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~~Me llamo Miguel, tengo 22 años y desde hace 4 meses estoy de Erasmus en Alemania. El apartamento en el que vivo es pequeño, por lo que no tengo espacio suficiente para una lavadora, así que cada vez que quiero lavar mi ropa tengo que bajar a la lavandería comunitaria, y lo que me ha pasado allí no tiene desperdicio.
Soy un chico bastante normal, 1,80, moreno con vello, 75kg y un rabo de unos 18cm pero ancho, con vello púbico y unos buenos huevos colgando. Siempre he sabido que soy gay, pero desde que me he venido de Erasmus estoy desatado, no parode follar y que me follen, pero siempre búscandolo yo, lo de éste día que os voy a relatar fue probablemente uno de los mejores polvos de mi vida, porque no lo busque yo.
Como cada semana, mi cesta de ropa estaba replata, ya casi no me quedaba ropa interior, por lo que un día que no tenía clase vi la oportunidad de hacer la colada. Me suele gustar hacer la colada en un horario en el que la gente está trabajando, porque como la gente tiende su ropa en la lavandería me gusta observar la ropa interior de los demás, y a veces olerla.
Hace quince días mientras yo tendía mi ropa, entro un chico rubio, que me saludó amablemente y se puso a recoger su ropa. Zonas de la cuerda en la que estaba su ropa eran un poco altas por lo que cada vez que se estiraba veía mucho mejor la forma de su culo y su ropa interio, unos calvin klein tipo camuflaje azules. Esa imagen me puso muy caliente, pero cuando se agachó a coger su bolsa de ropa del suelo, pude ver que se le habían bajado un poco los calzoncillos y que se le veía parte de la raja, para entonces mi erección era más que evidente, e imposible de disimular, ya que yo estaba en chádal. Pero pude disimularlo poniéndome una sábana que tenía que tender delante, así que me nuevo amigo no notó nada o eso cería yo.
Ésta semana, como todas, me propuse hacer la colada, así que cogí la ropa, el detergente y fui a ello. Ese día, como no esparaba encontrarme con nadie, bajé en ropa interior en slips concretamente. Cuando tenía toda la ropa ya puesta en la lavadora, como alguna que otra vez decidí meter también el calzoncillo que llevaba puesto, quedándome desnudo de cintura para abajo. Una vez hecho eso, y visto que no se oía ni un alma cerca, me puse a mirar la ropa interior de otros y olerla, hasta que como si de una señal del cielo se tratase, allí estaban los calvin klein azules de mi vecino. No me costó mucho decidirme y me lancé a por ellos, los agarré y empecé a olerlos como de un perro buscando droga se tratase. Buscaba cualquier olor a su polla que pudiese encontrar. Mientras hacia eso se me puso dura como una piedra, aunque no me quería masturbar allí, porque no tenía como limiparme.
Cuando ya había olisqueado ese calzoncillo me giré para irme y allí estaba él, mi vecino del otro día, lo había visto todo, y su cara de "¡qué cojones haces!" lo decía todo. Fueron unos segundos en los que no sabía si salir corriendo, ponerme a llorar o meter la cabeza en la lavadora mientras centrifuga, aunque en esos segundo vi algo que me relajó, el cabrón iba en pijama y la tenía dura como el acero, por encima del pantalón paracía una buena herramienta. Tras ese tiempo de tensión fui yo el que habló mientras me tapaba el rabo como podía (aunque ya me había visto con una erección, parace que aún me daba vergüenza).
La conversación fue en inglés, pero la pongo directamente en castellano:
YO: Tio, perdona, sé que habrás flipado con lo que has visto, pero perdona.
VECINO: Pero... ¿qué hacías?, olías mi ropa interior!?
Y: Sí, pero por favor no lo digas en el vecindario, te prometo que no lo hago de nuevo, te lo juro
V: No te preocupes no voy a decir nada, pero...
Y: Pero..¿Qué?
V: Que si lo quer querías era oler mi ropa interior sucia habérmelo pedido
En ese momento mi cabeza daba vueltas ¿que se la pidiese?, ¿hemos pasado de pedir sal al vecino a pedirle sus gayumbos sucios para olerselos?, ¡joder como está el patio! pensé.
Y: Hombre no es lo más normal del mundo, pero para la próxima ya sé, gracias por el consejo (necesitaba que esa conversación terminase e irme a mi habitación a morirme de la vergüenza)
V: ¿Cómo que próxima vez? Ahora mismo te voy a dar mis gayumbos y los vas a oler delante mío
Y sin dejarme decir nada se empezó a quitar el pantalón de pijama y aunque la erección había dismunuido, el bulto era grande y además se podía ver una gota de lo que podría ser precum. Después del pantalón de pijama, se bajó los gayumbos y aunque la postura no dejaba para mucho, pude ver su rabo, era precioso, se veía gordito, con vello aunque algo recortado y se veía un poco también los huevos. A la vez que agachado se quitaba los calzoncillos cogió el pantalón de pijama y se lo volvió a poner, se puso recto y me dijo "toma" y me lanzó sus calnzoncillos.
Yo estaba flipando, y haciéndome el tonto le dije "¿qué hago con esto?", el chico se acercó, cogió los calzoncillos de mis manos y me dijo, "lo que hacías antes, huelelos" y se los puso él en la nariz y olió, seguido me los puso a mí e hice lo mismo.
Esos calzoncilos olían a macho, a semen, a pis y a sudor, estaba claro que los llevaba desde ayer y había dormido con ellos. Mientras yo hacía eso, el chico se acercó a mi oído y me empezó a susurrar "llevo desde hace quince días queriendo coincidir contigo aquí, porque por mucho que intetases la erección que se te puso al verme era imposible de esconder"
Acto seguido me quitó los calconcillos de la cara y se lanzó a comerme la boca. A todo esto yo estaba empalmado, echando líquido preseminal y ya sin intentar esconder nada. Estuvimos besándonos unos minutos hasta que me dijo "¿quieres saber de dónde viene el olor de mis calzoncillos?" yo por supuesto respondí que lo estaba deseando. Se apoyó contra la lavadora más cercana y se bajó el pantalón de pijama. Ahora sí que podía verla entera...joder qué rabo, unos 19cm, gordito, recto, con unos huevos preciosos y un glande rosadito y brillante, como me gustan. No dudé un segundo y me lancé a comerle el rabo. Empecé comíendolé el glande, lo lamí entero, lo limpie de precum, el chico empezaba a gemir, cuando vi que le gustaba le empecé a lamer los huevos y le daba lametones al rabo, así un rato hasta que me la metí entera en la boca, y empecé a hacerle la mamada de su vida (ésto me lo dijo él otro día). Mi cara chocaba contra ese puvis, que olía mejor que le propio calzoncillo, así estuvimos un rato hasta que me pidió que parase.
Me levantó y me dijo, te has ganado un premio, me apoyó contra la lavadora, me abrió de piernas y empezó a comerme el culo como nadie antes lo había hecho, me daba cachetadas de vez en cuando y cogía mi rabo y lo mamaba desde debajo de mis piernas. El hecho de tener su lengua en mi culo me puso muy cachondo, me temblaban las piernas, estaba sudando y no podía evitar gemir, en una de esas noto como me empieza a meter un dedo, yo con lo cachondo que estaba le solté "déjate de mariconadas de dedos, si vas a follárme métemela ya joder!" el tio flipó y con ironía me dijo "a sus órdenes capitán"; se levantó se puso detrás y empezó e metermela, entró sin dificultad, al no estar muy dilatado, pude notar perfectamente como entraba, el glande...el tronco hasta que sentí el puvis en mi culo, entonces él me dijo "¿quiere mi capitán que lo folle? jaja" y yo "estás tardando cabrón" y empezó a bombear, me estuvo dando rabo a lo bestia, notaba cada embestida, y cuando estaba dentro me llevaba a la gloria, estábamos sudando los dos. Después de unos minutos paró fue a por una toalla suya la puso en el suelo y me dijo que me tumbase que me quería ver la cara.
Allí que fui, me tumbé boca arriba, me levantó las piernas y empezó de nuevo, menudo semental mi vecino, como embestía el cabrón, y lo mejor, como gemía y bufaba, nos tenían que estar oyendo todos, pero me daba igual.
Estuvimos así unos minutos hasta que me dijo que se corría, se la sacó y me puso el rabo en la boca, se lo empecé a mamar hasta que se corrió en mi boca, soltó treo o cuatro lechazos que me supieron a gloria, me lo tragué, nos besamos y me dijo "tu no te has corrido?" y yo le dije que no, y me dijo pues toma, de regalo, y cogió y sin pensárselo se sentó de golpe en mi rabo. Pude ver su gesto de dolor, pero que a los poco segundos se había convertido en placer, no estuve follándole más de dos minutos cuando le dije que me corría, intenté sacarla pero no me dejó, me corrí dentro suyo, mientras gemiamos como bestias.
Al acabar, cogió los gayumbos que me había pillado oliendo y dejó que todo el semen saliese allí, se limpió el rabo también, y me los dió mientras me decía, "toma, con dedicatoria". Nos vestimos sin parar de besarnos, y nos despedimos. Su adiós parecía bastante contundente, por lo que pensé que no volvería a pasar, pero amigos, las cosas nunca son lo que parecen...CONTINUARÁ
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