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CAPÍTULO 8
EL DÍA DE LA BODA
Luego de la maravillosa experiencia el día que salimos a comprar su vestido, nunca le insinúe nada en absoluto referente al comentario de que éramos novios, sin embargo era algo que me daba vueltas y vueltas por la cabeza. Me gustaba.
Llegó el esperado día de la boda de mis primos, y como era viernes en la noche habíamos quedado en que yo iría a casa directamente, mientras ella al salir del trabajo pasaría por el salón de belleza. Entonces yo le esperaría listo para que ella llegue a cambiarse y salir al evento.
Sin embargo en la universidad la elaboración de unas prácticas se demoraron mas de lo esperado, y salí mucho más tarde de lo esperado, al llegar a casa, Sofía todavía no llegaba y la hora del evento se acercaba, llegaríamos atrasados, pensé.
Preparé mi ropa y entré en la ducha, no bien empecé con mi rutina sentí que Sofía llegaba a la casa. Ya no pude verla como estaba, me arrepentí, debí haber esperado un momento más. Aprovechando que me hiba a bañar, me dispuse a realizarme una masturbación pensando en ella, con la imagen que tenía en mente de aquel día que salimos a comprar su vestido, recordaba su figura, sus caderas….
—Ya llegué, me voy a cambiar!, me gritó, no me demoro, dijo finalmente.
Yo terminé explotando justo al escuchar su voz, una de las mayores corridas que he tenido, luego acabé de ducharme y me cambié de ropa, los hombres a diferencia de las mujeres, no nos demoramos casi nada en vestirnos, así que estuve en la sala esperando a que Sofía salga lista para irnos por un largo rato.
Estaba sumido en mis pensamientos, y satisfecho luego de lo ocurrido en el baño, mientras escuchaba que Sofía corría de un cuarto al otro, hasta que por fin la escuché caminar hacia las gradas, era justo lo que esperaba, pronto la vería, me dispuse ir cerca de las gradas para ayudarle a bajar los últimos escalones.
Aunque unos días atrás ya la había visto con ese vestido, jamás pude imaginarme la belleza de mujer que bajaba por las gradas, sujetando su mano izquierda por el pasamano, y en la derecha una cartera de mano que hacía juego con el color del vestido.Su cabello estaba suelto y llevaba un corte escalonado que le quedaba de maravilla, se lo había pintado de un color café no muy oscuro.
A pesar que ella sabía arreglarse muy bien, se nota cuando a una mujer la maquilla una profesional, sus cejas depiladas, sombras sobre los ojos, perfectamente delineados. Sus labios llevaban un color rosado similar al de su falda, y estaban perfectamente dibujados, provocaba morderlos. Tenía un sutil rubor sobre sus mejillas y no podía distinguir ninguna de sus pecas. Llevaba unos aretes no muy grandes o llamativos, mas bien sutiles, que se balanceaban a cada paso que daba.
Sobre sus hombros llevaba una especie de brillo, me imagino era alguna especie de crema o algo así. Sus senos se los veía mas firmes que de costumbre, debe haber llevado puesta unos sujetadores de copa, los cuales le daban una forma mas redonda y firme de lo que yo había notado ella los tenia.
El vestido se formaba de una manera perfecta en su vientre, y dibujaba a la perfección su cintura, para entallar sus amplias caderas y cubrir sus muslos, tapando sus hermosas piernas hasta un poco mas debajo de la rodilla, donde esos vuelos finales se movían con un ritmo embriagador.
Llevaba puesta unas medias de nylon color brandi, un poco mas oscuras de las que solía usar a diario. Y terminaba el conjunto con unos preciosos zapatos de plataforma, de esos que están de moda, pero no eran exageradamente altos.
En definitiva era un sueño a la vista, decir que estaba hermosa es decir poco.
En cuanto pude la tomé de la mano, la ayudé a bajar los últimos escalones, mientras le daba una mirada completa por todos lados, pude advertir que algo estaba diferente en ella, algo tenia que la hacia ver mas hermosa que de costumbre.
—¿Que tal me veo?, me preguntó
—Estás hermosa, divina, perfecta.. cualquier adjetivo que busque no podrían describir como te ves, pude decir con una voz quue me parecía que me faltaba la respiración.
—Son tus ojos cariño, me dijo, dime con sinceridad como estoy
Ante esa pregunta, y escuchar la palabra “cariño”, que no la había escuchado decirme hace mucho tiempo, quizá esde que era un niño, lo único que se venía a mi mente era calmar mis ganas de tomarla por la cintura, abrazarla y pegarla junto a mi cuerpo, decirle lo hermosa que se veía y besar esos labios carnosamente provocadores. Como explicarle que luchaba en mi interior por no arrancarle ese vestido, levantarla en brazos y llevarla a la alfombra de la sala para hacerla mía. Dentro de mi tenía una excitación como jamás la había sentido, mi miembro empezaba a crecer y crecer hasta donde lo ajustado de mis pantalones se lo permitía, y eso que no hace mucho me había descargado en su nombre.
—Simplemente estas hermosa, le dije
Mientras me acercaba a ella y notaba que estaba más alta de lo normal, gracias a esas plataformas que llevaba puesta, podía ver su mirada casi a la altura de mis ojos, esos ojos café que tenía y ahora me parecían de una tonalidad miel muy hermosos, pero también podía sentir sus senos mucho mas cerca a mi, tan firmes y redondos que daba ganas de tocarlos para comprobar que eran verdadeos.
—Pero te hace falta algo, le dije mientras llevaba mi mano al bolsillo de mi pantalón, sin dejar de verla a los ojos.
Saqué del bolsillo una cadena muy fina, que llevaba un dije con la letra S, de Sofía. No era nada costoso pero cuando la vi, me pareció que en su cuello se vería preciosa.
—Esto es para tí, le dije, mientras hacía ademán de que se diera vuelta para poder colocárselo en el cuello.
Sofía se dio vuelta, se puso de espaldas a mí, mientras recogía su cabello y ponía a disposición su cuello, como si de una invitación a besarlo se tratara. Me acerqué un poco a su cuerpo para pasar el collar por sobre su cabeza y proceder a abrocharlo, podía percibir el aroma de su perfume, a la vez que me daba cuenta que su trasero estaba más respingado de lo normal, gracias a los tacos que llevaba, estaba a la altura de mi miembro, el cual luchaba con mis pantalones por abrirse camino hasta ella.
Mientras abrochaba el collar no podía dejar de mirar su redondo trasero, tan cerca de mí y sin poder tocarlo, el cual notaba también diferente, mas natural, mas ….. un momento….. busqué la línea de los interiores que Sofía solía usar y que se marcaban en las faldas que usaba, y no los encontré… lleva puesta una… si es una tanga!!, mis ojos querían salirse de orbita. Yo jamás le había visto una tanga entre sus prendas intimas, ¿porque se puso una tanga?, ¿lo hizo por mi?
Al terminar de abrochar el collar, Sofía se dio vuelta y mientras lo acariciaba me decía:
—Esta hermoso! No debiste molestarte! Cuánto debió costarte!
—No es nada, es solo un detalle que quería tener contigo, le dije.
Sofía sin dudarlo se acercó a mí, yo sentía desmayarme, y me dio un beso en la mejilla, que para mi duró una eternidad. Luego con su mano limpiaba dulcemente la marca que me había dejado su labial, lo hizo e una forma tan sensual, que yo sentía que mecorrería nuevamente. Terminó como acariciando mi mejilla, mientras sus dedos tocaban mi barba de 1 semana que llevaba, sentí como que le gustaba sentir esa sensación rasposa de mi barba entre sus dedos.
Salimos a coger el taxi para ir al evento, y la llevaba del brazo, con orgullo para que todos me vieran con ella del brazo. Le abrí la puerta y le ayudé a subir al taxi, yo me subí al lado suyo, no podía disimular de vez en cuando observar sus piernas cubiertas por esa tela de seda que por estar sentada, me permitía ver desde sus perfectas rodillas hacia abajo cubiertas por esas medias de nylon que tanto me gustaban, que ganas de poner mi mano sobre sus rodillas y sentirlas. El taxista nos llevó pronto al lugar de la boda.
Ya en la iglesia, llegamos un poco atrasados y nos sentamos casi al final, mientras transcurrían los eventos de la misma, veía que a Sofía se le formaban una lagrimas en los ojos, a lo que yo opté por tomarla de la mano, ella se dejó.
Al tomar su mano, pude percatarme lo suaves y pequeñas que eran, llevaba unas uñas largas pintadas a tono con su vestido, y también un anillo en uno de sus dedos.
Me atreví un poco y entrelacé mis dedos con los suyos, mientras colocaba nuestras manos juntas sobre su regazo, no se si me exitaba más el tenerla de la mano o el sentir sus piernas cubiertas por la tela de seda de su falda con mi mano.
La ceremonia se demoró un poco, pero al terminar todos salimos a felicitar a los novios en el portal de la iglesia, allí nos topamos con el resto de familiares, a muchos de ellos no los habia visto en años.
—Hola Sofía, pero que linda estás!, le decían mis tías
—Te noto mas joven y alegre, hace tiempo no te veía así, comentó alguien más
—Tienes un brillo único en tus ojos! Escuche también
De la misma manera recibía muchos elogios sobre su vestido, y ella solo trataba de desviar la conversa hacia otros asuntos, parecía que le incomodaba un poco esta situación.
—¿Y quien es este hombre guapo que te acompaña?, escuché que alguien le preguntaba. Era alguna de sus primas que también habia sido invitada.
—Ven te presento, es mi hijo Andrew, ¿lo recuerdas?, dijo Sofía.
—¿Andrew? ¿En serio eres tú? No puedo creer lo mucho que haz cambiado! Me dijo. Sofía anda con cuidado y te lo roban, capaz y hoy mismo terminas de suegra de alguna de las invitadas.
Este último comentario molestó visiblemente a Sofía, pero luego cambiaron de tema de conversación, por suerte ya era hora de dirigirnos al lugar de la recepción que no quedaba muy lejos de donde estabamos, decidimos ir caminando, como muchos otros invitados, pero ya era un poco tarde y empezaba a hacer frío, asi que opté por darle mi chaqueta para que se cubra, hasta llegar a nuestro destino.
Ya en el lugar de la recepción, nos acomodamos en una mesa con otros invitados desconocidos para nosotros, es lo mejor pensaba, así podria pasar a solas con ella sin que nadie nos moleste.
Ya empezada la fiesta, en varias ocasiones varios hombres, algunos parientes y otros no, se acercaban a pedirle salir a bailar, pero Sofía se negaba, algunos ni se acercaban, seguramente por la mala cara que yo les hacía. De todas maneras aprovechabamos la noche para conversar sobre diversos temas, nada en especial. La estábamos pasando muy bien, criticábamos a los invitados, su forma de vestir, su comportamiento y muchas cosas más.
Yo no soy de los que me gusta bailar, pero por ella estaría dispuesto a sacrificarme, me venía a la mente las veces que la había visto bailar y me moría de ansias por verla mover su cuerpo al ritmo de la música.
—¿Bailamos?, le pregunté, mientras le extendía la mano para ayudarla a ponerse de pie.
—Claro,me contestó, mientras tomaba mi mano y nos dirigamos a la pista de baile. Nunca solté su mano hasta llegar a nuestro lugar.
La música que pusieron fue muy variada, algunos set de música movida, otros un poco más lenta, pero igual bailamos hasta no poder más. Ella sabía cómo moverse al ritmo de la música, sabía como mover cada parte de su cuerpo, yo hacía lo posible por seguirle el paso. En ningún momento sobrepasamos los limites, ni tampoco lo bailamos de forma provocativa o dándole un toque sexual, simplemente disfrutabamos el momento.
De rato en rato pasaban familiares ofreciéndonos algo de tomar, yo personalmente no tomo, pero a Sofía le chantajeaban los familiares con los que no se había visto en mucho tiempo, el resultado era el esperado, ya la veía muy mareada y más alegre de lo normal.
El resto de la noche, la cuidaba en lo que podía para evitar que siga tomando, pero todos sabemos como son esas fiestas familiares.
Ya llegaban las 2 de la mañana y muchos de los invitados se retiraban a sus casas, le sugerí a Sofía que ya era hora de hacer lo mismo, ella sin molestarse aceptó mi sugerencia.
Salimos a tomar un taxi, pero creo que el frío de la noche hizo que ella se sintiera más mareada. Llevaba puesta mi chaqueta al igual que cuando llegamos. Pronto llegó un taxi vacío, al cual nos subimos, ella se reclinó hacia mí y puso su cabeza en mi hombro, yo la tenía del brazo para que no se cayera.
—¿A donde los llevo?, preguntó el taxista
En ese momento, deje volar mis fantasías y en ella le pedía al taxista nos llevase al motel más cercano, donde yo podría estar con Sofía y cumplir con mi deseo de poseer a esa hermosa mujer que me aconpañaba, o mejor pensaba decirle que nos lleve a casa y allí poder retomar la escena donde años antes en una situación similar no pude aprovechar.
—Vamos a casa, le dije al taxista, mientras le dirigía por las calles.
En cuanto llegamos a la casa, y ayudé a Sofía bajarse del taxi, lo hizo con dificultad, entramos a la casa y en varias ocasiones, casi se me resbala y estuvo a punto de caer. Para evitarlo, tuve que abrazarla de la cintura y sujetarla mejor, que bien se sentía esa cintura en mis manos, sentir su cuerpo apegado al mío, mi evitación viva en aumento.
Si caminar estaba complicado, ¿cómo subiríamos las gradas?, la única solución sería tomarla en mis brazos y llevarla marcada, pensé.
Le quité mi chaqueta, y le indiqué lo que haría y pase mi mano izquierda por su espalda mientras mi brazo derecho la tomaba por detrás de sus rodillas, le pedía me abrace del cuello para poder cargarla bien, ella obedeció sin decir nada.
Sentir llevar su cuerpo de esa manera era muy excitante, mi antebrazo derecho sentía el peso y roce de sus piernas, se encontraba en una posición como sentada, mi mano la agarraba bien para que no se cayera. Su cadera colgaba a la altura de mi cintura. Mientras con mi brazo izquierdo rodeaba su espalda y bajaba hasta su cintura, para terminar sujetando sus caderas, la apegaba fuertemente hacia mí. Sofía recostaba su cabeza sobre mi hombro izquierdo mientras rodeaba con sus brazos mi cuello. No me importaba su peso, solo disfrutaba el instante de rodear con mis brazos su cuerpo y sentir sus formas, a la vez que su cabello a la altura de rostro me permitía apreciar su dulce aroma de mujer.
Subir las gradas de una en una fue una odisea, no por su peso ni lo incomoda de la situación, sino porque para ese momento mi más que evidente erección no me permitía mover bien.
Llegamos con dificultad al segundo piso, Sofía en ese momento levantó un poco su cabeza, como para darse cuenta donde estaba, me miró y yo hice lo mismo.
Entonces ocurrió lo que nunca podría haberme imaginado, me dio un beso en la boca, un beso largo y delicioso, podía sentir la pasión que le ponía a sus labios, mientras con sus brazos se acercaba más a mi, nuestras narices de rozaban dulcemente y en eso, se detuvo y me dijo “te quiero tanto”, luego resbaló su cabeza en mi hombro para recostarse como antes.
¿Pero que estaba pasando?. ¿Era una clara invitación a pasarla juntos esa noche? ¿esta es mi oportunidad?
Luego de un momento de perderme en mis pensamientos me dirigí a su habitación, procuraba no toparla contra los objetos que había al paso, por suerte la puerta abierta me permitió entrar en ella sin problema, con mi codo y a modo de contorsionista logré encender la luz, ahí estaba su cama, la depositaria allí de la manera más suave posible.
Con cuidado la recosté sobre la cama, le retiré sus zapatos y acaricié sus pies por un instante, y me quedé contemplándola,mientras saboreaba los restos del labial que había dejado en mi boca, pero que bien que se veía con ese vestido!, lo perfectas de sus piernas, esa cadera que me enloquecía y recordé entonces que llevaba puesta una tanga, esa cintura que tuve entre mis manos hace unos instantes, esos senos tan redondos y seductores, su cuello que llevaba la cadena que le había regalado, y su cara hermosa en todo su esplendor, de vez en cuando hacía una especie de pucheros con sus labios y a pesar que se encontraba dormida, parecía que se me estaba insinuando.
Sentía que mi miembro que tanto la deseaba, nuevamente se manifestaba creciendo a más no poder, al ver a mi disposición tan suculento banquete.
Pero, di un suspiro, y la tapé con una cobija, me quedé mirándola otra vez, y me fui a mi habitación.
—¿Pero que estás haciendo?, Me gritaba yo mismo en mi interior. Como no aprovechar tremenda oportunidad, me cuestionaba.
¿Te das cuenta que esta podría ser la unica ocasión en la que podrías poseer a esta mujer? Me recriminaba a mi mismo.
Total y con lo ebria que estaba, no recordaría nada al otro día. Tranquilamente podría desvestirla y vestirla nuevamente.
Pero esa no era la forma en que queria que sucedieran las cosas, ahora no, tal vez hace un tiempo atrás no lo hubiese dudado, pero ahora todo era diferente.
¿Que me estaba pasando?
Me di cuenta que ahora amaba a esta mujer, no como un hijo a su madre, sino como un hombre a una mujer, que sería incapaz de hacerle daño y aprovecharme de ella en esta situación.
Mientras pensaba en todo esto, me quedé dormido, con el sabor de su boca en la mía y el sonido de esa frase “te quiero tanto” repitiéndose en mi mente, mañana sería otro día.
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