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Esta es la continuación de la primera historia, donde les conté que le rompí el culo a la esposa de mi tío. Ya les había contado en mi relato que luego de ese encuentro hemos seguido teniendo sexo. Ahora les contaré la segunda vez que estuvimos juntos.
Después de la noche en que me la comí, y al otro día que le di un poco más de verga, nuestra vida siguió normalmente y no volvimos a hablar de eso por un tiempo, aunque yo cada que la veía me excitaba al recordar su estrecho culito y no dejaba de desear el momento en que pudiera volver a comérmela.
Aproximadamente dos semanas después de lo sucedido, yo salí con mi primo a hacer unas diligencias y él al llegar me invitó a almorzar en su casa, lo cual era muy normal, ya sea que yo almorzara en su casa o que él almorzara en la mía. Llegamos a su casa, y allí estaba mi tío, quien estaba trabajando en un turno nocturno, y por su parte Marta estaba trabajando en mi casa. Luego de almorzar me senté a dialogar con mi primo, de diversos temas, y luego nos sentamos a jugar videojuegos. Aproximadamente a las 4 de la tarde se fue mi tío y a las 5 llegó Marta y nos saludamos normalmente, como había sucedido las dos últimas semanas porque nadie se podía enterar de lo que había pasado.
Estaba yo jugando con mi primo, cuando recibió una llamada de un amigo, y me dijo que lo esperara que iría a llevarle una cosa a dicho amigo. Yo le dije que lo esperaría, que no tenía problema. Así fue que él salió y yo quedé allí solo con Marta, lo cual fue una situación incómoda para mí. Ella me ofreció algo de beber y yo acepté un vaso de limonada. Ella se sentó a hablar conmigo, y yo iba recordando lo que había vivido con ella y se me estaba parando la verga de solo imaginármela. Empezamos a hablar y se sentía un clima tenso en ese lugar, ya en ese momento mi pene estaba totalmente erecto, al notarlo Marta me dijo que si recordaba lo que había hecho con ella, y yo inmediatamente y un poco avergonzado le dije que sí, ella me preguntó si me había gustado mientas tocaba mi entrepierna y yo le decía que había sido la mejor noche de mi vida. Ella siguió sobándome la entrepierna y yo notaba que su cara demostraba deseo y lujuria, lo cual me sorprendió, pues creí que nunca volvería a tener algo con ella. Ella empezó a subir lentamente su mano mientras acercaba su boca a la mía, yo estaba recostado en la cama de mi primo a la expectativa de lo que iba a suceder y solo veía como a Marta la poseía el deseo. Ella por fin llegó a mis labios y empezó a besarme, mientras me dio un fuerte apretón en la verga, como tratando de cogerla toda sobre el pantalón. Obviamente yo la besé apasionadamente y ella siguió acariciando mi pene sobre el jean, entonces, ella echo su pierna sobre las mías y me tiró sobre la cama, empezó a bajar y se detuvo en mi pene, lo sobaba lentamente y ya me tenía a mil, me bajó el jean y allí estaba ya mi pene, erecto y duro como una roca, ella lo tomó con sus dos manos y empezó a hacerme una paja mientras miraba fijamente mis ojos. Entonces empezó a lamerme el pene (me sorprendió, porque ella no me lo había querido chupar la primera vez), yo estaba a punto de venirme, pero sentí que sonó la puerta, era mi primo quien había regresado así que rápidamente ella salió hacia su cuarto y yo subí mi pantalón, intentando ocultar mi pene erecto. Yo le dije a mi primo que me debía ir y me despedí de él y luego fui donde Marta a despedirme, la cual estaba en su cuarto. Apenas llegué a mi casa me eché una buena paja, y no dejaba de pensar en que Marta también quería repetir conmigo.
Dos días después, yo estaba en mi casa y ya entrada la noche mi madre me dijo que debía ir a la casa de mi tío porque Marta necesitaba que yo le ayudara a hacer algo. Llegué a la casa de mi tío y toqué el timbre, esperé un momento a que me abrieran, entonces se abrió la puerta y vi que era Marta, quien estaba vestida con el camisón azul oscuro que solía usar como pijama el cual dejaba muy poco a la imaginación. Inmediatamente me hizo seguir y noté que la casa estaba sola, por lo que le pregunté donde estaba mi primo pues era ya conocido que mi tío estaría trabajando. Ela me respondió que había salido donde unos amigos y pasaría la noche allí, así que supe que ella lo único que necesitaba de mí era mi verga. No tardó mucho en tomarme la mano y llevarme a su cuarto, yo ya sabía lo que esa noche iba a pasar, y se me empezaba a parar la verga. Ella me llevó hasta su cama y me sentó allí, luego fue y trajo una copa de vino para los dos se sentó a mi lado, cruzó la pierna, por lo que ya podía ver parte de su ropa interior bajo su camisón, y posó su mano sobre mi muslo. Entonces tomó un trago de vino y acercó su boca a la mía, yo también me acerqué y nos dimos un beso tremendo mientras el vino caía de nuestras bocas, al ella notarlo me empezó a lamer todas las gotas que habían caído en mí ropa, mientras lentamente me iba desvistiendo. Ya tenía yo el torso desnudo, y ella seguía bajando, desabrochó mi pantalón y bajó mis bóxer, quedando afuera mi verga. Ella, en medio del silencio la tomó con sus manos y le dio un par de batidas, luego cerró su boca y con sus labios recorrió todo mi pene hasta llegar a las huevas, yo no podía más. Ella luego, abrió su boca y metió la cabeza de mi pene en su boca y mientras apretaba sus labios empezó a mamarla, se notaba que ella no estaba acostumbrada a hacer sexo oral, así que yo solo disfrutaba.
Yo estaba demasiado excitado, y me daba cuenta que ella también, así que la separé de mí y la senté en la cama, mientras yo me arrodillaba en el suelo, subí su camisón y bajé su tanga, que ya se sentía húmeda. Pasé mi mano por su chochito peludito y bajé a meter un dedo en su vagina, ella se arqueaba mientras yo le metía otro dedo, empezaba a meter y sacárselos lentamente mientras pasaba mi lengua por su clítoris. Saqué mis dedos y empecé a lamer su vagina, ella rompió el silenció con un fuerte gemido que fue seguido de un orgasmo largísimo, que me hizo tragar y que sabía a placer, sus jugos eran deliciosos, yo continué y metía mi lengua en su chochito hasta donde más podía y ella seguía gimiendo y viniéndose. Yo estaba calientísimo y me paré, dejé que mi pene rozara su vagina y pasaba la punta de éste por toda su mojada rajita, ella lo tomó con su mano y lo insertó en su chochito delicadamente mientras inhalaba profundamente con sus ojos cerrados. Yo empecé a hacer movimientos cortos y lentos, y de repente le metí todo el pene mientras ella daba un pequeño grito, le empecé a meter y sacar toda mi verga y ella empezaba a acelerar su respiración, así que lo empecé a hacer más rápido y ella no tardó en venirse, yo estaba bien caliente, así que le avisé que me vendría y ella me pidió que dejara mi leche entre su chocho, así lo hice y empezó a chorrear por toda su vagina.
Ella no pensaba dejarme ir, cogió mi pene con sus manos y me masturbó hasta que volvió a estar duro. Yo estaba acostado en la cama y ella me dijo que me iba a enseñar cómo le gustaba que se la comieran. Se sentó lentamente sobre mi pene y empezó a subir y bajar, mientras yo amasaba sus tetas, y acariciaba sus piernas. Ella estaba aumentando el ritmo y yo con una mano apretaba un seno y con la otra intentaba estimular su clítoris, ella se echó para atrás y me facilitó la tarea, ella seguía subiendo y bajando sobre mi pene, hasta que se vino pero aún así continuó, se abalanzó sobre mí, me dio un beso y descansó un momento, sin sacar mi verga de su vagina. Volvió a levantarse y siguió subiendo y bajando y me dijo "¿Te hago venir?", yo asentí con mi cabeza y ella empezó a hacer pequeños movimientos circulares sobre mi pene, y luego aumentó la velocidad y yo notaba el efecto que esto causaba en mí, estaba cerca de venirme. Ella volvió a aumentar la velocidad, parecía que su cintura no iba a aguantar más, pero ella insistía y tuvo un orgasmo más, y yo casi simultáneamente también descargué todo mi semen dentro de ella. Los dos estábamos exhaustos, pero Marta estaba realmente deseosa de sexo, se levantó y sacó mi pene de su vagina mientras unas gotas de semen chorreaban de su clítoris, ella se arrodilló y me limpió todo el semen que me quedaba en el pene, sin duda no era ya aquella mujer que me dijo cochino cuando me le vine en las manos. Siguió chupando y volvió a dejar mi pene erecto, me tomó la mano y me levantó, mientras ella se ponía en 4 patas. Yo le metí mi verga por la vagina, ella estaba feliz, yo me le tiré encima a besarle el cuello y ella gemía, y apretaba mi cabeza sobre su cuello.
Ella se vino una vez más, y empezó a meterse un dedo por el ano, yo solo podía contemplar tan delicioso espectáculo. Ella tomó mi mano y colocó mi dedo sobre su ano, ella estaba con la cabeza clavada en la cama. Pronto, metí mi dedo y posteriormente otro, mientras le bombeaba el chochito, ella estaba casi sin energía ya, solo recibía mi verga y mis dedos mientras trataba de tomar un nuevo aire. Saqué mi verga y empecé a lamer los bordes de su ano, ella sobaba su concha mientras tanto, luego metí mi lengua por su ano esperando que se dilatara y que ella me permitiera meterle mi pene por su estrecho coño. No tardó mucho en abrir sus piernas y meter uno de sus dedos por el ano, había conseguido excitarla, así que nuevamente le metí mi verga por la vagina, pero ella ya no podía soportarlo, así que sacó mi verga de su concha y la puso en su coño. Yo metía poco a poco mi pene en su ano disfrutando la estrechez de este, y ella a diferencia de la primera vez disfrutaba con esta situación, y dominaba la penetración, pues ella era quien metía mi pene poco a poco. Era evidente el dolor que ella sentía, pero la lujuria la había invadido. Por fin tuve todo mi pene dentro de ella, y Marta trataba de contener la respiración, ella se movía hacia delante y hacia atrás lentamente mientras se quejaba por el dolor, luego, lo empezó a hacer un poco más rápido y se quedó quieta, pidiéndome que ahora yo manejara el ritmo. Vi que ya estaba acostumbrada y seguí fornicándola, mientras su ano ejercía una fuerte presión sobre mi pene, por lo que ya me estaba excitando mucho, pero no quería perder esta oportunidad así que la penetré por el ano por unos 15 minutos, hasta que sentí que era el momento para venirme, y aceleré el ritmo. Marta se quejaba, pero luego yo lo hice tan rápido como pude mientras me aferraba fuertemente a su cintura, ella gritaba y me pedía desesperadamente que parara, lo cual me excitaba aún más y hacía que le diera más duro mientras ella seguía gritando, saqué mi verga de su ano y me corrí sobre sus nalgas, ella respiró profundamente y se acostó con la cara puesta en la cama. Dejé que mi pene reposara un momento sobre su culo, ella lo tomó en sus manos y lo retiró de allí, mientras me tomaba la mano y me llevaba a su lado, tomó mi pene y con su último aliento le dio una chupada mientras mi pene perdía su tamaño. Rápidamente me vestí para volver a mi casa, no sin antes prometernos que ésta no sería la última vez. Ella estaba allí tirada, con las nalgas llenas de mi esperma y bajándole por las piernas, ya estaba casi dormida, así que me acerqué a ella, besé su cabeza y me fui.
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