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Entre los tíos nadie suele reconocer que le gustan las mujeres gordas ya que eso significa las burlas de los amigos, pero hace unos diez años conocí un chico que lo decía sin tapujos y cuando ibamos a alguna discoteca en cuanto veía alguna chica rellenita iba directamente a intentar ligar con ella; era un poco patoso y aunque les hacía reir mucho pocas veces conseguía liarse con ellas. Los demás se burlaban de él pero a él no le importaba y decía que eran las mejores. Yo comencé a hablar más con él a solas, y me decía que eran las más fogosas y dulces a la vez, y que debería probarlo. Viendo algunas mujeres que se ligó me empezó a picar la curiosidad y cada vez me daban más morbo a mi también. Empecé a fantasear con mujeres gordas y a sumergirme en internet buscando fotos y vídeos con mujeres BBW como dicen los norteamericanos. (Por cierto, a modo de sugerencia no estaría de más una sección en todorelatos que fuera específica de mujeres gordas, ya que creo que a muchos hombres nos encantan)
Otra cosa que también me daba mucho morbo por aquel entonces y hoy en día también eran las maduritas, pero también era tabú entre los amigos y nunca lo comenté y aunque en mi ciudad había una disco dónde solían ir señoras mayores (muchas divorciadas) nunca me atreví a ir sólo.
Siendo así las cosas un día llegó mi oportunidad. Y este fue el momento definitivo que me enganchó a las mujeres voluptuosas y ahora sólo pienso en ellas. Después de esto he estado con algunas chicas con carnes de más y he tenido momentos muy placenteros; también tengo que reconocer que eso que decía mi amigo de que son todas fogosas no es cierto, y es igual que con el resto de las mujeres, que hay de todo, pero cuando estás con una gorda fogosa es lo máximo, disfrutas como nunca, mmm... Esta es una historia que no he contado a nadie pero con el anonimato que me brinda internet quiero compartirlo con quienes disfrutamos de los relatos eróticos. Es una historia real, más adelante ya os contaré alguna fantasía.
Era invierno de hace ocho años. Vivo en una ciudad del norte de España. Estaba con mis amigos tomando unas cervezas en una disco en la que habían organizado diferentes actividades para celebrar una fiesta local: un concierto, un teatro, un desfile de modelos en plan amateur, y más eventos que no recuerdo. Después de un par de cervezas acabé en un círculo de gente que no conocía hablando sobre el desfile que había habido y lo divertido que había sido y entonces una señora bastante mayor que yo me preguntó si me había gustado el desfile y yo le dije riéndome que me había encantado y ella me contestó que era la diseñadora. Era una mujer de 58 años (luego me lo dijo) con unas tetas enormes, se le veía algo de barriga y un culo (cola le llamáis en Ámerica) grande, algo caído pero muy apetecible. De cara no era muy guapa pero a mi me daba mucho morbo y me gustaba. Tenía unas modernas gafas de pasta y el pelo corto y teñido de rojo. Ya por aquel entonces me masturbaba frecuentemente viendo fotos de mujeres obesas. A partir de ese momento comenzamos a hablar de sus diseños y me dijo que le encantaba diseñar ropa interior erótica y yo le dije en bromas que me gustaría ver esa ropa interior que diseñaba y ella me contestó que cuando quisiera y me sonrió; seguimos hablando y yo le seguía la conversación porque me estaba divirtiendo mucho pero poco a poco me empecé a poner cada vez más caliente y noté algo en su mirada que me hacía intuir lo mismo en ella pero no estaba seguro (ahora lo habría sabido desde el primer instante). Al final acabamos los dos el uno al lado del otro y seguimos charlando animadamente. En esto me vino un amigo mío y me dijo que se iban a otro bar, y yo les dije que se fueran que yo me iría a casa de seguido. Después de unos minutos hablando con Chelo, que así se llamaba, poco a poco las personas del círculo se fueron separando y nos quedamos hablando solos ella y yo rodeados de un montón de gente bailando y pasándoselo fenomenal. A mi en ese momento me daba igual que me vieran con ella. Quería estar con ella. Además pensaba que siendo ella una de las protagonistas de la fiesta si seguía conmigo en lugar de estar con sus amigos algún interés también tendría, aunque viendo lo torpe que era en aquel entoces no las tenía todas conmigo (os prometo que he cambiado, je je). No me acuerdo como llegó la conversación a ese punto, pero me contó que le habían operado de la espalda y que tenía una cicatriz muy grande en ella.
- ¿En serio?- le pregunté.
-Sí, es bastante grande - entonces me animé y le puse la mano en la espalda y le pregunté:
-¿Qué está, por aquí?- y ella me agarró la mano y me dijo que si quería tocarla metiera por debajo de la camisa que llevaba puesta. Aunque estábamos rodeados de gente me dió igual ya que nadie estaba pendiente de nosotros y como ya he dicho si nos veía alguien en aquel momento tampoco me importaba. Metí la mano y estuve buscando la cicatriz hasta encontrarla a media altura y fui bajando poco a poco la mano hasta la altura de su cadera que es donde terminaba. Entonces le dije con voz un poco entrecortada ya que aquello me había excitado mucho:
-Caray, es muy grande sí
Entonces ella acercó su cara a la mía y me dijo con una sonrisa:
-Esto que hiciste no se lo dejo hacer a cualquiera, mi niño – aquello me puso más nervioso pero en ese momento no se por qué baje la mano un poco más y se la puse en su cola.
En ese momento me dijo:
- Oye niño, te tengo ganas desde el momento en que te vi y si quieres podemos ir a mi casa y, mmm, ya sabes... ja ja – y acercando su boca a la mía entrelazamos nuestras lenguas en un apasionado beso mientas yo apretaba sus nalgas. Me dijo – ven, acompáñame, vamos a mi casa- y me agarró de la mano y me sacó fuera de la disco abriéndose paso entre la gente que ya empezaba a estar borrachilla y empezamos a caminar hacia su casa. Mi corazón latía acelerado y sentía una alegría inmensa. No me podía creer el pedazo mujer con el que estaba y me sentí el chico más afortunado del mundo.
Recuerdo muy bien que era un día muy frío y estaba cayendo aguanieve e íbamos los dos muy abrigados. Ibamos caminando y de vez en cuando nos parábamos a besarnos y yo aprovechaba para tocarle la cola por encima del abrigo y cuando me emocionaba mucho ella me decía “tranquilo que este cuerpo va a ser todo tuyo pero vamos a casa”. Aquellas palabras me ponían a mil por hora imaginándome aquella hembra sólo para mi. Ella me besaba muy fuerte y a veces se ponía un poco bruta y me mordía los labios pero no me importaba.
Después de unos veinte minutos caminando llegamos a su casa. Vivía en un cuarto piso sin ascensor y empezamos a subir las escaleras. Ella iba delante y desde mi posición podía intuir ese gran trasero moverse de un lado a otro escondido bajo su pesado abrigo. De vez en cuando hacía como que le ayudaba a subir y se la agarraba con las dos manos para empujarla hacia arriba y ella se reía diciendo que no me impacientara que esa culo iba a ser mío. Yo en aquel momento pensaba que bromeaba, pero simplemente oírselo decir me calentaba más aún. En el descansillo del último piso le agarré los dos pechos por detrás mientras le besaba el cuello y me dijo que estuviera tranquilo que si no se iba a enterar su vecino. Abrió la puerta y después de cerrar empezamos a besarnos apasionadamente. Me encanta besarme con las mujeres. Bajé mi boca a su cuello y empecé a besarlo hasta subir al lóbulo de su oreja. Le cogí las dos tetas y empecé a amasarlas mientras ella frotaba con su mano mi entrepierna. Me dijo que fuéramos a la habitación. La casa era un pequeño ático que constaba de una cocina-comedor, una pequeña habitación y su habitación más grande. Al entrar a la habitación ví que había un gato en su cama. Echó al gato de la cama y me dijo que habitualmente le hacía compañía pero que hoy ya tenía muy buena compañía para pasar la noche. Lo del gato me dio mucho morbo porque de más joven alguna vez había fantaseado con que una bruja vieja me obligaba a vivir con ella y hacerle el amor a todas horas (no sé de dónde saqué la idea pero era una extraña fantasía que tenía).
Una vez en el cuarto empezó a desnudarse y quedé extasiado al ver ese par de enormes tetas que estaban a punto de reventar el sostén. En cuanto se quitó el sostén me abalancé sobre ellas y estuve chupándolas un buen rato mientras ella me acariciaba la cabeza y me decía “ay qué rico”,“sí, chúpalas mi amor”, “son todo tuyas”, “desde el primer momento que te vi sabía que las deseabas pillín”... Después de un rato nos volvimos a besar en la boca y me dijo que me desnudara mientras ella terminaba también de quitarse la ropa. Entonces fue cuando me mostró su impresionante trasero y su gran barriga. No me podía creer estar con semejante diosa... Una vez desnudos nos tumbamos los dos en la cama y seguimos besándonos mientras yo la acariciaba. Estaba disfrutando mucho de ese momento. Ella me empezó a pajear con la mano. Yo le empecé a acariciar la espalda y fue entonces cuando topé otra vez con la cicatriz y le pedí que se diera la vuelta. Entoces la ví y no dije nada más y empecé a masajearle la espalda hasta llegar a las nalgas y después bajé hasta el coño que lo tenía muy mojado. Le pedí que se diera la vuelta para comérselo pero me dijo que no le gustaba eso y que me tumbara yo en la cama y le dejara hacer. Me tumbé boca arriba con la polla bien dura y ella se puso de rodillas en la cama y se la metió en la boca y empezó a mamármela mientras me miraba y de vez en cuando me preguntaba si me gustaba. Yo le decía que sí y me fui relajando y agarrándole la cabeza empecé a acompañar el movimiento de su cabeza arriba y abajo hasta que en unos de los movimientos le empujé la cabeza hacia abajo para intentar metérsela entera en la boca. Ella se atragantó un poco y separándose de mi verga me soltó:
Qué me ahogas cabrón! Ya veo que te estás poniendo muy bruto. Si quieres intentó metérmela entera pero me tienes que dejar a mi, las manos quietas...
Me estaba dando una mamada fenomenal. De vez en cuando paraba para desncansar y ambos nos sonreíamos. Enntonces me dijo:
-No te vayas a correr todavía porque quiero sentirla en mi coño primero
Me la chupó un rato más hasta que me dijo que iba a cabalgar sobre mi polla. Abrió un cajón de su mesita de noche y sacó un condón para que me lo pusiera. Después se sentó encima mío y se la metió poco a poco y empezó a moverse poco a poco. Era un espectáculo herrmosísimo. Sus enormes pechos bamboleándose, ella con los ojos cerrados y diciendo con voz entrecortada “sí, mi niño, qué rico eres, como me gusta tu polla cariño”. Después de jugar con sus pezones acariciándolos y pellizcándoselos, mis manos se posaron en su culazo y aunque llegaba un poco justo intenté meterle un dedito en él hasta que conseguí acariciarle la entrada del ano con un dedo. Nunca le había el culo a ninguna novia y tampoco tenía esperanzas de hacerlo con ella (aunque me gustaría ya que era una fantasía mía más) . Tan sólo pretendía que gozara con mi caricia, ya que había leído que a muchas mujeres les excitaba. De repente me llevé una de las mayores alegrías de mi vida y me dijo:
- ¿Qué mi niño, te gustaría metérmela por ahí? Veo que me quieres meter un dedo…
Me quedé un poco cortado y balbuceé:
- Eh… bueno… no, bueno… sí… ¿no te importa?
-Ya te he dicho que este cuerpo iba a ser todo tuyo guapo.
Y diciendo esto se quitó de encima mío y se puso a cuatro patas mientras se abría las nalgas con las manos y me decía “es todo tuyo cariño”. En ese momento me lancé sobre su cola y empecé a chuparle el ano porque había leído que había que prepararlo para meter la pija pero me dijo que no le gustaba que le chupara ahí, que le daba vergüenza y que se le metiera poco a poco. No me lo podía creer, estaba con aquella diosa en la cama y me iba a dejar metérsela por el culo. Mi corazón latía desbocado. También intuía que no iba a durar mucho. Puse la punta en la entrada de su cola que es verdad que estaba bien mojada con los jugos de su concha y empujé un poco. Ella se quejó un poco y paré por que no quería hacerle daño, quería que ambos disfrutáramos, pero me dijo que empujará más, que no tuviera miedo, que era todo suya. Otro empujoncito y entró el glande. Ella gimió y se abrió más las nalgas. En el siguiente empujón fue entrando toda poco a poco y pude ir viendo como aquella tremendo culazo se comía mi polla. En aquel momento pensé que no aguantaría mucho porque estaba excitadísimo y podía notar mi pija latiendo dentro de su culazo. Comencé a sacarla y creía que me corría del gusto pero pensé que tenía que aguantar. A medio camino me paré y esperé. Intenté pensar en cosas desagradables para bajar un poco la líbido pero no podía. Empecé a empujar otra vez. Me llegó un poco de olor a heces en ese momento pero me dio igual estaba tan caliente. Empecé a meterla y sacarla cada vez más rápido y ella empezó a gemir, y a veces se quejaba pero me decía que siguiera. Le dije que me iba a correr pronto y me dijo que daba igual, que le cogiera bien duro hasta echar mi leche dentro. Agarrándole fuerte de las caderas le dí cinco empujones más hasta que ella se cayó en la cama debido a que puse todo mi peso sobre ella y eché toda mi leche en su cola mientras le decía al oído “que ganas tenía de follarme este culazo, mi diosa” y ella jadeaba.
Después saqué la pija un poco sucia de su cola, me quité el condóny ella se dio la vuelta y nos abrazamos con los cuerpos sudorosos y nos besamos dulcemente. Ella me dijo que se lo había pasado muy bien y que la había follado muy rico. Yo le dije que creía que había encontrado a la mujer de mi vida y nos reímos juntos. Ella me confesó que por el culo no es que le gustara especialmente pero que al estar con un chico tan lindo quería hacerme disfrutar al máximo y complacerme. Me preguntó si me había gustado y yo le confesé que había sido mi primera vez y le di las gracias; ella me dijo que se lo había imaginado y que cuando quisiera podría tenerlo. Me dijo que estaba cansada y que quería dormir, pero que a la mañana podría volver a cogerla, que los polvos mañaneros eran los mejores. Le abracé por detrás agarrándole las tetas y con mi pija todavía dura apoyada en su enorme trasero nos quedamos dormidos.
Después de esto seguimos viéndonos con frecuencia e hicimos una gran amistad. Es de las personas con la que mayor complicidad he tenido en la cama. Con el tiempo la relación se perdió.
Espero que les haya gustado el relato. Yo me he excitado mucho recordando aquel encuentro, quizás el que más me ha marcado en mi vida sexual. Agradezco vuestros comentarios.
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