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Categoría: Confesiones

Mi compañera de trabajo

Tengo 66, soy Gustavo, hace casi 5 años que soy viudo, la verdad es que disfruto del sexo, pero ya me da lo mismo coger o no, antes de la historia que voy a contar, desde que quedé viudo solamente vino a chupármela varias veces una ex-novia de mi hijo, fue algo raro, vino a decirme que estaba en una emergencia, que tenía que hacer unos pagos cada mes y que pensaba que la única forma de no endeudarse de forma complicada era prostituirse, y me propuso venir a chupármela una vez por mes y que yo le diera para la cuota, yo le dije que le daba para la primera, por los buenos tiempos, y que no me debía nada, y ella insistió porque -dijo- que además era como volver a chupársela al forro de mi hijo, pero sin tener que verlo el resto del tiempo... y bueno, fueron algunos meses divertidos, además en el medio cuando mi otra hija de 21 no estaba en casa la invitaba a cenar y nos reíamos mucho, si tenía suerte la embocaba gratis. Finalmente me dijo que yo era inolvidable, que de alguna manera siempre íbamos a ser amigos pero que ya había pasado.
Bueno, el relato que me hace escribir es este, mi hijo (el forro según su novia, pero que es un gran tipo) hizo un departamento en mi terreno, tuve suerte de comprar en otros tiempos un terreno grande... y ahora está desocupado porque se fue a vivir a Uruguay, tiene una sala grande y un cuarto, y accidentalmente me crucé con una antigua compañera de trabajo, en realidad ella era la mujer del jefe, y ahora estaba divorciada, con un buen pasar, nos sentamos a tomar algo en un café y me contó cosas, me dijo que quería dar clases de inglés para no aburrirse pero no tenía donde... yo le dije que tenía el departamento que dejó mi hijo y que no tenemos que pagar alquiler, que no sé tanto inglés pero puedo ayudarle -un poco- con la logística y si nos divertimos un poco podemos ganar unos pesos. Así comenzó con esto y a mí se me ocurrió comprar un proyector, y le dije -un día que mi hija se había ido de viaje- que podía venir a cenar, y configuramos juntos el proyector, y nos vemos dos o tres pelis en inglés, y que se podía quedar a dormir, pero le aclaré que no era una propuesta sexual. En ese momento yo tenía casi 65 y ella 9 ó 10 años menos, yo siempre la había mirado, pero nunca intenté nada porque siempre fui fiel a mi mujer.
Se rió mucho por la aclaración de que no era propuesta sexual, y me dijo ¿es una piyamada? Claro dije yo!
Bueno, pusimos el proyector en el dormitorio, con dos camas separadas, vimos dos pelis cada uno en su cama, semidesnudos, tenemos mucha confianza y no había problemas con eso, con mi hija tampoco pero me pareció conveniente que ella no estuviera cerca. En la tercer película me quedé dormido y en un momento me despierto porque sentí besos y lamidas cerca del ombligo, ella estaba arrodillada al lado de la cama lamiendome y en la pantalla había un video porno. Ella es una cincuentona bien fuerte, flaca, algo caídos los gluteos y las tetas pero toda musculosa, onda deportiva, me empezó a dar calor con la boca a través del calzoncillo hasta que me tiró la ropa para abajo y empezó a chupar con osadía... 

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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