Trabajo en una tienda de ropa de caballeros mis compañeros son todos hombres maduros mi jefe Manuel. De 65 años, siempre me miraba de manera especial y lujuriosa. Se pasaba la lengua por los labios denotando su deseo yo no le hacia caso y me sonrojaba. Nunca paso por mi mente involucrarme con el, 2 largos años sin sexo, me llevaron a un momento de éxtasis.

Una tarde me fui al baño y le hice señas a mi jefe para que me siguiera, así fue. Se tardó un poco, yo mientras lo esperaba, me quité la falda, la blusa y el bra, solo en unas tanguitas negras de encaje. Cuando mi jefe llegó, se sorprendió, pero rápido se me pegó a chupar mis grandes tetas. Yo le acariciaba el pene, para mi sorpresa lo tenia muy grande y grueso. Mi vagina estaba muy mojada y excitada, me senté y guié a mi jefe para que me chupara la cuca. Lo hizo tan rico que me vine 2 veces en su cara, yo acariciaba su cabeza y la apretaba hacia mi.

Luego el se sentó, y yo al ver ese pene tan grande me senté de espalda a el. Que sensación tan rica, cuando me penetraba me dolía, por lo grande que era, pero pronto se convirtió en un placer alucinante. Mejor fue cuando el se vino y sentí toda su leche caliente. Luego me levanté para ponerme de frente a el. Yo tome su rico pene y me lo introduje en el culo, oh dolió, pero me moría de placer y el me tenía tomada por las nalgas. Me apretaba con fuerza, se notaba su excitación, también me chupaba mis tetas en ese mete y saca dándonos placer.

Él se vino y fue lo más rico de mi vida sentir su leche en mi culo, lo sacó y aun seguía saliendo leche a chorros. No pude contenerme y se lo empecé a chupar para tragarme todo su leche y el me acariciaba el cabello. De pronto me volteo y me puso en cuatro, yo le pedí que me penetrara por el culo otra vez, el sonrió, me tomo del cabello, me lo jalo y me dijo eres mi perra, mi puta. Me encantó eso, que me dijo y me excitó, me penetró analmente con fuerza y me bombeaba salvajemente, yo gritaba de placer. El se vino otra vez y me lo echó todo en la cara y las tetas, yo me las acariciaba esparciendo toda esa rica y caliente leche, el me pidió que me vistiera pero que no me pusiera la tanga sólo la falda sin nada abajo, así lo hice y salimos como si nada pasó. Abrimos la tienda y el resto de la tarde se acercaba y metía su mano debajo de mi falda tocándome la vagina, yo pasaba mi lengua por mis labios.

En la noche al cerrar, nos quedamos solos. Rápidamente me subió la falda yo le dije que no importaba si llegaba tarde a casa, le dije que me quitará toda la ropa, así lo hizo. Me chupó las tetas pero yo no aguantaba, le pedí que me penetrara analmente, así me gustaba más, debo confesar que soy adicta al sexo anal. Estuvimos 2 horas, por mi excelente labor me subieron el sueldo y todos los días lo hacíamos en la hora de comer y al cerrar la tienda.