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Marta iba apenas 2 semanas casada con el anciano y había follado solamente con él durante este tiempo. Debido a la avanzada edad del viejo, las sesiones de sexo se tornaban demasiado aburridas para la "nueva vida" que había comenzado a vivir ella en el último tiempo, además el vejete, no le brindaba el placer que ella buscaba.
Los últimos 15 días, ella había estado en su casa sola la mayor parte del tiempo aunque en ocasiones salía a comprar ropa gracias a la abultada cuenta de su nuevo cónyuge, pero en líneas generales estaba algo aburrida. Aquel día e inesperadamente, a eso de las 11 de la mañana llegó el anciano a casa con un hombre de unos 26 años. Al llegar, Marta se encontraba en la cocina pues la empleada tenía un permiso especial aquel día.
El viejo le dijo a Marta
Mi amor te presento a John, uno de mis empleados
Mucho gusto, Marta
Dijo ella mientras le extendía su mano y con una pícara sonrisa en la cara le miraba. El viejo invitó al joven para que se sentaran en el comedor y allí los acompañó Marta. Ella no dejó de mirarlo un solo instante generando una cierta incomodidad en John quien sabía que ella era la esposa de su patrón. El viejo, hablaba por celular y Marta con uno de sus pies buscó el bulto del joven quien sorprendido solo pudo observar que el anciano no estuviera observando. El viejo sin percatarse de nada seguía hablando por su celular, y Marta colocó una de sus manos a un lado de su cara para tapar la visibilidad del viejo para luego sacar su lengua y moverla de arriba abajo repetidas veces mirando fijamente al joven, y emulando hablar pero sin hacer sonido alguno decir al joven "Te deseo". Ya el joven estaba bastante caliente y tras volver a asegurarse que su jefe no observaba nada de lo que sucedía a menos de un metro de él, desabrochó su pantalón y bajó su bragueta y bóxer para que Marta ahora masajeara su duro bulto directamente sobre la carne.
El viejo tras un par de minutos de hablar por el cellar se levantó de la mesa y fue hacia el estudio. Marta aprovechó la temporal soledad y dijo al joven
Quiero que me folles
Pero…pero…eeeeeeee…..señora usted es la esposa de mi jefe
Te deseo- dijo Marta mientras aumentaba la presión que ejercía con su pie sobre el miembro del joven-
Pero señora………
Te espero
Dijo Marta mientras entregaba la llave de su casa a John al tiempo que el viejo se acercaba rápidamente con una carpeta en su mano y dijo a Marta "Ya tengo los papeles, nos vamos. Te cuidas mi amor", para luego dar un leve beso a Marta quien no cesaba de observar al joven que guardaba la llave en su bolsillo y cerraba su pantalón para luego levantarse e irse con el viejo.
Marta estaba bastante caliente tras sentir el tacto de aquella polla caliente y dura bajo su pie. Almorzó y esperó impaciente el momento en que John cruzara la puerta. Pasaban las horas y Marta pensaba que tal vez el joven le habría contado lo sucedido a su esposo y que no iría. A pesar de estas ideas en su cabeza aún guardaba una pequeña esperanza de ser poseída por él.
Ella estaba sentada en la sala que estaba junto a la puerta de entrada mientras veía televisión. De pronto, sintió cómo una llave intentaba entrar por la cerradura de la puerta y todo en ella se estremeció pues seguramente era el anhelado John. El corazón de Marta palpitaba cada vez más rápido y no separaba sus ojos de la puerta de entrada a la casa. La puerta se abrió y efectivamente era el joven quien con cara de intranquilidad ingresaba a aquella casa y tras cerrar la puerta tras de él, Marta acercándose le dijo
Yo sabía que vendrías
Señora esta bellísima
La verdad es que el joven tenía razón pues ella esperando que el joven la follara se había vestido muy provocativa. Llevaba una blusa blanca sin mangas ni tiras que dejaba sus brazos y hombros totalmente desnudos y que marcaba sus deliciosos senos, además usaba una minifalda negra que se ajustaba muy bien a su culo, medias veladas negras y zapatos de tacón del mismo color. Parecía más una puta que una mujer recién casada.
Marta se acercó al joven y lo comenzó a besar antes que él pudiera decirle algo más. Mientras lo hacía, caminaba con él hasta que estuvieron los dos sentados en el sofá. John acariciaba las piernas de Marta y ella desabrochaba el saco del joven quien iba en el vestido que usaba en el trabajo. Tras retirarle el saco, ella no perdió más tiempo y con sus manos masajeaba la polla del joven que se empezaba a endurecer bajo la mano de su amante. Él comenzó a besar el cuello de Marta y ella aprovechó para abrir la bragueta del pantalón y sacar aquel falo que estaba caliente y duro listo para la faena.
Marta se peso de pie y tomó el pene del joven con una de sus manos para luego, y sin soltarle el pene guiarlo a su habitación mientras el joven incrédulo caminaba tras ella. Allí, El joven rápidamente se quitó el pantalón y sus bóxer mientras besaba a Marta quien buscaba afanosamente el pene de su amante con su mano. Apenas el joven quitó su pantalón, ella tomó su miembro con una de sus manos y bajó lentamente hasta quedar frente a aquel duro trozo de carne para empezar a pajearlo mientras John se quitaba la corbata y la camisa para quedar ahora totalmente desnudo.
El joven se sentó en la cama de aquella habitación y Marta se arrodilló entre sus piernas. Ella empezó por pasar su lengua por los huevos del joven quien le agarraba suavemente el cabello. Luego pasaba su lengua por el tronco de aquella verga hasta llegar a la cabeza y luego repetir el movimiento. Marta miraba fijamente los ojos de John quien gozaba del tratamiento que ella le daba. No tardo ésta en meter aquel miembro en su boca una y otra vez generando un mayor placer a su amante quien acercaba la mano que tenía libre al pecho de Marta para sobarlo. Marta no dejaba de saborear aquel pene y el joven se sentía cada vez más a gusto con aquellas lamidas y succionadas que su madura amante proporcionaba.
John se puso de pie y levantó a Marta, a quien rápidamente le retiró la blusa quedando a la vista un sostén blanco (obviamente sin tiras). También y con gran habilidad retiró aquella prenda mientras Marta no paraba de masajearle la verga con sus manos. Él la giró y comenzó a besar su cuello mientras con sus manos tomaba cada uno de los senos de Marta para estrujarlos y amasarlos a placer. Marta ahora colocó sus manos sobre las de su amante y gemía suavemente. Mientras éste acercaba su miembro al culo de Marta y lo frotaba contra su falda. No tardó él en meter una de sus manos bajo la falda de ella moviendo su tanga hacia un lado y metiendo dos de sus dedos en la ya húmeda concha.
Él penetraba el chocho de Marta con sus dedos mientras amasaba sus tetas, besaba su cuello y seguía frotando su erguida verga contra el semidescubierto culo de Marta.
John llevó a Marta hasta la cama y la acostó. Le quitó la falda y la tanga negra, y luego empezó a lamer el clítoris de ella quien sujetaba la cabeza del joven. Él lamía cada vez mejor la concha de Marta y además acompañaba sus lamidas con dos de sus dedos los cuales no paraban de entrar y salir del chochito de Marta. John comenzó a chupar y morder los senos y pezones de Marta mientras continuaba insertándole sus dedos en la concha logrando que ella rápidamente se viniera.
Marta, tras su orgasmo, besó profundamente al joven y lo acostó en la cama dando un par de lamidas a su miembro. Acto seguido, se sentó suavemente sobre aquel falo erguido que la llenaba poco a poco. Apenas Marta sintió que lo tenía totalmente dentro, empezó a saltar lentamente sobre aquel miembro mientras John le amasaba las tetas. La penetración no cesaba y los gemidos de Marta eran ahora gritos de placer. Ella se dio la vuelta sobre la verga del joven y era él quien ahora llevaba el ritmo de la follada. Marta apoyó sus manos sobre la cama y se levantó un par de centímetros, haciendo que John tomándola de la cintura se moviera arriba y abajo no tardando en generarle un orgasmo a ella.
Cuando John sintió que Marta acabó su orgasmo, se levantó y puso su pene frente a Marta quien le hizo una corta mamada. Luego, el joven colocó las piernas de ella sobre su pecho y sin contemplaciones la clavó de un solo movimiento haciendo que Marta gritara una vez más. John le metía su verga con gran vigor e hizo que ella nuevamente se corriera. Ahora fue Marta quien sacó aquella verga de su concha y la metió en su boca, para luego bajarse de la cama y estando de pie apoyar sus manos sobre ésta. El joven entendió rápidamente lo que ella quería así que sin demora se situó tras ella y tomándola por la cintura le empezó a hundir su verga.
Marta con una de sus manos se acariciaba el ano y luego se comenzó a meter dos dedos en él ante la escéptica mirada de John quien seguía follándosela. El joven, tras ver abierto el ano de Marta, decidió llenarlo con su pene, así que bien lo sacó de la concha, empezó a insertarlo en el agujerito de su madurita amante. Ella sentía que el pene no entraba correctamente así que lo metió en su boca y lo escupió repetidas veces dejándolo bastante mojado para luego facilitar la penetración que esta vez y a pesar del dolor que sintió fue exitosa.
John la clavaba a gran velocidad haciendo que Marta gritara como loca. Él no paraba de follarla y rápidamente se corrió, lanzando repetidos chorros de esperma dentro del ano de Marta. El joven, exhausto se tiró en la cama con su pene perdiendo dureza. Marta se inclinó y sin esperar un segundo se dispuso a lamer aquel pene. El semen depositado en el ano de Marta empezaba a resbalar por sus muslos y a caer al suelo mientras ella casi conseguía su cometido pues el pene de su amante recuperaba firmeza a cada momento.
Apenas lo tuvo duro, no tardó en sentarse sobre él llenando de carne caliente su chorreante culo. Marta no paraba de brincar sobre éste y su orgasmo no tardó en llegar. Ella logró correrse una vez más y el joven aún la penetraba con furia. Observando la hora, y notando que se avecinaba la llegada del esposo y jefe de Marta y John respectivamente, John viendo que Marta era mas desinhibida de lo que cualquiera podría pensar, le dijo
Hazme lo que hiciste esta mañana, eres muy hábil
¿Qué?
Mastúrbame con tus pies
Ella se sorprendió, pero era tal la calentura y el placer que aquel hombre le había proporcionado que no podía negarse. Él ubicó una silla frente a la cama donde se sentó, y ella sentada y apoyada en sus brazos, se quitó los tacones y situó sus dos pies, cubiertos aún por sus medias sobre la verga de aquel muchacho. Ella movía el escroto del joven con sus pies con una habilidad notable mientras él apenas podía creer lo que le estaba sucediendo. Tras apenas un par de minutos de aquellos movimientos, él se corrió sobre los pies de Marta y sobre el abdomen de él mismo. Tras aquello, fue ella quien le dijo
¿Te gustó?
Claro que sí
Ahora te voy a pedir algo
Lo que quieras
Quiero que me tires tu leche en la cara
John, se levantó y ubicó su miembro frente a Marta quien con la maestría adquirida, comenzó a succionar aquel flácido pene hasta tenerlo totalmente erguido. Tras esto, alternaba sus mamadas con unas buenas pajas que estaban poniendo al joven a mil. Marta notó la acelerada respiración de aquel hombre y aumentó la velocidad de la masturbación situando su cara frente al miembro. No tardó él en sentir la leche subir por su miembro y salir de él hasta estrellarse en la cara de Marta quien disfrutaba cada gota de esperma que le pringaba la cara.
Marta se acostó en su cama mientras el joven se vestía. Él rápidamente estuvo listo y notó cómo Marta estaba quedándose dormida, así que tras tomarle una foto con su celular, la despertó pues su esposo estaría cercano a llegar.
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