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Categoría: Transexuales

Me tiraron sentada en un taburete

La pasada noche estuve sola en mi departamento, y como siempre vestida de mujer, en eso suena mi puerta y rápidamente me coloco un deportivo y me pongo mis sandalias ya que no me dio tiempo para colocarme mis tenis o zapatos, fui abrir la puerta de mi departamento y me encuentro con el conserje del edificio donde vivo, y me pregunta sobre si era posible poder obsequiarle un poco de azúcar para tomar su cafecito, yo no me hago problema y tomando su azucarera paso a la cocina y la lleno de azúcar y le entrego para luego despedirnos, no sin antes agradecerme por el favor que le hacía, todo paso normal aunque pude observar que me veía con bastante atención al momento de despedirse.
Desde ese día, la forma de tratarme de parte de él era bastante cordial y excesivamente delicada, yo pensaba que era por el favor que le hice, y que no puse mayor atención y desde ese día él siempre deseaba entablar una charla más alargada conmigo, me daba su mano con mucha delicadeza e intentaba acariciarla, otra cosa que me llamó bastante la atención era su mirada, cuando nos encontrábamos me veía todo mi cuerpo y al momento de despedirnos siempre me acompañaba con su mirada hasta que desaparecía en el ascensor, esta situación a un principio me incomodaba bastante, pero con el pasar de los días se fue volviendo normal y me sentía bastante alagada.
En una oportunidad, cuando llegaba al edificio me solicitó que le pudiera apoyar con el movimiento de un mueble de su sala y se trataba de un pequeño bar, el mismo que tenía tres taburetes, todos ellos de madera y muy elegantes, hicimos el trabajo juntos y aprovechó para invitarme un refresco, el compartimos y nos pusimos a conversar de todo un poco, la verdad que íbamos construyendo una bonita amistad, me contó de su trabajo en el edificio y de las características de cada uno de los inquilinos, que había de todo un poco, en ello me insinuó que habían algunos vecinos con ciertas opciones sexuales fuera de lo normal, a lo que yo le respondí que hoy en día existe la plena libertad para realizar la opción que cada uno desea y que además eran personas con todos sus derechos para realizar la opción sexual que deseen, el tema me intrigó bastante ya que yo era una de esas personas que no se sentía satisfecha, de cómo había nacido y que mi inclinación era ser y vivir como una persona de sexo contrario, así conversando, le felicite por el barcito que se había comprado y sin pensarlo, le dije que cuando se va a estrenar el mueble y que era necesario challarlo para que le pueda durar bastante, él me respondió, que un fin de semana iba a invitarme a poner en funcionamiento en bar a lo que yo me comprometí a obsequiarle algunas botellitas de bebidas para llenar el bar.
Era un fin de semana, día viernes, último día de laburo, saliendo del trabajo me fui a un cine porno y disfrute de dos películas bastante atrevidas, que me excito bastante, al llegar a mi edificio encuentro al conserje parado en la puerta del mismo y nos ponemos a conversar, yo le conté que había ido al cine y es por ese motivo que venía un poco tarde, él muy caballero me invitó a pasar a su departamento y pude observar que el bar lo tenía casi lleno y los taburetes se encontraban frente al bar, muy bien arreglados, me propuso tomar una copa de wisky, a lo que yo acepte con mucho gusto, yo me senté en uno de los taburetes y él se fue por dentro del bar haciendo a la vez de garzón, sirvió dos copas de wisky, me lo paso y empezamos a tomar, luego vino otra copa y otra, hasta que estuvimos un poco mareado, pero la conversación era ágil, y entretenida, hasta que llegó el momento que me dijo que desde hace un tiempo atrás me quería hacer algunas preguntas sobre mi vida personal, a lo que yo le dije que rompa su timidez y que se pueda abrir conmigo sin ningún problema, sin saber que me estaba hundiendo en mi propio laberinto, en eso me dijo que el día que me solicitó que le regalara un poco de azúcar él había puesto su mirada en mis pies y pudo ver que llevaba una medias nylón, lo que le había llamado la atención y desde esa vez intentaba tratarme como un mujer, esta declaración me trajo a la memoria el buen trato delicado que me brindaba y era la respuesta a muchas interrogantes mías y empezaba a comprender toda esta nueva situación, tal como me había comprometido él iba a encontrar respuestas a todas las inquietudes que tenía, yo, no sé, tal vez por los tragos que habíamos consumido, o por cierta atracción que sentía hacia el conserje, le declaré que tenía una opción sexual de travesti y que me gustaba mucho vestirme de mujer y sentirme como tal, y que inclusive en ese momento llevaba ropa íntima de mujer y que lo hacía permanentemente, en eso él empieza a acariciar mi mano con mucha delicadeza y sensualidad, yo le pregunte si tenía algún problema con personas como yo, me respondió levantando mi mano y brindándome un beso en la misma, por lo que supuse que se trataba de una insinuación directa a lo que no me hice ningún problema y me propuso que si nos podíamos hacer llevar por nuestros instintos, simplemente le propuse que me permitiera ir a mi departamento y poder tomar algunas prendas mías para poder continuar con nuestro idilio que empezaba, él acepto la propuesta y nos pusimos manos a la obra. Fui a mi departamento tome unas ropitas mías, mi estuche de maquillaje y una peluca larga que llegaba hasta mi cintura, y retorne a su departamento como un rayo, pase a su baño y me quite la ropa de varón que llevaba encima y me quede con mi ropa íntima de mujer que por cierto, no sé por qué, ese día llevaba, un corpiño de seda de color negro, una portaligas y medias nylón negras y un calzoncillo negro, que cubrían mis redondos glúteos, en cima me pude un vestido negro y mías zapatillas con tacos de 7 a 8 centímetros, lo que alzaba mucho más mi rico culo y formaba mis piernas, tengo mis pechos bastante creciditos y el vestido tenía un escote bastante considerable que permitía ver mis senos, luego me pude el respectivo maquillaje, me pinte mis ojos y labios, lo que hacía de mí una verdadera dama, salí a la sala, lo que le provocó una fuerte reacción al verme vestida de mujer, volví a sentarme en el taburete del bar y él continuo detrás del mostrador del mismo y retomo la situación anterior, me tomo nuevamente de la mano y empezó a acariciarla con mucho cariño, lo que me llamó bastante la atención, ya que su comportamiento era de un verdadero caballero, luego empezó a subir sus labios por mi brazo hasta llegar al hombro lo que hizo que yo me acercara más a él y nos propinamos un beso tierno y sensual.
Así estuvimos por un largo rato, besándonos y habíamos declarado nuestra atracción mutua, y nunca descuidábamos seguir tomando nuestras copas, la escena se venía poniendo cada vez más caliente y el vino a mi lado y tomándome de la cintura empezó a acariciar mi cuerpo, especialmente mis caderas y mis glúteos lo que me hacía estremecer todo mi cuerpo, yo le tome del cuello y no quería soltarle para nada, en eso él baja su mano hasta mi rodilla derecha y empieza a subir conjuntamente con el vestido que llevaba, hasta llegar a mis entrepiernas lo que hace que yo abriera más las mismas, eran besos muy sensuales, eróticos y explícitos, nuestras lenguas se cruzaban y compartíamos nuestras salivas, y mi hombre no se cansaba de manosear mi cuerpo con mucha delicadeza y al mismo tiempo cierta fuerza para que yo sintiera sus caricias, una vez su mano entre mi entrepierna el empieza a jalar mi tanguita hasta sacármela por completo, para poder hacerlo, se arrodilla, lo que aprovecha para empezar a besar desde mis rodillas para arriba y me decía que las medias que llevaba le hacían sentir mucho más excitado y arrecho, yo fui abriendo cada vez más y más mis piernas hasta que s boca llegó a mis entrepiernas e hizo a un lado mi miembro para sacar su lengua e intentar llegar a mi culito, cosa que me puso como loca, estaba intentando pararme pero el con un gesto y sus manos me lo impidió, más bien él se paró y se puso detrás de mí, y siguió besándome mi cuello, posesión que le permitió poder acariciar mis tetas con mucha más lujuria yo sentada en el taburete no sabía que es lo que se proponía, en eso siento que con sus manos sube todo mi vestido hasta mi cintura quedando mis caderas y mi culo al aire y a plena disposición de mi macho, sentada en el taburete tenía el culo al aire libre, ya que en ese momento ya no llevaba mi tanga, y el combinaba sus caricias con mis tetas y a momentos acariciaba mis caderas que las tengo bien pronunciadas y mis nalgas, yendo poco a poco a acaricias mi culo con sus dedos, mojando con su saliva mi hoyo, e introduciendo su dedo mayor a mi culito, a objeto de empezar a dilatarlo, así estuvimos por bastante tiempo, yo deseaba cambiar de posesión, pero él no me dejaba, realmente estaba disfrutando de esa posesión él deseaba tenerme con el culo al aire y bastante salido del taburete, lo acariciaba con bastante sensualidad y realmente era lo que le gustaba y me dijo que siempre había fantaseado con esa posesión, por lo que a mí también me empezó a gustar dicha situación, tener su dedo en mi hoyo y sentir sus caricias por todo mi cuerpo, en eso me anime a bajar mi mano derecha hacia su pene y lo sentí que lo tenía bien parado y duro, lo que le excitó mucho más mis caricias y apretó su cuerpo al mío y sentí en mi culo su hermosa verga y la movía con mucha fuerza, lo que me excitaba bastante y me hacía sentir en las nubes, estaba terriblemente excitada y sentía que mi hombre estaba decidido a penetrarme en eso siento que se desabrocha su pantalón y calzoncillo y brota su verga dura, grande y venosa y mi culo la siente con mucho agrado, lo que me hace enloquecer mucho más, como mi culo ya estaba dilatado por el arte de sus dedos el hombre empieza a intentar metérmelo, pero existe un poco de resistencia por el tamaño de la verga para un agujero tan pequeño, pero por la insistencia que realiza logra ingresa su verga a mi culo abriéndose paso por dicho canal, realmente esta situación me hace gritar por el dolor que me causa y le rogué que parara un momento hasta que mi hoyito se pueda acostumbrar a semejante intruso, inclusive el dolor causado me sacaron lágrimas, el dolor era infernal, estuvimos paralizados por un largo momento el mismo que aprovechamos para besarnos nuevamente haciendo un esfuerzo para llevar mis labios hasta los suyos, y nuevamente nuestras lenguas se volvieron a encontrar y poco a poco empieza a mover su verga y empujar para poder penetrarme totalmente, en eso el dolor se fue convirtiendo en placer y realmente sentía lo rico que es tener una verga en mi culo, y él empieza a moverse y a jugar con el saca y mete y me susurra al oído que me había penetrado totalmente yo para comprobar dicha situación palpo con mi mano su verga y realmente estaba totalmente ensartada, tenía mi culo sobre el taburete y por detrás mi hombre parado me venía culiando de lo rico, sentía su respiración agitada y yo gemía como una verdadera hembra, así estuvimos culiando por mucho tiempo, sentía que mi macho me partía en dos, pero al mismo tiempo sentía que la posesión por la que optemos era la mejor, ya que permitía que su verga ingresara hasta mis entrañas, la sentía toda adentro, y con mucha más facilidad, la sentía con una sensación enteramente fenomenal, al poco tiempo mi hombre me pregunto que por dónde la quería en ese momento no deseaba que la sacara por ningún motivo por lo que le roge que terminara en mi ojete y deseaba su leche tenerla en mis entrañas, ya habrá otras oportunidades para recibirla en mi boca, lo que él me complació, y empezó con sus movimientos cada vez más rápidos hasta que tomándome de mis caderas me apretó hacia su cuerpo y sentí su leche caliente que inundaba mis entrañas y supe que había terminado y llegado al éxtasis total, completo y sentía su satisfacción, su verga empezó a dormirse y salió de mi culo, dejándolo totalmente abierto y desvirgado, pero aun así no quería que cambiara de posesión él siempre deseaba que mi culo este colgado del taburete del bar, y me dijo que es lo que más había deseado…

Datos del Relato
  • Categoría: Transexuales
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