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Una noche salí a tomar una copa, estaba muy estresado por el trabajo, así que quise distraerme un poco bebiendo alcohol, llegué al bar donde acostumbro a ir con mis amigos, pero esta vez fui en plan de solitario, quería reposar un poco.
Pedí un par de tragos mientras observaba el paisaje, la gente estaba muy prendida, había muchas mujeres sexys, pero ese día solo quería relajarme.
Estaba a punto de irme, cuando un tipo, un poco gordo de mi estatura y con acento de costa me dijo:
G: Oye, no gustas una copa amigo, ¡ven a mi mesa!
Yo lo miré de arriba abajo e ironicé por la situación, pero dijo algo que me convenció.
G: ¡Es que mi esposa quiere decirte algo!
L: ¿Ah sí?
G: ¡Claro ven!
Lo seguí hasta su mesa, en eso llegamos y una mujer güera, de ojos verdes, tetas medianas y lindas piernas estaba ahí sentada.
Él me presentó con ella y ella me dio un beso en la mejilla y sonriendo me invitó una copa.
Olía fenomenal, tenía estilo y aunque no es el tipo de mujer que me atrae, ella me hizo erizarme un poco.
Z: Me llamo Zaira, ¡un placer!
L: Luis, ¡el gusto es mío!
Z: Le dije a Gerardo que fuera por ti y te invitara a nuestra mesa, te veías muy solo en la barra.
L: Si, gracias, pero ya me voy, ¡un gusto chica!
Z: Espera, ¿gustas una copa? ¡Solo una!
No pude decirle que no ella tenía algo que te llamaba la atención, tal vez sus ojos o su color de piel que contrastaba con ambos, tomé la copa y le acepté otra, en un abrir y cerrar de ojos ya llevábamos media botella…
Empezaron a hablarme de su matrimonio, de las crisis y de la situación que hacían por salvarlo, ella tenía 27 años y el 31, se casaron cuando ella tenía 25 y desde hace un año traían problemas.
La música sonó y Gerardo me dijo que bailara con Zulema, y que a ella le gusta mucho y él no sabía, yo no me negué y la saqué a bailar, Zaira se movía muy bien, era muy buena bailarina, me sonreía a cada vuelta, me arrimaba su rico cuerpo, empecé a verla de otra manera…
L: ¡Bailas muy bien linda!
Z: Gracias, ¡tú igual!
L: ¿Gerardo no se molesta?
Z: No, ¡no te preocupes!
Siendo su cómplice continúe bailando con ella, sus movimientos eran más explícitos, en cada vuelta me permitía ver su ropa interior que era de encaje, en la mesa Gerardo solo miraba, serio y sin hacer nada, yo continuaba bailando y acercándome cada vez más a su hermosa güera.
Regresamos a la mesa y brindamos por la nueva amistad, ellos se miraban raro, así que fui al baño para darles su espacio, cuando regresé, ambos me esperaban como para despedirse, así que después de tan buen rato no me quedaba más que agradecerles, pero fui interrumpido por Gerardo.
G: Gracias por la velada, ¡ahora queremos proponerte algo!
L: Tranquilos, no puedo seguirla, ¡mañana trabajo!
Z: No es eso, ¡mira es un poco penoso!
L: ¡Pues solo díganlo y ya!
G: ¡Luis quiero que te cojas a mi mujer!
No me esperaba esa propuesta, es verdad que Zaira se veía caliente, pero no pensé que fueran así de directos.
Z: Para salvar nuestra relación, ¡buscamos nuevas aventuras!
G: Y tú nos llenaste el ojo, ¡se ve que si le cumplirías muy bien a mi güera!
Sonreí, los miré de arriba bajo y acepté irme con ellos, los seguí en mi carro hasta la Guerrero, una colonia pesada en la ciudad de México, llegamos a una refaccionaria donde guardamos los carros y después nos metimos en una vecindad que estaba al lado hasta el último cuarto del nivel más alto, un cuarto donde tenían todo, cama, televisión, cocinita y un baño, típico de esas colonias.
Pues bien, una vez dentro, cerró su puerta y Zaira se lanzó a besarme, nos besábamos apasionadamente, mis manos apretaban sus pequeñas nalgas y sus piernas, su marido solo observaba y ponía música.
Nos tiramos en la cama que ahí estaba, empecé a quitarme la camiseta y los pantalones, ella se despojó de su blusa y mi lengua comenzó a explorar su rico cuerpo.
Le quité su falda y le olí su rica concha, su marido sentado en un pequeño sillón observaba la acción. Le quité lentamente su tanga, una vagina con vellos rubios, demostrando que era rubia natural, los mordí y le di unos pequeños besos a sus labios vaginales, ella se retorció y me pidió se la chupara más, yo aun dudando porque apenas los conocía, decidí mejor meterle mis dedos, comencé a abrir su vagina y explorar dentro de ella, le masajeaba su clítoris mientras ella gemía y miraba a Gerardo.
Z: ¡Uhm! ¡Mi amor, mira como me hace esto!
G: ¿Te gusta linda?
Z: ¡Uhm, si!
Gerardo ya se acariciaba su paquete, le excitaba ver a su mujer jadeando por otro, me quité la trusa y me disponía a ponerme un condón, pero Gerardo me dijo que así me la cogiera, yo todo irresponsable e invadido por la emoción así lo hice, me acosté y la cargué para que me cabalgara, ella se emocionó al ver mi verga dura y grande.
Z: ¡Ay, si esta grande!
L: ¡Ven, pruébala!
Z: Que bueno que no usaste condón, ¡no me gusta!
L: ¡Que caliente!
Ella subió y se dejó ensartar, su vagina era apretada y mi verga empezó a hacerla sentir rico, ella movía muy bien su cadera, yo me comía sus pezones claros, los mordía chupaba, succionaba, mientras mis manos apretaban sus pequeñas nalgas y la dirigían encima de mí.
Gerardo solo miraba y la animaba a moverse más, Zaira, así lo hacía se levantaba y dejaba caer, yo disfrutaba de sus movimientos.
L: ¡Ah!! ¿así eres siempre?
Z: ¡Es que ahorita estoy borracha, no creas que soy así!
L: ¡La verdad no me importa mucho eso!
Z: ¡Ah, que rico, uhm!!!
La bajé y la acosté, abrir sus piernas como compas y empecé a embestirla frente a su marido, ella lo miraba y le decía lo rico que sentía, yo apoyándome de sus blancos pies, me empujaba dándole con violencia.
G: Si, ¡te gusta mi amor?
Z: ¡Coge riquísimo!
Recliné sus piernas hasta que sus rodillas chocaban con su cara, ahí me empujé con más fuerza, ella gemía y gritaba al sentirme entrar por completo en su apretada vagina, su marido seguía observando y jalándosela, yo continuaba empujándole todo mi duro animal.
Le di bien rico en esa pose por un rato hasta que ella exclamo al sentir su primer orgasmo llegar.
Z: ¡Ah, me vengo ah!
G: Si, ¡que caliente eres amor!
L: ¡Si, vente nena!!!
Se la saqué y la puse en cuatro, tomándola de su cintura y enfrente de Gerardo empecé a penetrarla con mucha fuerza, le daba de nalgadas, una y otra vez, me empujaba con fuerza, miraba desafiante a su marido y ella movía rico su cadera.
Z: ¡Amor, la tiene dura, ah!
G: ¿Te gusta?
Z: Ah, ¡mucho!!!
Yo disfrutaba de su conversación, comencé a embestirla más y más, la tome de su cabello y se lo jalé con fuerza, eso puso muy caliente a Gerardo, que se sacó su verga gorda y enana y empezó a jalársela mientras su güera gemía por lo que le hacía.
L: Toma, uhm, ¡que vea tu marido lo puta que eres!
Z: ¡Ah, sí más!!
L: ¡Que rico aprietas, uhm!!
Z: ¡Mas, dame más rico!!
Zaira era una puta de primera y Gerardo un voyerista de lujo, contemplaba como su mujer era penetrada una y otra vez, y aunque yo con Lety hago lo mismo, en ellos entendía que era porque él no podía satisfacerla.
G: ¡Dásela por su culo!!!
Grito Gerardo mientras se ponía de pie y llevaba su verga a la boca de Zaira, yo con una sonrisa lo obedecí y en lo que ella se la chupaba yo le lamía su culo preparándola para mi dura verga.
Una vez lista la acosté en la cama, levanté sus piernas y empecé a penetrarla suave ella gemía y se babeaba su ano, pero yo estaba poseído y empecé a empujarme con mucha fuerza.
Z: ¡Ah, necesito salivita, ah!
L: ¡Uhm, ya tienes!
G: ¡Si, cógetela, uhm!!
Me empujaba fuerte, su culo apretaba fenomenal, ella gemía y gritaba, sin sacársela, la acomodé de ladito, estilo cucharita, pero yo de pie y le daba con todo mientras su marido era testigo de cómo le destrozaba su culo.
Z: ¡Ah, mi amor que rico!
G: Si, dásela, ¡cógetela Luis!
L: ¡Que rico culo tienes tu mujer!!
Z: Que bueno es, ah, ¡Gerardo este si es bueno ah!
Continúe dándole verga, ella babeaba, gemía, se retorcía, la puse en cuatro nuevamente y jalándole los cabellos se la di hasta que tuvo otro orgasmo.
Z: ¡Ah, que rico, ah!
L: ¡Eso, córrete puta, uhm!!
G: ¡Ah, sí!
Gerardo también se vino, creo que los dos estaban satisfechos, pero yo quería venirme ya y le pregunté donde se los dejaba ir, ella me dijo que donde yo quisiera, “en la cara” gritó Gerardo mientras miraba eufórico.
Se la saqué, ella se acostó, yo la tomé del pelo y comencé a venirme a chorros en su cara, de hecho, salpiqué a Gerardo que miraba como mi semen ahogaba a su mujer.
L: ¡Que rico, ah!!
Z: ¡Uhm sabe delicioso el semen!
G: Vamos, ¡comete tu lechita!!
Zaira comenzó a mamármela, eso prolongó mi orgasmo, Gerardo sonriendo la animaba a exprimirme todo, yo disfrutaba de su oral y le di hasta mi última gota.
Una vez terminado, ellos se besaban apasionadamente, embarrándose mis fluidos, miré la escena y bebí la cerveza que ahí me esperaba.
G: Si gustas te puedes echar un baño, ¡ahí hay agua caliente!
L: ¡Gracias!
Z: ¡No! ¡Gracias a ti por cogerme rico!
Me di un baño y me despedí de Zaira, le di mi número y nos dimos un rico beso, Gerardo me acompañó por mi carro y me despedí de un abrazo, prometiéndole que me volvería a coger a su rica mujer.
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