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Mi nombre es Manuel, tengo casi 80 años y a mi edad ya no puedo follar como antes, necesito tomar la pastillíta azul o cualquier otra para que mi miembro pueda funcionar como cuando era joven. El sexo me sigue gustando como antes, pero necesito ayuda para poder hacerlo.
Hace poco he recordado como me inicié en esto del sexo y quería escribir unas memorias antes de que la memoria me falle y también antes de que las pastillas no me hagan efecto y no pueda volver a hacerlo.
Vivíamos en un pueblo pequeño, donde casi todos nos conocíamos. Yo había tenido alguna novia, pero nada importante, solo nos habíamos dado algún beso inocente o algún tocamiento pero nada más.
Mi padre me pilló una vez masturbándome, pero no me regañó, me dijo que ya era lo suficientemente mayor para hacerlo, pero que no abusara demasiado ya que podía quedarme sin “energías”, jeje, la mentalidad de la época.
A mi me gustaba mucho el sexo, para que negarlo, y por aquel entonces seguía masturbándome siempre que podía, mi libido estaba por las nubes.
Cuando llegué a la mayoría de edad, un día mi padre me reunió a solas y me dijo:
-Ya eres adulto y ya tienes edad de que tengas sexo. ¿Nunca has hecho nada con tus novias, verdad?
-Nunca papá, le contesté.
-Mañana iremos al club de la carretera. Las chicas de allí te quitaran le virginidad, me dijo sonriente.
Al día siguiente llegamos allí temprano. Mi padre le contó a mi madre que íbamos a la ciudad a comprar unas herramientas que nos hacían falta para reparar el tractor que teníamos.
El club estaba poco iluminado, como luego descubriría en muchos otros, y las chicas revoloteaban a nuestro alrededor al ser los únicos clientes por ser tan temprano.
Nos acercamos a la barra y dos chicas se unieron a nosotros.
-Hola guapos, que temprano venís por aquí.
-Pues si, madrugar hace que el día sea mas productivo. Contestó mi padre.
Una de ellas se dirigió a mi. -Hola, ¿qué tal?
-Bien, contesté un poco cortado.
-¿Es tu primera vez? Me preguntó.
-Si, le dije bajando la cabeza tímido.
Entonces se fueron acercando más chicas a nosotros. Mi padre me cogió del hombro y me dijo:
-Escoge la que mas te guste.
Yo miré a todas y escogí a una chica muy guapa, morena, pechos normales, caderas un poco anchas, no demasiado, con unas piernas bonitas.
Me cogió de la mano y me llevó al piso de arriba. Oí a mi padre decir que lo pasara bien.
Entramos en una habitación pequeña y me quitó ella la ropa. Me indicó que me lavara en un pequeño bidé. Hice lo que me dijo y después ella me secó con una toalla pequeña. Esto hizo que me pene empezara a elevarse un poco.
-Que bonito pene, me dijo, no estas circuncidado.
-Pues si, le respondí.
Ella se quitó la ropa y se quedo desnuda delante de mi, yo me había ruborizado.
-Tranquilo, no tengas miedo, yo te guiaré.
Me tumbó en la cama y empezó a chupar mi miembro.
-Uff, decía yo, que gusto.
-¿Ah que si? Ya verás que bien. Que te la chupe una mujer es mejor que te la menees tú.
Ella siguió un rato mas hasta que vio que casi estaba a punto. Entonces cogió un preservativo y me lo puso con cuidado, esto hizo que mi miembro se pusiera erecto del todo. Cogió mi mano y se introdujo un dedo mío en su vagina. Tenia el coño peludo, como se llevaba entonces. Empezó a masturbarse, hasta que noté que su coño estaba húmedo.
Se puso encima mío y se introdujo mi pene en su vagina.
-Ahora relájate y disfruta, me dijo.
Empezó a botar, subiendo y bajando despacio primero, mas rápido después.
Lo que sentía era maravilloso, nada que ver con masturbarse, pese a que me habían dicho que el preservativo me quitaba placer, yo no lo notaba. La chica empezaba a acelerar más y más y yo estaba en el cielo. Se inclinó hacia mi cuando levanté las manos para tocarle la tetas, mientras ella seguía botando sobre mi.
Yo gemía y gemía, y los botes que daba la cama debían de oírse en todo el club. Estaba a punto de correrme y ella lo sabia.
Oi unos gemidos en la habitación de al lado, otro afortunado debía estar pasándolo bien a la vez que nosotros.
-Ah, ah, ah, empecé a gemir, me voy a correr, le dije.
-¿Puedes aguantar un poco mas? Me preguntó.
-No se, contesté.
Ella se detuvo y yo me relajé un poco.
-¿Mejor así?
-Si.
-Esperaremos a que baje un poco tu erección y luego seguimos.
Un minuto después mi pene se aflojó un poco y ella empezó de nuevo a botar, con lo que al poco me corrí en su interior.
-Aaaaaaaaah, no puede evitar gritar.
Pareció que ella no sintió nada. Supongo que estaba acostumbrada a solo hacer disfrutar a los hombres y no ella.
-¿Qué? ¿Te ha gustado?
-Si, ha estado genial.
-¿Ves? Esto no es como masturbarse. Follar es mucho mejor. Aunque no has durado mucho no ha estado mal para ser tu primera vez. La próxima durarás mas.
-Si, eso creo.
Me levanté de la cama y me quité el preservativo que tiré a un cubo que me indicó. Después de lavarme otra vez, nos despedimos y bajé al piso de abajo.
Mi padre no estaba. Al poco rato bajo las escaleras poniéndose la chaqueta. El también se había acostado con una mujer del club.
¿Y mi madre? Estaba casado, ¿porque se acostaba con una puta? ¿no se sentía mal? ¿o es que mi madre no le satisfacía en la cama?
Me cogió del hombro y salimos del club.
-¿Porqué te has acostado con una puta? ¿Y mamá? ¿no te da pena ella?
-Porque hijo, me respondió, hay cosas que una mujer no querrá hacerte y una puta si. Cuando seas mayor lo entenderás.
El problema era que con el tiempo acabaría entendiéndolo.
.......................................
Pasaron dos años y conocí a Laura, una chica muy guapa de la ciudad cuando me fui allí a estudiar.
Laura era inteligente, guapa como ya he dicho, pero muy recatada. No quería saber nada de sexo, decía que se guardaba para el matrimonio, quería llegar virgen.
Yo era muy fogoso, pero ella apagaba mi fuego. Solo nos besábamos y un poco de tocamientos, pero tras la calentura, nada de nada.
Cuando le preguntaba me decía: Espera a la noche de bodas.
No tenia intención de casarme, ni mucho menos. Solo quería hacerlo con ella aunque no estuviéramos casados. Tiempo después, entendería lo que me dijo mi padre aquel día. Como no encontraba en casa lo que necesitaba, lo buscaría fuera.
Un día ella se fue a trabajar, yo no había encontrado trabajo aún, con el doctorado y demás no tenia tiempo, ni tampoco muchas ganas. Decidí salir a buscar un poco de “amor”.
Conocía por unos amigos un puticlub escondido en la ciudad, así que me fui para allá. Total, ella no se enteraría, aunque follase, como nosotros no hacíamos nada, no notaria que estaba sin fuerzas.
En un rincón oculto de una calleja se encontraba el sitio en cuestión. Mal iluminado como todos, el lupanar constaba de una barra de bar y habitaciones arriba, justo como el que fui la primera vez.
-Hola guapo, me dijo una de las chicas. Parecía que todas se presentaran igual.
-Hola, le contesté. Vengo de parte de David.
-Oh, David es un buen cliente, me dijo. Anda, pasa por aquí.
Me llevó a una habitación mas oscura aún donde me presentó a la meretriz del local.
-Tu eres Manuel ¿verdad?
-Si, soy yo.
-David me habló de ti y me dijo que vendrías por aquí. ¿Tu novia no te da lo que quieres? dijo riéndose por lo bajo. Aquí encontraras lo que necesitas. Marta, ven aquí. ¿Te gusta Marta?
-Si, contesté. La verdad es que Marta estaba muy buena. Rubia, ojos azules, con un buen par de tetas y un gran culo. Con ella lo pasaría bien.
Marta se quitó la ropa y debajo llevaba un bikini negro. Tenia un cuerpo fantástico, el bikini negro le sentaba muy bien.
Al verla así, la calentura que llevaba se acentuó aun mas. Le dije que se sentará en la cama poniéndose de espaldas.
-Ponte así, le dije. Ella obedeció y me ofreció su culo en pompa. Cogí un condón de la mesilla y después de ponérmelo la penetré con fuerza. Estaba muy salido y empecé a follármela rápido.
La verdad no duré prácticamente nada, me corrí enseguida por la calentura.
-Oye, que rápido te has ido, no me has durado nada.
-Ya, es que llevaba mucho sin follar.
-¿Tienes novia o mujer?
-Novia, pero se ha propuesto llegar virgen al matrimonio, así que, me tiene a dos velas.
-Vaya por dios, así que eres un eyaculadór precoz.
-No, que va. Pero tu estas muy buena y yo muy necesitado. Por eso me fui pronto.
-Bueno, la próxima vez será mejor.
-Claro, la próxima vez vendré descargado de casa. Me reí.
Me levanté, me vestí y tras despedirme de Marta, salí de allí.
Al llegar la tarde, Laura volvió de trabajar y me encontró sentado en el sofá, leyendo un libro. Vivíamos en un piso de alquiler.
-¿Qué tal el dia? Me preguntó.
-Bien, bueno, buscando algo de trabajo, pero sin demasiada suerte por el momento. Le contesté, mintiendo, claro.
Cenamos en silencio. Yo no tenia ganas de hablar, y al parecer ella tampoco.
Recogimos la mesa y después de un rato viendo la televisión, decidí acostarme.
Ella se acostó un rato después, yo todavía no me había dormido. Entonces hizo algo que me sorprendió. Me bajó un poco el pantalón del pijama y me cogió la polla.
-¿Qué haces? Me salió.
-Nada, darle algo a mi novio.
Comenzó a masturbarme. La verdad, no era una experta. No me daba mucho gusto, pero me sentía bien. Como le ponía ganas, le dije como me gustaba y le decía cuando acelerar o parar.
Me quité la sabana de encima y dejé que siguiera meneándomela.
Yo miraba mi polla mientras ella seguía y seguía. Después de un buen rato me corrí. El semen salpicó la sabana y ella pareció sorprendida.
-¿Nunca has visto a un hombre eyacular?
-No, nunca. ¿Eso es el semen?
-Si, claro. Es con lo que se hacen los niños. Vaya, no sabia que fuera tan inculta en cuanto al sexo.
-¿Te ha gustado?
-Si, pero me gustaría mas, si pusiera mi pene en tu rajíta.
-¿Quieres que hagamos sexo?
-Pues si, llevamos ya tiempo juntos y las parejas hacen eso, ¿sabes?
-Ya te dije que quiero esperar al matrimonio.
-Pero todas las parejas lo hacen.
-No sé. ¿Qué hay que hacer?
-Yo te guiaré. Tu no te preocupes de nada.
-Soy virgen.
-Ya me lo suponía.
-Bueno, si tu quieres, podemos hacerlo.
Por fin me la iba a follar. Ya era hora.
Tenia guardados unos condones por si acaso y saqué uno que tenia escondido.
Nos besamos un rato y yo le toque la tetas. Ella parecía no excitarse. Después de un rato, bajé hasta su ombligo y mas allá, hasta su chochito.
Le lamí todo y entonces ella si se excitó. Yo estaba duro y muy excitado, pero al ser su primera vez no quise correr.
La abri de piernas y me dispuse a penetrarla. Ella me miraba con cara de susto.
-No te preocupes, lo haré con cuidado.
Había puesto una manta bajo su culo para que la sangre no manchara la cama. La penetré despacio, era la primera vez que lo hacia con ella. Ella gimió de dolor.
La besé para que se excitara mas y entrase mas facil.
-Tranquila, te dolerá un poco. Empujé mas y le rompí el himen.
-Aaaaah. Gritó.
-Tranquila, ya está, ha pasado lo peor. Ahora gozarás. Le dije.
Me moví mas rápido, pese a la paja, estaba muy excitado y la bombee con fuerza.
-Ah, ah, ah, gemí.
Ella no hacia ningún sonido. Parecía que me estuviera tirando a un maniquí. Yo seguí con fuerza y gimiendo fuerte, ah, ah, ah, ah, ah.
La cama temblaba con mis empujones. Yo me corrí con un grito, pero ella ni se enteró.
-¿Te ha gustado? Le pregunté.
-No sé, creo que no he sentido nada.
Ese fue el principio del derrumbe de nuestro noviazgo. Pese a que lo hacíamos de vez en cuando, más por mi ganas, que por las suyas, acabé hastiado. Yo puro fuego y ella puro hielo.
No éramos compatibles en la cama y yo cada vez acabé frecuentando mas el puticlub.
Me follaba a Marta cada dos por tres, me gustaba un montón esa puta. Una vez le pedí incluso, que no se quitara el bikini negro. Le abrí la braguita del bikini y así me la follé. Ella se quedó un poco sorprendida al principio por la petición, pero luego accedió al verme tan desesperado.
Aparte de Marta, también me tiré a otras chicas del club. Con Laura dejé de hacerlo al poco tiempo y terminamos rompiendo.
Una noche, me fui del piso que teníamos alquilado.
-Adiós, le dije, he encontrado trabajo en otra ciudad.
Ella no me dijo nada, pero yo sabía que sospechaba el porqué.
Nos dimos un beso en la mejilla de despedida y me fui. Nunca la volví a ver.
Así fueron las relaciones con mi primera novia. Con el resto tendría la misma suerte y así comenzó mi vida de putero.
Continuará....
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