Estábamos mi mejor amigo y yo viendo la televisión como siempre: en su cama, ya que era lo acostumbrado y nunca había pasado nada...
Yo quería ver un programa y él otro, así es que sostuve el conrol remoto y él intentó quitarlo de mis manos. En ese inocente juego, él cayó sobre mi... nos miramos y sin darnos cuenta, nos estábamos besando: al principio fue suave, pero la intensidad aumentó cada vez más, hasta besarnos casi desesperadamente.
Sus manos empezaron a acariciar mis pechos, luego siguió con mi cintura y caderas, las que apretaba con firmeza... siguió acariciándo mis muslos... y luego mi pélvis. Ahí se detuvo para mirarme y decirme que siempre me había deseado y que por fin era suya.
Empezó a quitarme la ropa y cuando mi cuerpo qudó al descubierto, continuó besándo cada parte: mis pechos, mi cuello, mi vientre, mis muslos... con una propiedad increible, como si supiera exactamente lo que me gustaba... como si siempre le hubiera pertenecido... Acarició mi clítoris con su lengua, para luego succionar mi vagina y saborearla como si fuera una fruta deliciosa... ya casi no podía de placer, intrudujo su lengua en mi orificio y luego continuó con mi clítoris, mientras introducia sus dedos, como si estuviera penetrándome. Se quitó la ropa y continuamos, rosándonos, frotándonos, como si el mundo se fuera a acabar...
No resití más y me abalancé sobre él, besándo y acariciándo todo su cuerpo, hasta llegar a su hermoso miembro... grande y firme. Lo acaricié primero, dando suaves masajes; y luego lo frote con fuerza y lo introduje en mi boca saboreándolo una y otra vez... sus gemidos me excitaban cada vez más. Lo monté y comencé a moverme de adelante hacia atrás, de arriba hacia abajo... él tocaba mis pechos y yo mi clítoris. Se sentó y mientras nos movíamos, me besaba los labios y los pechos. Tomó mis caderas con fuerza y dirijió mis movimientos, haciéndolos más fuertes y rápidos, hasta que gritamos de placer...
Nos acostamos uno al lado del otro, pero luego se puso sobre mi y continuó besándome y recorriendo cada uno de mis rincones... me puso boca abajo (en cuatro) y besó mi espalda, bajando por mis nalgas y besándo nuevamente mi vagina, para luego montarse sobre mi, moviéndose de manera descomunal ¡fue increible! entraba y salía una y otra vez... una y otra vez...
No sé si hablaremos algún día de lo ocurrido, pero más que amigos, hoy somos cómplices... y yo que pensé que mi amigo era virgen...
HOLA.LA VERDAD ES QUE TU RELATO ME PUSO LOS PELOS DE PUNTA AL IMAGINARME TODAS ESAS CARICIAS TAN SENSUALES Y MAS SI ES UNO DE ESOS AMIGOS GUAPOS LA VERDAD ME ENCANTO POR QUE ALGO ASI ME PASO.