Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Relato
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Relato
Categoría: Varios

ME GUSTAN LOS CAMARONES

Era demasiado tarde, me había vuelto a dormir y como había ocurrido en algunas otras ocasiones, el sonido del despertador fue asimilado por el sueño que distraía mi subconsciente.

Hace dos horas que debería estar en la oficina y me había despertado.....¡coño el timbre de la puerta!.

Ya va, ya va. Un tropezón con el edredón tirado por el suelo frenó mi titubeante prisa por abrir y ver quien era mi despertador accidental. Ya voy!.

Tras la puerta esperaba mi vecina de la puerta de al lado. Pero mi vecina de la puerta de al lado era alguien muy especial para mí.. Tan especial que su persona producía en mi una ensaladilla de sentimientos.: era una cotilla pero me interesaba lo que decía, estaba gordita aunque siempre me había gustado Rubens, era guapa y me recordaba a alguien que odiaba, olía bien pero le encantaba la coliflor. Me gustaba, me disgustaba pero en definitiva ¿me encantaba!. No tenía el menor gusto para vestir, pero es mañana lucía un camisón muy sugerente, demasiado sugerente, tanto que sus enormes y bien formados pechos no mostraban ningún tipo de recato para abandonar tan exiguo habitáculo, mostándome un esplendoroso pezón y medio.

* Buenos días vecino, ¿tienes un condón?.

* Pasa un momentito, voy a ver.

Sorprendentemente su resuelta actitud no había causado el más mínimo ápice de turbación en mi actitud. Por una vez me había olvidado de mi azoramiento habitual ante las mujeres que me interesaban. Empecé a revolver cajones y armarios. Me dio la impresión que el tiempo prudencial para encontrar la gomita había pasado.

* Soy un desastre, nunca encuentro algo cuando lo necesito.

* ¿Tú también necesitas uno?.

* Bueno, nunca se sabe.

Mi carácter se estaba moldeando en diez minutos más que en treinta años de existencia. Ella me miró con curiosidad.

* ¿Lo necesitas urgentemente?

* El caso es que podría hacerlo a pelo, pero la verdad es que me da un poco de asco.

Se escuchó un fuerte ladrido. Bouf, bouf! Seguido de un insistente jadeo.

* Calla Camarón, enseguida voy!..

Esta vez no supe muy bien como reaccionar, titubeé unos instantes, mientras tosí para aliviar mi tensión. Definitivamente una de las virtudes que mas admiraba era la franqueza.

* A mí también me lo daría. Espera un poquito, tiene que estar por aquí. ................Voila, aquí los tienes, ¿quieres más de uno?.

* Bueno, dame los que quedan en la caja. El apetito sexual de Camarón es insaciable ¿sabes?.

* No, no tenía ni idea ¿y que hay del tuyo?.

* De mi que

* De tu apetito sexual.
.
* Pues la verdad es que soy una glotona, nunca tengo suficiente, yo creo que lo mío es gula.......

Pensé que además de ser una ninfómana de la cama, también lo era de la mesa. Claro, por eso estaba gordita.

* pero siempre con bichos, bueno con perros y una vez con un cerdo, pero la experiencia no me gustó demasiado. Follaba muy bien, pero olía fatal, así que prefiero los perros son mas limpios. Ahora Camarón es mi pareja estable.

* ¿Siempre con bichos, nunca lo has hecho con un hombre?

* No, nunca y te juro que me encantaría.

* ¿Entonces?

* Parece que no gusto a ningún hombre, lo he intentado muchas veces pero nunca he tenido relación con ninguno, ni siquiera con un extraterrestre que sería lo mas parecido para llevarse a la boca.

Ya estábamos con la gula otra vez.

* Una vez estuve a punto, pero cuando le estaba seduciendo y le invité a continuar en mi habitación, empezó a comportarse extrañamente poniéndome una estúpida excusa de algo que había olvidado y tenía que resolver inmediatamente. Se marchó olvidándose varias cosas que por cierto, nunca ha venido a recoger.

* Ya entiendo (la verdad es que no entendía nada).

* Ves, a ti tampoco te gusto.

Repentinamente Camarón, un perro muy grande y menos interesante de lo que había imaginado, entró en el hall ladrando y babeando y, para sorpresa mía, se agarró a mi pierna como si de las delicias que habitualmente le ofrecía mi vecina se tratara., bombeando delante-atrás como un loco. Me liberé de él de una patada. Salió corriendo veloz hacia su nidito de amor al mismo tiempo que la mano de mi vecinita se estampó sonoramente en mi moflete derecho.

*Todos sois iguales, parece que me despreciais ¿qué veis tan horrible en mí?. Dime, ¿te parezco desagradable?.

Sin darme tiempo a contestarle que no, Camarón volvió a repetir la operación. Esta vez me pillo a traición por la espalda y me costó mas tiempo reaccionar, pero se llevó otra buena patada en el costillar. Esta vez tras soltarse de mi dolorida pierna, me plantó cara enseñándome los dientes mientras gruñía con fiereza.

Camarón, cielo, tranquilízate que ahora vamos, le dijo al perro mientras se levantaba ligeramente el camisón enseñándole al animal el objeto de su deseo, y de paso a mí. La visión me resultó muy interesante, definitivamente no se trataba de un travesti –la idea había sobrevolado mi mente-, pero era una sexo como todos los demás aunque, eso sí, afeitadito como a mí me gustaba.

El perro se fue obediente meneando el rabo.

* ¿Te gusta?.

* No, babea demasiado.

* Me refería a otra cosa

Dijo mientras subía y bajaba rítmicamente su camisón, y yo mi cabeza tratando de atisbar.

* Bueno, tendría que probarlo.

En ese momento empezó a sonar mi teléfono.

* Espera un momento, vuelvo enseguida.

* No, ya nos veremos en otro momento.

Me dijo a la vez que se despedía moviendo la mano en la que llevaba los condones. Escuché ladrar alborozado al perro mientras se cerraba la puerta.

Era mi jefe para darme la bronca por haberme olvidado de una importantísima reunión que acababa de finalizar. Capeé el temporal mintiéndole que había pasado una noche muy mala con diarrea continua e intensos dolores de vientre.

* Estoy hecho polvo, jefe.

*¿Por qué no me has llamado?.
* Estaba a punto de hacerlo.

* Ya, ya. Te conozco como si te hubiera parido.

* Bueno jefe, lo siento, perdóname, mejor dicho perdona por mi diarrea. Si quieres voy ahora mismo, aunque creo que me tendré que poner un Dodotis.

* Mejor arranca la taza del water y te vienes con ella puesta, no te jode.

Me dieron ganas de mandarle a tomar por culo, me contuve.

* Venga jefe, no seas tan duro. ¿Qué ha pasado en la reunión?

* Buenas noticias majo, hemos conseguido por fin el contrato en exclusiva con Camarón.

El corazón me dio un vuelco.

* ¿Con el perro?

¡Que perro ni que cojones!. El Camarón de la Isla tontolaba, de esta nos forramos.

Hubiera sido una tremenda coincidencia, podía ver los titulares. “”Firmado el contrato del siglo con el famoso perro semental Camarón.............”. Volví a la tierra tras un.

* ¿Sigues ahí?

* Si jefe, es que me estaba desmayando. Es estupendo. Felicidades.

* Felicidades también a ti.

Esto si que no lo entendí. Yo no había participado en ningún momento en las negociaciones. Una de dos, o se había vuelto loco, o se estaba confundiendo de persona.

* Agapito, ¿estás aún vivo?

Se había vuelto loco.

* Si jefe, si. Bueno que, ¿necesitas que vaya?.

* No, no hace falta. Tómate el día libre y celébralo con una buena dieta mojada con suero fisiológico. Jua, jua, jua.

Su risotada insoportable, no le aguantaba.

* Gracias jefe, lo dicho, felicidades y mañana lo mojamos, yo con cava y tu con cicuta, je, je.
* Eres un cabronazo, hasta mañana.

Estaba resultando un día muy pero que muy extraño y lleno de Camarones.



Unos chillidos estremecedores me despertaron. Me había dormido tras la curiosa conversación con mi jefe. Instintivamente miré al reloj. ¡Joder las cinco de la tarde!.

* ¡Socorro, socorro!!.

Los gritos venían de la escalera. Salí corriendo de la cama sin reparar que estaba completamente desnudo. Abrí la puerta de la calle y comprobé que los gritos venían de la casa de mi bestialmente lasciva vecina.

* ¡Ayúdame por favor!

La puerta estaba entreabierta. Me adentré en la casa hasta que, tras la puerta abierta de una habitación, mis ojos se vieron sorprendidos por un curioso espectáculo.

Había varios condones usados tirados por el suelo, todo estaba revuelto y cuatro ojos me miraban. Dos de ellos a la vez que aterrados, suplicantes y los otros dos terriblemente satisfechos y extraviados. La lengua de Camarón parecía tan complacida como su mirada, colgándole hasta casi tocar el suelo. El perro y mi vecina estaban copulando pero ambos permanecían extrañamente inmóviles.

* Se me ha quedado agarrado y no se me suelta. Ayúdame!

* ¿Y que quieres que haga?.

* Tienes que hacer algo. No quiero que nadie vea esto.

Camarón, ajeno a la dramática situación, continuaba inmóvil con los ojos extraviados y felices a la vez que jadeaba sonoramente.

* ¿Le doy una patada?.

* Ni se te ocurra, podías hacerle daño.

Una luz se encendió dentro de mi cabeza. Corrí a la cocina, abrí el grifo y llené una cazuela con agua fría. Le añadí unos hielos y le dí unas cuantas vueltas con un cucharón. Volví a la habitación, los cuatro ojos me volvieron a mirar con expresiones diferentes. Me agaché, enfoqué el objetivo y ZAS!

La maniobra surtió el efecto esperado. Los peculiares amantes se libraron el uno de la otra y Camarón lanzó inmediatamente una cruel dentellada a mi pantorrilla.
Ahora era yo el que me encontraba unido, y no sentimentalmente que digamos, al can. Un intenso dolor eléctrico recorrió mi cuerpo de la pierna a la cabeza. Ahora era yo el que pedía ayuda.

¡Quítame a esta bestia de encima, me va a arrancar la pierna!

Mi vecina estaba en ese momento mas preocupada de su higiene íntima que de mi persona.

* Espera un momentín que me limpie, me ha dejado perdida ¿este Camarón....!

Pasaron unos segundos que me parecieron horas. Tras unas breves carantoñas en la cabeza del perro, este soltó mi pierna que por cierto tenía un aspecto horrible.

La expresión de los ojos de mi vecina cambió radicalmente. Ahora transmitían un profundo alivio mezclado con satisfacción.

Gracias vecino te debo una. Hubiera sido terrible tener que llamar a una ambulancia y que nos hubiesen visto en esa asquerosa situación.

Curioso, describía la situación como asquerosa, además parecía no darle ningún tipo de apuro el que fuera yo el que hubiera presenciado tan bochornoso espectáculo. La miré unos instantes, ella me miró.

Tienes una buena polla ¿y tú qué miras?

* A ti.

La verdad es que escapaba de mi conocimiento la razón por la cual los hombres huían de semejante mujerón. Desnuda resultaba espectacular. Camarón creo que sentía lo mismo que yo y la miraba con unos ojos encendidos por renovado deseo y, pillando a mi vecina por sorpresa, se abalanzó de nuevo sobre su grupa aprovechando que estaba buscando algo en el suelo arrodillada.

* Quieto Camarón, por hoy ya tienes suficiente, dijo mientras le soltaba una bofetadita. Además creo que no lo voy a volver a hacer contigo nunca mas.

El perro, pareciendo entender sus palabras, emitió un sollozo. Tras unos instantes de observarme, empezó a jadear fuertemente y dando un brinco, me tiró al suelo.. No pude reaccionar, aprovechándose de mi desnudez el perro me empezó a violar dándome unos empujones terribles que me hacían estremecerme y chillar de dolor. Traté desesperadamente de librarme de él, pero me resultaba imposible, Camarón continuaba ávido con su lujuriosa tarea. Mi vecina mientras se carcajeaba, yo chillaba y el perro disfrutaba. ¡Insaciable animal!.

Definitivamente me abandoné a mi mala suerte, no me había tirado a m vecina y estaba siendo violado por su lascivo amante. Ya no me dolía. Lo único que deseaba es que terminara cuanto antes.

Sucedió entonces algo increíble. Por la ventana abierta entró un ser extrañísimo. Era bajito y totalmente calvo, tenía tres ojos y una especie de antenas que acababan en algo parecido a un dedo que le nacían de adminículos lejanamente similares a unas orejas grandes y peludas. Su miembro era muy similar al de los humanos, pero no en el tamaño, ¡era descomunal!.

Mi vecina le miró sorprendida. El ente emitió un sonido gutural indescifrable y se dirigió con el miembro asido con una especie de mano con dos extraños dedos.

Mi vecina se espatarró solicita en el suelo, el ET cabalgó sobre ella y empezó con una rítmica tarea acompañada de un curioso jadeo acompañado de nuevos sonidos guturales. Parecían disfrutar mucho los dos.

* Sigue guapo, sigue. No pares, así, así. Ayyyyyy!.

Encima le parecía guapo, esta mujer era asombrosa.

La situación era de lo mas peculiar. Yo estaba siendo violado por un enorme perro y mi vecina estaba retozando gozosamente con un alienígena superdotado. Ambos disfrutaban.

De pronto comenzó a sonar el teléfono, intente cogerlo para pedir ayuda pero Camarón me lo impedía. Haciendo un alarde de fuerza, me empecé a arrastrar hacia el aparato. El animal me mordió en el cuello tratando de impedir que me moviera, le dificultaba el enfoque.. No sentí dolor. Con un esfuerzo sobrehumano conseguí alcanzar el teléfono que todavía seguía sonando.

Por favor, ayúdeme, ¿quién es?. Necesito ayuda urgentemente.

Estaba sudando como si hubiese corrido la maratón. Traté de nuevo de liberarme del perro. Pero no había ningún perro. Tampoco estaba mi vecina ni el marciano. Miré alrededor y pude reconocer mi habitación y mi cama sobre la que estaba acostado.

El despertador estaba en mi mano, como si de un auricular se tratara.

Suspiré aliviado. ¡Ha sido un sueño, una jodida pesadilla!

Comenzó a sonar insistente el timbre de la puerta. Tarde unos segundos en reaccionar. ¿Voy, voy!.

Abrí la puerta. Delante de mí había una explosiva mujer luciendo un mínimo camisón.

Buenos días vecino, ¿tienes un condón?






Pachi Chávarri, abril 2003
Datos del Relato
  • Categoría: Varios
  • Media: 6.14
  • Votos: 35
  • Envios: 2
  • Lecturas: 3959
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 18.221.59.121

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Relatos: 38.461
»Autores Activos: 2.273
»Total Comentarios: 11.905
»Total Votos: 512.062
»Total Envios 21.926
»Total Lecturas 105.323.149