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Categoría: Incestos

Me hice a un par de zorras en el albergue, aventuras de mochilero

Bueno ya me conocéis, soy mochilero, soltero de 30 años de edad y cuerpo atlético por naturaleza, 1,82 mts. de altura y no voy al gym . Me describo brevemente para l@s que no hayáis leído mis relatos desde el principio.

Estoy en casa ultimando los preparativos, disponiéndome a salir de viaje para hacer el camino de Santiago, bueno una parte de él.

Salgo de Madrid por la carretera de Valencia porque no sé exactamente a donde quiero ir a parar, me da lo mismo empezar por un lugar u otro. Por este motivo me planteo llegar a Cuenca, así me como unos zarajitos ricos de la tierra.

Una vez en la carretera nacional, extiendo mi brazo con el dedo hacia arriba en la clásica postura de autoestopista. No hace mucho calor, se va bien andando a paso lento, no tengo prisa lo que quiero es que alguien me recoja y es igual en un km. Que en otro.

El paisaje es seco y se respira el aire húmedo de haber llovido la tarde anterior, que bien huele a hierba húmeda, no hay edificios a mi alrededor, solamente una larga recta interminable tras la que vislumbro una pequeña arboleda. Bueno paciencia ya llegaré.

Apenas pasaban coches, estamos a finales de Septiembre y la carretera a estas alturas no está muy transitada. Comienzo a oír el ruido de un coche que se acerca desde lo lejos, por el sonido parece un vehículo pequeño y antiguo, estiro mi dedo y pegando unos petardazos como si se fuera a romper, paró delante de mí, sin encender el intermitente. Corrí hacia el transporte ocasional y abriendo la puerta del acompañante pregunte si me podría acercar en dirección Cuenca hasta donde pudiera. La respuesta fue positiva, me llevaría hasta Cuenca pero antes debe hacer una parada en Tarancón, (un pueblo que coge de camino a Cuenca), para recoger a su nieta.

Ok. Lo que Ud. mande. Era una persona de unos 60 años avanzados, muy amable y entendida de la vida, hicimos un corto viaje hasta que subió su nieta al coche. Esta era una chica muy guapa de unos veinte años de edad, morena, ojos verdes, delgada un poquito de más para mi gusto pero muy amable y simpática. Cuando llegó le dejé mi asiento pasando con mi mochila al asiento trasero para que ella estuviese más cómoda y pudiera hablar con su abuela tranquilamente, no me iba a meter yo en sus charlas, es un acto de educación por mi parte.

Fuimos charlando y contando pequeñas anécdotas durante todo el trayecto.

Llegados a Cuenca me dejaron en una de las salidas hacia el norte en dirección a mi camino de Santiago.

Pasaron un par de días, yo ya estaba por la zona de Galicia, andando por una carretera de segunda y después de andar varios kmts. me senté en la parada del autobús que me llevaría a Lugo.

Esperé durante unas horas adormecido, recuerdo que eran las cinco de la tarde cuando llegó el bus. Subí pagué mi billete y me senté en uno de los asientos delanteros que estaba libre.

Llegamos a Lugo y cuando bajé del bus oí una voz conocida que me llamaba, era la nieta guapa de la abuela del coche antiguo, además no estaba sola estaba con una mujer mayor que ella de unos cuarenta años y de muy buen ver también.

Me dio alegría verla, me presentó a la que era su tía también muy amablemente nos saludamos. Después de las presentaciones y saludos, las quise invitar a un refresco o cerveza, que aceptaron de muy buen grado.

Conversamos amenamente sentados alrededor de una mesita redonda del café donde entramos, sitio bastante acogedor y de agradable temperatura.

Como ya se había hecho de noche y se hacía tarde, les dije que tenía que buscar alojamiento y se me estaba haciendo tarde porque tenía intención de ir al albergue y no podía ir tarde porque cerraban.

La tía de la chica me comentó que nunca había estado en un albergue del camino de Santiago y tenía curiosidad por ver cómo sería.

– Bueno pues vamos voy a coger cama y lo veis, no hay problema.

El albergue del puente romano

Llegamos andando al albergue, estaba relativamente cerca y pedí cama para mí, nos dejaron pasar a los tres para que lo visitaran por dentro.

Debido a la fecha que era no había más peregrinos para pasar la noche en uno de los amplios dormitorios por lo que decidieron quedarse a dormir también y hacerme compañía ya que les gustó bastante mi trato como contertulio.

Dejamos en mi caso el macuto y en el de ellas las maletas y bajamos al bar que había debajo del albergue. Nos sentamos a tomar unas cervezas al final del salón de forma que al ser bancos con la mesa en medio, la tía se sentó a mi lado y su sobrina enfrente. Olía a leña quemada motivado por la chimenea que teníamos en un lateral de la mesa y que daba calor a toda la estancia.

Después de tres cervezas con bastante graduación, estábamos cargaditos y la conversación se iba subiendo acaloradamente hacia temas eróticos.

De pronto y sin saber cómo, la tía coge mi mano derecha y poniéndola sobre su coño, me susurra al oído:

– te has dado cuenta de que aquí tengo un coño –

¡¡¡ Joder ¡¡¡ me ha cogido por sorpresa, lo que no impidió que se me pusiera la polla dura.

– está tu sobrina delante y es muy jovencita –

– esta es una guarra, la encanta follar, ¿porque te crees que hemos venido contigo? –

¡¡¡ Joder ¡¡¡ ahora si que se me ha puesto dura, más si cabe que antes.

Esta es una de esas situaciones que no te va a volver a pasar en la puta vida.

– Daba por hecho que tenías un coño, pero no esperaba que fuese para mí y en esta situación –

– Pues es todo tuyo – y apretando mi mano con la suya me la introdujo entre sus cachas haciendo movimientos de arriba abajo restregándoselo con mi mano.

– No sabía cómo reaccionar a esto, jamás me había ocurrido algo similar, vaya par de guarras –

No le hice ascos y bajé la mirada hacia sus bien puestos senos, no demasiado grandes pero si con muy buen aspecto y tamaño.

Después desvié la mirada hacia su sobrina, la que si lucía unos voluminosos pechos bestiales a simple vista. Ella simplemente nos miraba, no dijo nada.

Solté el coño de esta tía que ya no tenía sentido seguir cogiendolo y agarre su pierna por la parte alta del muslo metiendo mi mano por debajo y le susurré al oído:

– Que duras cachas tienes, me da la impresión de que vamos a pasar una larga noche –

– No espero menos de ti –

No podía creer lo que estaba pasando y echándole un poquito de cara al asunto, dije a la sobrina dirigiendo mi mirada hacia sus tremendos pechos:

– ¿Todo eso es tuyo, o te lo han prestado para follar esta noche? –

Como estaba de espaldas a la sala y de frente solo estábamos nosotros y la pared detrás, ni corta ni perezosa cruzando los brazos por delante de su pecho, agarro el jersey junto con el sujetador y tirando hacia arriba de ellos dejó al descubierto ese afrodisiaco manjar delante mía mientras decía:

– Juzga por ti mismo –

¡¡¡ Joder ¡¡¡ de nuevo, otra sorpresa. Era todo suyo, menudo par de senos.

Pensando en lo que podría ocurrir esa noche, se me puso la polla más dura aún.

La tía suponía que la tenía más dura que un bate de base bol pero quiso comprobarlo por sí misma y metió su mano por debajo de la mesa y lo comprobó, ya lo creo que si lo comprobó, creo que se asustó y todo. No esperaba algo con semejante tamaño y se sorprendió.

A partir de aquí ya cogimos confianza y no nos asustábamos de nada, por lo que poniéndome de pie y pasando mi cuerpo por encima de la mesa fui a sopesar los pechos de la sobrina. Los agarré apretándolos uno contra el otro mientras la miraba fijamente a la cara, por lo que ésta sonriendo se mojaba los labios con la punta de la lengua pasándola de un extremo al otro. Lo que me seguía poniendo cachondo.

Bueno vamos al lio, una vez que os he puesto en antecedentes no me enrollo más y paso a relataros lo que pasó en el albergue del puente romano.

Después de una ligera cena pagamos y subimos a la habitación. Pasó a ducharse la niña, después yo y por último la tía.

Cuando salí del cuarto de aseo, encontré a la niña con sus ventidos añitos sentada en la cama junto al radiador debajo de la ventana. No me hice esperar le pegué dos pollazos uno en cada mejilla, ya me había yo preocupado en la ducha de ponérmela candonga para que pareciera más grande de lo que es cuando sales de la ducha. Se sobresaltó y me miró fijamente, cogió la verga con una de sus manos y estando candonga se la introdujo en la boca; jugueteó con ella unos minutos hasta que se puso tiesa como para asustarse. Entonces con esa caliente lengua comenzó a lamer mi glande por abajo introduciéndoselo en la boca jugueteando con la lengua en su interior.

Yo me la agarraba y se la introducía de tal forma que se le notaba el capullo a través de su mejilla, entonces la restregaba hacia afuera sacándola de golpe lo que producía un suave chasquido que le gustaba.

En estas tareas estábamos cuando salió su tía del baño envuelta en una toalla, se acercó a nosotros sentándose junto a la calefacción al lado de su sobrina.

Se sorprendió al ver esa estupenda tranca con la que estaba castigando a la niña en la cara por ambas mejillas y puso cara de “yo también quiero”. Se la acerqué a su boca y esta la agarró introduciéndosela entera, la sacó para ofrecérsela a la niña que rápidamente la agarró entre sus labios, después juntas comenzaron a chupetearla entre las dos, desesperadas por llevarse el ultimo pedazo, movían sus cabezas de un lado a otro con sus labios y lenguas frotando el glande lo que me daba un gusto tremendo, ver a las dos chupando mi polla de 22 ctms. grande como ella sola y dura como nunca la había tenido.

Con la misma polla separé sus cabezas golpeándolas en los morros a una y otra sin parar de un lado a otro, yo estaba de pie mirando hacia la cama y ellas sentadas sobre el colchón, así es que las dos accedían a una parte de mi tranca, esto las gustaba y trataban de agarrarla con sus bocas, no dejándolas yo que lo consiguieran, jugueteando con ellas y haciéndolas sufrir un poquito, lo que aumentaba la espera y con ella el deseo.

Me agaché y hundí mi cara en esas tremendas tetas de la sobrina, las agarré con las dos manos y comencé a mover la cabeza de un lado a otro restregándola entre las dos tetazas, la sacaba para respirar y le lamía los pezones, cosa que noté que le gustaba demasiado pues gemía cuando se lo hacía.

Le agarro entre mis dedos pulgares e índices los pezones, me levanto y le meto la polla de nuevo en la boca, miro a su tía y esta está semi tumbada masajeándose el clítoris mientras mira como me la come su sobrina. El chochito lo tenía afeitado, con lo cual ante esta visión me puse más cachondo y penetraba duramente la boca de la chica que a su vez se agarraba los enormes pechos apretándolos y restregándolos uno contra el otro pasando los dedos sobre sus pezones con la intención de calentarse más.

Cojo a la sobrina en brazos y la subo a la litera de arriba dejando colgar sus piernas y el coño a la altura de mi cara, por supuesto que empiezo a meter mi lengua en esa húmeda cavidad y lamiendo estoy cuando noto que su tía se ha incorporado y se mete mi polla en la boca de nuevo, agarrándola con la mano y haciendo movimientos hacia adelante y atrás pajeandome, con lo que el glande estaba cogiendo unas proporciones descomunales.

Imagínaros la postura:

la sobrina sentada en la litera de arriba con las piernas abiertas, yo de pie comiéndola el coño humedecido con los líquidos vaginales, ella gimiendo de placer, mi polla cae a la altura de la boca de su tía que está sentada en la litera de abajo comiéndomela como si fuera la última vez que lo fuera a hacer. Espectacular orgia.

Agarro las nalgas de la niña y la tumbo sobre la cama de arriba dejando el culito a la altura de mi lengua con la que penetro ese agujero y restriego la lengua entera de plano por el chcohito rebosante de fluidos vaginales, ahora más que gemidos son ahogados gritos de placer. Su tía con una mano saca la polla de su boca y se golpea duramente en los morros y mejillas gimiendo de placer.

Me dice la tía que la pegue pero no soy violento y no lo hago, me dice que la ate y haga de ella lo que yo quiera.

Entonces suelto a su sobrina la cojo por una mano la levanto de la cama y con una sábana le ato las dos manos, la misma sabana la paso por una de las vigas del techo antiguo de la habitación y tiro con fuerza de la otra punta. Al hacerlo se queda colgando del techo con las manos atadas y el coño a la altura de mi pene por lo que la abro de piernas, con mis dedos pulgares le abro los jugosos y abultados labios del coño y la penetro duramente con toda la polla sin que se pueda defender. Miro hacia atrás y ahora es la sobrina la que se está haciendo una paja mirando la espectacular y sádica escena, saco la polla y me arrodillo, me como ese delicioso coño con todas mis fuerzas, jadea, llora, se muerde los labios de placer, meto la lengua en su agujero negro y salivo para que quede lubricado pues lo siguiente que hago es coger mi polla, ponerla en la entrada del orificio y penetrarla fuertemente en ese culito tentador, ahora sí que grita y llora de placer, gime y se retuerce en su atadura, le como los pechos mientras la doy por el culo, penetrándola una y otra vez…

La sobrina se ha acercado al ver que el asunto se calienta cada vez más, se arrodilla y se arrima a mi polla queriéndose comer el coño de su tía y mi polla al mismo tiempo, abre la boca, se relame y trata de meter la cabeza entre los dos para saborear ese clítoris delicioso.

Así estamos jodiendo, sudando y disfrutando del rato cuando me entran unas ganas locas de eyacular, aguanto todo lo que puedo, no quiero que acabe este momento, me resisto y cuando no aguanto más… saco la polla del culo de la tía, me la agarro con mi mano derecha y el primer chorro del espeso liquido blanco le cae de lleno a la niña en la cara, haciéndole cerrar los ojos y volteando la cabeza por la impresión, moviendo esa espesa cabellera hacia un lado, el segundo chorro cogiéndole la cabeza con la otra mano la obligo a abrir la boca y se lo meto de lleno, hasta dentro haciéndole rebosar por la barbilla, resbalando hacia sus voluminosos pechos, continuo eyaculando sigue chorreando semen por su cuerpo hasta llegarle al coño que con su mano se restriega apasionada y enloquecidamente.

La tía yace colgando de la sabana ajena a todo este derroche de flujos, la sobrina se levanta con la boca llena de semen y le comienza a lamer los pechos a su tía derramando el preciado y espeso liquido sobre sus pezones y abdomen.

En esta postura cojo las nalgas de la sobrina y tiro hacia atrás de ella poniendo su culito en pompa y el coño lo abro con mis pulgares para comerle todo y restregar mi cara llena de líquidos vaginales por todo su culo y coño humedecido por demás. Me pongo de pie y con la polla nuevamente endurecida le parto el coño metiéndola de un solo golpe, meto y saco desesperadamente…

Que locura, no puedo más, la chica está comiéndole el coño a la tía desesperadamente, gimiendo, llorando, meto y saco desesperadamente hasta que la saco del profundo chocho y me corro en su espalda con varios chorros de blanco semen…

Se acabó, nunca había disfrutado de esta manera y ellas tampoco, quedamos extasiados y adormilados, la tía pasó toda la noche en su posición porque no me quedaron fuerzas para desatarla, su sobrina y yo dormimos junto a ella en el suelo con unas mantas que extendimos.

A la mañana siguiente desayunamos en la cafetería del albergue y nos despedimos muy cariñosamente.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 0
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  • Lecturas: 2013
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