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Saludos, mi nombre es Raúl, soy mexicano y quiero contarles una historia 100% real, que tuve al lado de mi hermosa esposa Cyntia.

 Primero contaré como conocí a mi cubana hermosa y después nuestra perversión secreta.

 A mi Cyntia la conocí hace 5 años, en mi cumpleaños número 30. Cuando decidí tener mi ultima gran parranda antes de entrar de lleno a la vida adulta.
 Con otros dos amigos de la oficina planeamos un viaje a Cuba. Los tres habíamos oído las asombrosas historias que se cuentan de las famosas "jineteras" y no deseábamos perdernos la experiencia.
 Compramos un plan muy accesible de 2 días en La Habana y 2 en Varadero. Nuestra idea era ir por unas buenas nalgas al Malecon para que pasarán con nosotros las primeras 2 noches y después repetir la operación en Varadero. Pero el mismo taxista que nos llevó al hotel nos aconsejó que mejor esperáramos a que ellas nos vieran solos en el Bar.
 Nos advirtió algo que ya habíamos escuchado antes y no se me olvidará: "La cosa aqui es tranquila papá. Ellas te van a abrazar y querer besar como si fueran novios. Si no te gusta eso, mejor se lo dices desde el principio".
 Llegamos al bar que nos había recomendado el chofer y justo como lo describió. Se nos acercaron 2 hermosisimas mujeres a hacernos la platica. Eran delgadas y se veían muy jovenes,de unos 20 años, de piel apiñonada, con pelo negro largo y cuerpos muy menuditos. Casi sin tetas, pero muy buenos culos, paraditos y en su lugar. Estuvimos platicando y les dijimos que veníamos de México y solo estaríamos 2 días en la Habana. Ellas muy cariñosas nos fijaron una cuota y como faltaba otra para completar las parejas, nos preguntaron si queríamos que le hablaran a una amiga. Obvio respondimos que si y curiosamente nos preguntaron ¿Cómo nos gustaban? A mi me dio una risa descarada, pero aproveché para describirles lo que buscaba.
 Siempre había tenido ganas de cogerme a una mulatota culona como las de las películas porno, así que se los hice saber y las 2 dijeron, casi al mismo tiempo, "La Cyntia".
 Salimos del bar y las chicas quedaron de encontrarnos en una casa particular, que rentaríamos un rato para ir a coger.
 Uno de mis amigos se quedó muy nervioso, pues no tenía confianza de salir lejos de la zona de hoteles, pero nos ganó la calentura.
 Esa noche llegamos a la casa y hubo que darle unos $5 dolares al vigilante,para que dejara pasar a las chicas. Ellas llegaron puntuales en un taxi (que tambien tuvimos que pagar), pero valió todo la pena cuando ví a mi Cyntia bajarse del taxi.
 Ella es alta, con cabello chino muy largo, de complexión no precisamente gordita, pero a diferencia de sus amigas extremadamente delgadas, ella destacaba mucho mas. Llevaba una playerita de algodón blanca muy sencilla, y una chamarra negra, tipo torera, muy cortita, que resaltaba sus pechos 38C, tenía puestos unos jeans a la cadera y ¡que cadera! Era inmensa, casi 100cm! Y cada que caminaba, se le bajaba un poco el pantalón de los lados, mostrando su piel morena y aperlada y yo me volvía loco.
 "Ni habar, pensé, de estas no hay en mi país, o si las hay, pero no cobran $50 dolaritos la noche". Ella me sonrió, pues ya sabía que la habían traído para mi.
 La pasamos muy bien, tomamos cerveza, ron y las chicas nos bailaron unos merengues y yo no me despegué de Cyntia en toda la noche.
 Una secretaria amiga nuestra, nos había recomendado llevar regalitos a las muchachas. Cositas como maquillaje, playeritas de mujer, medias, etc. Y a mi se me había ocurrido llevar unas tangas muy sexys para hacer que me las modelarán. Obviamente en privado, pues la mayoría se hacen las pudorosas y no les gusta mostrarse desnudas frente a chicas que son sus amigas. A la hora de coger, tuvimos que turnanrnos el único cuarto con cama de la casa, dejé que pasarán primero mis compañeros, pues planeaba hablar con Cyntia de muchas cosas. Empezamos hablando de música y tonterias, y yo le confesé, entre bromas que estaba perdido por ella. Que no había mujeres tan bellas en México y que no estaba dispuesto a separarme de ella al terminar las 2 noches.
 Ella reía conmigo y me dijo que le había caído muy bien y que, como dicen todas, "Yo no acostumbro esto papi, solo fue por esta vez". La verdad a mi no me importaba si ya habían pasado 100 vergas entre ese inmenso par de piernas de chocolate, solo quería estar con ella siempre.
 Cuando llegó nuestro turno en el cuarto, ella me tomó por la mano y sonriendo me llevó, mientras contoneaba suavemente sus enormes nalgotas y me decía cosas, que por los nervios, hasta olvidé.
 Entrando al cuarto, la abrace por detrás, refregando mi verga erecta entre sus maravillosos globos de carne, mientras mis manos apretaban sus senos.
 Le metí la mano en el pantalón, por la parte de enfrente para tocar su vagina y noté que estaba húmeda, lo cual me hizo sentir bien. Pues pensé que a ella también le estaba gustando. Rápidamente se quitó la ropa, pues después me confesaría que no le gustaba mancharse, para no lavar tan seguido.
 En ese momento le pedí que se pusiera la tanga que le regalé. Era blanca, de hilo dental y en la parte de atrás llevaba un velo transparente, que no hacía nada por cubrir su inmenso trasero. Yo no pude ni hablar, solo caí de rodillas frente a ella, que seguía de pie, y comencé a comerme su vagina como desesperado, luego la volteé y besé su culo maravilloso, duro, moreno. Abrí sus nalgas con mis manos y sin pensarlo metí mi lengua en su ano y me perdí dentro, mientras ella gemía y me decía "ya dame pinga cielo".
 Me quité la ropa, menos la playera, como en 2 segundos. Nos subimos a la cama y me puse el condón. Después ella se puso sobre mi y se montó en mi verga, mientras me besaba y se agachaba para pasarme las tetas por la cara, yo las besaba y acariciaba con una mano y con la otra no soltaba sus muslos, que rebotaban sobre mi frenéticamente.
 Después le dije que se acostara en la cama, boca abajo y yo sobre ella, comencé a penetrar su vagina en esa posición. Era increíble ver mi verga entrando y saliendo de su cueva, parecía perderse entre sus cachetotes. Ella estaba metida en su papel, gemía, hablaba bajito y entonces no pude mas, se la saqué, me vine dentro del condón y me tiré de lado. Ella también se puso de lado, volteando a verme, me sonreía y me daba besitos.
 Pasó un minuto y mi pene volvió por el segundo round. Lo hicimos de ladito, muy tranquilo y después salimos a seguir la fiesta.
 Esos días en Cuba fueron la gloria para mi. Mis amigos decidieron seguir el plan y cambiaron de acompañantes, mientras que yo le rogué a Cyntia que se quedara conmigo los otros 2 días en varadero.
 Mis amigos no entendían, me decían que probara mas culos antes de irnos, pero yo no quería a nadie mas que a ella. Cogimos diario, hasta 3 o 4 veces. La respeté, pues me había dicho sus reglas: no anal, no eyaculación en la boca o cara y nada de lesbianismo. Todo lo demás era valido. Acepte y no dejaba de manosearla y besarla, incluso en público.
 Cuando nos despedimos los dos estábamos muy tristes, le pedí su dirección para que siguiéramos en contacto por cartas, ya que no todas usan mail y le dejé todo el dinero que me quedaba, como docientos dolares. Le dije que quería tiempo para arreglar mi vida, encontrar una casa y llevármela a México. Y así lo hice.
 En la navidad de ese mismo año regresé a la isla, me casé con Cyntia y la traje a vivir conmigo al DF.

 Segunda parte.

 Cyntia se halló muy bien en México. Cuando nos casamos me dijo que ahora nos pertenecíamos y que se dedicaría a mi en todo aspecto. Aunque desde el principio tuvimos que luchar contra las malas lenguas. Todos dicen que las cubanas que llegan a México abandonan a sus maridos y se van de putas, pero yo tenía un plan sencillo e infalible: Complacer a Cyntia hasta en lo mas minimo.
 ¿Podría encontrarse tipos mas guapos que yo? Claro.
 Pero cuantos estarían dispuestos a comprarle ropa de diseñador, atascarme en deudas para llevarla a conocer Europa, cambiar mi auto por un convertible porque "le gustaba como se veían en las películas" y quizás la mas fácil de todas, complacer sus ansias de sexo a cada rato. Hemos pasado por momentos difíciles, como toda pareja, pero siempre nos contentamos en la cama.
 Una tarde, después de tener sexo, ella me preguntó si yo tenía un fetiche. Le contesté que me mataba ver como otros se le quedaban viendo cuando pasábamos en la calle. Pero extrañamente también me excitaba muchisimo.
 Ella me volteó a ver raro y le pregunté que tenía. Me contestó que no quería tener sexo con otros hombres, que era mi esposa.
 Yo le explique que no era necesario llegar al sexo, ni a lo físico. Y le propuse tomarle algunas fotos con mi celular y subirlas a un foro de Internet para leer juntos los comentarios. Ella aceptó con una sonrisa.
 Se arregló muy linda y se puso un negligee negro transparente, con un liguero,medias y una tanga roja de encaje que se le metía deliciosamente en su fundillote.
 Tomé las fotos en las poses mas eróticas que me imaginé, en todas tratando de destacar su hermoso culo. Por supuesto en cuatro, parando las nalgotas, de cuclillas por atrás y al final las pasé por edición para borrar su cara.
 Cuando las subimos les pusimos de nombre algo como "Cubana Nalgona para ustedes". Salimos a cenar, mientras yo la retaba, preguntandole ¿Cuantos comentarios habría juntado ya? Al revisar el post, la reacción fue magica. Fácil juntó 80 mensajes en un par de horas. Todos con las mismas expresiones: "Pinche culote tan rico, en esa colota si me formo, ya me vine como 5 veces mamita, enseña tu anito abierto". Esa noche tuvimos sexo como no lo hacíamos desde nuestra noche de bodas.
 La cosa siguió por un tiempo, empezamos a hacer fotos dedicadas para algunos miembros, escribiendo sus nombres en las nalgas de mi mujer, ydeleitandonos con sus respuestas. Hasta que unos meses después decidimos cerrar la cuenta pues Cyntia comenzó a temer que la reconocieran. Yo acepté y le agradecí por haberme cumplido mi fantasía.
 Esa noche salimos a tomar unos tragos y a bailar un rato a un bar pequeñito. Y ya borrachos, le pedí que por ultima vez me complaciera. Me dijo que estaba bien y me preguntó como.
 "¿Ves a ese wey de seguridad que está solo en la entrada? No ha parado de verte el culo desde que llegamos. Quiero que te le vayas a parar enfrente como si buscaras algo. Yo estaré cuidándote desde aquí".
 Ella fue y muy coqueta cumplió con su misión mientras yo veía desde la mesa. Se le puso enfrente al tipo, mientras se recargaba en una silla y le paraba el culote, después se agachó, dejandole ver toda la tanga y el muy descarado sacó su celular para tomarle fotos. En ese momento le llegue por atrás al tipo. "¿Te gusta cabrón?", "No mi jefe, como creé, estaba viendo la hora", yo ignoré su excusa y le dije "Hoy es tu día de suerte. Voy a dejar que toques ese culito". El volteó a verme y sonrió.
 Llame a Cyntia y le dije que se volteara rapido, ella estaba muy nerviosa, pero curiosamente no había nadie en la entrada de momento, mas que los tres. Me moví para ponerme frente a ella, de manera que estaba atrapada entre el guardia y yo. Le bajé un poco el pantalón, solo para enseñar el principio de las nalgotas de mi esposa y volteé a ver al incrédulo guardia para darle mi aceptación. Trató de sacar el celular, pero le ordené que lo guardara, obedeció y entonces comenzó a acercarse y le metió mano a mi mujer el la cola como por 10 segundos.
 Después ella se jaló hacia mi y nos fuimos rápido sin decir nada. Cuando le pregunté por qué se había asustado, ella contestó que el muy idiota había tratado de dedearle el ano, cosa que solo me deja hacer a mi.
 Mi esposa y yo nos amamos, a ella no le interesan los trios, ni las practicas swinger y yo la respeto.
 Saludos, espero les haya gustado.