En una sala de bate-charla, nos encontramos por primera vez. Hasta ahí todo iba naturalmente. Nos conocemos superficialmente, más inmediatamente la primera conversación descubrimos que habíamos mucho en común!
Si hube descrito como un hombre másculo, 1.78 de altura, moreno claro, pesando 70 kilos.
Hallé a principio, que habías mentido sobre usted. Más te imaginaba el opuesto de todo lo que me hube dicho. Asimismo, continuamos la en los comunicar durante varios días.
Mi curiosidad a su respeto crecía cada conversa on-line!
Y entonces sugerí que nos conociéramos personalmente.
Marcamos el día del encuentro y como él sería.
Preferimos un lugar discreto y confortable! Sí, sería en un restaurante poco frecuentado, más de requintes tradicionales.
Marcamos hora y como estaríamos vestidos.
Después de todo tratado y combinado, dejamos de comunicarnos.
Se pasaron unos días e inmediatamente hube llegado a la fecha tan esperada por nosotros dos!
Yo estaba ansiosa por conocerlo y saber si realmente hablabas la verdad sobre ti.
Entré en el baño y tomé un delicioso baño bien tardado. Hice de todo para impresionarlo.
Me depilé toda, hube ablandado mi piel con cremas apropiadas y osaba en mi propia maquilagem. Fui al guardia-ropas y escogí un vestido bien sex y decotado. Mis zapatos serían altos para dar realce mi silueta. Di un toque especial en mis cabellos y por fin coloqué estratégicamente, un perfume suave y prolongado. De aquellos que se conquista inmediatamente en la primera vez.
La hora había llegado y nerviosa como estaba, llamé a la central de taxi, pidiendo un profesional que me llevara hasta el local deseado.
Ni me reconocía, de tanta belleza! Estaba realmente muy envolvente!
Al llegar en el lugar combinado, mis ojos lo buscaban con extrema ansiedad. Más así que te vi mi frente, quedé perpleja!
Un par de ojos verdes me acompañaban inexorablemente. Fitei-el con la alegría de saber que no tenías me engañado sobre ti. Y su expresión de felicidad al verme fue tamaña, que llegó a quedar nervioso.
Bien, nos presentamos y seguimos para dentro del restaurante que por señal era de puro buen gusto.
Sentamos y pedimos algo para beber, mientras esperábamos el menú escogido.
La implicación era muy perceptivo. Nuestras miradas no paraban un sólo instante. Teníamos sede un del otro.
Nos deseábamos cada segundo. Y después de nos deliciarmos con aquella cena, seguimos en su coche para un otro lugar.
Estaba loca para poseerlo y desbravar aquel cuerpo tan exuberante y bello!
Al entremos en un apartamento super acogedor, sentamos y nuestras manos se unieron como a hablar por nosotros dos. Balbuceamos algunas palabras y no resistiendo aquel momento, nos abrazamos fuertemente y sellamos un beso muy ardiente.
De aquel momento en delante, yo sabía que estaba su mercê. Perdí completamente mi control sobre aquella situación. Me dejé entregue aquel momento mágico y coherente.
A los pocos íbamos quitando nuestras piezas de ropas, y nos entregando cada vez más.
Yo podía sentir su cuerpo caliente y blando, a rozar por mi, sin necesitar decir nada. Nos deslizamos al suelo y en la propia moqueta comenzábamos nuestra linda historia!
Sus manos recorrían todo mi cuerpo, con la precisión correcta de cada centímetro requisado por mí. Mis senos intrépidos y salientes cabían en su boca. Al chuparlos, vertía en mí, placeres que jamás imaginé sentir.
Con otra mano, llegabas al interior de mis partes intimas, haciéndome obtener diversos orgasmos.
Como te deseaba, como te quería en aquel instante dentro de mí! Después de mucho acariciarme, pude sentir su sexo invadiendo mis entrañas. Y al pequeño gemido mío, sabía que el mundo podría parar en aquella hora.
Enloquecía cada introducción suya! Me veía flotar en nubes blandas cada caricia suya.
Instantes de conexión esplendorosas marcaban aquel momento. Gozamos varias veces juntos y cambiábamos nuestras posiciones siempre. La que me dejó louquinha de placer, fue cuando cabalgué sobre usted. Que delicia de posición! Yo podía dominar toda la situación y aún lo sentís dentro de mi cuerpo. Sus manos continuaban a alisar todo mi cuerpo, y míos gemidos eran bien mayores en aquel instante.
Hube pasado de tres horas, desde el momento en que entramos en aquel nido de amor. Tomamos un baño y en el propio baño nuestras locuras no parecían terminar.
Hicimos amor de varias formas.
Salimos devanados en una larga toalla y fuimos para la cama conversar un poco.
Aquellos ojos verdes parecían pedir siempre más y más. Y no me contiendo, arrastré su toalla violentamente y suavemente cogí en su sexo que ya estaba rígido.
Pousei mi lengua sobre él y lo lamí como se lame a un helado muy exquisito. Iba con mi lengua en lugares jamás explorados por alguien.
Y podía lo oís gritar de puro éxtasis. Le daba placer y podía sentir también, pues sus manos no paraban un sólo instante.
Llevé mi boca para sugá-lo y sentía su sexo latejar en mi boca.
Que placer estonteante y marcante! Diversas veces lo chupé y observaba su expresión prazerosa.
Al final, usted deleitaba sobre mi boca, todo su líquido guardado y caliente.
Fueron gritos de gozo perfecto.
Y después de tantas locuras, volvemos al baño para una higiene más tardada.
Nunca imaginé que pudiera ser tan realizada como lo fui!