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Era una mañana nublada de un día viernes en Caracas, me encontraba de camino a la universidad. Estudio contabilidad en la UCV, voy por el segundo semestre. No solo era una mañana nublada, también era una mañana fría, y bueno, con algo de llovizna. El clima ideal para estar en la cama arropada viendo una película y tomando una taza de chocolate caliente. O bien, teniendo sexo. A juzgar por la humedad de mi entrepierna, y de otras sensaciones de mi cuerpo, esto último era lo que deseaba estar haciendo. Pero no, como ya dije, me encontraba camino a la universidad. Había poca gente en la calle. Apuesto a que más de uno estaba en ese momento en alguna de las tareas anteriormente mencionadas. Las pocas personas que había recorriendo las calles volteaban a verme incrédulas de mi manera de vestir para un clima así. La verdad cuando salí de casa parecía que iba a ser un día soleado, por lo que elegí mi vestimenta acorde.
Iba con falda negra, bastante ajustada a mi cuerpo, en especial a mi cola redonda y firme. Dicha falda tapaba un poco más abajo de la mitad de mis muslos, dejando ver bastante de mis largas y blancas piernas, consideradas hermosas por muchos. Al final de estas llevaba un par de sandalias de tacón alto, negras, que dejaban ver bastante de mis pies cuyas uñas las llevaba pintadas de color negro. Llevaba una blusa gris de manga corta, con un escote si bien no muy escandaloso, era lo suficientemente sensual y provocativo para atraer miradas tanto de hombres como de algunas mujeres directamente a lo que se dejaba asomar de mis senos. Encima de la blusa llevaba una chaquetita negra abierta. De maquillaje iba regular, bastante sensual, pero sin llegar a lo vulgar o lo soez. Iba con mi cabello negro y liso humedecido por la llovizna, a pesar de llevar paraguas, no lo estaba usando. Me encanta el clima así, y me calienta muchísimo. Pero bueno, ya estoy dando muchos rodeos…
Llegue tarde a la clase. Seré sincera: no deseaba ir… quería de verdad estar en mi habitación ya sea follando con algún macho, o dándome dedo en la soledad de mi cama. Mis resortes de sumisa fetichista estaban disparados por lo que me imaginaba situaciones de lo más variopintas, con el macho me imaginaba estar en cuatro, con el empalándome por el culo sosteniendo una cadena abrochada a un collar de perra ajustado a mi cuello. Mmmm mi entrepierna estaba mojándose cada vez más… mientras mis ojos estaba clavados fijos en la pizarra en la cual mi profesora de contabilidad II escribía una variedad de ejercicios. Pero mi mente estaba en otro lugar, específicamente en mi habitación, viéndome vestida solo con un buen par de sandalias de plataforma, similar a la que usan la mayoría de actrices porno en la mayoría de las películas de ese tipo, y con el resto de mi cuerpo metido en un traje de malla negro, cubriendo todo el cuerpo a excepción de mis brazos y mi cabeza. Sentada en la orilla de mi cama, de frente a mi televisor, con las piernas abiertas, una pinza en mi clítoris, otras cuatro en mis labios vaginales (dos en cada uno) y una en cada pezón. En mi frente, la palabra "CERDA" escrita así, en letras grandes mayúsculas. En mis muñecas, un par de pulseras gruesas de acero, las cuales se comunicaba cada una con una cadena a un collar abrochado a mi cuello, fabricado con el mismo material, y en el que se podía leer claramente la frase "ESCLAVA A SER USADA SEGÚN LOS DESEOS DE SU AMO". Debo decir que la pinza de mi clítoris la imaginaba como una pinza vibradora, cuyo control remoto yo sostenía en mi mano derecha, y lo accionaba según mi antojo, deseando estar a los pies de alguien, mientras veía una película de sadomasoquismo a todo volumen. Cabe aclarar que vestirme sexy, como puta, o de manera un tanto fetichista, en la soledad de mi habitación para masturbarme viendo porno es algo que hago seguido, en cierta forma me siento una guarra pervertida haciéndolo, y eso me calienta sobremanera. Algo que al parecer le hace falta a mi profesora, la cual siempre esta amargada. Le hará falta un buen macho que se la coja, la dome y le enseñarle los placeres de la vida. Aún seguía dando la clase, a la cual le perdí el hilo hace ya un buen rato ese día, pensando todo tipo de depravaciones sexuales. Ese día sin duda andaba un poco "ruda" en cuanto a sexo se refiere.
Mientras dicha profesora continuaba explicando los ejercicios de la página… no me acuerdo cual, yo continuaba imaginando nuevas escenas donde yo era la protagonista. Esta vez me veía acostada en el piso, boca abajo, con mi cuerpo sujetado en varios puntos a una estructura tubular, con las piernas y las caderas elevadas en el aire gracias a la flexión a la que estaba sometido mi cuerpo, esto es, doblado hacia atrás, de las caderas hasta los pies, retorcido por los tubos que me sujetaban. No del todo partida, no soy contorsionista, pero si en una posición bastante incómoda. Mis pies llegaban más o menos a estar sobre mi cabeza, en el aire, por la flexión de mis piernas. Mis tetas, mis brazos y mi cabeza estaban pegadas al piso. Mis piernas estaban abiertas, dejando mi rajita vaginal a merced de la persona que me tenía en esa posición, nada más y nada menos que mi vecina de la casa de enfrente, llamada Sara, con quien fantaseo muy seguido. En esta imagen ella aprovechaba esa posición para atar mi cabello al extremo de una trenza, y el otro extremo era atado a un garfio, el cual, tras estirar bien la trenza jalando mi cabello hacia atrás, era metido en mi culo, provocando que mi cabeza quedara elevada, aumentado la incomodidad. Luego de esto, ella tomaba un consolador, y lo introducía en mi coño primero despacio, luego más y más rápido, hasta provocar que me corriera, para luego soltar mi cabeza y hacerme besar sus pies.
Quiero dejar bien claro para todos ustedes, amigos lectores, que yo soy una mujer normal. Como ya dije, todo esto que me imaginaba no eran más que fantasías, no me veo en ningún momento realizándolo en la vida real. Sí, tengo cierto morbo con las mujeres, pero jamás lo he hecho con una, aunque sí que he fantaseado con muchísimas, y de qué manera. Pero repito, no lo he hecho con una, y no me veía en estos momentos haciéndolo en un futuro con alguna. Pero la vida da vueltas…muchas vueltas…otra cosa que hay que aclarar también es que soy virgen de mi orificio anal. Siempre he fantaseado con que me metan la verga por ese agujero, pero jamás he permitido que me lo hicieran. En cierto modo, por guardar apariencias, solo las putas lo hacen por ahí. Yo, a pesar de fantasear con ser una, no lo soy en la realidad.
-Bien, esto ha sido todo por hoy, pueden retirarse. –dijo mi profesora, sacándome del estado de trance en el que me encontraba imaginándome el tipo de situaciones anteriormente contadas. Menos mal salí rápido de esos pensamientos, puesto que note que mi mano izquierda estaba masajeando mis muslos, y ya tenía el borde inferior de la falda bastante subido por encima de la mitad de mis muslos. Eso, sumado a que con mi mano derecha sujetaba el bolígrafo con el que estaba "escribiendo los apuntes", de manera juguetona en mi boca, con la cual chupaba y lamia la punta. Un poco más y casi me desnudo inconscientemente en el salón, y la cosa se hubiera puesto difícil. Como bien dije, suelo fantasear con cosas bastante duras, pero en la intimidad muchas de esas cosas no las he realizado, he sabido guardar perfectamente las apariencias de señorita decente ante todo el mundo, incluyendo a mis parejas, y obviamente, a mi familia. Ok, siempre me ha gustado vestir bastante sexy, y el sexo, pero jamás he realizado ninguna de las cosas que me pasaban por la mente, como el sexo anal, o ser una esclava humillada. Vestirme como puta, eso lo hago más que todo para mí, para masturbarme, y vestirme bastante provocativa, que no es lo mismo que vestir de puta, lo hacía solo cuando estaba con ganas de un buen y rico acoston.
Me fui a la cafetería a intentar calmar la calentura tomando algo frio. Si, a pesar de que hacia bastante frio ese día, cargaba una tremenda calentura que ya a estas alturas me tenía con el rostro enrojecido, además de mí pecho, el cual se torna de ese color cuando ando buscando guerra. Llegue y allí estaba Miguel, el "tonto" de la clase. No me gusta ponerles calificativos a las personas, pero hay muchas que de verdad se lo merecen. Miguel es uno. Si con tonto piensan que me refiero al típico chico con granos en la cara que tartamudea cuando una chica linda les habla y sirve como objeto de burla de todos los demás estudiantes están equivocados. A esos chicos así los encuentro algo tiernos. Miguel era un tipo de 26 años, con un cuerpo bastante cuidado, y bastante agraciado de rostro. Pero su forma de ser era insoportable. Bastante fanfarrón, el típico imbécil que cree estar en la cima del mundo, que se levanta a todas porque es el más "papi". El típico hombre que cree que solo por tener el cuerpo que tiene ya se ganó el derecho a estar con todas las que le da la gana en la cama. No les diré que no me provoca tirármelo, pero su actitud es bastante estúpida. Se acercó a mí y abrazándome desde atrás, colocando su barbilla sobre mi hombro izquierdo y me dijo:
-Hola mamita, veo que andas buscando con quien matar las ganas, para andar vestida de esa manera en un día así…
-Cuidado con lo dices miguel, hoy no estoy humor.
-Pero mi cielo, nada más mírate en un espejo, a todos nos pones con muchas ganas de tu cuerpo –En este punto me comenzó a recostar su paquete, el cual a través de la tela se notaba erecto –nada más siente como me tienes, vámonos a un matadero, aprovechando lo cerquita que esta la calle de los hoteles.
-Esta es la segunda advertencia miguel, ten mucho cuidado con tus palabras, estás jugando con fuego, y te aseguro que te vas a quemar si continuas con la estupidez…
-Deja de hacerte la difícil mi reina, que sé que tienes ganas de probar de mi chocolate –fue aquí cuando cayó la gota que rebaso el vaso. Diciendo esto me toco ambas tetas, ahí, delante de todo el mundo. Y ahí, delante de todo el mundo, me zafe de su abrazo, me voltee rápidamente y le pegue una tremenda cachetada.
-¡¡¡Quien te crees que eres grandísimo estúpido, abusador!!! ¡¡¡El acostarte conmigo no ocurrirá ni en un millón de años, ni porque fueras el último hombre de este universo!!! ¡¡¡Aprende a tratar a una dama, púdrete!!! –le grite, todo el mundo se nos quedó viendo. No soy de las que les gusta armar escándalos, pero el estar frustrada por tener unas fuertes ganas de sexo y no poderme saciar, aunado a la gran estupidez mental de Miguel, provocaron que reaccionara así. Me di media vuelta, y me largue del sitio, y mientras caminaba, le oí decirme "Puta" a lo que yo le conteste "yo si soy, y estoy orgullosa de serlo", respuesta que provoco que muchos de los presentes se rieran de Miguel, quien quedo "jodido".
Debo admitir que el magreo de mis tetas aumento mi excitación. Sentía como mis piernas temblaban un poco a cada paso que daba, producto del cosquilleo que sentía en mi entrepierna. Estaba molesta por lo sucedido, pero mi cuquita y mis pezones daban señales de todo lo contrario. Supongo que además del manoseo al que fui sometida, lo humillante de la situación al haberlo sido en público, también fue un buen catalizador para que mi libido se disparase a niveles sorprendentes.
Apresure el paso para salir de la universidad. Continúe caminando hacia Plaza Venezuela, para luego dirigirme al boulevard de Sabana Grande. Extrañamente había poca gente, aunque la verdad era comprensible dado el mal clima reinante en ese día. Y hablando del mal clima, comenzó a lloviznar en ese momento. Aun así, no me detuve y continúe mi camino. Por mi mente pasaban varios pensamientos, muchos de ellos sexuales, y muchos otros intentando distraerme para calmar mis ganas de sexo. Tan concentrada en mis pensamientos estaba que no me di cuenta que era perseguida por un hombre. De esto me percate como a los 10 minutos, cuando la llovizna aumento su intensidad, cayendo ahora una lluvia no muy fuerte, pero que había provocado que los pocos transeúntes que estaban en ese momento por el Boulevard, se apresuraran a buscar abrigo en alguna de las tiendas. Todos a excepción de mí, que, aprovechaba la fuerte lluvia para ver si la calentura se me bajaba, consiguiendo el efecto contrario. Además de hacerlo por eso, lo hice para ver si de verdad el hombre que mencione, me seguía o solo eran ideas mías. Pero no fue así. El hombre continuaba detrás de mí. Yo al percatarme de esto, decidí aprovechar que ya la lluvia se convertía en un potente torrencial, que dificultaba un poco la visión, para correr, doblando en una de las tanta esquinas del boulevard. Con esa lluvia, y mis sandalias de taco alto, era muy difícil correr, por lo que a mitad de esa calle, fui alcanzada. La calle estaba totalmente sola. No me dio tiempo de gritar, el hombre me abrazo más o menos de la forma que Miguel hizo en la universidad, me tapo la boca con una de sus manos. Intente morderlo, pero él fue más rápido que yo y con su otra mano, tomo una de mis tetas por encima de la blusa, pellizcándola fuertemente antes de que lo mordiera, paralizándome del dolor. Así, me llevo hasta una puerta de un viejo edificio. No más entrar, habían unas escaleras, en las cuales fui arrojada, momento en el cual, aprovechándose de mi posición indefensa y atontada, me abofeteo fuertemente la cara.
Aprovecho ese momento en que yo me sobaba el rostro, para pasar las manos en mi pecho, aunque no agarrándome las tetas, sino más bien tomando la blusa, para de un tirón abrirla reventando todos los botones. Me quito la chaquetita y la blusa, y con esta última, me amordazo. Pico las mangas largas de la chaqueta y ato mis manos con una de ellas, mientras que la otra la metió en su bolsillo. Me tomo del pelo y a la fuerza me hizo subir las escaleras. No paraba de preguntarme en mi cabeza qué pasaba, que me haría. Subimos unos dos pisos, note que el edificio estaba abandonado. Las puertas estaban rotas, había mucho polvo en el lugar. Estaba totalmente solo. Lo único que se mantenía en buen estado era la puerta principal del edificio, al parecer. En el segundo él me dirigió hacia uno de los apartamentos. La pintura estaba desgastada, el techo del lugar se caía a pedazos. Me arrojo en un colchón viejo, roto, del cual salió una nube densa de polvo al yo caer sobre él. El lugar olía horrible, una mezcla de orina, cigarros, mierda y alcohol.
Me quito el sostén, dejando mis dos chiches al aire libre. Las amaso por un instante, para luego tomar mi rostro con ambas manos y acercar el suyo. Él iba vestido con un suéter con capucha. Al acercar su cara vi bien que llevaba un pasamontañas que cubría su rostro, su cabeza estaba escondida en la capucha de su chaqueta. Solo había agujeros para sus ojos y su boca, en la cual se dibujaba una sonrisa bastante sádica. Me escupió la cara.
-Muy bien cerda, presta atención. La situación actual es la siguiente, te vi por Plaza Venezuela y me gustaste mucho. Estas rebuena. Se me paro la verga no más verte. –En ese momento, comenzó a meter mano bajo la falda, y apartando un poco el hilo que iba debajo de ella, toco mi cuquita, la cual, estaba bastante mojada. –Y bueno, -continuo diciéndome –según parece, tú también andas caliente, con ganas de llevar verga. Vamos a pasar un rico rato los dos juntos…
Me asuste bastante al oír esto. Me quito la falda, y las sandalias. De un tirón, reventó el hilo que yo vestía. Poso una de sus manos en mi coñito, y metió dos dedos por esa abertura. Comenzó siendo un masaje suave, pero al pasar los segundos lo hacía cada vez más fuerte y brusco. Para mi sorpresa, esto me excito sobremanera, tanto que al poco tiempo, llegue al orgasmo, entre temblores corporales y múltiples convulsiones…uno de los orgasmos más fuertes que he tenido en mi vida, sin duda alguna. Seguidamente vino la sorpresa de que la situación, me estaba calentando mucho más.
Me reproche mucho esto. Ok, he fantaseado mucha veces con ser violada, pero nunca me imaginé vivirlo en realidad, y mucho menos me imagine que me excitaría el estar en esa situación en la realidad, la cual solo deseaba que terminara en ese momento.
-Te quitare la mordaza, no quiero que grites, ni nada, ¿entendido basura? –¡PAF! Me da una tremenda cachetada, como adelanto a lo que me ocurriría si no hacia lo que ordenaba -… veras como tú y yo gozamos de lo más rico si te comportas bien… sobre todo yo jejejeje –me dijo, quitándome la mordaza. Tenía miedo por sus palabras, por lo que me resigne a no decir nada. Se puso de pie, y se me quedo viendo fijamente un buen rato, tiempo en el cual no podía dirigirle la mirada, ni pensar en nada. El único sonido que retumbaba en el sitio era el de la fuerte lluvia que caía, junto con el sonido de la fuerte brisa que la acompañaba, y los truenos.
Luego de este momento de relativa tranquilidad, el me tomo de nuevo por el pelo, y casi arrastrándome, me llevo dos pisos más arriba. El lugar pocos cambios presentaba, seguía con el mismo hedor, la misma destrucción, etc. Mi cuerpo estaba un poco empantanado, dado que estaba mojado y al estar en un sitio donde el polvo y la tierra eran más abundantes que cualquier cosa, pues, hacían que mi aspecto fuera bastante mugroso. Una vez llegamos a un nuevo apartamento en el cuarto piso, me puso de rodillas, y me obligo limpiar, precisamente, el pantano de sus zapatos con mi lengua. Obedecí la orden, temerosa de que podría ocurrir si no lo hacía. Comencé a lamer primero la punta, luego fui pasando por el empeine, los bordes, etc. Mientras lo hacía, a mi mente se me venían imágenes de películas porno, y de fantasías mías, en las cuales me veía haciendo algo igual, sometida por un hombre, totalmente indefensa, humillada. Esto provoco que mi cuquita comenzara a lubricar, y a sentirme más y más excitada. No podía creer que en esta situación, estuviera deseando en el fondo ser violada por este hombre.
Con un movimiento del pie que yo estaba lamiendo, empujo mi cabeza, apartándome a un lado, Quedando yo de rodillas, con mi culo en pompa, y la cabeza pegada al piso. Se colocó detrás de mí, agachado, y tomo mis nalgas con sus manos. Las masajeo un poco, para luego meter tres dedos en mi cuca. Comenzó a dedear, esta vez siempre de manera lenta y suave, mientras que con el pulgar me acariciaba el clítoris, lo que me hacia gemir… poco a poco me estaba abandonando a la excitación, a vivir el momento, a gozarlo. Fue cuando comencé a sentir en mi agujero anal, las caricias de los dedos de su otra mano. Esto me hizo dar un respingo, mi culo jamás había sido penetrado, salvo en las fantasías más duras que he tenido. Pero eran solo eso, fantasías…
-Uy, al parecer nadie ha explorado esta cueva jamás… -mi reacción me delato. Poco a poco, comenzó a hacer presión con su dedo en mi ano. Yo lo apretaba lo más que podía. Pero el insistía aumentando poco a poco la presión. La humedad vaginal comenzó a aumentar junto con la presión de su dedo, lo que indicaba que en el fondo, deseaba que lo metiera, y no solo ese, sino todos los que el deseara. La puta que hay en mí, quería salir. Yo no lo permitía, pensando en las posibles consecuencias. De repente, comencé a sentir un dolor en mi agujerito anal y termino recorriendo toda mi espalda, como un corrientazo. Su dedo logro romper la resistencia de mi culo, el cual ahora estaba mordiendo su dedo, de una manera que podría describir como, hambrienta. Poco a poco comenzó a sacar su dedo, pero no lo hizo completo, sino hasta cierto punto, para luego poco a poco volverlo a hundir hasta el nudillo. Sentí bastante dolor, pero a la vez, era algo bastante placentero. Poco a poco fue aumentando el mete y saca, y poco a poco el dolor iba disminuyendo, mi culo se estaba acostumbrando a su divino invasor. También poco a poco la puta que había dentro de mi estaba ganando terreno, y mi mente racional poco a poco era apagada. Cada vez más deseaba la violación, hasta el punto en que de mi boca salieron las palabras:
-¡¡¡Así, así, deme duro, deme rico, deme como quiera, pero deme por el culo!!!
-¡Caramba! Me gane la lotería –dijo mi captor. –¡Una puta en toda su esplendor!, me encanta que seas así furcia, y tranquila, te lo daré como yo quiero, pero primero deberás hacer algunas cositas para mí.
-¡Lo que sea, lo que sea, cójame, góceme, apodérese de mis agujeros, cójame duro y sin piedad!
-Dime cerda, ¿por qué debería yo cogerte?
-¡¡Porque me tiene sometida, me tiene donde quiere, como quiere, por favor, de una buena vez, folleme!!
-Jajaja así de caliente estarás que lo pides por favor… que guarra eres…
-Siii siiii, soy una guarra una golfa, siempre soñé con ser bien domada en el acto sexual, siempre fantaseo con cosas fuertes, incluso con ser violada, por favor, cójame, llene mis agujeros con su carne.
-Eso seguro que ocurrirá perra, eso seguro… Dime, ¿te gusta que te traten así, que te hablen sucio?, ¿eso te excita verdad?
-Uuuufff y cuanto, me fascina
-Y dime puta, ¿eso por qué?
-Porque soy una puta perra…
-Grítalo cerda, grita que eres…
-¡¡¡SOY UNA PUTA PERRA, UNA CERDA SIN ESCRÚPULOS, EXISTO PARA SATISFACER LOS MAS BAJOS INSTINTOS DE LAS PERSONAS, PARA SER FOLLADA, HUMILLADA, TORTURADA!!! ¡¡¡NO VALGO MAS QUE UN PERRO, SOY UNA FURCIA GUSANA, MEREZCO SER PISOTEADA!!!
-¡Wow! me has dejado impresionado puta… bueno, si así te gusta, pues…
Dicho esto, oí la bragueta de su pantalón bajarse, y, caminando de rodillas, se dirigió hasta donde yo tenía mi rostro pegado al piso, tomo mi cabello, con fuerza, llevo mi rostro a su verga, para restregármelo en la cara un buen rato. No paraba de aspirar el olor a sudor y orina de su polla, que para este punto, en donde mi puta interior tenia control de mi cuerpo, se me hacía tremendamente exquisito. Mi rostro estaba lleno de pantano, por lo que su verga quedo algo empantanado también, luego de un rato de restregármelo en la cara. Me soltó el cabello, y me ordeno limpiarlo, cosa que hice llevando mi boca a su verga, ya dura.
Comencé la mamada, primero metiendo la cabecita de su verga en mi boca, con muchísimo cuidado de que mis dientes no fueran a maltratarlo. Poco a poco lo fui engullendo más y más… era bastante larga, de unos 19 cm. Fue bastante rico sentir como poco a poco su inmensa herramienta sexual se introducía en mi boca, rozando mi lengua, la cual yo movía ávida de darle placer a mi macho, así hasta que mi nariz se hundió en la mata de pelo que rodeaba su verga, y toco su pubis. En este punto me tomo del pelo con ambas manos, y no me permitió retroceder, a lo que yo respondí succionando con bastante fuerza. En esa posición quedamos durante un par de minutos más o menos. La punta de su verga llegaba hasta las amígdalas, yo creo que más atrás aun…
Comenzaron a darme arcadas. Al principio logre soportarlas, pero al ratito comenzaron a ser más fuertes. Me dio miedo el vomitar sobre su verga, no sabía la manera en que reaccionaria a algo tan asqueroso como eso. Por lo que intente retroceder. Pero el, carcajeando, me contuvo, y se esmeró en hacer bastante presión en mi cabeza para que mi rostro se pegara por completo de su pubis, hasta el punto en que comenzaron a salir lágrimas de mis ojos. Abrí mi boca para respirar, ya que mi nariz de verdad había quedado bastante tapada, aun así, pensé en darle placer, por lo que saque la lengua para lamerle las bolas, y mientras lo hacía, notaba como mi boca babeaba en gran cantidad, y sentía como escurría un rio de saliva por mi lengua. Las arcadas aún continuaban, pero para mi sorpresa, ya no eran tan fuertes como las primeras, pensé que tal vez ya me estaba acostumbrando.
Al ratito me separo. Mis ojos estaban aguados. Mi captor tomo un marcador, y me escribió algo en la frente, luego tomo un trozo de espejo que había en una silla (o lo que quedaba de ella) y me hizo verme reflejada en él. El aspecto de mi rostro era bastante deplorable, en mi frente, la palabra que me escribió fue "puta". Mi maquillaje, estaba bastante corrido por mi rostro, por culpa de las lágrimas y de la restregada de polla en mi rostro. Por mi barbilla se veía perfectamente bajar un mar de babas.
En ese momento, me sentía como la más cerda de las cerdas asquerosas de este mundo. Eso me excitaba. Y ya en este punto, en mi mente solo existía una sola meta: darle placer a mi captor. La puta sumisa que había en mí, que tanto tiempo mantuve reprimida, ya se había adueñado totalmente de mi cuerpo. Todo lo que deseaba era gozar. Atrás quedaron los pensamientos acerca de los posibles peligros que conlleva el ser violada. Difícil de creer, pero así era como me sentía, eso era lo que deseaba.
Arrojo el espejo a un lado, cayendo este al piso, haciéndose trizas. Tomo mi pelo formando dos colas con sus manos, con bastante brusquedad, no pude evitar gritar del susto, dado que los movimientos fueron sorprendentemente rápidos y me tomo por sorpresa. El aprovecho mi boca abierta por el grito, para clavar su polla nuevamente hasta mi garganta, de un solo golpe, tumbándome en el piso cayéndome prácticamente encima con su cuerpo, aplastándome contra el piso. Caí acostándome boca arriba y tragando su verga y su vello púbico. Me golpee fuertemente la cabeza, pero eso poco me importo, mi deber era darle placer, y eso era lo que el conseguiría. Mis piernas quedaron estiradas y abiertas, sentía como la brisa de la estrepitosa tormenta acariciaba mi húmedo y sucio cuerpo, pasando por las zonas más recónditas de mis genitales. Una vez el acostado empalándome la boca con su verga, comenzó un frenético mete y saca, como si estuviera cogiéndose el coño de una puta baratona de esquina. Fue bastante violento, en ocasiones, mi cabeza se levantaba unos escasos centímetros del piso, solo para volver a ser golpeada contra este, en cada embestida.
-Mmmmggffddssiii –era lo que lograba decir, intentando expresar "así, dame así". Su verga me ahogaba las palabras. Se levantó, colocándose de rodillas, con las piernas abiertas alrededor de mi cuello. Yo lo veía con ojos lujuriosos, mi boca aún estaba abierta. Sentía mi corazón latir fuertemente, y sentía como por mi cara corrían mis lágrimas, y la saliva producto de tan salvaje follada de boca que me acababan de hacer. Me miro con sonrisa bastante sádica, exclamando –Jajaja si… eres perfecta…- ¡PAF! Me dio otra sonora cachetada, tomo con una mano mi cabeza, y me hizo levantarla hasta meter la mitad de su verga en mi boca de nuevo. Yo nada podía hacer, tenía mis brazos atados en la espalda. Y aunque los tuviera desatados, no me hubiera defendido, hubiera usado mis manos para proporcionarle placer. Era su puta, su juguete, le pertenencia en ese momento, y eso me excitaba.
Mientras le chupaba la mitad de la verga con mi cabeza sostenida por una de sus manos, con la otra me comenzó a pellizcar las tetas. Al parecer, sabía que ya me tenía a sus pies, entregada, y sabía que nada haría que a él le perjudicara, algo como por ejemplo, morderle la polla. Yo aguantaba el dolor para no hacerlo. No porque pudiera matarme si se la mordía o algo así, sino porque de verdad no deseaba hacerle daño a esa maravillosa verga que ahora adoraba y deseaba con mi vida. Me las pellizco bastantes veces, yo poco podía gritar, con su verga aun en plan de mordaza en mi boca. Comenzó a alternar pellizcos fuertes con bofetadas en mis tetas. De mis ojos aun salían lágrimas, producidas por el dolor, pero estaba lejos del llanto, más bien, lo disfrutaba sobremanera, y si no, pregúntenle a mi cuquita, que estaba totalmente derretida por el trato al que yo estaba siendo sometida. Y hablando de mi cuquita, al rato de castigar mis tetas, esa zona fue la siguiente. El comenzaba a pellizcar mi depilado pubis, los labios vaginales los estiraba, pero fuertemente, produciéndome bastante dolor, y muchísima excitación. También recibí sonoras palmadas en esa zona, durante un buen rato, hasta el punto en que solo sentía un fuerte ardor en mis carnes vaginales.
Una vez se hartó de esa posición, se levantó, me escupió en la cara, y me ordeno ponerme de pie. Yo obedecí su orden, aunque a duras penas, al tener los brazos atados. Pero lo logre. Me tomo, y me inclino sobre una mesa en mal estado que había en el lugar, y ya con mi culo bien ofrecido, me metió su enorme polla de golpe, hasta el fondo. Intente gritar, pero el dolor que había sentido era tan fuerte, que solo lograba mantener mi boca abierta, privada del dolor. A él si le escuche gritar, aunque no fuertemente. Mi agujero anal, estaba bastante cerrado, y al meter su largo verga en él, sin ningún tipo de lubricación, de seguro que fue bastante doloroso, para ambos, aunque más para mí que para él. Estuvimos unos minutos así, yo privada y congelada por el dolor, el con su verga inmensa toda dentro de mí, inmóvil, pero no por mucho, ya que tomo mis caderas y comenzó a sacar su enorme verga, poco a poco, para luego meterla de nuevo, poco a poco también. Fue aumentado el ritmo, hasta que al rato, él ya me estaba dando como cuando me follo la boca en el piso. Yo poco a poco me fui recuperando del dolor, aún era bastante fuerte, pero la excitación venida después, fue indescriptible. –así, así, métemelo todo, cógeme el culo, soy tuya, te pertenezco –era lo que decía, con una voz bastante chillona, mientras él me decía –ahhh furcia, eres una puta deliciosa, no me equivoque contigo, eres una auténtica delicia para los que nos gustan los pasajes estrechos…
Luego de un rato siendo desvirgada por el culo, me coloco de rodillas, nuevamente, recostando mi cabeza del piso. Me la clavo en mi cuca encharcada. Ahí si no sentí dolor, sino un gran y delicioso placer. Comenzó el delicioso vaivén mientras yo le gritaba que me diera más fuerte, más duro, le gritaba que era una puta, una perra en celo, que solo servía para eso, que me gustaba todo lo que me estaba haciendo, y que no se detuviera. Le decía que estaba muy agradecida por lo que me estaba haciendo. Lo más sorprendente, al menos para mí, era que todo lo que le decía, lo decía en serio, desde lo más profundo de mi alma, de mi corazón y de mis instintos.
Sus embestidas eran deliciosas, algo bruscas, pero deliciosas. En mi vida probé el sexo así. Me di cuenta de todo lo que me perdía al reprimirme. Todo el goce que me prohibí, por guardar apariencias absurdas. De verdad que fui una tonta, pero ya eso iba a cambiar. Si salía viva de todo esto, claro está. Pero ahorita esa era la menor de mis preocupaciones. Solo quería gozar, y ser gozada, obedecer.
Mientras me hacia el rítmico mete y saca de mi coñito, aprovechaba para darme nalgadas, fuertes, sonoras, lo que me hacía desear más, y más. Y lo pedía con mi boca. Lo suplicaba. En un momento dado comenzó a jugar con mi agujerito anal. La posición en la que me encontraba le facilitaba el acceso a ese orificio, mientras me metía su verga en mi cuca. Metía no uno, sino dos dedos en mi culo, abriendo un poco el orificio, recorría el borde de mi agujero semiabierto con la punta de sus dedos, escupía en él, me metía de nuevo los dedos, los sacaba, y me los llevaba a mi boca jadeante, casi pegada al piso. Una verdadera maravilla de sensaciones.
Él se puso de pie, dejando de penetrarme, pajeandose fuertemente su verga con su mano derecha, mientras que con la izquierda me tomo del pelo, alzándome un poco, y me hizo quedar de rodillas. Puso se verga frente a mi rostro, y tras lanzar un fuerte gemido entre sus jadeos, disparo una gran cantidad de leche en mi cara, la cual fue a parar por todo mi cabello, mi rostro y una pequeña parte en mi boca, la cual abrió después de los dos primeros chorros. Luego me tomo por el pelo, y me llevo de rodillas hasta una habitación contigua a la que estábamos, en la cual me dio otra cachetada, me escupió la cara y me orino de los pechos para abajo. Mas humillada y asquerosa no me podía sentir. Además de excitada.
Luego tomo de una bolsa que había en esa habitación, una ropa, y la tiro en el piso, específicamente en el charco de orina que se formó a mi alrededor. –He tenido mejores polvos con golfas más baratas que tú, cerda, pero algo si te puedo asegurar: nos veremos pronto –me dijo, y se retiró del lugar, dejándome desnuda, sucia, asquerosa, llena de leche, saliva y orina, de rodillas y con mis brazos atados en mi espalda.
Me quede un poco desubicada, analizando la situación. Fui violada, me gusto, me fascino. Pero ahora estaba en ese sitio, sola, y atada., por lo que comencé a forcejear un poco con la manga que me tenía los brazos aprisionados. No podía soltarme, el tipo este me ato muy fuerte, comencé a ponerme muy nerviosa por la situación, y más aún cuando escuche unos pasos. Por la puerta al pasillo, se asomó un hombre, con pinta de mendigo. Estaba todo sucio y asqueroso. Se me quedo viendo, en la puerta. Me aterrorice al verlo, pero a la vez me dio cierta alegría, porque existía la posibilidad de que me desataría, cosa que le pedí inmediatamente. Como respuesta recibí su acercamiento a mí. Saco su verga, y comenzó a hacerse la paja. A los pocos minutos, se corrió en mis tetas y saco un pañuelo de los bolsillos traseros de sus pantalones, y me lo coloco en la nariz y la boca, haciendo presión. Yo me intente resistir, pero lo hice en vano. A los pocos minutos, el olor asqueroso que desprendía el pañuelo, me hizo quedar medio inconsciente, abobada, tirada en el piso. Durante este periodo de semidesmayo, sentía que movían mi cuerpo, no entendía nada de lo que ocurría.
Desperté en la misma habitación. Ya con mis manos libres, y vestida con la ropa que el violador había dejado caer en el charco de orina, y cuya tela absorbió un poco de dicho líquido. Era un top blanco, o bueno, casi blanco, ahora era bastante amarillento, y transparentaban un poco mis tetas por la humedad de la abundante corrida del mendigo misterioso. Dicho top dejaba mi abdomen totalmente al descubierto, poco más y cabria en la categoría de sostén. Debajo, una cortita falda tipo "pollerita" de esas que tienen vuelo, de color morado, bastante corta. No llevaba ropa interior. Tenía mis sandalias puestas. Me levante atontada, quien sabe qué clase de droga me hará hecho oler el mendigo este. Supongo que lo hizo para soltarme y que yo no le hiciera anda. Bueno, en algo debía agradecerle. Baje las escaleras, hasta el piso de abajo, donde tome mi cartera, en la que había restos de semen. Busque a ver que se habían llevado, y para mi sorpresa, todo estaba igual, salvo la leche que había embarrada en su interior.
Antes de salir del edificio, busque por todos lados mi falda, la que llevaba era muy corta, y me hacía ver realmente como una callejera cualquiera. No conseguí mi ropa por ningún lado. No me quedo más remedio que salir a la calle así vestida. Aun llovía fuertemente, lo que me hizo mojarme por completo de nuevo, y provoco que el top transparentara mis tetas, dejando distinguir claramente mis pezones. Más puta no me podía ver. Al menos los malos olores de mi cuerpo desaparecerían, fue lo que pensé.
Totalmente atontada, tome un taxi a mi casa. El chofer me vio el estado deplorable en el que estaba, y me dijo
-Señorita, ¿no le da pena que la vean así por la calle? ¿Que la llamen así?
-¿Así como? –conteste
-Así, como lleva escrito en la frente
Había olvidado por completo la palabra "puta" erita en mi frente. Ahora un poco borrosa, pero claramente distinguible, no dije nada, solo me dispuse a borrar el letrero con mi mano, cosa que no fue muy difícil.
Llegue a mi casa. No había más nadie de mi familia, la casa estaba sola. Subí a mi habitación, entre a mi baño, y abrí la regadera. Me puse debajo de ella, así vestida como estaba, y me senté en el piso de la ducha. Comencé a pensar en todo lo que había sentido, en la manera en que fui vejada. No pude evitar sentir excitación de nuevo. Ese había sido el mejor polvo de mi vida. Abrí mis piernas y comencé a masturbarme frenéticamente bajo la regadera, recordando todo lo acontecido, pensando que ahí había terminado todo. Pero estaba equivocada…
Paso una semana desde ese día, en la cual decidí no denunciar al violador en la policía, me sentía confundida. Una parte de mi deseaba denunciarlo, y otra parte de mi me decía que no, que más bien le debía un favor, al haberme hecho ver lo que realmente me gustaba, que era ser dominada. Fui el viernes siguiente a la universidad. Era un bello día soleado. Solo pensaba en continuar con mi vida. Al salir de la segunda clase, fui a la cafetería. Deje mi bolso en una silla, y fui a pedir un café. No tarde en volver, cuando sobresaliendo de mi bolso, veo un sobre grande amarillo, con mi nombre escrito en el. Lo saque y lo abrí. El estómago me dio un vuelco cuando veo fotos de mi hermana menor, Sara, y de mi hermana mayor, Silvia, en sitios que frecuentan, incluso, entrando y saliendo de nuestra casa. Además de esas fotos de mis hermanas, habían fotos mías siendo violada en el edificio. Junto con las fotos había un DVD, sin ningún tipo de identificación, y una nota.
"Hola imbécil, ¿Cómo estás? Me imagino que un poco asustada, al ver las fotos. Shhhhh niña, relájate. Te diré una cosa, el polvo que echamos, a pesar de que he tenido mejores, como ya te dije, me gustó mucho. Lo cierto es que me interesa bastante tenerte en mis manos, o mejor, tenerte a mis pies. Eres una guarra en potencia, una puta que solo sabe recibir órdenes, y ejecutarlas, lo sé perfectamente, por la manera en que te comportaste el viernes pasado. Pues bien perra, te diré que ahora deberás tomar una decisión muy importante, ya habrás notado que he seguido a tus hermanas, se donde trabajan, se donde suelen pasar sus ratos libres, y lo mejor: SE DONDE VIVEN. En el DVD hay una copia del video del polvazo, donde se te ve muy animada mientras te follo a mi antojo, y encima pides más, y más… cerda, quiero que seas mi perra, mi puta. Toca adiestrarte un poco, pero no será problema viendo la guarra sin escrúpulos que en realidad eres. Si vas a la policía, o si te niegas a ser lo que te ordeno, todos verán el video, y las fotos porno tuyas, además de que tus lindas hermanas pagaran seriamente las consecuencias. Estoy bastante cerca de ti ahorita. Si aceptas, quiero que te pongas de pie, te desabroches tres botones de la blusa, dejando que se vea el canalito de tus hermosas tetas y des una vuelta. Si no aceptas, sencillamente bota esta carta en la papelera que hay debajo de la mesa. Recuerda que en caso de aceptar, habrás salvado a tus hermanas, y seguirás siendo una chica normal a los ojos de todos… de lo contrario…
ATTE. El Amo"
Ahí terminaba la carta. Me puse bastante nerviosa. Y para mi sorpresa, bastante excitada. Imaginarme a los pies de "El Amo" era bastante rico, me hacía mojarme fácilmente. Por otro lado pensaba de nuevo en todas las consecuencias, algunas entre las cuales, seria ver muchas de mis fantasías hechas realidad. Además de que no podía permitir que a mis hermanas les pasara esto. No deseaba arruinarles la vida así, quien sabe que le haría este hombre a ellas. Después de tanto meditarlo, y ver hacia todos lados como buscando a ver si lograba verlo, tome la decisión. Me puse de pie, me desabroche 3 botones de la blusa que llevaba puesta ese día, dejando ver el canal de mis senos, y sus caras internas, y di una vuelta completa. Más de uno se me quedo viendo con ganas de brincarme encima. Esperaba que "El Amo" haya visto mi respuesta. Al poco rato, a mi celular me llega un SMS de un número desconocido que rezaba "Eres mi mascota de ahora en adelante, pobre de ti si desobedeces cerda."
Debo admitir que el mensaje me puso cachonda. Mi cuquita volvía a botar bastante juguito, y cada vez más aumentaba mi excitación imaginándome las cosas que me ordenaría hacer mi nuevo Amo. No solo lo hice por el bienestar de mis hermanas, sino también, por mi bienestar sexual. No pude evitar sonreír, meditando acerca del rollo en el que me había metido ahora…
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