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Me gusta Alicia

Alicia, mi vecina es una chica joven y muy hermosa. Es la menor de tres hermanas.
Se mudaron en la calle trasera a la mía hace aproximadamente dos años.
Recuerdo que conocí a los Smith en una fiesta de fin de año que organizaron para ese entonces y a raíz de ahí mi esposa y yo nos hicimos amigos de la familia.
Yo tengo 36 años y mi esposa 32. Llevamos 7 anos casados y aun no tenemos hijos.
Mi matrimonio aún no se ha vuelto rutinario sexualmente hablando, pero lo cierto es que debo admitir que, sin duda Alicia me tiene cautivado; Tenia el cuerpo más sensual que mis ojos han visto o quizás es que me trae idiotizado por tan espectaculares curvas femeninas.
Me gustaba su estilo de caminar. Lo hacia como cualquier top model y por tal razón siempre me quedaba viéndola cuando pasaba frente a mi casa en ocasiones.
Solía disfrutar tanto aquellas caminatas suyas un día cualquiera. Me gustaba ver aquel despliegue de belleza, sensualidad y juventud desplazarse por mi frente.
Sus pasos tan bien coordinados, lentos, mientras que su cabello rubio y lacio que bajaba hasta su estrecha cintura, se movía al compás de sus rítmicos andar.
En ocasiones solía mirar para mi casa al pasar entonces me saludaba con una dulce sonrisa y me regalaba una mirada tierna que se que escondía algo más ya que se notaba algo de malicia o picardía.
Ella había advertido cuanto la deseaba y es que yo ya no podía disimular mi fascinación por esta chica de apenas unos 16 años pero que tenia una figura como toda una mujer, endemoniadamente sexy.
En ocasiones sonaba teniéndola. Quitándole aquel uno de sus vestidillos cortos y que no llevaba nada debajo entonces yo disfrutaba de todo aquel manjar…
Después me despertaba con una erección tan fuerte que me dolía mi órgano y no me quedaba de otra que masturbarme pensando que me cogía el delicioso culito de Alicia para luego tener una corrida intensa y que me dejaba tan satisfecho.
Sabia que si alguna vez se me daba con ella podía sentir un orgasmo de locura aún más fuerte de aquellos tantos que había experimentado con solo imaginar que la desnudaba y besaba por doquier su lindo cuerpecito para después hacerla mía con toda esta furia que llevo dentro y que ella ha creado en mi.
Me pregunto si ella será virgen. Si tendría el privilegio de ser su primer hombre y ensenarle amar mostrándole lo hermoso de la vida.
Me emociona aquello de iniciarla sexualmente, pero para ser sincero preferiría que tuviera experiencia y que ella también me hiciera gozar de sus aprendizajes en términos sexuales.
Con solo imaginarlo me pongo nervioso y me provoca una irremediable erección. Alguna vez tendré que tenerla y soy capaz de todo por ello. Me atrevería a todo con tal conseguir que se acueste conmigo, excepto a obligarla porque eso no me gusta.
Prefiero a una mujer bien seducida y entregándose ardientemente a mi, gimiendo desesperada por el placer que le provoco a una sometida y vibrando de miedo por mi.
Pero no puedo descartar nada pues Alicia me tiene trastornado; no dejo de pensar en ella ni un instante, ni siquiera cuando esto trabajando consigo apartarla de mis pensamientos.
En mi mente esta grabada aquella delineada y espectacular figura, de pechos medianos, cintura de avispa, piernas torneadas, trasero bien levantadito y aquel rostro de ángel que me hechizaba; sus ojos mar, su nariz fina y una pequeña boquita de tono cereza que lucia húmeda y tersa la cual tantas veces imaginé haciéndome un rico sexo oral. De hecho cuando mi mujer me lo hacia trataba de imaginar a Alicia con todo su largo cabello rubio cubriéndole el rostro mientras me regalaba su ardiente caricia.
Hace poco tiempo, digamos unos meses me dije que si quería que pasara algo entre los dos debía dejar de ser tan distante y tratar de entablar una amistad con ella haciendo lo posible de ganármela de algún modo…vamos! Que todo mundo trae una debilidad y mi reto seria conocer cual era la de Alicia para después tenerla en mis manos.
Un día me asomé a aquella ventana del segundo piso de mi casa, deseando verla pasar como acostumbradamente lo hacia cuando salía del colegio todas las tardes a las 6:00 p.m. Siempre sola y con su mochila a cuestas y resultó que justo cuando me asomo aparece ella y mi corazón dio un vuelco mientras que sin pensármelo mucho baje corriendo a saludarle desde el portal.
No se si corri muy a prisa o si ella detuvo el paso para esperarme que saliera, pero cuando llegué al frente de la casa, allí estaba Alicia.
La saludé sin dejar de admirar ni por un segundo su hermosa presencia. Ella me respondió con amabilidad.
Le pregunté que si se dirigía a su casa y ella me dijo que así era que iba a ducharse porque tenia un calor de los mil demonios encima y me regalaba una sonrisa linda como ella mientras que me lanzaba unas miradas bien coquetas. Lo intuí y le dije que si no gustaba pasar a mi casa un momento y así podría brindarle algún refresco con hielo para que se refrescara.
Por lo que los dos caminos adentro de la casa y yo la dejé que cruzara delante y asi tener una perspectiva de su trasero.
Ella sin duda que quería algo. Iba contoneando las caderas en forma deliberadamente provocativa y rezaba para que aquella faldita a cuadros que llevaba puesta fuese alzada por la brisa y me dejara verle su trasero.
Cuando estábamos en casa, ella me preguntó si mi esposa estaba allí y le dije que no, que había salido al supermercado y entonces sonrió y entró en mi sala y se acomodó en uno de los muebles.
Nos quedamos callados por un buen rato y ella me miraba como con cierto nerviosismo mientras que yo la observaba dudando si fuese real su presencia en mi sala. Y es que había soñado tanto ese momento. La había imaginado tal ves un millón o mas de veces justo en ese lugar abriendo sus hermosas piernas para mi y dejándome entrar hasta el fondo de ella.
No estaba seguro si en esa ocasión podría lograrlo, pero con que estuviera allí en mi sala ya era ganancia y si quería lograr algo tendría que correr porque mi mujer llegaría en unos 45 minutos, así que le indiqué que iría a traerle el refresco que le prometí.
Regrese con una cerveza para mí y una cola para ella. Y me enfrente suyo.
Me preguntó si mi mujer era celosa y le dije que no solía serlo pero que si llegaba y la veía a ella allí de seguro se pondría muy celosa porque era muy linda.
Y Alicia me sonrió gustosamente en aprobación de mi comentario entonces me dijo que ella había notado que yo estaba guapo cuando cruzaba por mi calle y miraba a mi casa y me veía allí observando.
Le dije que quizás estaba allí porque sabia que en algún momento ella cruzaría y volvió a sonreír, comentando al final que quizás era mutuo todo aquello. Yo fascinado le respondí que si se refería a que me gustaba verla pasar por allí, que estaba en lo cierto y ella me aclaró que también se refería a que a ella le gustaba que yo le mirara desde mi ventana y se dio un sorbo de la soda mirándome fijamente a los ojos.
Aquella mirada me encendió y estaba deseando comerle esa boquita linda con mis besos pero a pesar de que ella se lucia muy dispuesta, me daba cierto temor proceder ya que si algo se de las adolescentes es que a algunas les gusta coquetear y les halaga sobre manera sentirse deseada por un tipo mayor y que al momento de la verdad se echan para atrás.
Sin embargo no creo que aceptara mi invitación y entrara a mi casa pensando que solo conversaríamos ingenuamente mientras ella se tomaba ese refresco, me dije analizando cuidadosamente la situación. Pero no me aguanté y se lo pregunte.
Le dije que cual era su idea cuando aceptó entrar a tomarse el refresco conmigo y ella me sorprendió diciéndome que se imaginó que yo quería algo de ella.
Le respondí que estaba en lo cierto y entonces me puse de pie y la hice incorporar a ella también. Su estatura iba en desproporción con la mía así que levante su cara por la barbilla y besé sus labios.
Aquella boquita era tan suave cual terciopelo y para mi sorpresa sabia besar con mucha habilidad.
La pegué a contra mi cuerpo anhelando sentir sus pechos rosándome y su boca gimió levemente entonces entendí su excitación lo cual aproveche para acariciar su hermoso cuerpo.
Cuando palpe sus pechos noté claramente que no llevaba sostenes y pude sentir como sus pezones se erguían bajo el toque ansioso de mis dedos. Ella respiraba agitadamente mientras que nuestras bocas se besaban con ardor y nuestras lenguas creaban una erótica batalla.
Comencé abrir los botones de su blusa pensando que ella me detendría sin embargo no fue asi. Y la acomodé en el mueble donde minutos antes estuvo sentada, luego me senté a su lado y continué con mi exploración en sus senos redondos de pezones rosáceos y grandes que degusté con mi lengua hasta hacerla casi tener un orgasmo.
Me gocé sus tetas con esmero por unos segundos más y después deje que mi mano rodara por su cuerpo hasta sus piernas. Entonces subí su faldita de uniforme y comencé acariciar sus suaves muslos y ella lo permitió gustosamente. La castigue así por unos segundos y ella respondía gimiendo con más intensidad así que mis dedos llegaron hasta su destino haciendo a un lado su ropa interior.
Cuando por fin toqué con mis dedos, noté como estaba húmeda su flor e inicié una caricia exploratoria por toda esa zona.
Sus labios sexuales eran carnosos, jugosos. Su clítoris se había puesto durito y estaba bien rubricadita la entrada de su vagina la cual comencé a acariciar en forma circular por todo su borde hasta volverla loca del gusto. Tanto asi que ella tomó la mano con la que la masturbaba y me indicó que le entrara el dedo y lo hice despacio sintiendo que mi dedo corazón no se abría paso en su flor. 
Le pregunte si ya había tenido sexo con otros hombres y me dijo que aun no, y yo experimenté una especie de sensación de alivio y no es que sea machista, pero de lamento a la vez pues tampoco quería hacerle daño. En tanto, por lo pronto me conformaría con saborear su rico coñito con mi boca que se hacia agua ya de las ganas de sentir su flor rosando mis labios.
Entonces me incline y me deshice se su ropa interior, colocándome luego entre sus piernas, abriendo con suavidad sus hermosas y torneadas piernas, exponiendo su flor totalmente para mi.
Era rosáceo, y con pocos bellitos rubios en su borde. Yo tenia una erección que amenazaba con partirme el miembro y al ver toda su flor abierta, tan linda, jugosa y vibrando de excitación dude en si la penetraba o la mamaba porque tanto mi boca como mi miembro querían probarla, así que no me lo pensé dos veces y tome sus caderas acercando su coñito a mi cara, la cogí con mi boca chupándola suavemente, probando con mi lengua el sabor de su clítoris como tantas veces lo imaginé.
Ella gritaba levemente diciendo que era muy rico y que siguiera. Vibraba por entera mientras yo no cesaba de mover mi lengua en todas las direcciones para asegurarme de darle el placer más intenso de su vida.
Alargué lo más que me fue posible mi lengua que puse enrolladla y metí en su hoyito hundiéndola hasta donde me fue posible y luego intentaba moverla entando en su vagina o jugaba un “mete y saca” con destreza y premura a lo cual Alicia respondía moviendo sus caderas y abriéndose aun más de piernas mientras que repetía oh si, oh si, oh si, asi, asiiiiiiii, assshhh, asshhh…
Y después se corrió gustosa en mi boca mientras sus labios esbozaron una ardiente exhalación y todo su cuerpo temblaba. Toda mi boca estaba impregnada por su dulce fluido de aquel olor sabroso que degusté con fascinación lamiendo todo su coño con diligencia.
Me dije que no podía creer lo ardiente que era esta chiquilla y supe en ese momento que me la cogería por muy buen tiempo porque si antes estaba seguro de que me gustaba, ahora lo estaba más.
Ella entonces se arrimó e inició una ardiente caricia en mi miembro que estaba que reventaba y al momento lo sacó del pantalón y lo metía ansiosa en su boquita de cereza iniciando unas mamadas que me pusieron en desesperación.
Ella me miraba a los ojos como toda una profesional y me lo chupaba con fuerza, tanto que me dolía pero ni caso, eso me gustaba como a nada en el mundo.
Continuó así por largos minutos; metiéndola y sacándola de su boquita en tanto que acariciaba con su candente lengua mi piel.
Tocaba con sus suaves manos mis testículos y masajeaba sutilmente. Yo estaba sintiéndome en la en la gloria ya cuando justo escucho sonar insistentemente la bocina de un coche afuera…
Por Dios!!!! Había llegado mi mujer. Alicia y yo nos separamos bruscamente. Ella comenzó a cerrarse la blusa y luego se puso su braga. Y por igual rápidamente me subí el cierre y cerré mi cinturón mientras pensaba como iba a justificar la presencia de Alicia allí, sin conseguir dar con algo brillante.
Alice me miró y sonrió serenamente como si pudiera advertir mis pensamientos y dijo que no me preocupe que ella tendría la excusa perfecta.
Así que fui abrir el portón y luego que ella entró el coche y desmontamos las bolsas del supermercado entramos a la casa. Yo intentaba tranquilizarme para no despertar sospechas a mi mujer preguntándole que tal le había ido y porque se había tardado, sin embargo sabia que era todo lo contrario ya que había regresado antes del tiempo que le calculado. Ella me dijo que no se había dado cuenta que tardo mas de lo habitual haciendo las compras y entonces entramos a la sala y lo primero que vimos fue a Alice.
Alicia saludó con agrado a mi esposa y esta se sorprendió de verla allí. Sin embargo Alicia le explico que su madre le había enviado a invitarle a un te esa tarde para presentarle a su tía que había llegado de Belgica hacia ya unos días.
Mi esposa le creyó todo y lamentando su tardanza le dijo que le disculpara con su madre y le pregunto si ella llevaba mucho tiempo allí así que Alice le dijo que le había esperado alrededor de unos 20 minutos y que ya le había avisado a su madre que se iba para la casa y que lamentablemente la señora Requenna había salido de casa.
Entonces yo lo agregué diciéndole que en vista de que ella no llegaba le brinde una soda a la niña a ver si daba tiempo a que llegara.
Y mi esposa ni sospechó nada y cuando Alice se fue me comentó que le halagaba que los Smith le hicieran aquella invitación y que había pensado en acercarse más a ellos ya que le caían muy bien pues era gente muy fina y amable.
Y yo le di la razón pensando que así tendría más oportunidad de tener un encuentro como el que acababa de tener con Alicia a la cual me disfruté muchas veces más tiempos después, mientras que mi mujer y su madre hacían vida social en unas reuniones que organizaron para las tardes.
Y mientras eso sucedía, Alicia llegaba a mi casa cada tarde. 
Como me la disfruté en aquel mueble donde la hice gozar en las llamas del placer con riquísimas mamadas que la chica disfrutó gustosa hasta perder el control con mi experta boca comiéndole el coño. 
No fue sino hasta la sexta vez que fue a mi casa, que después de chupar y besar su lindo cuerpo por doquier cuando la convencí y me cogí deliciosamente.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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