Escondido y encerrado sin que sepa, ni descubra, ni se decuenta, ni tampoco poco entera, igualmente sienta, especialmente imagina e intuya la antigua recepcionista qué está orinando en el cuarto de baño. Yo la mira de silueta escucho su orinado natural; al echarse sus flatulencias propia cómo fisiologicas hasta orgánicas, en que pensaba que iba a morirme hata asfixiarme pero huele normal cómo divino hasta deleitado y natural. Manteniendome silencioso, quieto, absorto, calmado, sobre todo, fascinado, también excitado jala la cadena del sanitario se lava las manos al salir y apaga las luces del baño, al poco salgo yo del mismo cuarto de baño cómo no hubiera pasado nada en ese momento.