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Me comí la torta de Lola

Lola es una mujer bajita de 32 años, morena clara con bonitas facciones, pelo negro, senos pequeños y firmes, una cinturita que hacia resaltar su redondo y bien formado trasero, piernas macizas es realmente una mujer muy apetecible. Yo en ese entonces tenía 40 años, ojos cafés, alto moreno, cuerpo delgado, pelo chino.

Lola es separada vive con sus padres y con su hija de 16 años, al tener la responsabilidad de proveer y cubrir sus necesidades instalo un puesto de comida en una de la avenidas del puerto, ahí fue donde conocí a Lola la que es motivo de este relato.

Al salir temprano a trabajar me detenía a desayunar en diferentes lugares en una ocasión por casualidad me detuve en el puesto de comida de Lola, desde el primer día me llamo la atención no solo por su trasero si no porque era un poco reservada entablaba poca platica con los clientes, las tortas que preparaba estaban muy ricas  por lo que al pasar los días me convertí en un cliente mas, para ese entonces cuando teníamos la oportunidad de platicábamos con mayor confianza de diferentes temas tanto de su  vida como de la mía, al paso de los meses entablamos una estrecha amistad que fue dando paso a invitaciones a salir, al principio la notaba temerosa hasta que abrió su pecho para platicarme que había sufrido mucho con su anterior pareja y que tenía miedo volver a tener una relación mirándola a los ojos le comente que no había prisa que yo sería paciente hasta que ella superara esa situación.

Lola al haber sacado esa parte de su vida le sirvió de mucho ya que en las salidas posteriores se mostraba más abierta y alegre, en una ocasión  al llevarla de regreso a su casa me detuve unas calles antes de llegar  para besarla, lola se notaba nerviosa nos dimos un beso tierno al principio pero después fue como si explotara algo en ella  repentinamente comenzó a besarme con desesperación su respiración estaba agitada hasta que de ella misma salió decirme que nos fuéramos a un motel que deseaba estar conmigo, sin perder el tiempo me dirigí al motel más cercano, en el trayecto iba recostada en mi hombro pensativa hasta que llegamos al lugar, en cuanto entramos al cuarto la tome de la cintura, su cara me llegaba al pecho me incline para besarla apasionadamente  mis manos al mismo tiempo  recorrían su espalda hasta agarrar su culo redondo, besaba su cuello y de nuevo surgió en ella esa fiera que tenia dormida  con prontitud empezó a despojarme de la camisa, desabrocho el cinturón bajando mis pantalones con todo y bóxers saliendo mi pene como resorte sus manos pequeñas apenas abarcaban el grosor de mi miembro con rapidez comenzó a lamerlo y a meterlo todo en su boquita comenzando a darme una fenomenal mamada hasta que tuve que pararla no quería terminar tan rápido.

La tome de sus brazos y levantándola empecé a desnudarla sin dejar de acariciar su  bien formado cuerpo, Lola temblaba con las caricias recostándola en la cama boca arriba continúe besando su boca, cuello haciéndola soltar gemidos de placer, puse mi boca en sus pequeños senos  succionando y lamiendo sus duros pezones, baje por su vientre hasta llegar a su sexo, tenía poco vello púbico y unos labios vaginales color rosado intenso los cuales brillaban por sus jugos, bese el interior de sus piernas hasta que puse mi boca en su conchita, al sentir pasar mi lengua por su rajita su cuerpo se estremeció seguí lamiendo sus labios, le metí la lengua y  en el instante que atrape su clítoris con mis labios empezó a gemir y gritar fuerte ¡cómeme más, que rico! en cuestión de segundos empezó a tener un orgasmo bestial sus jugos salían en abundancia escurriéndole por el trasero.

Después me subí a besarla en la boca pero algo en su mirada había cambiado se veía una mirada picara llena de lujuria  sin esperar me dice, métemela necesito sentirte adentro pero hazlo despacio que tengo mucho tiempo sin tener sexo.

Aprovechando que tenia la concha muy mojada la fui metiendo despacio, efectivamente tenía su conchita estrecha muy estrecha, sentía como mi pene se iba abriendo paso y sus paredes vaginales arropaban mi miembro mientras la cara de Lola hacía gestos de placer  despacio se la metí hasta los huevos, me quede quieto observando su rostro unas lagrimas salieron de sus ojos, inquieto le pregunte que si le estaba haciendo daño, lola con una sonrisa me contesto que estaba feliz y que no parara.

Habiendo dicho eso comencé a penetrarla poco a poco conforme la escuchaba gemir  fui  incrementando la velocidad de mis  embestidas al cabo de unos minutos volvió a  transformarse, a gritos me pedía que se la metiera mas fuerte hasta que temblando volvió a tener un orgasmo tan intenso como el anterior pero ahora sin darse tiempo para agarrar aire se pone en cuatro diciendo  ¡sígueme cogiendo!

Tener su culo redondo y macizo en esa posición me puso más caliente, puse mis manos en sus caderas  como de su concha seguían escurriendo sus jugos de un golpe se la metí hasta el fondo arrancándole un grito de placer que me incito a penetrarla con mayor celeridad , ver su culito mientras la metía y sacaba mi pene de su concha me excito mucho mas, lubricando mis dedos con sus jugos sin dejar de penetrarla  suavemente le introduje un dedo en su culito, como si hubiera presionado un botón de encendido Lola se puso loca y gritando me dijo, cojéeme el culo cabron que quiero que me rompas toda, sus palabras me enardecieron sacando mi pene empapado de su vagina la puse en la entrada del culo empezando  a presionar suavemente Lola en cuanto sintió que entraba el glande  empujo su culo hacia atrás clavándosela hasta el tronco al tiempo que soltaba un gemido a partir de ahí empecé a encularla sin contemplaciones hasta que no aguante más le dije que le iba a llenar el culo de leche, lola completamente extraviada en su propio placer gritaba lléname el culo de leche hasta que solté mi descarga en sus entrañas, quedamos los dos tirados en la cama exhaustos, antes de irnos me dijo la próxima quiero tu leche en mi boca…….

Lola la mujer guapa de las tortas había salido una mujer muy ardiente por lo que desde ese día sigo comiendo su torta.

Datos del Relato
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