Habían pasado dos años que terminamos la práctica supervisada, previo a graduarnos de economistas en la Universidad, a Rebeca no la había visto aunque siempre la busqué pero por su cambio de domicilio se me dificultó. Un día fuí a pagar mi cuota de colegiado a la sede del colegio de las ciencias económica, y para sorpresa la ví, nos besamos desesperadamente, ella tenía deseos de verme también, habíamos vivido como marido y mujer, dos meses en una casita del pueblo donde hicimos la práctica. Ella estaba sencillamente hermosa, siempre delgadita, pero sus piernas eran torneaditas, sus pechos grandecitos, y paraditos, su rostro divino, fuimos a su casa, la nena de ella estaba dormidita, por lo que nos fuimos a su habitación, en un 69 nos entregamos a la lujuria, siempre que la había penetrado sentía que la iba a partir en dos, estaba estrecha, tenía exactamentre de no coger, el tiempo que no nos vimos, la penetré muy despacito, no tenía mucho tiempo de bombearla, cuando se vino contorsionandose y gimiendo de placer, se subió sobre mi y me empezó a cabalgar, no aguanté más y me corrí en el fondo de su vagina, al sentir lo caliente de los chorros de semen se volvió a venir. A partir de ese día nos vemos los miércoles en su casa, realmente es espectacular mi bella Rebeca.