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Maru.

Maru es una hermosa mujer,1.70 piel blanca, tienes unos ojos bonitos un pecho grande y un culo tan hermoso y redondo, una risa pícara. Ella es mi mujer, tenemos una vida sexual muy activa. Cuando está haciendo de comer nunca pierdo la oportunidad de darle una nalgada, en el baño, en la sala, dónde la vea siempre la nalgueo. Eso a ella le gusta mucho.

Me encanta verla en esa lencería tan sexi que realza su figura, ella sale del baño de la recámara luciendo un liguero negro y una diminuta tanga negra, que hace juego con su brasier. Sus labios rojos pasión, su cabello suelto. Es una hembra en toda la extensión de la palabra y es mía. Camina contoneando sus caderas con pasos suaves, mordiéndose el labio inferior. Solo de verla así me excito demasiado, ni pene reacciona automáticamente bajo el bóxer al ver esa sensual figura.

Yo estoy al borde de cama, ella se recarga en una pared y toca su cuerpo suavemente tocándose sus pechos. Los acaricia encima de la tela. Desliza una mano bajo su diminuta tanga y empieza a mover sus dedos con maestría, deja escapar un suave gemido. Quiero levantarme y besarla, pero ella con un pie en mi pecho no me deja.

- Quieto, solo observa - me dice.

Empieza acariciar su cuerpo. Mete un dedo en su boca muy sugestivamente. Lo empieza a chupar. Recorre sus pechos, sus nalgas, su entrepierna. Se quita su brasier dejando al aire sus pechos, grandes y blancos, sus aureolas cafés medianas. Puedo ver sus pezones parados que invitan a chuparlos, morderlos, es una escultura viviente llena de sensualidad.

Mueve sus caderas en círculos, esas ricas nalgas apenas cubiertas por ese pequeño pedazo de tela casi trasparente que deja ver su panocha, depilada completamente. Estira los hilos de su tanga lo cual provoca que sus labios se la coman, ¡Dios que vista más hermosa y sensual! Se acerca y me besa los labios, con su lengua recorre mi oído, mi cuello. Me besa apasionadamente, su lengua se funde con la mía.

Me agarra del cabello y acerca mi cara a sus pechos. Los empiezo a besar, a chupar, sus pezones están parados, los muerdo suavemente, les pasó mi lengua. Ella gime, su respiración entrecortada me dice que lo está disfrutando.

Me aparta y empieza a besarme el pecho. Su lengua juega con mis tetillas, baja por mi vientre y besa mi pene por encima del bóxer, lo palpa. Mi verga está totalmente parada, me baja el bóxer y mi verga sale disparada hacia su cara dándole un suave golpe, ella ríe, lo agarra y empieza a masturbar. Recorre todo él, desde la cabeza hasta los huevos, saca su lengua y la pasa en la cabeza, por todo el tronco. Me chupa los testículos, les pasa su lengua, me lo mama todo riquísimo. Le escupe a mi verga y nuevamente me lo mama. Ella está de rodillas yo la tengo agarrada de su cabello, disfrutando esa riquísima mamada de verga.

Tras un buen rato siento que me voy a venir, se lo digo y ella incrementa sus mamadas, saca mi verga de la boca y me dice:

- quiero toda tu leche en mi boca.

Empieza a mamar hasta que no puedo más y me vengo en su boca. Ella siente mi leche hasta su garganta, pero no se aparta y se traga toda mi leche, saliendo hilos de leche por las comisuras de sus labios. Saca su lengua y limpia todo, no quiere que se desperdicie nada, es una golosa, lo disfruta. La jalo hacia mí y me besa dándome a probar mi leche.

- ahora va mi turno – le digo.

Me paro y tomo unas corbatas del armario. Ella está boca arriba, le amarro sus manos y pies a cada extremo de la cama. Le beso sus carnosos labios, su cuello, empiezo a masajear sus grandes pechos, paso mi lengua por ellos, se los chupo, muerdo suavemente, ella suspira y deja escapar un gemido más fuerte, los pellizco, a ella le fascina eso. Con mi lengua recorro todo su abdomen, sus piernas, sus pantorrillas, beso y chupo los dedos de sus pies. Subo nuevamente y desamarro su tanga, se lo quito y ahí está esa hermosa panocha totalmente húmeda. Beso su pelvis, sus labios inferiores, paso mi lengua por esa rica hendidura. Abro sus labios y busco su clítoris, le paso mi lengua en círculos, de arriba abajo, a los lados… Ella gime cada vez más fuerte. Me excita mucho oírla gemir. Meto un dedo en esa rica panocha, luego otro. Empiezo a explorarla, busco su punto g sin dejar de chupar su clítoris. Ella mueve sus caderas, grita suavemente de placer al sentir mis dedos recorriendo su pared superior, metiendo y sacando mis dedos rápidamente. Mi lengua hace presión en su clítoris con movimientos en todas direcciones.

- así, así, papi, hazme venir rico.

Yo sigo chupando esa rica panocha.

- ay papi, me vengo, así no te detengas… aah… aahh… que rico me lo haces, no pares.

Siento como levanta sus caderas y su cuerpo se tensa, dando paso así al primer orgasmo. Su panocha explota de fluidos en mi boca.

- aah, aah… que rico amor, me encanta como me chupas. Cógeme, quiero tu verga, méteme esa rica.

La desaté poniéndola en cuatro, su cara pegada a la cama. Ella sola se abría sus nalgas, que visión más rica. Le di unas nalgadas en ese señor culo, le besé y mordí sus nalgas, pasé mi lengua por todo su culo, le comí el ano, metía mi lengua en él, recorrí todo. Ella gemía.

- que rico, así come el culo, siento riquísimo…

Le metí un dedo en su boca, me lo chupó como si fuera mi verga y se lo metí en su ano suavemente. Ella gimió de placer al sentir mi dedo en su conducto anal.

- mmmm me lo haces bien rico papi, sigue.

Le metí otro dedo, ella gemía. Su ano estaba totalmente dilatado, le saqué los dedos y le recargué la punta de mi verga.

- ooh... si papi, párteme el culo, quiero que me llenes de leche todo mi culo, ya lo quiero todo adentro.

Empecé a meterlo, suavemente sentía como mi verga se abría paso por ese estrecho culo.

- aaah, que rico, me encanta tu verga, así la quiero toda.

Cuando sentí que su culo ya estaba acostumbrado a mi verga, empecé a sacar y meter, primero despacio, aumentado el paso cada vez más fuerte. Mis huevos rebotaban en sus ricas nalgas.

- así me vas a matar, aaah, aaah, papi, que verga más rica, dame más fuerte, cógeme, cógeme, dame tu verga.

Ella sola se movía atrás y adelante, se metía mi verga en su culo.

- me vengo – decía - ay que rica verga, dámela toda, lléname el culo de leche… aah… aah… aaah.

No pude más, sentí como descargaba mi leche en su rico culo.

- que rico papi – dijo sonriéndome.

Se estiró en la cama y yo encima de ella besando su espalda, su cuello. Ella me besó apasionadamente. Ahí nos quedamos un rato, desfallecidos.
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