciente verga y se la ofreció a mi mujer y a Cindy que en cuestión de segundos se devoraron su pija, Mario la froto y una catarata de cremosa leche fue a parar a la boca de las chicas, su derrame fue fantástico, Cindy y mi Mauro se peleaban por acaparar los últimos goterones de su caliente semen, se traspasaban su verga y relamían sus lenguas embadurnadas de la leche de Mario, yo observaba con mi verga a mil, el espectáculo era fascinante, comprobé que mi mujer continuaba ensartada en la polla de Cindy mientras chupaba la ya flácida herramienta de Mario, me coloque detrás de mi mujer entre las contoneadas piernas de Cindy y en un arrebato coloque mi verga encima de la de Cindy, hice presión, moví mis glúteos y mi glande penetro la deliciosa cavidad anal de mi mujer, ella pego un grito, estaba siendo penetrada por dos vergas, dos buenas pollas se alojaban en su dilatado ano, sabia que la podía desgarrar, pero luego su grito de dolor se convirtió en un gimoteo de placer, mi perrita disfrutaba de estas dos mangarrias en su culo, la sensación era fantástica, el ano de mi mujer y el roce de mi verga con la de aquella negra era sencillamente deliciosa, sentía mi verga explotar en mil pedazos, mi mujer jadeaba feliz de esa caliente cogida, Mario de pie observaba, busque su verga y entre mi mujer y yo en cuestión de segundos la pusimos totalmente erecta, nuestras lenguas hacían su labor, su tallo recupero su plenitud, su grueso miembro me obsesionaba y Mario lo sabia, se coloco detrás de mi y suavemente lo alojo en mi ano, que verga!!!!!!!!!!!!!!, como me encantaba!!!!!!!!!!!!!, era una cogida fenomenal, entre Cindy y yo cogíamos a mi mujer mientras Mario hacia otro tanto conmigo, tras breves segundos comprendí que ya no aguantaba mas, todos estábamos en las mismas, nos separamos y los tres al tiempo comenzamos a masturbarnos sobre el cuerpo de mi mujer, la descarga no se hizo esperar, de las tres enhiestas vergas chorros calientes de semen salieron disparados y fueron a parar a la cara y pecho de mi esposa, quien mientras abría su boquita capturando una buena porción de nuestras leches, se masturbaba frenéticamente llegando al clímax y sus gotas empaparon su estomago y pelvis, su cuerpo relucía de nuestras cremas, exhaustos y sudorosos Mario y Cindy se retiraron al sofá a descansar, mientras yo me dedicaba a recorrer con mi lengua todo el brillante y cremoso cuerpo de mi linda perrita, hasta quedar abrazados y con nuestras pollas húmedas y en contacto.
Desde luego Mario y Cindy se volvieron nuestros amigos inseparables y nos reunimos cada ocho días en mi casa o en la suya, nuestras cogidas son fantásticas.
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