Desde aquel día las cosas empezaron a cambiar un poco más.
Desde hacía algún tiempo me sentía atraído por mi amiga Ana, desde que se apuntó al gimnasio fue moldeando su cuerpo hasta conseguir un cuerpo firme, la verdad es que no era guapa pero siempre había sido muy provocativa, con el tipo de ropa que usaba, faldas cortas, pantalones estrechos marcando el tanga y blusas con transparencias que dejaban ver su sujetador, aparentaba unos pechos pequeños pero firmes, ella es castaña con el pelo rizado, mide sobre 1.65, y es delgada, como iba diciendo esta atracción la seguía sin problemas, sin ningún tipo de percances, de vez en cuando me masturbaba pensando en ella, pero nada más, una noche que salimos de botellón en verano, estuvimos bebiendo mucho, celebrábamos el cumpleaños de su novio, Raúl, llevaban unos 4 años de relación, y fue ahí cuando creció el morbo , por mi parte y también por la de ella, esa noche vestía una falda corta negra con una pequeña abertura sobre el muslo derecho, y una camiseta blanca cogida al cuello, que dejaba sus hombros y la mitad de la espalada al aire, llevaba también unos tacones que la hacían más esbelta, iba muy sexy, pues bien, como decía, creo que creció el morbo porque debido a la cantidad de copas que llevaba encima, decidí ir a orinar y soltar algo de líquido junto a un árbol, pero como todo estaba petado de gente, no me quedo más remedio que hacerlo justo en uno que quedaba en una planta mas abajo que había tras bajar unas pequeñas escalinatas, y justo ella estaba en la planta de arriba con varios de nuestros amigos firmando unas dedicatorias para la tarjeta de cumpleaños de Raúl, mientras orinaba, me giré y alcé la cabeza, y la vi allí mirando descaradamente como meaba, lo cual si he de ser sincero me gustó y alegré, porque al llevar bastante tiempo aguantándome las ganas de orinar, tenía el pene bastante hinchado y en semi-erección y aunque no es muy grande, tengo un tamaño estándar, 16 cm, se veía muy esplendorosa, además por como miraba debía gustarle mucho, ella apartó su mirada al darse cuenta de que la había descubierto, aquella noche no pasó nada más, ni en los días sucesivos tampoco, sólo más miradas de complicidad y morbo, y alguna que otra paja pensando en ella, pero cuando la cosa llegó a su máxima emoción, fue la noche de fin de año, los abuelos de Ana tienen un chalecito a las afueras de la ciudad, pequeño pero muy coqueto. Ana nos invitó a toda la pandilla a pasar la noche de fin de año allí, y después a quedarnos a dormir de manera que nos iríamos al día siguiente, poco a poco fuimos llegando todos al chalet, y ella estaba especialmente sexy de anfitriona, lucía una camiseta estrecha blanca, con la espalda descubierta como la de la noche del cumpleaños, pero esta vez no llevaba sujetador debajo de la camiseta, esto hacía que se le marcaran sus pezones, debido que a pesar de la calefacción hacía frío en la casa, llevaba unos pantalones oscuros, muy estrechos y unas botas marrones acabadas en punta y de tacón alto y fino, a mi me da mucho morbo ese tipo de ropa, llevaba su melena rizada suelta.
La noche fue pasando entre copas, bailes y rosetones de todos con todos, sobre las 6 de la madrugada empezaron a irse a dormir los primeros y sobre las 8 nos fuimos los últimos, Raúl, el novio de Ana, tenía una borrachera que no podía sostenerse en pie, así que ayudé a Ana a subirlo a la habitación y acostarlo en la cama, ella me dio un beso en la mejilla para agradecerme el gesto, pero yo sentí algo distinto como si hubiera algo más, ella alargó ese beso, yo me fui a la cama, me desnudé y me metí en la cama, pero con el subidón no era capaz de conciliar el sueño, y empezaron a entrarme ganas de orinar, así que, bajé al baño, sólo en boxers de esos estrechitos, y con el pene bastante hinchado, al llegar al baño entré sin llamar, no me di cuenta de que había alguien, era Ana la pillé sentada en el baño, con su vagina al aire, cerré rápidamente cuando ella salió del baño me apresuré a pedirle disculpas, pero mientras yo hablaba, ella se mantenía en silencio mirando mi paquete, me dijo : “ te quedan muy bien esos calzoncillos”, yo me quedé perplejo, ella se acercó a mí y me dio un pico, yo estaba como en coma, ella me volvió a besar y esta vez yo la respondí, seguidamente nos abrazamos y al tocar mi pene sobre su vagina, ella gimió, y me abrazó más fuerte para sentirlo, a pesar de que ella llevaba puesto el pijama y yo los boxers, rápidamente nos encerramos en el baño, pero yo me paré, “Ana, Raúl está arriba”, dije de repente, a lo que ella me contestó “él está trompa perdido , no se despertará antes de las dos de la tarde y yo necesito un hombre de verdad ahora”, “y los demás” pregunté, “todos dormidos”, dijo Ana, así que no pude más y la besé con pasión, ella no separaba su boca de la mía, iba muy rápida, introdujo su mano en mis calzoncillos y cogió todo mi pene, y me masajeó los huevos, al oído me dijo susurrándome, “como la he deseado desde aquel botellón en que me pillaste mirándote la polla, así que yo le dije, pues toda tuya, así que le quité la parte superior del pijama, dejando sus pechos al aire, con sus pequeños pezones duros como piedras, sus pechos estaban morenos, porque hacía top less en el chalet, y como he dicho antes no son grandes pero si muy firmes, primero los acaricié con mis manos y después me los llevé a la boca, fui quitándole el pantalón del del pijama y después el tanga blanco, que maravilla de coñito, solo tenía un hilo de vello castaño. Ella mientras me quitaba los boxers , se metió mi polla en la boca, era increíble me la estaba mamando, y era genial nunca me habían hecho una mamada como aquella, yo mientras, le metí dos dedos en su vagina con aquellos jugosos labios, ella seguía saboreando mi miembro, mientras yo añadía un dedo más a su rico coñito, le sobrevino el primer orgasmo y yo me corrí inmediatamente pero fuera de su boca porque ella se la sacó de la boca, una lástima. Los dos teníamos una increíble cara de felicidad, pero ahora no podía dejarla escapar viva, así que la seguí besando, acariciando y me senté en un banquito que había en el baño y la puse a ella sentada sobre mí, y poco a poco se la fui metiendo, no me costó mucho porque ella ya estaba muy dilatada, empezamos a follar, era genial, que placer me estaba haciendo sentir, además añadido al morbo de que alguien se despertara y nos pillara, era fantástico, ella gemía sin pudor mientras yo la cabalgaba, me pedía más, “clávamela”, me decía al oído, yo se la saqué y procedí a hacer realidad una de mis fantasías sexuales, la hice que se apoyara sobre el lavabo y poco a poco se la fui metiendo por detrás, su culo estaba durísimo, sería por la gimnasia, además estaba blanquito y resaltaba sobre su piel morena, “así es como me gusta”, me decía, se la metía hasta el fondo, hasta que mis testículos chocaban con su culo, se la volví a sacar y nos volvimos a sentar en la banqueta, quería correrme dentro de ella, menos mal que tomaba la pastilla anticonceptiva, se la volví a meter, una y otra vez, dentro y fuera, ella me arañaba la espalda estaba superexitada, y en unos de los embistes nos corrimos los dos, yo no pude dejar escapar un ruidoso gemido, ella se quedó con mi polla dentro, y abrazada a mi, me susurro al oído que la había encantado, y que hasta entonces había sido virgen por su blanquito culito, yo la respondí con un beso. Después de relajarnos, yo me puse lo único que tenía los boxers, ella se vistió, y en el baño quedo un fuerte olor a sexo, y los dos nos subimos a dormir. Cuando despertamos, los dos mostramos una clara naturalidad, y hasta el día de hoy nadie sabe nada, nunca se ha vuelto a repetir, aunque por mi parte no es por falta de ganas, ahora ella está preparando su boda con Raúl, quien sabe si en la despedida de soltera, tenga mi oportunidad de repetir.