Mi cuñada María es la mayor de las dos hermanas pequeñas de mi compañera Mabel. En realidad parece mayor que Mabel pues además de tener una pequeña hija de cuatro años, siempre parece estar de mal humor y cada vez que su hermana y yo hablamos del tema, llegamos a la conclusión de que María es una hembra absolutamente insatisfecha en el aspecto sexual. En realidad yo no la conocía mucho pues nuestra relación no es muy fluida pero desde hace un par de semanas, María duerme de vez en cuando en nuestra casa ya que en su nuevo trabajo, sale algunas noches después de las 12 de la noche y esos días se viene a dormir a nuestro apartamento. Mi cuñada no es la espectacular hembra de Mabel, pero creo que tiene su punto de ebullición y algunas noches le dejo (como por descuido) alguno de mis relatos eróticos en su habitación y una vez que cierra la puerta, Mabel y yo contenemos la respiración hasta que la escuchamos masturbarse ahogadamente.
Un día Mabel tuvo que madrugar bastante ( las seis de la mañana) se metió en la bañera de nuestra habitación ya que teníamos el otro baño común estropeado (yo cerré el paso de entrada del agua para que María tuviera que acudir a nuestro baño) después de la ducha y de acicalarse, abrí los ojos para admirar las curvas de Mabel y como de costumbre al verla tan sensual y desnuda me excité tanto que le pedí que se metiera otra vez a la cama ya que tenia muchas ganas de follármela pero Mabel (que no le agrada mucho el sexo mañanero) me respondió que no podía ser porque ya iba con retraso. Se marchó sobre las siete y media muy apurada y yo, que tenía unas ganas de follar terribles, me quede nuevamente dormido. Me desperté sobresaltado casi a las nueve, y me fui directo a la ducha. Me afeite y me dispuse a vestirme, pero al pasar por el cesto de la ropa sucia, vi casualmente la ropa interior de mi cuñada que se había quitado al irse a dormir. Tomé su tanguita color burdeos y lo llevé a la nariz mientras me tumbaba en la cama desnudo y comenzaba a masturbarme lentamente pensando en como podría entrarle a María. Estaba en lo mejor de la satisfactoria paja cuando escuché un ruido sordo y veo la imagen de María que entra en mi habitación desnuda. Me quedé frenado sin saber que hacer pero ella con los ojos embotados siguió adelante como sin ver y se metió en el baño. La escuché mear mientras seguía con mi polla tiesa y congestionada y la mano derecha agarrada fuertemente a la misma Se abrió la puerta del baño y una María medio dormida pero esplendida, de formas un poco llenitas pero deseables me dijo medio adormilada
- ¿Pero tu no te ibas a las nueve?.
- Si pero me quedé dormido así que acabo la faena y me marcho, le dije osado
María se desperezó y entonces advirtió la situación
-¿ Vaya que te pasa Carlos ?, ¿acaso Mabel no hace deberes contigo? Inquirió burlona.
- No querida, no es eso, es que estaba aquí meneándola esperando tu llegada a ver si es cierto eso de que te asustan las vergas de verdad – le dije mientras seguía moviendo pausadamente la mano arriba y abajo
María, me miró ofendida
- Mira si no fueras la pareja de Mabel aún podía demostrarte algo pero yo no voy a putear a mi hermana.
- Vaya es un avance, no has nombrado al memo de tu marido y como a Mabel no le importa que te dé a probar mi polla, entonces no hay mayor problema – le dije mientras me arrodillaba en la cama asiéndola por las manos tirándola encima de la cama
-Tranquilo Carlos, yo no quiero nada contigo ni quiero que te confundas conmigo, no voy a hacer nada contigo- afirmo rotunda mientras me empujaba débilmente para separarme de sus desnudos pechos.
No le hice ningún caso y comencé a sobarle los pezones con la mano izquierda mientras mi boca besaba su nuca y la mano derecha acariciaba su precioso culito. María que ofrecía una resistencia “formal” comenzó a responder a mis estímulos y cuando cogí su mano derecha para llevarla a mi polla no se resistió así que comencé a comerle la boca con pasión, mientras ella con sus manos masajeaba mi falo con una delicadeza que me tenía asombrado. María me sorprendió decidiendo ir un punto más allá. Soltó mi polla de entre sus manos y acerco su boca de labios sensuales a la verga, comenzando a chupármela mientras me masajeaba con la mano izquierda los huevitos y su lengua una lamía una y otra vez cada vez con mas rapidez. La comencé a masajear sus tetas mientras me lo chupaba pero yo estaba súper salido. Necesitaba follarme a mi cuñada. Mi verga estaba dura como una estaca así que la coloqué boca arriba y se la metí sin miramientos. Creí que le dolería pero María no hacía más que animarme, “huumm, ¡¡que guuuaay!!, ¡¡que pasaaaada!!, ¡¡queeee buuuuenooo!!, ¡¡joderrr!! ¿porqué has esperado tanto hijo de puta?, ¡¡dale cabrón, dale más fuerte!!, mas fuerte..mas..fuerte. De repente se me ocurrió una atrevida idea. Se lo metería en su culito. Le saqué la polla de su coñito apretado y elevé sus piernas sujetándolas con una mano mientras mi legua lamía desde su coñito al agujero anal. Poco a poco me fui concentrando en este ultimo. Se lo humedecí con los fluidos que chorreaban de su vagina. Le metí los dedos para relajarlo, y cuando vi que estaba a punto, la puse a cuatro patas y para despistarla se la metí en su coñito con fuerza, su culo rebotaba y las nalgas saltaban a cada embestida. Era todo un espectáculo que decidí atajar. Me detuve un momento y apretándole fuertemente la cara contra la cama, enfile la polla en su agujero anal y lo metí despacio mientras ella gritaba como que se estuviera muriendo. Cuando entro por completo comencé a moverla a ella sujetándola por las tetas para adelante y atrás con fuerza. María gritaba de dolor pero eso me excitaba mas así que seguí dándole con fuerza por su lindo culito mientras ella optaba por masturbarse el clítoris para compensar el dolor que le producía.
Cuando ella llegó al orgasmo decidí dar un paso más, le di la vuelta, me saqué la polla de su culito y le obligué a chupármela tal y como salió de su culo hasta que me corrí en su boca.
Estaba sudoroso y cansado, María tenía el culo dolorido así que nos metimos los dos en la bañera y nos acariciamos con deleite mientras nos besábamos. Nos quedamos quietos y en silencio cuando escuchamos que alguien entraba en la casa. Enseguida reconocimos la voz de Mabel que llegaba acompañada de un hombre. Por lo que hablaban parecía un fontanero que seguramente había llamado porqué no había agua en el baño común. Salieron los dos ya que la llave general del agua estaba en el pasillo y María y yo salimos con rapidez hacía la habitación que ocupaba mi cuñada esperando que el fontanero acabará pronto y Mabel se marcharía con el. Ambos estábamos preocupados por la situación pero mi polla se había vuelto a empalmar. Al rato regresaron el operario y Mabel y después de algunas comprobaciones, el fontanero volvió a salir y al volver comprobó que todo estaba resuelto. María y yo estábamos aun desnudos y yo decidí aprovechar el tiempo para comerle su lindo coñito desaprovechado. Pasados unos minutos, no escuchábamos que la puerta se abriera para que se fuera Mabel y el fontanero y por contra yo percibía el inconfundible jadeo de Mabel cuando se ponía cachonda y encelada. María estaba asombrada pero se pegó a mi cuando empecé a abrir con suavidad la puerta para descubrir que allí, en medio del salón estaba Mabel cabalgando un estupendo ejemplar mientras este se dejaba hacer. A la vista del espectáculo, mi polla que ya de por si estaba tremenda, se puso a mil. Estuve dudando entre aparecer o no pero el morbo pudo conmigo. Me acerqué despacio con la polla en la mano y cuando el fontanero se dio cuenta de mi presencia traté de tranquilizarlo,
- Tu sigue ahí que yo te voy a ayudar a follarte a la zorrita de mi mujer
Mabel saltaba sobre el hombre clavándose hasta el fondo su verga sin dejar de sonreír. Me coloque detrás de ella y la obligué a doblarse sobre la cintura. No tuve miramiento alguno. A Mabel siempre le dolía cuando se la metía de golpe en el culo pero me pareció que era el precio del placer. Puse la polla en la entrada de su culo y ella como presintiendo el dolor se paró y dejo de bombear sobre el desconocido. Empujé con decisión y de un golpe de riñones le clavé la verga hasta las entrañas. Mabel ahogó un grito de dolor pero al ver que yo no paraba de bombear trató de coger mi ritmo y al rato los tres estábamos follando al mismo compás. María entretanto no sabía que hacer, le dije que se acercara y se colocará a horcajadas sobre el fontanero para que este siguiera comiéndole su coñito. Mabel se corrió con estruendo. Sus gritos de placer se mezclaron con los apagados gemidos de María que había conseguido un segundo orgasmo. Coloqué mi polla chorreante de leche y fluidos del culito de Mabel en los labios de María y está no rechazó el regalo lamiendo mi pene a conciencia mientras Mabel terminaba la faena con el extraño.
……continuara….
Carlos Traste
Me ha gustado muchisimo este cuento. Su lenguaje es correcto y la verdad es que calienta de veras. Me gustaría que siguiera contando sus experiencias.(Porfa, enviame la dirección del fontanero) jejeje